David

Pensé toda la noche en lo que me dijo Fátima sobre la estrategia que debía armar con Burgos, y las horas se me pasaron tan rápido que escuché el despertador y vi como ella se levantaba para tomar la píldora del día, esa que debe hacerlo en la misma hora sin perder ni un minuto.

⎯ Buenos días ⎯ me habla con ternura, para luego darme un beso sobre los labios.⎯ ¿Has tomado una decisión?

⎯ Creo que si ⎯ contesto

⎯ Entonces, ¿qué será?

En ese momento, tomo el teléfono y marco a la jefatura de policía, digo dos frases y luego termino la llamada. Supongo que he tomado la decisión correcta.

***

(Horas después)

Tanto Fátima como yo bajamos las escaleras de la casa cuando vemos que la patrulla va entrando y se estaciona en frente de la casa.

⎯ Mandy, cuida bien a David ⎯ le pide ella, ya que nuestra niñera está en la sala jugando con David y Fátima no quiere que Burgos la vea.

Momentos después, el timbre de la puerta suena, y yo soy quién abre la puerta para ver al policía con Burgos custodiado por él.

⎯ ¿Está seguro de esto? ⎯ me pregunta, y yo asiento con la cabeza.

Burgos, con ropas desalineadas y un rostro de haber pasado una pésima noche, entra a la casa para después escuchar el ruido de la puerta cerrándose detrás de él. Ambos nos vemos a los ojos, como si quisiéramos adivinar qué es lo que cada uno piensa. Sin embargo, yo no tengo paciencia y decido comenzar.

⎯ Vamos a la oficina, tenemos que hablar.

⎯ ¿No me invitarás un café? ⎯ me pregunta ⎯ algunas tostadas con mantequilla, tengo hambre.

Fátima suspira y en una orden le pide a Esme que traiga café, tostadas, mantequilla y mermelada de fresa.

⎯ ¡Qué buena anfitriona! ⎯ le alaga Burgos, pero Fátima hoy no está para juegos. Hace unas horas su hijo había sido secuestrado y ahora, el hombre al que habían acusado de culpable estaba libre y a punto de desayunar en su casa.

⎯ Sígueme ⎯ le pido a Burgos, y tres comenzamos a caminar hacia la oficina, donde todo está listo.

⎯ Me gusta mucho tu nueva casa, un poco blanca para mi gusto, pero, al menos, tiene más vida que la otra.

⎯ No estamos aquí para discutir la decoración de interiores ⎯ lo calla mi esposa, mientras se sienta en la silla de mi escritorio y le pide a Burgos que se siente frente a ella.

Burgos esboza una ligera sonrisa y obedece.⎯ Queda claro quién lleva los pantalones en este hogar.

⎯ Burgos, no estoy de humor para chistes machistas o de género. Mi esposa está aquí porque ella es la jefa de operaciones de la empresa, y lo que te vamos a proponer también le interese a ella.

⎯ ¿Proponer? ⎯ contesta.

⎯ Y creo que no está en posición de refutar nada, señor Burgos ⎯ lo calla Fátima, antes de que él decida hablar o poner sus reglas.⎯ Si acepta, puede vivir una vida cómoda, si no acepta, el auto de la policía lo espera fuera de la casa y desaparece de nuestras vidas.

⎯ ¿A pesar de lo que te dije, hermano? ⎯ me pregunta, viéndome a los ojos.

⎯ A pesar de lo que me dijiste ⎯ le aseguro, para luego sentarme al lado de él.⎯ Escucha lo que te proponemos, pienso que te conviene.

Esme toca la puerta del despacho y en seguida entra con la bandeja llena de las cosas que le pedí. Cuando las pones sobre la mesa, se aleja y cierra la habitación para dejarnos solos. Burgos, literal, ataca la bandeja con los panes y el café y en ese momento nos damos cuenta de que posiblemente sea la primera comida que haya tenido en días.

⎯ Díganme, soy todo oídos.

Fátima toma el contrato que ambos hicimos junto con un abogado horas antes, y se lo pone en frente para que lo vea.

⎯ Mi marido me ha dicho que usted es su medio hermano ⎯ comienza mi mujer.

⎯ Así es ⎯ responde Burgos con la boca llena.

⎯ Y, ¿tiene cómo probarlo? ⎯ insiste.

⎯ Bueno, tenía una foto que ya perdí. Sin embargo, nada que una prueba de DNA no resuelva ⎯ nos comenta.

Yo suspiro, no puedo creer lo que voy a hacer, pero, al parecer, puede que funcione si acepta. ⎯ ¿Qué pasaría si yo acepto que eres parte de mi familia, sin pruebas de ADN, si nada en papel, pero tú debes aceptar este trato?

⎯ ¿Cómo? ⎯ preguntó Burgos de inmediato.

⎯ Sí, te daremos el reconocimiento de que eres parte de la familia, pero no como hermano de David, sino como primo ⎯ responde Fátima.

Burgos, abre los ojos, deja el café sobre la mesa y se queda paralizado por un momento. No sabemos si es señal de que acepta lo que le estamos diciendo, o simplemente está a punto de explotar. No hacemos nada, solo lo observamos.

⎯ ¿Aceptas o no Burgos? ⎯ insisto.

⎯ Espera, espera ⎯ nos habla con la boca llena.⎯ ¿Primos?

⎯ Así es, primos…

⎯ Y, ¿por qué no medios hermanos?, si es lo que somos David.

⎯ Porque es lo que deseo, Burgos, y así se hará. Y créeme, no estás en condiciones para negarlo.

⎯ Y, ¿si acepto esto que me sugieres?, ¿qué beneficios obtendría? ⎯ inquiere, como si pudiera negociar.

⎯ El beneficio de estar en la empresa, tener un lugar donde vivir, un sueldo que te alcance y un trabajo, ¿quieres más?⎯ le pregunta Fátima, con una voz de decisión que me hace sonreír y sentirme orgulloso.

⎯ Pues, parte de la herencia ⎯ habla descaradamente.

⎯ No, eso jamás… ⎯ contesto.

Burgos se prepara otra tostada con mantequilla y mermelada, y de dos mordidas. ⎯ Supongo que todo esto tiene un precio.

⎯ Así es ⎯ confirmo ⎯ yo te libero de los cargos, te doy lo que viene en el contrato y tú me ayudas a mí a desenmascarar al infiltrado. Si lo logras, puedo considerar un puesto bueno, donde dures años a mi lado, y puedes prosperar.

⎯ Y mantenerme vigilado ⎯ comenta.

⎯ Estás en lo correcto ⎯ respondo.

⎯ Burgos, este trato te conviene, es todo lo que necesitas. Sin embargo, si no lo quieres, bueno… tan fácil como romper esto, llamar al inspector y refundirte en la cárcel, donde nadie meterá las manos al fuego por ti. Recuerda que tú acusaste directamente al tío de David como el responsable de todo y si pudo maquilar todo un secuestro, imagínate que puede hacerte para quitarte del camino ⎯ le aclara Fátima, para después tomar el contrato entre sus manos.

Burgos se queda en silencio, y cuando ve qué Fátima junta los dedos para romper la hoja, él se pone de pie de inmediato ⎯ ¡Está bien!, lo acepto. Lo acepto, he visto lo que ese hombre puede hacer. Aunque, no me conviene mucho en cuestiones de herencia.

⎯ ¿Herencia?, un puesto en la empresa, una casa y salario… ¿y todavía quieres más? ⎯ cuestiono. Volteo a ver a Fátima ⎯ mejor nos arrepentimos.

⎯ No, está bien… está bien ⎯ responde ⎯ lo haré.

⎯ Bien ⎯ habla Fátima triunfante ⎯ firma.

Burgos toma el contrato y comienza a leerlo, su mirada está atenta a cada uno de los estatus que están escritos ahí. Al final, baja las hojas y se ríe ⎯ prácticamente me quieres aprisionar de por vida. Estarás al pendiente de cada uno de mis movimientos si yo firmo esto.

⎯ No voy a permitir que me traiciones, y si lo haces, habrá consecuencias. ¿Qué prefieres?, cadena perpetua en la cárcel, sin nada. O estar bajo mi vigilancia y tener un poco de lujos.

Burgos pone su firma en las hojas y avienta el contrato sobre la mesa.⎯ Prefiero estar jodido bajo tu vigilancia, que jodido en la cárcel.

⎯ Buena elección ⎯ comento, para después firmar mi parte y Fátima también.

⎯ Vivirás por ahora en la casa de visitas. Saldrás y regresarás a los horarios de David, y no tendrás acceso a ningún teléfono, ¿está claro?

⎯ Sí, señora ⎯ le responde a Fátima.

⎯ Con la menor sospecha, Burgos, me encargaré de hundirte en la cárcel, así que ni lo pienses, ¿vale?

⎯ Lo prometo.

⎯ Mañana iremos a la oficina y empezarás a trabar conmigo, como mi primo, si alguien se entera de nuestra relación, igual habrá consecuencias, ¿entiendes?

⎯ Lo entiendo… celador ⎯ me habla, para después ponerse de pie.⎯ Ahora, ¿puedo darme un baño? ⎯ pregunta.

En ese momento Fátima le llama a Esme y le pide que lleve a Burgos a la casa de huéspedes que le acondicionamos. Después de que él se va, ambos nos vemos a los ojos y asentimos.

⎯ Espero no arrepentirme ⎯ le digo en un murmullo.

⎯ Espero que este salto de fe sea el adecuado ⎯ contesta, para luego tomar el contrato.⎯ Burgos está atrapado, y mientras tú estés al frente de la empresa no puede hacer nada que nos perjudique. Tendrá que cooperar y con el tiempo aceptará su lugar.

⎯ Eso espero ⎯ le digo ⎯ eso espero.

Y siento cómo mi cuerpo se cimbra ante lo que acabo de decir, acabo de firmar un trato con un hombre bastante peligroso…y así es como Burgos entró a nuestras vidas… 

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