Fátima
Nueva York
Esperé a David un poco ansiosa en nuestro Penthouse, contando las horas para que se hiciese el tratamiento y pensando solo positivo. Sin embargo, a él le había mentido. No me quedé de ver con ninguna amiga, ni había cena de amistades, lo único que quería era estar sola antes de hacer esto; lo necesitaba.
Sé que tal vez soy cruel o mentirosa, pero tenía que aprovechar el viaje a Las Vegas que Tristán había organizado para poder relajarme, de pronto, el procedimiento me puso mal y necesitaba mostrar mi mejor rostro para afrontarlo.
Además, era la primera vez que hacía algo tan importante sin decirle a mi madre o hermanas, y por dentro pienso que no debería ser así. No obstante, la reputación de toda mi familia está en juego y es necesario guardar esto bajo llave. Tal vez mi ansiedad se debe a todos los secretos que he guardado hasta ahora. Los de Alegra, los míos, los de David… Quién dijo que guardar secretos no pasa factura.
Así, me pasé este tiempo con mi hijo y tratando de no pensar en nada, diciéndome a mí misma que todo estaría bien. De pronto, llegó David y su sonrisa me iluminó la vida, y supe que nada malo podría pasar, que todo estaba bien.
⎯ Al parecer Las vegas te sentó bien ⎯ le comento, mientras veo cómo se arregla. Por primera vez no se ha puesto traje sino un conjunto bastante causal pero a la vez cómodo.
⎯ Me la pasé bien, Tristán se casó ⎯ confiesa.
Me río ⎯ ¿Qué?, ¿se casó con Begonia en Las Vegas?
⎯ No, claro que no, creo que Tristán necesitaría estar muerto para tomar esa decisión. Se casó con una joven, su nombre es Ximena, la conoció en un bar.
Me quedo en silencio tratando de sobrellevar toda esa información. Después me atrevo a preguntar ⎯ ¿A caso es alguien…?
⎯ No, claro que no. Una chica normal y común. Muy simpática y guapa. Traté de disuadirlo, pero, no pude. Ahora está casado, o al menos así fue como lo dejé.
Así, después de arreglar mi vestido y darle unos últimos toques a mi cabello, me acerco a David y le acomodo el cuello del abrigo.⎯ Y, ¿por qué lo dejaste?, me parece que eres altamente sobre protector con él.
⎯ Lo dejé porque me dijo una frase que me conmovió hasta las lágrimas, “sálvame la vida”, además, él me apoyó cuando me casé con Alegra, todos estaban en contra, pero él, dijo que lo hiciese. Supongo que se la debo.
⎯ Supongo ⎯ contesto, para luego sonreír.
David me toma de la cintura y me acerca a él ⎯ si me hubieses conocido en Las Vegas, ¿te hubieras casado conmigo solo por una corazonada? ⎯ le inquiero.
⎯ Pues… me casé contigo por una corazonada ⎯ afirmo.
Él sonríe.⎯ Claro que no.
⎯ Claro que sí ⎯ afirmo.⎯ No tiene nada de malo eso.
⎯ Aun así, no me has contestado, si fueran Las Vegas, ¿te casarías conmigo?
⎯ ¿Es tu forma de pedirme matrimonio otra vez, o alguna renovación de votos? ⎯ inquiero entre risas.
David niega.⎯ No, solo que, hacer lo que Tristán hizo para mí va fuera de los límites, pero, me he puesto a pensar si alguna mujer, como tú, por ejemplo, se casaría con alguien como yo solo por una corazonada o amor a primera vista.
Le doy un beso sobre los labios.⎯ Estoy segura de que sí. Sé que el amor que tuviste con Alegra fue de esta manera y que tal vez piensas que lo de Tristán pueda salir mal, pero, no todos los amores son iguales. Unos, pegan fuerte y se van rápido, y otros se construyen. Tal vez el de Tristán sea el amor que le salve la vida ⎯ recito.
David me sonríe, acaricia mi cabello y luego me da un beso sobre los labios.⎯ Fátima, ¿cómo sería tu boda ideal?
⎯ ¿Qué? ⎯ pregunto entre risas.
⎯ Sí, ¿cómo sería? ⎯ insiste.
Me muerdo los labios.⎯ Bueno, mi familia está llena de tradiciones, así que sería así, tradicional. Me mandaría a hacer tres vestidos, ya que tenemos la costumbre de hacerlo y son simbólicos. Sería en un gran salón, lleno de rosas blancas por todas partes, con un corredor que imitara que voy caminando sobre el agua, y evidentemente tú en el altar, con un traje elegante y precioso. David repartiría las flores, y una orquesta tocaría una canción romántica ⎯ fantaseo.
⎯ Al parecer, ya lo tenías todo pensado.
⎯ Así es… ⎯ arreglo su abrigo ⎯, pero, ahora, lo único que me importa es ir a ese hospital, hacer el tratamiento y tener a nuestro bebé, es todo.
⎯ ¿Me estás insinuando que piensas que jamás te casarás así? ⎯ responde divertido.
⎯ No, pero hay prioridades y tú y yo ahora tenemos está. Ahora, no me hagas esperar más porque me muero de nervios. Anda.
Le tomo de la mano, y él la besa. ⎯ Vamos a hacer un Canarias, ¿te parece?⎯ me propone. ⎯ Un Canarias de corazón.
Yo solo sonrío.
***
El tiempo de espera en el hospital se me ha hecho infinito, no dejo de mover mi pierna en señal de nerviosismo mientras espero a que me pasen a esa pequeña sala donde harán el proceso. Todo está listo, el donante escogido y yo, solo tengo que relajarme para poder continuar.
⎯ ¿Señores Canarias? ⎯ escuchamos nuestro nombre y ambos nos ponemos de pie de inmediato.⎯ El doctor está listo para verles.
⎯ Gracias ⎯ responde David, para luego tomarme de la mano y caminar juntos al lugar.
El espacio donde sucederá el “milagro”, es muy diferente a lo que tenía contemplado, es tan pequeño pero acogedor, y solo hay una máquina de ultrasonido.
La enfermera me pide que me ponga una bata, y cuando salgo, ya está el doctor platicando con David y esperando a que traigan la muestra.
⎯ ¿Lista Fátima? ⎯ me pregunta, y yo asiento con la cabeza, aunque mis nervios me indican que salga de ahí.
David me toma de la mano y me ayuda a subir a la camilla para luego darme un beso sobre la frente. ⎯ Todo estará bien, ya verás ⎯ me insiste.
⎯ Lo sé ⎯ murmuro, pero en ese momento quiero llorar, en verdad esto me está sobrepasando.
La muestra bien, es una jeringa bastante grande y cuando me la muestra suspiro.⎯ Bien, ¿estás lista para hacer un bebé con el donador 1456? ⎯ bromea.
Veo a David y él me guiñe un ojo, para después darme un beso sobre la frente.⎯ Es un Canarias ⎯ me recuerda ⎯, no importa como llegue a esta familia, es un Canarias.
Y así, David lanzó al aire la frase que marcaría el resto de nuestras familias y generaciones, “no importa como llegara a la familia, sería un Canarias”, un Canarias de corazón.
Y con sus historias todos también somos Canarias de corazón. El estrés pasa factura.