ALEGRA

El plan, como siempre, no salió como nosotros esperábamos. Incluso, creo que Karl y yo deberíamos de dejar de hacer planes y simplemente vivir. Se supone que nos despertaríamos discretamente y yo hablaría con mis padres en privado, en la cocina o el despacho y les contaría lo que está sucediendo, pero, obviamente, ya no será así, ahora tengo que tomar otra estrategia. 

Así, mientras Karl se viste, yo bajo donde están mis padres para poder hablar con ellos al respecto. Sé que mi papá está enojado y que mi madre tal vez solo esté confundida, pero, si soy honesta, no quiero una junta de familia sin que ellos hayan escuchado la versión de los hechos, tengo que prevenir un desastre. 

⎯ ¿Puedo hablar con ustedes? ⎯ les pregunto a mis padres, quienes se encuentran en la cocina. El olor a wafles hace que mi apetito crezca, pero no puedo pensar en comida en este momento.

Mi padre suspira, y sé que no está molesto ya, pero, tampoco está tan feliz como posiblemente se encontraba hace unos minutos antes de que Karl se metiera a la ducha con Lila. 

⎯ David ⎯ murmura mi madre, y sé que ella también ya le dijo algo. 

⎯ Dime, hija. 

⎯ No, pero, ¿puede ser en otro lado?, donde no haya tantas puertas y ventanas abiertas ⎯ le pregunto. 

Mi padre asiente y tomando de la mano a mi mamá salimos de la cocina, para entrar a la oficina y cerrar la puerta. Mi madre se cerciora de que no haya moros en la costa, y cuando está segura, me invita a que hable.

⎯ Antes que nada, Karl está apenadísimo ⎯ le disculpo. 

⎯  No se veía así… ¿Desnudo en la ducha con tu hermana? ⎯ me dice mi papá.

⎯ Pensó que era yo… 

⎯ ¿Entonces si iban a hacer algo? ⎯ sigue cuestionando. 

⎯ No, yo se lo iba a prohibir. Igual, en la noche no hicimos nada, él solo durmió, lo juro ⎯ les explico ⎯ jamás haría algo que faltara al respeto a la casa y lo saben. 

⎯ Lo sé ⎯ habla mi madre y voltea a ver a mi papá ⎯, y tú también lo sabes. 

Mi padre suspira.⎯ Desde pequeña siempre supe que me ibas a sacar canas verdes, al parecer no me equivoqué. 

Me acerco a él.⎯ Pa, te juro, por lo que más quieras, que las circunstancias por las que está Karl aquí, son otras. 

⎯ ¿Otras? ⎯ pregunta mi madre. 

⎯ Sí, otras ⎯ les aseguro y no dudo en sonreír. Tomo un poco de aire y sé que es momento de confesar ⎯, estoy enamorada de Karl. 

Mi madre sonríe de inmediato y mi padre se queda un momento sin poderlo creer. ⎯ ¿Enamorada? ⎯ pregunta mi mamá. 

⎯ Sí, y mucho. 

⎯ Pero, pensábamos que odiabas a Karl ⎯ habla mi papá. 

⎯ No, no lo odio, te lo aseguro ⎯ contesto ⎯, solo yo me hacía la indiferente. Así que, ayer, decidí ir a confesarle lo que sentía con la esperanza de que él aún sintiera algo por mí. Fue muy noche, como y regresamos tarde como a las 5:00 am, así que se quedó a dormir, fue todo. 

Mi papá sonríe.⎯ ¿En verdad estás enamorada de Karl? 

Sonrío y asiento ⎯ Sí, y mucho, de verdad nunca pensé que me iba a enamorar de alguien como lo estoy de Karl. Lo quiero papá, y lo menos que deseo es que tengas una perspectiva mala sobre él. Es un buen hombre. En realidad somos tan parecidos, tan necios, tan… ⎯ y no encuentro las palabras para describirlo, pero sé que me entienden.⎯ Karl es todo lo que deseo en un compañero y mucho más… creo que tú me entiendes, ¿no?, de Picaflor a Picaflor ⎯ le comento. 

Mi madre se acerca a mí y me da un abrazo.⎯ Tu abuela decía que siempre había un roto para un descosido. 

⎯ Y que los mejores prospectos eran doctores ⎯ bromeo, y ella se ríe conmigo. 

Mi padre suspira, el enojo ha pasado y sé que ahora viene la razón y posiblemente el perdón.⎯ ¿Puedo hablar con él? 

⎯ Sí, sí, claro… ⎯ contesto, y salgo de la oficina para buscar a Karl, que se encuentra de pie en el vestíbulo. ⎯ Ven ⎯ le comento, y lo tomo de la mano. 

⎯ ¿Está muy enojado?, ¿necesitaré a Moríns? ⎯ bromea. 

⎯ No, ven, ven… ⎯ le animo, y ambos entramos a la oficina. 

Los ojos de mis padres se clavan sobre él, y de nuevo el color rojo se extiende por todo su rostro. Karl se aclara la garganta y se acomoda el cuello de la camisa. 

⎯ Señores Canarias ⎯ dice. 

⎯ ¿Qué tan probable es que vuelvas a confundir a mis gemelas? ⎯ le pregunta mi padre serio. 

⎯ Le juro que no volverá a pasar ⎯ responde muy serio. 

⎯ Sabes Karl, la entrada a esta familia no es fácil ⎯ continúa mi papá ⎯, no es porque se las pongamos difícil porque mis hijos y sobrinos pueden escoger a quién desean como pareja. Sin embargo, la tradición dice que los que se quedan entran por un ridículo monumental. 

⎯ ¿Un ridículo monumental? ⎯ inquiere. 

⎯ Así es… eso pone a prueba que encajará perfectamente en la familia, porque una vez que entras a esta familia, salir es opcional, pero no es fácil.  Pero, si Alegra te trajo aquí, y te está defendiendo como lo hace, es porque sabe que eres el ideal. 

⎯ Usted sabe que yo amo a su hija desde la primera vez que la vi, estoy dispuesto a pasar millones de ridículos monumentales si es preciso ⎯ responde Karl, y yo sobo con cariño su brazo y le sonrío. 

⎯ No hace falta, tu ridículo monumental ha superado al de Adrián Cho. Incluso quedará grabado para las anécdotas de esta familia ⎯ habla mi mamá. 

⎯ ¿Eso quiere decir que no tendré que hacer más?

⎯ Eso depende de ti ⎯ contesta mi padre. 

⎯ Moríns lleva como 20 000 ⎯ le consuelo y Karl sonríe. 

⎯ Lo que quiere decir David, Karl, es que si amas a Alegra y ella a ti, eres más que bienvenido a esta familia. Lo único que queremos asegurarnos es que no le romperás el corazón y que esperamos que no sea breve. 

⎯ No, claro que no… Esperé tantos años por ella para dejarla ir. Yo la amo y la respeto, señor Canarias, señora Canarias. Igual que respeto a su hija Lila y a todos los miembros de esta familia. 

Mi madre se lanza a sus brazos y lo abraza ⎯ ¡Sabía que eras el bueno! ⎯ le murmura, aunque yo escucho. 

⎯ Ma… 

⎯ Te lo dije… ¿Qué no? ⎯ me contesta. 

Mi padre se acerca y le estira la mano.⎯ Bien, Karl, al parecer, ya estás aquí y no hay vuelta atrás ⎯ y jalándolo levemente le da un abrazo. 

⎯ ¿Entonces?, ¿no me hará nada? ⎯ pregunta. 

⎯ No, yo no… ⎯ habla mi papá más relajado ⎯ dejaremos que el resto de la familia haga su parte. 

⎯ ¿Cómo? 

Entonces mi padre abre la puerta y, enseguida, podemos ver al resto de la familia afuera esperando por nosotros. Mi papá se ríe.⎯ Ellos se encargarán que tu anécdota jamás muera… ¡Cho! ⎯ le dice a mi primo que viene cargando a uno de sus bebés ⎯ ¡oficialmente ya no tienes la bienvenida más dolorosa! 

⎯ ¡Bienvenido a la familia! ⎯ grita y todos se ríen. 

Karl voltea a verme y yo encojo los hombros.⎯ Son tradiciones ⎯ le aclaro. 

⎯ Soy un doctor de prestigio ⎯ me murmura de broma. 

⎯ Pues aquí eres el pervertido que se metió a la ducha con mi hermana ⎯ le comento, y él se ríe. 

⎯ ¡Vamos a desayunar que tengo hambre! ⎯ comenta David. 

Karl sale de la oficina mientras todos lo felicitan como si hubiese ganado algo y mi madre me abraza con cariño. 

⎯ ¿Ves como ser un Ruiz de Con a veces ayuda? ⎯ me pregunta. 

⎯ Creo que si ⎯ contesto. 

Mi padre se acerca y me abraza ⎯ Te amo, Alegra, y me encanta que hayas encontrado a tu pareja. Así podrán repartir los daños de la motocicleta en dos. 

⎯ ¿Cómo? ⎯ pregunto. 

⎯ No creas que no me di cuenta, te pasaré la factura… estaré ciego como un topo, pero sé cuándo tomas mis cosas. 

Suspiro.⎯ ¿Puedes ver eso pero no la puerta del jardín? 

Él me guiñe un ojo.⎯ Veo lo que me conviene… ahora vamos, que la carrilla para Karl durará el resto del día. 

⎯ ¿No podemos ser normales y ya? ⎯ inquiero. 

⎯ Eres una Canaria Ruiz de Con, esto es lo que somos… el día que se pierda, no seremos nosotros; anda vamos. 

Así salgo con mi padre y al llegar a la cocina veo a Karl apenado mientras se siguen riendo de lo que pasó. Y al ver la escena no puedo dejar de sonreír, porque lo hice, vencí mis miedos e inseguridades y fui por el hombre de mis sueños que ahora se encuentra en medio de la cocina bromeando con mi familia. Supongo que la suerte si está de mi lado.

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