Adrián y Sabina se instalaron en la casa y comenzaron a explorar los alrededores. La casa estaba rodeada de montañas y de un vasto bosque que los dos acordaron ir a explorar al día siguiente, si es que el clima se prestaba para ello. 

La casa era un sueño. Equipada con todo lo necesario para albergar a una familia tan grande como la de Sabina y brindarles una experiencia cómoda y relajante. Además de la chimenea y de una cocina equipada por completo para cocinar un festín, descubrieron que tenían una tina con hidromasaje que llamó por completo su atención. 

Así, Cho preparó una tabla de quesos, uvas y galletas, mientras Sabina llevaba la tina y encendía unas cuantas velas para hacer el ambiente romántico, ya que era la primera vez que ambos vivirían la experiencia de estar juntos y desnudos en una tina que parecía más bien una piscina. 

⏤¿Estás listo? ⏤ preguntó Sabina, mientras entraba al baño, envuelta en una bata de seda que había encontrado en el armario de la casa. 

Cho, que ya se encontraba, desnudo, dentro de la tina, simplemente sonrío ⏤.¡Venga, amor!, como si no te hubiese visto desnuda antes. 

⏤ Y, si ya me viste desnuda antes, ¿por qué te sonrojas? ⏤ respondió ella, y Cho volvió a sonreír. 

⏤ Bueno, es que… ⏤ no supo qué decir ⏤ jamás te había visto con una bata así. Digamos que tu cuerpo se ve más sensual de lo que ya es. 

Sabina se mordió los labios ⏤ ¿quieres que te haga un strip-tease? Creo que la ocasión lo amerita. 

Cho pasó saliva. A pesar de que llevaban mucho tiempo juntos, viviendo bajo el mismo techo y que ya tenían intimidad, su mujer aún lograba ponerlo nervioso. 

⏤ Pues… 

Sabina comenzó de inmediato a hacer tararear una canción, mientras se deshacía el nudo de la bata y comenzaba a abrirla. Caminó paso a paso hacia la tina, y al llegar en frente de Cho, la abrió haciendo que esta cayera deslizándose por cuerpo. 

El cuerpo desnudo de Sabina, torneado y perfectamente trabajado, se hizo visible y Cho no pudo evitar sonrojarse. 

⏤ ¿Ya te dije que eres la mujer más guapa del mundo? ⏤ le preguntó él, tratando de que sus nervios no lo traicionaran. 

⏤ Creo que sí. Pero me gustaría que me lo dijeras. Necesito un poco de autoestima en este instante ⏤ le confesó. 

Cho, con un gesto de las manos, le pidió a Sabina que se metiera a la tina. Ella lo hizo, poniendo un pie adentro primero y sintiendo el agua caliente. Después se acomodó, sentándose adelante de su novio y recargándose sobre su pecho. Tan solo estuvieron juntos. Él la envolvió con sus fuertes brazos y le murmuró al oído. 

⏤ Eres la mujer más hermosa del mundo, mi sirena. 

⏤ Y, ¿qué más? ⏤ preguntó Sabina, mientras acariciaba el brazo de Cho con sus dedos. 

⏤ Y estoy perdidamente enamorado de ti desde la primera vez que te vi ⏤ continuó ⏤. Me gusta todo de ti. 

⏤ ¿De verdad?, ¿qué es lo que te gusta? 

⏤ Pues… ⏤ habló Cho, para luego besar su cuello y erizando la piel de su novia ⏤ me gusta la forma en que me miras y me haces sentir todo. La forma en que me tocas, siempre con cariño, tu risa que me contagia, tu sonrisa que me hace sonreír y sobre todo, como piensas. Eres inteligente, apasionada y muy capaz. 

⏤ Vaya ⏤ expresó Sabina, mientras sentía cómo la mano de Cho se desviaba a otros lugares. 

⏤ ¿Quieres saber otras cosas que me gustan de ti? ⏤ continuó diciendo. 

⏤ A ver… ilústrame ⏤ respondió ella, bastante excitada, porque cho había llegado a ese punto que tanto le gustaba que le acariciara. 

⏤ Me gusta todo tu cuerpo. Tus senos, tus piernas, esas me vuelven loco porque combinan perfectamente ese trasero que tienes. 

Sabina se sonrojó por completo. Cho no era un hombre que le hablara sobre su físico o expresara algo con relación a él. Pero sabía que físicamente se atraían y bueno, si ella tuviese que describir a su novio físicamente, él también se sonrojaría. 

⏤ ¿Aunque sean pequeños? 

⏤ Eso no me importa. Son hermosos, con una simetría perfecta y se ven espectaculares con los tops que te pones cuando llega el verano. Es más, es mi época favorita por cómo te vistes. 

⏤ Cho… ⏤ murmuró ella, mientras sentía cómo la mano de su novio se movía entre sus piernas. 

⏤ ¿Dime? ⏤ contestó el coqueto. 

Pero, Sabina, ya no pudo decir palabra. Optó mejor por disfrutar de lo que él estaba haciendo y mejor apretó su brazo con la mano mientras gemía haciendo eco en todo el baño. Minutos después, el agua hizo unas ligeras olas, y el cuerpo de la Sirena se arqueó del placer. 

⏤ ¡Dios! ⏤ expresó a lo alto ⏤, no cabe duda que tienes dedos mágicos. 

⏤ Tú también haces magia ⏤ contestó él, coqueto y atrajo a Sabina hacia su cadera para que ella sintiera lo que había provocado. 

Sabina se rió bajito ⏤. Al parecer, alguien está un poco pervertido esta noche. 

⏤ ¿Qué no puedo disfrutar de mi mujer? ⏤ preguntó Cho, excitado ⏤. Además, creo que es la casa, me hace sentir como esos multimillonarios de las películas donde por el simple hecho de tener dinero follan de manera sensacional. Aunque considero que eso aplica con tu tío el Picaflor. 

En ese instante, Sabina recordó que cuando era pequeña escuchó a su tía Luz diciéndole a su madre, que su tío David era millonario, pero que follaba cómo si hubiese salido apenas de la cárcel después de una larga condena. Obviamente, Sabina a esa edad no sabía las palabras cárcel y follar, pero al crecer y recordar la frase, entendió lo que pasaba, dándole un espóiler, sin querer, de la vida sexual de sus tíos, refutando por completo la teoría de su novio. 

Sabina suspiró ⏤. ¿Seguro que lo quieres hacer después de…? 

El silencio se hizo en la habitación por un momento. Luego Cho, mordió levemente el lóbulo de su oreja ⏤. Yo siempre te deseo, Sabina. Si tú no quieres hacerlo por lo que pasó, yo lo respeto. 

Ella negó con la cabeza. Y como sirena, que se estaba en su elemento, se dio la vuelta para quedar justo frente a él. Las manos de Cho se posicionaron sobre su trasero y la acomodó para que, momentos después, entrar con suavidad entre sus piernas, haciéndola sentir es placer que a ambos les encantaba. 

⏤ Muévete como me gusta ⏤ murmuró Cho. 

Sabina comenzó a mover sus caderas, mientras sentía cómo su novio apretaba con un poco más de fuerza su trasero. Ella se hizo hacia delante para besarlo en los labios. Sus pechos comenzaron a rozar con el bien formado torso de Cho y sus manos jugaban con su cabello. 

El agua se movía al ritmo de las caderas de Sabina, sacándola ligeramente y mojando el suelo del baño. Ambos comenzaron a gemir tan fuerte de tanto placer que cualquiera podría escucharlos. Sin embargo, al estar solo eso fue algo que no les importó y siguieron haciéndolo. 

⏤ ¡Me encantas!, ¡no tienes idea cómo me excitas! ⏤ confesó Cho, sobre los labios de su novia, mientras ella se movía a un ritmo que ya no les dejaba parar ⏤ ¡Sigue, sigue! ⏤ le rogó. 

Los movimientos siguieron, hasta que los dos gimieron de una manera espectacular al llegar a ese éxtasis tan proclamado. Sabina recargó su cuerpo encima del de Cho. Y él volvió a envolverla con sus brazos. 

⏤ Este ha sido uno de los mejores que hemos tenido ⏤ murmuró, y Sabina se rió bajito. 

⏤ Dime otro que te haya gustado. 

⏤ Bueno, el sauna sigue siendo mi favorito, pero el mejor, en el cuarto de lavado de tu casa. Ahora entiendo por qué todos entraban a buscar la rata. 

Sabina se río de nuevo, recordando la vez que lo hicieron ahí y donde la adrenalina hizo de las suyas, dándoles el mejor sexo de su vida. Sin embargo, el silencio volvió a tocarlos y ambos se quedaron quietos, sintiendo aún el agua caliente y las burbujas del hidromasaje que comenzaban a relajarlos. 

⏤ ¿Qué piensas? ⏤ preguntó, Cho. 

⏤ ¿Cómo sabes que pienso algo? ⏤ inquirió. 

Era más que obvio que Adrián Cho conocía a su Sirena como la palma de su mano, pero aún le gustaba preguntarle qué pensaba, qué tenía y qué sentía, porque deseaba conservar el factor sorpresa. 

⏤ Porque cada vez que lo haces, frunces tu ceño, como si estuvieras enfocando algo. Haces algo parecido cuando te concentras. Es como si quisiera visualizar tu objetivo. 

⏤ No sabía qué me tenías tan estudiada. 

Cho suspiró ⏤. Después de casi diez años de noviazgo, de compartir todo juntos y vivir en un mismo piso, sería una falta de respeto de mi parte no saber qué te sucede. Así que dímelo. 

Una pausa se hizo entre los dos. Hasta qué Sabina finalmente habló ⏤. ¿Alguna vez has pensado en cómo nos gustaría que se llamaran nuestros hijos?  ⏤ preguntó. Su voz sonaba llena de emoción y anticipación. 

⏤¿Cómo? 

⏤ Bueno, es que después de lo que pasó, no he dejado de reflexionar eso. Es muy raro, porque antes ni siquiera me pasaba eso por la cabeza y ahora, lo hago tanto que, ya hasta se me hace ridículo. 

⏤ No es ridículo ⏤ negó Cho de inmediato ⏤, no serías ni la primera ni la última mujer que imagina cómo serán sus hijos o cómo se llamarían. 

⏤ ¿Tú lo has pensado? ⏤ insistió Sabina. 

Adrián sonrío, perdido en sus pensamientos ⏤. Bueno, he tenido algunas ideas ⏤ respondió ⏤. Si tenemos un niño me encantaría que se llamara Roberto. 

⏤ ¿Cómo mi padre? 

⏤ Sí, como él. Además, es una gran coincidencia que a mí me haya gustado ese nombre antes de conocerte. Lo imagino con la piel suave y cálida, con ojos iguales a los míos, rasgados y expresivos. El color no tengo idea, pero espero que tengan el tuyo. Creo que el niño se parecerá a ti, así que posiblemente herede un cabello ondulado, como el tuyo. Presiento que será tranquilo y determinado. Que heredará el espíritu de competencia de ambos, y la pasión que tú tienes por hacer las cosas. 

⏤¡Guau! ⏤ expresó Sabina impresionada por lo que acababa de escuchar ⏤. ¿Desde cuándo lo pensaste? 

⏤ Desde el primer momento en que puse mis ojos sobre ti ⏤ confesó Cho, tomando un poco de vino ⏤. Cuando te vi en la cocina de la casa de Camilo me dije “ella será la madre de mis hijos, y tendrán cabello ondulado, mis ojos y su pasión”. 

⏤¡Qué exagerado! ⏤ contestó Sabina entre risas. Luego suspiró ⏤. Me gusta, Roberto. Si tenemos una niña quisiera que se llamara Sirena. 

⏤ ¿Sirena? ⏤ cuestionó Cho entre risas. 

⏤ Sí. Lo escuché en el zoológico y me encantó. Creo que si yo hubiese sabido qué Sirena podría ser nombre me lo hubiese cambiado hace siglos. 

Ambos se rieron, porque sabían que lo que Sabina acababa de decir, era verdad. Él acarició las piernas de su novia y con sus manos, la atrajo hacia él. Con el movimiento del agua, Sabina quedó una vez más encima de Cho, sintiendo su cuerpo desnudo debajo de ella. 

⏤ Si dices que Roberto se parecerá a mí, yo digo que Sirena será igual a ti. Será una niña llena de energía y alegría, con una gran curiosidad que nos llevará a nosotros a conocer con ella. Siempre estará ansiosa por aprender y explorar. No sé si sea buena en los deportes, pero, sé que será creativa, posiblemente de grande sea pintora o escritora. 

⏤ ¿Ya le diste un oficio? ⏤ inquirió Cho entre risas. 

⏤ No, pero, supongo que así será. 

⏤ Roberto y Sirena…  ⏤ pronunció Adrián sus nombres en alto, materializando ese momento. 

⏤ Cho Carter… ⏤ agregó la joven. 

Cho negó con la cabeza  ⏤. Carter Cho. Les cambiaremos los apellidos, no quiero que el apellido de ese señor pase de alguna forma. Tu papá es un mejor ejemplo a seguir que un hombre que engaña y traiciona a sus hijos. 

El tono de amargura de Cho cuando hablaba de su familia, en especial de su padre, siempre ponía a Sabina triste, porque ella no estaba acostumbrada a tener una familia separada o que le hiciera lo que a su novio. 

Ella comenzó a acariciar su pecho, aprovechando que el agua se colaba entre las líneas marcadas de su torso, y las siguió con sus largos y finos dedos. Admiró el cuerpo tan bien formado de su novio y agradeció que a pesar de ya no ser gimnasta, él seguía conservándolo así. 

⏤ Ahora solo falta averiguar su podremos tener hijos ⏤ comentó. 

Cho, tratando de controlarse ante las caricias de su novia, lanzo un suspiro para liberar un poco la tensión sexual que de nuevo se formaba, aunque le era imposible. Tener a Sabina, desnuda, encima de él, y tocar ese cuerpo tan bonito que poseía y que se había formado con la natación y el ejercicio. 

⏤ Si vamos a poder, sirena ⏤ al fin habló. 

⏤ ¿Crees? 

⏤ Una pérdida no nos va a definir. Además, tenemos tiempo para hacerlos y nos vamos a divertir. Yo, ya me estoy divirtiendo ⏤ y al decir esto, acomodó sus manos de nuevo sobre el trasero de su novia. 

Sabina lanzó una carcajada que cortó la tensión del momento. Ella se acomodó mejor, sintiendo la excitación de su novio ⏤. Bueno, y si no, podemos seguir criando a Jo y a Jon. 

⏤ ¿Crees que los acabaremos de criar? Esos adolescentes ya no son los niños tiernos de antes. Te diré su futuro. Jo, seguirá compitiendo en patinaje artístico sobre hielo, seguirá ganando medallas, posiblemente vaya a los Juegos de Invierno. Después, estudiará algo relacionado con negocios porque sacó la habilidad de tu madre para hacerlos y dirigir un conglomerado. Así que tu madre la escogerá a ella como la siguiente en línea y hará lo que más ama, mandar. 

Sabina se rió de nuevo, porque Cho tenía razón. Su hermana amaba mandar desde pequeña e incluso lo hacía con todos, incluyendo su compañero de patinaje, aunque sospechaban que eso le encantaba y que por eso seguía con ella. Jo tenía el carácter de su madre y Jon, el de su padre.  

⏤ Y Jon, terminará en el hospital, con alguna parte de su cuerpo rota, una que no sabíamos qué se podría romper ⏤siguió hablando Cho. 

⏤ ¡Qué exagerado! ⏤ respondió Sabina entre risas, mientras poco a poco su novia la provocaba para volver a hacerle el amor. 

⏤ Como pinta todo, será parte de la guardia civil, inspector privado o tal vez se cumpla su sueño de ser doble de acción, y vivirá lanzándose de edificios altos, rodando por el suelo y fingiendo que muere trágicamente en películas. 

⏤ ¿Cómo la vez que fingió que se había caído del balcón de casa de mis tíos y nos sacó el susto de la vida? ⏤ recordó Sabina. 

⏤ O cuando vio en internet cómo hacer sangre que pareciera real y me dijo que se había cortado el dedo. Ese día corría urgencias en vano. 

⏤ Recuerdo que estabas blanco del susto, y que me repetías que mi padre te iba a matar… y cuando te enteraste que había fingido todo tú querías matar a mi hermano ⏤ finalizó el recuerdo Sabina, y los dos se volvieron a reír a carcajadas. 

Después el silencio se hizo y los dos se quedaron recordando todo lo que habían pasado al cuidar a los pequeños Jo y Jon que ahora, ya ni siquiera les querían reconocer ni saludar en el centro comercial. 

Cho pasó sus dedos entre la línea de los senos de Sabina, siguiendo una gota de agua que resbalaba por su piel ⏤¿Crees que nuestra hija también le quite el capeado a los aros de cebolla, se ponga las rodajas de pulseras y apeste a cebolla todo el día? ⏤ preguntó, recordando cuándo Jo lo hacía. 

⏤ Tal vez… ⏤  contestó Sabina, para después inclinarse hacia delante y besar a Cho en los labios. 

El roce de sus cuerpos provocó que ambos volvieran a encenderse. En un movimiento, Cho cargó levemente a su sirena, y la acomodó arriba de su sexo para volver a entrar en ella. 

⏤ Yo solo sé una cosa, Mujer. Que ya sea ahora o dentro de 12 años, esta plática no serán solo castillos en el aire, y se harán realidad con los hijos que tengamos. Ya sean uno o quince. 

⏤ Estás loco si crees que te daré quince hijos ⏤ contestó Sabina, comenzando a moverse de nuevo como lo había hecho antes. 

⏤ ¿Entonces siete? ⏤ negoció Cho, apenas pudiendo unir las palabras, ya que el sentirse dentro de ella lo distraía por completo. 

⏤ Ni tú ni yo, tres. 

⏤ Me parece perfecto ⏤ dijo, ya más excitado. 

⏤ Pero podemos follar como si quisiéramos tener quince ⏤ accedió Sabina. 

⏤ Me gusta mucho esa idea ⏤ habló Cho. 

Después de ahí ya no hubo diálogo, solo caricias, besos y gemidos que dieron paso de otra noche sensual entre los dos. Lo que ellos no sabían, es que esa noche los dos habían manifestado lo que sucedería en el futuro y qué tendrían que pensar en un nombre extra, además de Sirena y Roberto. Aunque todos terminarían llamándoles: Los Chocitos.

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