Alegra
Me quedo en silencio mientras siento la seguridad de este hombre en frente de mí. Sus preciosos ojos brillan y su sonrisa me cautiva a niveles que jamás pensé. Se nota que es un hombre fino, de dinero, con muchos modales y sobre todo que no es ese tipo que me encontraría caminando por las calles de Gran Canaria o en ninguna otra parte por donde yo vaya.
―¿Te vas a casar conmigo? ― pregunto entre risas leves.
―Así es, tú no lo sabes pero nos casaremos ― vuelve a repetir.
―Bueno, David, yo no veo ni un anillo en tu mano así que esta propuesta queda un poco nula, ¿no te parece?
David baja sus manos y comienza buscar entre su ropa ― cierto, no tengo un anillo, pero si te consigo uno antes de que termine esta fiesta ¿te casas conmigo? ― vuelve a preguntar.
Me río, de verdad que este hombre está o loco o muy ebrio. Bajo un escalón más y lo veo a los ojos ― gracias por la propuesta pero no estoy segura de que pueda tomarla.
¡Alegra!, es hora de subir
Escucho a uno de mis compañeros y los primeros acordes de “Gimme! Gimme!, Gimme!”, comienzan a tocar. Me volteo para volver a subir y él me toma del brazo.
―Te voy a esperar hasta que termine esta fiesta y te daré ese anillo ― habla bajito a mi oído.
―¿Estás diciendo que obtendré un hombre después de media noche? ― bromeo y él sonríe.
―Obtendrás mucho más.
―Bueno David, nos vemos luego, con ese anillo ¿eh? ― hablo entre risas porque sé que pronto él se alejará, encontrará a una de las damas de compañía francesas y se olvidará de mi.
¡Alegra!
Habla de nuevo mi compañeros así que me doy la vuelta, subo las escaleras y tomo el micrófono para empezar a cantar y a bailar junto con mis compañeros, al fin y al cabo para eso estamos aquí para animar la fiesta. Debo admitir que empiezo a buscar a David entre el público que está bailando pero él no está ahí. Las luces que proyectan no me permite ver a mis lados o mas allá sin embargo, dos canciones después lo puedo ver a la orilla de la pista, con un vaso de whisky sobre sus manos y platicando con otro hombre sin despegar la vista de encima que por alguna razón me sonroja.
«¿Qué es lo que desea conmigo?, ¿no hay otras mujeres a las que pueda ver?»
Después una canción más, el momento más esperado por todas las mujeres de la fiesta llega, el momento cuando la novia debe aventar el ramo. Sin embargo, al parecer en esta familia todo es diferente ya que son los hombres los que se acercan a la pista incluyendo David, quién se pone en la parte de atrás y me sonríe.
―Bueno, sé que estoy puede ser poco tradicional ― escuchamos al novio que se acerca al micrófono ― pero en esta familia tenemos un dicho “el amor se conoce durante los negocios” ― todos los invitados se ríen ante tal broma. David mueve la cebra en negación levantando los ojos ― así que, mi amada esposa lanzará el ramo a todos los solteros de aquí para desearles que, como ella y yo, encuentren el amor de esta manera.
―O la menos encuentren el amor ― habla la novia y de nuevo las risas estallan.
―Bien, entonces todos los solteros a la pista ― continúa el novio y momentos después la novia arroja el ramo haciendo que todos se amontonen por ese buqué que de segura terminará arruinado.
Sin embargo, cuando todo se despeja, veo salir a David entre el montón con el ramo entre sus manos y brincando de seguridad. Todos aplauden y se ríen al ver la seguridad del muchacho y luego él voltea a verme y me señala con el ramo en frente de todos “contigo” me dice para luego irse con su amigo que muere de risa con él.
―¿Te señaló a ti? ― me pregunta mi compañera.
―Claro que no, está ebrio ― niego pero por dentro me estoy riendo de lo que acaba de pasar.
Una vez más la música empieza a tocar y volvemos al escenario para cantar todas las canciones disco de moda, esas que hacen bailar a todos, menos a David, quién sigue observándome desde su mesa y haciendo parecer que el espectáculo que estoy dando es sólo para él y por una razón, me gusta.
Poco a poco los invitados se van yendo, la novia y el novio han desaparecido después de “I will survive” y la fiesta termina a la una de la mañana justo como nos habían dicho. David se ha ido también, en la mitad de una canción se puso de pie junto con su amigo y se fueron.
«Así es como termina mi primer y único ligue de boda», pienso cuando estoy junto con mi compañera guardando los micrófonos y algunos accesorios que utilizamos para el espectáculo.
―¿Vienes?, vamos a festejar a la disco ― habla el bajista.
―¿Festejar qué? ― respondo.
―Que conseguimos una boda de ricos y nos dieron mucho dinero ― dice entre risas ― nos trajiste suerte Alegra, tal vez nos contraten pronto para algo así.
―No gracias, estoy cansada, regresaré al hotel ― comento arreglándome la blusa.
―Vale, entonces te vemos mañana.
Mis compañeros salen por la puerta de la cocina y yo aún me quedo guardando una que otra cosa en mi mochila, acomodando mis zapatos y amarrando mi cabello porque ya no aguanto el calor. De pronto, el ramo de la novia cae sobre mi bolsa y al voltear veo de nuevo a ese joven de sonrisa coqueta y ojos brillantes; me sonrojo.
―Ya te hacía con una de las damas francesas de la novia.
―No, el francés no es muy de mi gusto, pero pregúntame sobre el japonés en ese soy de más ayuda ― responde entre sonrisas, luego suspira ― te dije que te esperaría, tuve que ir a dejar a mi amigo a su casa ya que estaba ebrio pero regresé y ahora vengo a darte el ramo de la buena suerte Alegra.
―¿Qué pasó con el anillo? ― pregunto.
―¡Ah! ― me dice y saca de su bolsillo un anillo de plástico con un diamante de caramelo color rojo.
Me río ―¿es en serio?
―Así es, el anillo de verdad vendrá después, cuando conozca a tus padres y tú a los míos, en unos meses, pero por mientras, este funcionará Alegra ― David toma mi mano y pone el anillo de caramelo en mi dedo y luego la besa ―Listo.
Vuelvo a reír ―Ni siquiera me conoces.
―Lo sé, por te llevaré a mi lugar favorito y hablaremos.
―Ja, ja, ja, no, yo no soy así ― hablo en seguida ― eso no funciona conmigo.
―¿Qué?
―Te voy a llevar a un lugar, que termina siendo tu piso con una vista maravillosa, me das vino, me hablas de amor, luego me convences de algo más y cuando pasa al siguiente día te levantas y me desconoces.
―Eso está extremadamente detallado por lo que presiento que ya te pasó antes ¿no? ― inquiere.
―Puede ser ― murmuro.
David se aleja un poco ― te prometo que esta noche no pasará eso, si te llevaré a mi lugar favorito pero no es mi piso con maravillosa vista porque aún vivo con mis padres y tal vez te hable de amor pero para convencerte del porque nos vamos a casar, te voy a enseñar Alegra que estamos destinados a estar juntos.
―¿Destinados? ―pregunto sorprendida.
Él estira la mano ― si la tomas te lo compruebo. Tenemos un ramo, un anillo y si gustas con un mantel puedo hacerte un velo, todo está listo, el destino ha hablado.
―Estás loco, ¿te lo han dicho? ― contesto sin despegar mi vista de él.
―El mundo está loco ya, por lo que los locos en un mundo de locos, somos los mas cuerdos ― habla ―¿qué dices?, ¿enloqueces conmigo?
La sonrisa de David me da una seguridad increíble y de pronto me da ganas de tomar su mano y ver a dónde me lleva, tal vez esto dure sólo una noche pero tal vez es la noche más memorable de mi vida, donde me puedo sentir princesa ante los ojos de este príncipe. Así que estiro mi mano y tomo la suya.
―Te aviso que el hechizo se rompe a las siete de la mañana ― bromeo.
―Igual que el mío, así que si a las siete de la mañana con un minuto, después de que el hechizo se vaya tú no estás convencida de que vamos a estar juntos, te juro que me voy, ¿qué te parece?
―Me parece ― contesto.
―Perfecto, entonces, sígueme Alegra, sólo por esta noche, sígueme.