TAZARTE
Abro los ojos y veo a Daniel a mi lado. Noto que duerme boca abajo, con las manos abrazando la almohada, y en bóxer. Su respiración es lenta, profunda, y puedo ver cómo su marcado abdomen sube y baja con suavidad. Sonrío. Tenía años que no despertaba al lado de alguien.
Ayer, después de la declaración y una deliciosa cena, patrocinada por Jo, regresamos a mi piso. Escuchamos algo de música, nos besamos sobre el sofá y cuando nos dimos cuenta, ya era muy tarde para regresar. Le propuse que se quedara a dormir. Al inicio no aceptó, pero después recapacitó al ver la hora.
Sólo dormimos, no hubo sexo; aclaro. Daniel no está preparado para algo tan íntimo y yo, aunque lo deseo como nunca en mi vida, no quiero tenerlo hasta más entrada la relación. Aunque, si lo hubiera conocido en mi juventud… hasta ahí dejaré el monólogo, no entraré en detalles.
Me doy la vuelta y, antes de ponerme de pie, le doy un beso sobre el cabello; Daniel se acomoda y continúa durmiendo. Creo que acabo de averiguar quién es el que se levanta temprano en esta relación. Voy hacia el baño, me lavo el rostro y me enjuago la boca. Después salgo a la habitación y me pongo unos vaqueros y una playera básica de color negro.
Con cuidado, salgo de la habitación, dirigiéndome hacia la cocina. No tengo mucho para hacer un gran desayuno, así que decido bajar e ir a comprar algo ya hecho. Por más que me gustaría consentir a Daniel, hoy no tengo tiempo, debo ir a ensayar.
Tomo un pedazo de hoja pautada y rápidamente escribo.
Voy a comprar algo para desayunar, no tardo.
Te quiero.
T.
Doblo la nota y voy hacia la habitación. Con cuidado, la dejo sobre la mesa de noche, asegurándome de que no pase desapercibida. Antes de salir, echo un último vistazo a Daniel, quien se ha girado de costado, el cabello cayendo en desorden sobre su rostro. La luz matinal resalta las curvas de su perfil y no puedo evitar sonreír otra vez. La imagen de él ahí, en mi cama, como si siempre hubiera pertenecido a ese espacio, es algo que no quiero olvidar.
Salgo de la habitación, intentando no hacer ruido. Después, salgo del edificio. El aire fresco de la mañana me despeja un poco. Me encanta el verano. A pesar del calor, después de vivir tantos años con inviernos fuertes y veranos cortos, el sol, el viento, el calor me encantan.
Camino por la calle pensando en el “Verano” de Vivaldi. De pronto, una vez más, mi vida vuelve a tener un soundtrack. Triste y afortunadamente, la voz de Alex se ha ido de mi mente, quitándome un peso que no sabía que tenía. Me sorprendo al darme cuenta de que la ausencia de su recuerdo no me duele. Durante años, su voz, su risa, incluso sus silencios, fueron una constante en mi memoria. Ahora, por primera vez en mucho tiempo, camino sin su eco acompañándome.
El mercado no está muy lejos. A esta hora, las calles están tranquilas, con pocos transeúntes y los primeros comercios abriendo sus puertas. Entro a una panadería de barrio que huele a café recién hecho y pan dulce. Me acerco al mostrador y reviso la selección del día. Croissants, napolitanas de chocolate, bollos de canela… algo sencillo, algo que pueda llevar sin problemas.
⎯Buenos días ⎯saludo a la mujer detrás del mostrador, una señora de cabello canoso y sonrisa cálida.
⎯Buenos días, muchacho. ¿Qué te pongo hoy? ⎯responde con voz animada.
Pido un par de croissants, un café para llevar y un zumo de naranja; para Daniel un té. Mientras pago, siento la vibración de mi móvil en el bolsillo. Lo saco y veo un mensaje de Jo.
Jo: ¿Sobreviviste a la noche?
Sonrío y respondo con rapidez antes de salir del local.
Tazarte: Apenas.
Jo: Necesito detalles.
Tazarte: Después, estoy comprando desayuno.
Jo: ¿Desayuno? ¡Eso quiere decir que Daniel pasó la noche contigo! ¡OMG!
Me detengo un segundo para contestar.
Tazarte: Todo lo que viene a tu mente, no pasó. Después te digo lo que puedes saber, ¿vale? Que tengas un bonito día.
⎯¡Mierda! ⎯expreso, al sentir cómo el café y el jugo se riegan sobre mi camiseta.
He chocado con alguien. La bolsa con croissants se cae al suelo. Me agacho para recoger todo, maldiciendo entre dientes. La mañana había comenzado bien, con la brisa fresca y la luz dorada del sol iluminando las calles de la La Latina, pero ahora mi playera está arruinada y el desayuno que compré para compartir con Daniel yace en el suelo.
⎯Lo siento, no te vi ⎯escucho una voz conocida, y al levantar la vista, veo a Sebastián. Me extiende la mano para ayudarme a levantar⎯. Venía distraído con mi cámara ⎯agrega, con una sonrisa que no parece muy sincera. He llegado a la conclusión que él jamás sonríe de esa manera.
Me levanto como puedo y lo dejo con la mano al aire. No puedo creer que de todas las personas con las que podría haber chocado en la mañana, tenía que ser él.
⎯Venga, Tazarte ⎯me dice con un tono relajado, sacudiéndose la camisa⎯. Sólo te estoy ayudando.
⎯¿Qué quieres? ⎯le pregunto, no me gustan los rodeos.
⎯Ayudarte, ¿qué más? Por venir distraído, choqué contigo e hice un desastre.
⎯¿Ayudarme? ⎯repito, con escepticismo.
Suelto un suspiro y me agacho para recoger la bolsa con los croissants. Afortunadamente, los planes están revueltos pero no han tocado el suelo; tampoco están aplastados.
⎯No sabía que etos eran tus rumbos ⎯emito, mientras me pongo de pie.
⎯Bueno, suelo venir a La Latina seguido. Aquí está la galería de un amigo. La Galería D’Art, ¿la conoces?
Niego con la cabeza.
⎯No, soy nuevo por estos rumbos ⎯admito.
⎯Entonces, deberías pasar un día. Tienen exposiciones interesantes ⎯dice, sacando el móvil del bolsillo y revisando algo rápidamente⎯. De hecho, hoy inauguran una nueva muestra. Si tienes tiempo, podrías darte una vuelta.
⎯No lo creo, muchas gracias ⎯respondo, con seguridad.
En ese momento, Sebastián da un paso hacia mí, lo suficientemente cerca para que nuestros cuerpos casi se rocen. Su mirada se clava en la mía, intensa, como si estuviera evaluándome.
⎯Ya que te encontré, quisiera aprovechar la oportunidad para hablar contigo ⎯comenta en voz baja, con una sonrisa que no logro descifrar.
Arqueo una ceja.
⎯¿Conmigo? ⎯pregunto, desconfiado.
⎯Sí. Sobre el asunto de Daniel. Sé que tú y él ya están juntos. No necesito un reporte para saberlo.
⎯¿Y eso qué tiene que ver ahora? ⎯inquiro.
Sebastián ladea la cabeza, como si estuviera disfrutando el momento.
⎯Bueno… yo soy muy competitivo. Si algo me gusta, hago lo imposible por obtenerlo ⎯dice, en un tono más suave, casi conspirador.
⎯Sí, lo sé. No eres precisamente discreto.
⎯Y por eso me comporté así contigo, bueno, me comporté ⎯confiesa, con una sonrisa de medio lado⎯. Pero debo admitir que ganaste. Hiciste bien tu trabajo. Daniel finalmente se decidió.
⎯¿Ganaste? ⎯repito, entrecerrando los ojos⎯. ¿Esto era una competencia?
Sebastián se encoge de hombros, pero hay un brillo burlón en su mirada.
⎯Digamos que… siempre es interesante ver quién se lleva el premio mayor. Pero tranquilo, no soy rencoroso. De hecho… me alegra que hayamos llegado hasta aquí.
Su mano se posa en mi brazo con familiaridad.
⎯Lo importante ⎯continúa Sebastián, con una sonrisa ambigua⎯ es que ambos conseguimos lo que queríamos.
Su teléfono suena con una notificación. Le echa un vistazo y su sonrisa se ensancha antes de guardarlo de nuevo.
⎯Nos vemos pronto, Tazarte.
⎯De verdad eres raro ⎯murmuro.
De nuevo veo el desastre que he hecho y que ya no tengo nada que ofrecer de desayunar.
⎯Supongo que lo llevaré a desayunar ⎯concluyo, y después de tirar todo, me voy hacia el piso.
***
Abro la puerta del piso y veo a Daniel en la sala.
⎯¡Adivina a quién…! ⎯empiezo a decir con entusiasmo, pero él voltea rápidamente y me hace una seña con la mano para que guarde silencio. Su expresión está concentrada mientras sostiene el móvil pegado al oído.
⎯Sí, sí, papá. ¿Cómo? ¿Hoy? Pero… Vale, vale… No, no, estoy bien. Dile a Canarias que no exagere. Sé que fueron muchas llamadas que dejé pasar, pero no estoy en la casa. ¿Dónde? ⎯en ese momento, su mirada se encuentra con la mía, atrapándome en el instante⎯. Estoy en casa de Tazarte.
Un silencio se extiende entre los dos. No sé si es solo mi imaginación, pero siento que las palabras resuenan en la habitación con un peso especial.
⎯¿Waffles? Papá… No sé si sea pronto. Papá. Vale, le diré… No sabía que comíamos waffles en un día que no fuese sábado. ¡Ah!, vale… solo no digas nada, ¿vale? No quiero quitarle el momento a mis hermanas. Sí, sí… en una hora.
Daniel corta la llamada y deja el móvil caer sobre el sofá con un suspiro.
⎯Ups ⎯murmura, pasándose una mano por el cabello.
Me cruzo de brazos, con una media sonrisa.
⎯¿Descubiertos en la movida?
Daniel sacude la cabeza con una risa suave.
⎯No… Lo siento. Mi padre me llama todas las mañanas para saber si estoy… vivo.
Sus palabras me dejan en silencio por un momento.
⎯¿Vivo?
Daniel desvía la mirada por un instante, como si no quisiera ahondar en el tema.
⎯Es una larga historia… y triste. No arruinemos el momento.
Su voz es un susurro, como si quisiera dejar fuera cualquier sombra del pasado. Asiento, respetando su deseo, y me acerco a él con un gesto instintivo.
⎯El caso es que me llamó, no respondí porque estaba muy dormido y David fue al piso a tocar como loco y como no abrí se asustó. Por suerte, mi vecina María le dijo que no estaba, que había salido ayer por la noche con alguien.
Levanto una ceja, intrigado.
⎯¿María? No sabía de ella. Parece que está muy pendiente de ti…
Daniel sonríe con un aire travieso antes de tomar mi mano entre las suyas y acercarla a sus labios. Su beso es cálido sobre mi piel, y algo en su mirada me acelera el pulso.
⎯Está enamorada de mí ⎯dice con fingida solemnidad.
Suelto una carcajada, pero en el fondo, algo de celos me pellizca el pecho.
⎯Ups… ⎯respondo, acariciando su rostro con la punta de mis dedos.
Daniel cierra los ojos por un momento y se inclina apenas hacia mi caricia.
⎯Al parecer, tengo que cuidarme de María. Puede quitarme a mi novio.
Lo digo con una sonrisa juguetona. Hay un leve sonrojo en sus mejillas que me hace sentir un calor dulce en el pecho. Me acerco más, hasta que nuestros labios apenas se rozan en un beso ligero, uno de esos que parecen contener la promesa de algo más.
⎯Créeme, no es tan hermosa como para tentarme ⎯me susurra contra la boca.
Me separo un poco y lo miro sorprendido.
⎯¿Acabas de citar Orgullo y prejuicio?
Daniel sonríe con aire divertido.
⎯Mi padre es escritor. Mi hermano y yo leemos mucho. Y sí, leí Orgullo y prejuicio.
⎯¿Otro club de lectura?
⎯No. Jo me pagaba por hacer sus reportes de lectura. Siempre ha sido una mujer de negocios. No le digas a mi tía Julie.
Río suavemente, apoyando la frente contra la suya. Me gusta verlo así, relajado, compartiendo retazos de su vida conmigo.
⎯¿Qué te pasó a ti? ⎯pregunta de pronto, fijándose en mi playera.
Bajo la mirada y me encojo de hombros con una sonrisa avergonzada.
⎯Un accidente desafortunado. Iba por tu desayuno y…
⎯¡Cierto! ¡Desayuno! ⎯exclama con entusiasmo, interrumpiéndome. Sus ojos se iluminan de repente⎯. La llegada de mis hermanas se adelantó. Mis padres están yendo por ellas ahora.
⎯¿En serio? ⎯pregunto, sintiendo su emoción contagiarme.
⎯Sí. ⎯Daniel toma mi mano, entrelazando nuestros dedos con naturalidad⎯. Mi padre quiere que vayas.
Parpadeo, sorprendido.
⎯¿Cómo?
Daniel me mira con una mezcla de diversión y ternura.
⎯No tienes que hacerlo ⎯me dice, aunque mi corazón late más rápido⎯. Sé que es muy rápido para reuniones familiares y…
⎯¿Rápido? ⎯lo interrumpo con una sonrisa traviesa⎯. Ya fui a una boda, a una reunión en el campo y Fátima ya me invitó a todos sus cumpleaños hasta los 99 años.
No puede evitar reír.
⎯Eso suena a un compromiso a largo plazo.
⎯Lo es… y le dije que sí. Ahora no se cómo le haré para cumplirlo.
Daniel sonríe.
⎯¿Entonces? ¿Lo hacemos oficial? ⎯me pregunta, con esa chispa en los ojos que me derrite.
⎯Espero que sea oficial ⎯respondo entre risas⎯. Encendí cien velas para ti y pagué una cena que costó el doble de mi salario. Si eso no es oficial, dime qué más tengo que hacer… ¿ir al gimnasio y ponerme bueno?
Daniel lanza una carcajada genuina y se pone de pie sobre el sofá, mirándome desde arriba con diversión. Lleva puesta mi playera de Bach to the Future, y ahora estoy seguro de que será mi favorita para siempre.
⎯Tazarte, eres una inversión sin riesgo y de alto rendimiento. Nuestra conexión es tan orgánica y eficiente que la sinergia entre nosotros simplemente fluye sin esfuerzo.
Su voz suena tan sincera que me quedo un segundo mirándolo, grabando cada detalle de este momento. Aunque no entienda.
⎯¿Estás diciendo que soy perfecto para ti? ⎯pregunto con fingida incredulidad⎯. ¿Puedes decirle eso a María?
Daniel suelta otra carcajada y se deja caer de nuevo en el sofá, rodeándome con sus brazos. Caigo sobre su cuerpo. El olor a café y su colonia me embriaga.
⎯Supongo que… también estoy listo para decírselo a María.
⎯Pero de manera más sencilla… ⎯contesto⎯. No creo que María lo entienda así.
Daniel suspira.
⎯¿En verdad me quieres? ⎯me pregunta, mientras me ve a los ojos.
⎯Te compuse una pieza… pero, al parecer, el experto en matemáticas lo quiere en palabras.
⎯Me gustan las ecuaciones claras.
Le sonrío, apoyando una mano en su pecho mientras suelto un suspiro entre divertido y rendido.
⎯Está bien, entonces. Vamos a ponerlo en términos simples…aunque creo que lo tuyo estuvo más dificil de comprender.
Daniel me observa en silencio, esperando.
⎯Te amo ⎯digo, sin rodeos.
Su expresión se ilumina de inmediato, pero quiero ir más allá, quiero que lo sepa de verdad.
⎯Te amo en tus días buenos y en tus días malos. Te amo cuando te pones a hablar de términos financieros que no entiendo, y aunque no te guste el café en las mañanas. Te amo cuando usas mi playera y la haces ver mejor que yo.
Daniel sonríe, esa sonrisa que me hace sentir que el mundo se reduce a nosotros dos.
⎯Te amo ⎯repito, acariciando su rostro con la yema de los dedos⎯. ¿Eso es lo suficientemente claro para ti?
Él me responde con un beso. Un beso lento y profundo, que dice más de lo que cualquier palabra podría expresar. Aunque creo que tengo la palabra correcta: libertad. Daniel se siente libre.
Otro accidente para Sebastián, estoy en modo asesina serial
Uyyyy Sebastián aparece y amarga todo 🥹
Hermoso, ahora la familia lo va absorber jajajaja y esa Jo querrá más chisme… Muy buen capítulo, me encantan estos chicos. ME FASCINAN 💕💕💕
-suspiro enamorado-
Definitivamente está pareja la está rompiendo con lo bonita que es su historia. Me encanta como fluye la relación, esa complicidad llena de ternura me llena de emoción… No puedo esperar a ver cómo lo recibe la familia además con los waffles si eso no es oficial ya no se que más debe suceder… un evento bochornos tal vez ?? 😆
También falta saber cómo David le hará el drama cuando fue a verlo y no lo encontró en su dpto. 😅
Y Jo pidiendo detalles 😄
Lo único que no esperaba y de verdad me dió en el hígado fue el encuentro con Sebastián, ese hombre no me agrada para nada 😤.
Esperaré con ansias ese desayuno de wafles entre semana y ver como se comportan con las niñas
Me genera mucha expectativa lo que está por venir para este par hermoso. Las coincidencias con Sebastián no son coincidencias, verdad?
Amo como Daniel y Tazarte están empezando esta relación. Ojalá q Sebastián ya no los moleste. Ellos meten un amor bonito
Tazarte y Daniel son un deleite, me preguntó que se traerá entre manos Sebastián y porqué dijo que ambos ganaron
Jajajaja muy rapido para desayunos de Waffles? Naaaaa con ese compromiso con fatima jajajaja. Que bonitos. Arrrr q rabia, si no es Raul es ese Sebastian. Y lo peor es q Dan siempre lo interrumpio cada q le iba a decir a quien vio. No me gustaa mucho eso, q rabia ese metido.