TAZARTE 

Llegamos a la cafetería de Jaz, y Aria de inmediato pide lo que más le gusta del menú. Después, se pone de pie y con gestos me pide permiso para ir a jugar a los juegos infantiles mientras llega la comida. 

⎯Ve ⎯le comunico. 

Mi hermana, que está sentada a la mesa con nosotros, entiende la señal y, con un leve gesto, se ofrece a cuidar a Aria. Con su presencia, todo parece más tranquilo, más controlado. La transición es natural, y pronto, la pequeña se ha alejado, dejándonos espacio para hablar.

Y de repente, solo estamos Daniel y yo, las tazas de té y café sobre la mesa, y la ligera tensión en el aire que se mezcla con la tranquilidad del lugar. No sé cómo se siente él, pero yo estoy completamente consciente de cada uno de sus movimientos, de cada palabra que podría salir de su boca. Me tomo un momento para mirarlo, sintiendo el silencio, que se vuelve denso, lleno de una intimidad silenciosa que aún no sé si estamos listos para enfrentar.

⎯Aria… ⎯ Inicia, su voz baja, casi temerosa de lo que va a decir.

⎯Es sorda ⎯lo interrumpo, mis palabras saliendo más rápido de lo que planeé⎯. Irónico, ¿no? Un músico que tiene una hija sorda.

Daniel no dice nada, pero su rostro refleja una expresión de comprensión y un toque de tristeza. Hace una mueca, como si quisiera decir algo, pero se detiene.

⎯No siempre lo fue ⎯continúo, respirando hondo y dejando que la verdad salga con calma⎯. Le dio meningitis a los dos años y perdió la audición. Es total.

⎯Yo… lo siento ⎯responde Daniel, su tono es suave, genuino. Puedo sentir que sus palabras no son solo un gesto de cortesía, sino que realmente le afecta.

⎯Me importa más que está viva ⎯digo, mis ojos perdiéndose en la taza de té frente a mí, mi mente viajando a esos días oscuros⎯. Pensé que la perdería también. Mi esposo tenía meses de haber fallecido y yo era un viudo y padre primerizo tratando de entender mi nuevo papel.

Suspiro profundamente, sintiendo que el peso de las palabras finalmente sale, liberándome un poco.

⎯Aria es mi hija biológica, por eso se parece tanto a mí. Sin embargo, es el sueño hecho realidad de Alexander. Él deseaba una familia conmigo, pero justo cuando lo planeamos, el cáncer llegó. Aria es subrogada. Una amiga de Alexander nos ayudó, yo fui el donante. Te digo todo esto para que no queden dudas.

Daniel me mira fijamente, escuchando atentamente cada palabra, sin interrumpir. Cuando termino, simplemente asiente, y con su respuesta, siento una ligera sensación de alivio.

⎯Gracias… ⎯responde, y su tono es sincero, sin juicio. Como si, de alguna manera, hubiera estado esperando escuchar todo esto.

Suspiro de nuevo, sabiendo que esto es algo que debía compartir, aunque me cueste.

⎯Dan… ⎯mi voz se quiebra por un instante, pero continúo⎯. Yo no quería que esto pasara así. Pero, Aria deseaba venir, llevaba mucho tiempo sin verme. No la traje conmigo a Madrid, porque no sabía qué iba a suceder. Ella estaba en Canaria con mi familia; me ayudaron a cuidarla mientras yo veía lo del trabajo. Admito que me alegré cuando Karl me dijo que el contrato era por cinco años. Por fin le podré dar un poco de estabilidad a mi hija. Aria ha vivido en diferentes países y ciudades desde que murió Alexander. Yo siempre he estado buscando lo mejor para ella y al fin tengo algo establecido que darle.

La verdad pesa sobre mí, pero a la vez me siento más liviano al decirlo en voz alta. Al compartirlo con Daniel, siento que lo estoy dejando entrar más en mi vida de lo que pensaba.

Daniel me mira por un momento, asintiendo lentamente mientras procesa lo que le he dicho. No hay pena ni compasión en su mirada, solo comprensión y respeto.

⎯Ahora entiendo las cajas… ⎯me interrumpe, su tono curioso pero suave⎯. Yo pensé que eran partituras.

Me doy cuenta de que lo que él ve a veces es solo la superficie, lo que dejo ver, pero no lo que realmente importa.

⎯Lo siento si no te lo dije antes ⎯digo, la vergüenza asomando un poco. No me gusta ser tan transparente, pero este es el momento⎯. Pero, como ves, no soy un hombre ideal para un soltero, guapo y millonario. Yo vengo en paquete. Somos Aria y yo. Yo debo buscar lo mejor para ella. 

Hay una pausa entre nosotros, y es como si todo lo que he dicho, toda esa verdad que guardé por tanto tiempo, quedara suspendida en el aire. No sé qué espera Daniel, pero su mirada se suaviza, como si ya no fuera tan difícil de digerir. Finalmente, se acomoda en su asiento, observándome con una mezcla de respeto y una ligera sonrisa en sus labios.

⎯Ya no era justo que la escondieras.
⎯No la escondía, la protegía ⎯corrijo, sintiendo el peso de mis palabras⎯. Aria es mi prioridad y siempre lo será. Por más que esté enamorado de ti. Ella es todo para mí.

Daniel permanece en silencio por un momento, procesando lo que acabo de decir. Puedo ver en su rostro la mezcla de comprensión y algo más, algo que no sé identificar.

⎯Dan, no te pido que te quedes, si no quieres ⎯continúo, mis palabras pesando más de lo que esperaba⎯. Y tampoco quiero presionarte a que lo hagas solo porque la conociste. Para Aria eres solo mi amigo, y nada más. Y no porque te niegue, sino porque si te vas, serás solo eso, un amigo. Sin embargo, si te quedas, no solamente seremos dos. Aria te irá conociendo, formarás parte de su vida, y ella, puede que te tome cariño. Ella sabe que tuvo un padre que se fue, y sería la primera vez que me vea con alguien más.

La última frase se me escapa en un susurro, pero lo siento profundo, como si mi pecho se estuviera abriendo a una verdad que no estaba completamente listo para enfrentar. Todo lo que he hecho, todas mis decisiones, han sido por Aria, y ahora hay una posibilidad de algo más. Algo que podría involucrar a Daniel, pero también algo que podría complicarlo todo.

Daniel sigue callado, pero puedo ver en sus ojos el reflejo de la confusión, la duda, y, tal vez, una pizca de miedo. El miedo de lo que eso podría significar, de lo que implicaría entrar en esta parte de mi vida, con todo lo que viene con ella.

Yo también siento miedo. Miedo a que lo que tenemos no sea suficiente para que se quede. Pero también siento algo más: esperanza. Porque, por primera vez, me siento capaz de abrirme a lo que podría ser. Algo más allá de lo que había planeado para mí.

⎯No te pido que seas padre de Aria, pero, si te quedas, ella no se va. Y solo quiero que estés consciente de ello ⎯digo con una sinceridad que me quema la garganta.

Mis palabras flotan en el aire entre nosotros, colándose en los espacios llenos de incertidumbre que hemos compartido hasta ahora. Daniel no responde de inmediato, pero puedo ver cómo sus ojos se quedan fijos en mí, como si estuviera pesando cada una de mis palabras. Siento el peso de lo que acabo de decir, la verdad cruda de lo que implica mi vida ahora, mi vida con Aria. Con ella, no hay vuelta atrás. Ella es lo primero, siempre lo será. Y si Daniel decide quedarse, tendrá que aceptar ese hecho, incluso si eso lo asusta.

El silencio se alarga, pero no me siento presionado. Es extraño, porque en cualquier otra situación, la incomodidad de este silencio me habría devorado. Pero con Daniel, no. Con él, la espera no es un obstáculo, es solo parte del proceso.

Finalmente, sus labios se mueven, y aunque sus palabras llegan suaves, su peso es igual de grande.

⎯Lo sé ⎯dice su voz, apenas un susurro, pero con un tono de aceptación que me deja sin aliento.

Lo miro, intentando entender si realmente ha comprendido todo lo que eso implica, todo lo que esto significa para ambos. Mi corazón late con fuerza en mi pecho, pero ahora, hay algo más: la sensación de que, tal vez, las piezas están comenzando a encajar. La sensación de que no estoy solo en esto.

⎯Es un gran paquete, Taz, no voy a mentirte.

⎯Lo sé ⎯admito, con una sinceridad que me arde en el pecho.

⎯Y no esperaba esto. Yo también estoy saliendo de mi situación y…

⎯Lo sé ⎯interrumpo, temiendo lo peor.

⎯Y yo sólo puedo decirte una cosa…

⎯Lo que desees ⎯contesto, sintiendo que todo se complicará.

El silencio entre nosotros se alarga, lleno de una especie de ansiedad silenciosa, como si ambos estuviéramos esperando que el otro dijera algo que aliviara el peso del momento.

⎯¿En cuánto tiempo aprendiste el lenguaje de señas? ⎯pregunta finalmente, y la pregunta me descoloca por completo. Sin embargo, no puedo evitar sonreír, incluso si en el fondo mi mente está tratando de entender lo que acaba de suceder.

⎯¿Cómo? ⎯pregunto, sin poder evitar el tono desconcertado.

⎯Sí, ¿cuánto tiempo? ⎯insiste, sonriendo de forma juguetona, pero también con un toque de seriedad en su mirada. ⎯No quiero que todo el tiempo me estés interpretando lo que dice la niña. Soy un Ruiz de Con Canarias, no nos gusta quedarnos fuera de la conversación. Necesito saber cuánto tendría que estudiar.

La pregunta me sorprende, pero de alguna manera me llena de alivio. Puedo ver que está comprometido, que está dispuesto a aprender. Esto no es solo un esfuerzo de mi parte, es algo que ambos vamos a compartir. De alguna manera, su deseo de aprender, de integrarse, me da la esperanza de que, tal vez, esto puede funcionar.

⎯Tres meses ⎯respondo, todavía sonriendo⎯. Tres meses de clases intensivas, cuatro si se complica. 

Él asiente, como si estuviera tomando nota mental de todo lo que acabo de decir. Y por un momento, siento que la carga que había sentido antes, ese temor de no ser suficiente, se disuelve un poco. Daniel no está aquí solo para mí, no solo para estar en mi vida, sino para hacer que todo funcione.

⎯Lo haré ⎯dice, con una sonrisa confiada. ⎯Tengo la paciencia para ello, te lo prometo⎯. Diría Moríns, “el chisme justifica los medios”. 

Me río. Mi corazón late con más fuerza, pero ahora siento una calma. Algo dentro de mí se relaja, porque no tengo que elegir. Lo tomo de la mano y la beso con cariño. 

⎯Gracias ⎯le susurro, con una sonrisa que nace desde lo más profundo⎯. No sabes lo que esto significa.

⎯No tienes que darme las gracias —responde con suavidad, besando mi mano con ternura. ⎯Eres el hombre que amo, ¿por qué habría de huir si tienes una hija? Además, ¿has visto mi familia? ⎯añade, sonriendo⎯. La ONU nos busca.Cada vez que no reunimos es como un encuentro internacional

Me río ante el chiste, sintiendo cómo la tensión se disipa un poco.

⎯¿Cómo lo tomarán ellos? —pregunto, sin poder evitar la preocupación en mi voz.

⎯Bueno… ¿Qué te parece si lo averiguamos? —me responde, sus ojos brillando con complicidad y algo de diversión. —Pero primero, estoy con Aria, muero de hambre. Dime —me pregunta—, ¿cómo se dice “hambre” en señas?

Me quedo un momento en silencio, pensando en la pregunta, antes de sonreírle. No es solo la pregunta lo que me hace sonreír, sino la forma en que él está tan dispuesto a aprender, a sumergirse en este mundo que es parte de mi vida. Me encanta verlo tan involucrado, tan interesado en ser parte de todo, no solo de Aria, sino también de mi mundo.

⎯Hambre —digo, mientras levanto mi mano y la llevo hacia la boca, como si señalara que la boca está vacía.

Daniel lo repite, imitando el gesto con precisión.

⎯Hambre —pronuncia, sonriendo al ver que lo ha hecho correctamente.

En ese momento, Aria llega a la mesa, con su cabello rizado y sus ojos brillando de curiosidad. Daniel le hace la seña, levantando la mano hacia su boca con el mismo gesto que le mostró hace un momento.

⎯¿Hambre? —le pregunta suavemente, como si le ofreciera la oportunidad de participar en su aprendizaje.

Aria sonríe con alegría y responde asintiendo, sus manitas pequeñas moviéndose en el aire mientras imita el gesto, como si ya estuviera familiarizada con el signo.

⎯¿Ves? ⎯me dice en tono coqueto, levantando una ceja⎯.Aprendo rápido.

⎯Claro que sí, lo haces ⎯respondo, mientras siento que la conexión entre nosotros crece, tanto con él como con Aria.

7 Responses

  1. Awwwww 😍 que ternura. Me encanta la manera en que Dan está bien comprometido en ser parte de la vida de Aria ,🥰

  2. Definitivamente están destinados a estar juntos… Aunque la sorpresa fue inevitable, la manera en que se desarrolló todo alivió a más de uno 🫶🏼🫶🏼🫶🏼.

  3. Ohhh realmente Amo a Daniel, no se podía esperar menos de el…lleva en la sangre los genes….la novela está buenísima…Ana sos maravillosa…siempre nos sorprendes …..

  4. Que Hermoso. Estoy segura q será una Ruiz de con más. Ellos siempre tienen el corazón abierto a más. Q lindo adicionalmente Dan podrá comunicarse si llega a perder la vista de un lado me parece que decía. Gracias Ana

  5. Se merecen tanto amor como el que tienen para brindar. Son una prometedora familia. Bien por Taz, primero los hijos.

  6. Awww que lindos. Tenia un susto con este encuentro que tal vez Dan se asustara o algo asi, pero ya ha ido soltando y atreverse y eso me encanta.

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