DANIEL

A pesar de que el restaurante no es grande, la distancia entre mi mesa y la de Raúl parece infinita, y esa distancia me da un respiro. Un pequeño espacio para respirar antes de la confrontación, aunque sé que todo va a cambiar en el momento en que me acerque.

“Mente fría, corazón cálido”, me repito en silencio, esa frase que alguna vez me sirvió para calmarme, para no dejar que las emociones me dominen.

Me acerco con paso firme hacia la mesa de Raúl. A medida que me acerco, noto que sus hijos me miran primero, luego, al levantar la cabeza, él me ve. Y ahí está: su mirada de falsa sorpresa, el gesto de incredulidad que siempre me mostró cuando las cosas no iban como él esperaba.

⎯Buenos días ⎯saludo, manteniendo un tono tan controlado como puedo, aunque la rabia se cuela en mi voz.

Raúl sube la mirada, y en un movimiento torpe, deja caer la cuchara sobre la taza de café, haciendo un ruido innecesario. Algo que me molesta más de lo que debería.

⎯¿Daniel? ⎯pregunta Lorena, su voz llena de esa sorpresa fingida que sólo alguien como Raúl podría generar.

Lorena. ¿Cómo pude olvidarla? Pero lo hice. En mi depresión, la mente juega trucos, y muchas veces las personas que realmente importan desaparecen de la memoria. Como un borrón que se vuelve más grande cuando ya no quieres ver lo que hay detrás.

⎯¡Qué gusto verte…! ⎯Lorena expresa con una sonrisa que intento ignorar. La interrumpo rápidamente.

⎯¿Crees que puedas pedirles a tus hijos que vayan a los juegos? ⎯le digo a Lorena, sin apartar la vista de Raúl⎯. Creo que tengo algo que decir.

⎯Daniel… ⎯Raúl intenta detenerme, pero levanto la mano para callarlo, como un niño que insiste en que las cosas no son como parecen.

⎯¿Lorena? ⎯le pido con un tono firme, pero tranquilo.

Lorena, sin más, les dice a los niños:

⎯Niños, vayan a los juegos.

Sin dudarlo, los niños se levantan y se alejan hacia el área de juegos, dejando a los adultos a solas. Mi mirada no se aparta de Raúl, me siento frente a él, y ahora, todo parece tener un peso insoportable.

⎯¿Cuántos meses tienes? ⎯le pregunto a Lorena, al notar que su vientre es algo prominente.

⎯Seis ⎯responde con una sonrisa que solo un narcisista como Raúl podría haber inspirado en ella.

Miro a Raúl de nuevo. Los recuerdos que intenté olvidar se me presentan de golpe. Y en lugar de ira, lo que siento es una extraña mezcla de tristeza y rabia contenida.

⎯¿Seis? ¡Felicidades! ⎯digo, la sonrisa forzada más amarga que nunca⎯. Tres bebés, eso debe ser una bendición.

Raúl me observa, y puedo ver cómo la incomodidad se apodera de él. Está fingiendo sorpresa, aunque sé que no es nada nuevo. Él siempre ha sabido cómo jugar al encantador, al hombre perfecto que no tiene que rendir cuentas a nadie.

⎯¿Qué es lo que quieres, Daniel? ⎯me pregunta, ahora con una expresión de falsa indignación. Su tono es el de siempre, como si yo fuera el que estuviera buscando algo, como si yo fuera el que le interrumpiera la vida.

A pesar de la rabia que hierve dentro de mí, decido mantener la calma, hacer que cada palabra que salga de mi boca sea como un golpe certero, pero disfrazado de elegancia. No quiero perder la compostura, pero tampoco quiero dejar de mostrarle a Raúl lo que realmente pienso de él.

Lo miro a los ojos, a esos ojos que una vez me hicieron creer que todo era posible, que me hicieron pensar que el futuro juntos era algo real. Pero ahora sé que todo eso era solo una mentira, un juego bien manipulado por su ego.

⎯¿Sabes, Raúl? ⎯comienzo, mi voz controlada, casi distanciada⎯. Durante mucho tiempo, estuve buscando respuestas. Me preguntaba qué fue lo que realmente pasó, cómo llegamos hasta aquí. No sé si te enteraste, pero caí en una depresión profunda, una que me hizo considerar el quitarme la vida.

⎯¿De verdad? ⎯responde él, con sarcasmo, como si lo que estoy diciendo fuera un juego.

⎯Sí. ⎯Lo miro fijamente, sin darme el lujo de apartar la mirada. Mi tono se vuelve más firme⎯. Justo después de la golpiza que me dio Saúl, ¿te acuerdas? Fueron años, años de dolor, terapias, medicamentos… Me sentía como una sombra, incapaz de ser amado, viviendo una mentira sobre lo que significaba el amor.

Lorena me mira, parece desconcertada, pero yo no me detengo, tengo que decir lo que necesito decir.

⎯Lo siento mucho ⎯murmura Lorena, casi como un susurro.

⎯Yo más ⎯respondo, sin suavizar el tono⎯. Porque mientras yo estaba atrapado en todo eso, tú, Raúl, seguiste tu vida, te casaste con ella, tuviste hijos. La familia perfecta, como siempre lo quisiste. Y lo peor es que ahora lo sé, Lorena. La verdadera víctima aquí eres tú.

Raúl se remueve en su asiento, incómodo, pero se mantiene en silencio. Sin embargo, no voy a callarme ahora.

⎯¿Yo? ⎯responde Lorena, tomando un tono defensivo, pero al mismo tiempo, inseguro⎯. No me arrastres a esto, Daniel. Raúl ha hecho lo que tenía que hacer, encontró su camino, y tú te quedaste atrás.

⎯¿El camino correcto, Lorena? ⎯mi voz es tajante⎯. Lo que hizo Raúl no fue el “camino correcto”. Fue el camino fácil. El camino de mentir, de esconderse, de vivir una vida en la que te vendió algo que nunca fue real. Y tú, en tu “camino correcto”, te tragaste todas sus mentiras y ahora, aquí estás, atrapada en esta farsa.

Raúl no soporta más, se recarga en la silla, visiblemente irritado. La fachada de arrogancia se desploma por un segundo.

⎯Ya basta, Daniel ⎯grita, fingiendo enojo, pero yo lo interrumpo con una mirada penetrante.

⎯No, Raúl, no basta. ¿Sabes por qué? Porque ahora entiendo algo que no entendí antes. Tú nunca me amaste. El amor que me decías que sentías no era amor, era egoísmo. Nunca quisiste una relación real, querías una persona que alimentara tu imagen, tu necesidad de control. Y yo, un tonto, me dejé arrastrar por todo eso.

Raúl me mira con furia, pero yo no me detengo.

⎯Porque si me hubieras amado de verdad, no me habrías escondido, no me habrías mentido, y, sobre todo, no me habrías hecho creer en un futuro que nunca existió.

Agarro aire y sigo, con el poder de saber que este es el final de todo.

⎯Y sabes qué, Raúl ⎯digo, con una sonrisa que él no puede entender⎯, ahora me doy cuenta de algo. Estuve buscando la verdad, cuando la verdad siempre estuvo frente a mí. Tú nunca fuiste lo que me dijiste ser. Y eso, eso es lo que duele, pero ahora lo acepto.

Raúl intenta abrir la boca, pero no le doy la oportunidad.

⎯Y si pensaste que el ciclo terminaba con esta confrontación, déjame decirte que te equivocaste. Mi vida no gira alrededor de tus mentiras. Hoy es el día en que todo esto termina para mí. No quiero ni tu amistad, ni tu amor, ni tu perdón, porque no te los pedí.  Lo que quiero es avanzar, y lo voy a hacer. Y si te preguntas por qué lo hago con esta calma, es porque ahora tengo algo que nunca tuve contigo: paz.

Me levanto con decisión, mi cuerpo lleno de una calma implacable. No puedo evitar lanzarle una última mirada a Raúl, una mirada que no tiene nada que ver con la ira, sino con la comprensión de lo que pudo haber sido, pero que nunca fue. La realidad de su traición me golpea, pero no de la manera en que él pensaría. Es un golpe de liberación.

⎯Así que, Lorena ⎯comienzo, mi voz firme y serena, con la certeza de que este es el momento para desvelar la verdad⎯, si alguna vez pensaste que esto era un amor verdadero, lamento decirte que estás condenada a vivir una mentira.

En ese instante, mi dedo pulsa el móvil y abro el mensaje del boleto de avión que me envió Raúl. Con una expresión tranquila, lo levanto y lo muestro frente a ellos.

⎯¿Sabías que Raúl me invitó a ir a Argentina con él? ⎯pregunto con calma, mientras los ojos de Lorena se abren, sorprendida y confundida. Me inclino ligeramente hacia ella⎯. Quería que los dos recuperáramos el tiempo perdido, mientras tú, aquí, esperabas con un bebé de seis meses en tu vientre.

Un pesado silencio llena la habitación mientras las palabras se asientan. Veo cómo el rostro de Lorena se transforma, la incredulidad llenando sus ojos.

⎯¡Me dijiste que ibas a Argentina por trabajo! ⎯exclama Lorena, enfurecida, su voz quebrada por la emoción. El dolor y la rabia se mezclan, pero yo sigo impasible.

⎯Lorena… ⎯Raúl intenta calmarla, pero su voz suena tan forzada como sus intenciones.

⎯¡Me dijiste que ya no pensabas en él! ⎯grita Lorena, su rostro rojo de furia, los ojos llenos de angustia y traición. El grito tiene un eco en mí, pero no me conmueve. Estoy más allá de cualquier sentimiento de compasión por lo que está sucediendo.

⎯Claro que lo hace ⎯respondo, una sonrisa mordaz dibujándose en mis labios⎯. Desde que llegó no ha parado de mandarme mensajes, me fue a rogar a la oficina, me vio enfermo en el hospital… me ha enviado correos electrónicos, me ha acosado profundamente todos los días. Tengo las pruebas, Lorena, y las voy a usar. Lo voy a demandar.

El silencio que sigue es pesado, pero sólo por un segundo. Raúl explota en cólera, su rostro contorsionado por la rabia.

⎯¡Eres un maldito mentiroso! ⎯grita Raúl, poniéndose de pie de golpe. Su cuerpo se tensa, pero yo no me dejo intimidar. ⎯¿Por qué debería de buscarte? ¡Eh! ¿Sólo porque tu vida se arruinó ahora quieres arruinar la mía?

Sonrío con sarcasmo, casi disfrutando de la ironía del momento.

⎯¿Arruinarte a ti? ⎯repito, mi tono se hace cada vez más afilado⎯. No, Raúl. Mi vida ya estaba arruinada mucho antes de que tú decidieras venir a hacerme una maldita obra de teatro. No estoy aquí para arruinarte. Ya lo hiciste tú solito, a tu manera, con tu ego y tus mentiras. Yo simplemente estoy aquí para poner las cosas en su lugar, para que no sigas arruinando más vidas, la tuya incluida.

Me detengo y lo miro directamente a los ojos, disfrutando de la incredulidad que comienza a asomarse en su rostro. La máscara de falso enojo que tanto ha cultivado empieza a desmoronarse, y yo no puedo evitar sonreír con satisfacción.

⎯Porque, Raúl ⎯continúo, mi voz cálida pero cargada de veneno⎯, aunque no quieras aceptarlo, en el fondo sabes que nunca serás lo que pretendiste ser. Un hombre valioso. Nunca lo fuiste. Eres solo un cobarde disfrazado de amante. Y lo más gracioso es que ni siquiera tú crees en tu propia mentira.

Lo miro un momento más, observando la forma en que su rostro comienza a volverse rojo de ira, pero también de vergüenza. No soy un niño asustado, ni la víctima que pensó que podría seguir manipulando.

⎯¿Sabes qué es lo peor de todo? ⎯agrego, mi tono ahora más grave, mientras me acerco un paso⎯. Que ya no me importa. Tú ya no me importas. Tu familia, tus mentiras, tus promesas rotas… ya no significan nada para mí. Y lo que es aún más doloroso para ti, Raúl, es que nunca volverás a tener el control sobre nada ni nadie. Mucho menos sobre mí.

Raúl intenta replicar, pero le hago un gesto con la mano, silenciándolo.

⎯No me interrumpas. ⎯Mi voz es firme y mi mirada tajante⎯. Ya no tengo que perder más tiempo contigo. La única persona que se está hundiendo en su mentira, eres tú. La diferencia es que yo, por fin, puedo caminar hacia adelante, y tú… seguirás ahogado en tu propio caos. Fingiéndo ser alguien que no eres, jugándo con Lorena, con tus hijos. Dices que ahora que ha muerto tu padre y tu hermano ya eres libre para amarme, pero no, no lo eres. No eres libre y jamás lo serás. Y me das lástima, mucha lástima. Tanta como no tienes idea. 

⎯¿De que hablas? ⎯pregunta Lorena, bastante impactada⎯. ¿Tu padre y hermano murieron? ¡Eso es una mentira! ⎯confiesa. 

Arqueo las cejas. 

⎯Yo no dije eso… ⎯habla Raúl. 

⎯¿Mataste al abuelo de tus hijos? ¡Qué demonios! 

⎯¡Luego hablo contigo, siéntate! ⎯le grita. 

⎯Al parecer… no has cambiado nada, Raúl. Pero yo sí. Ahora, si me disculpas, tengo que ir a arreglar otros problemas que necesitan mi atención. 

Estoy a punto de dar la vuelta, cuando, de pronto, Raúl me toma de la camisa y me jala, su furia explotando como un volcán.

⎯¡Eres un maldito hijo de puta! ⎯grita, llamando la atención de todo el restaurante.

El silencio en el lugar es palpable, pero no me dejo intimidar. Las palabras de Jo vuelven a mi mente como un eco: “Defiéndete”. Mi cuerpo responde instintivamente. En un movimiento rápido, tomo a Raúl por la camisa con la misma fuerza con la que me sujetó, y lo empujo violentamente contra la pared, haciendo que el sonido del golpe resuene en todo el local.

Lo miro fijamente a los ojos, la rabia controlada, la furia que finalmente se encuentra canalizada.

⎯Si vuelves a poner las manos sobre mí, Raúl, te aseguro que te voy a hacer responsable de todo lo que has hecho. ⎯Mi voz es baja, pero cargada de veneno, cada palabra saliendo de mi boca como una amenaza que no necesita gritarse para ser mortal⎯. Te voy a demandar por acoso, por manipulación, por todo lo que me hiciste pasar, y créeme, tengo pruebas que te van a hundir.

Lo miro, viendo cómo su rostro se torna pálido, cómo la furia y el miedo se mezclan en sus ojos. No lo dejo hablar, continúo con la mirada fija en él.

⎯No solo eso, Raúl. Tu familia, tu esposa, tus hijos… todo lo que has construido, puede caer con una sola palabra mía. Y lo haré si vuelves a acercarte a mí o a mi familia y amigos. No me importa lo que pase, me encargaré de que quedes en la ruina, en la vil ruina… tal y como yo me sentí hace tiempo atrás. 

Su cuerpo tiembla ligeramente bajo mi agarre, y en sus ojos ya no hay la arrogancia que tanto solía tener. Es como si, por fin, estuviera viendo que su mundo comienza a desmoronarse.

⎯Así que, escúchame bien, Raúl. ⎯Mi voz se vuelve aún más fría, más peligrosa⎯. Si te atreves a intentar algo más, no solo perderás todo lo que te queda, sino que también perderás lo que más te importa: tu reputación. Y, por cierto, dile a tu padre y a tu hermano que, si quieren venir a amenazarme y golpearme de nuevo, tengo los testigos y las pruebas suficientes para hundirlos en la cárcel por lo que me hicieron hace años. Porque te recuerdo, son prófugos de la justicia por haberse largado de aquí después de un delito. Usaré TODO mi poder para hundirlos, TODO

Es imposible no ver cómo la arrogancia se desvanece de su rostro, reemplazada por un miedo palpable. Se da cuenta, al fin, de la magnitud de lo que acabo de decir. Su mundo está a punto de desmoronarse y, esta vez, no hay escapatoria.

Con una última mirada desafiante, lo suelto y me doy la vuelta sin titubear. Mis pasos resonando fuerte mientras camino hacia la salida. Raúl queda atrás, con Lorena llorando desconsoladamente, y reclamándole en frente de todos. 

Es hora de cerrar este capítulo, y me aseguro de que Raúl entienda que esto se terminó. Salgo del restaurante y me encuentro a Jo con una sonrisa. 

⎯¿Cómo? ⎯pregunto. 

⎯Nadie se niega a un desayuno gratis en mi restaurante. Pablo me comentó que Raúl te seguía molestando, y decidí ayudarte con eso. Algo que entendido de tí y de David es que siempre necesitan un empujocito para hacer las cosas bien. 

⎯Gracias… ⎯murmuro y le doy un abrazo. 

⎯Dame las gracias cuando Tazarte te perdone… ahora ve y defiende lo que importa ⎯me comenta. 

⎯Lo haré… claro que lo haré.

Aunque no tengo muchas esperanzas de que Tazarte me perdone. 

7 Responses

  1. Tremendo capitulo fuaaaa tres hijos le hizo a lorena…. Estoy impastada aunque yo los denunciaría igual no me quedaría en la amenaza…. Pero en este momento Daniel tiene que empezar a rogar que Tazarte lo perdone!!!

  2. Que emoción, por fin volvió a la vida, llegó la hora de tomar la riendas, ya necesitamos este capítulo Ana, eres grande

  3. 🥳🎊🎉👏🏼👏🏼👏🏼 épico, definitivamente esta versión más segura de Daniel me fascinó!
    Raúl obtuvo el trato y la respuesta que merecía desde hace años!
    Tristemente para Lorena vivirá una mentira y vergüenza frente a su familia.
    Jo es magnífica! 👏🏼 Necesito una prima/amiga como ella en mi vida!! # adóptameJo

    Ahora se viene la verdadera lucha… Lograr que Tazarte te perdone, Danielito… ¿Que estás dispuesto a hacer por conseguirlo?

  4. Pobre Lorena, llena de chicos y en un matrimonio sin amor, manipulada y reprimida. Ojalá pueda salir de esa familia horrible para que sus hijos crezcan bien.
    Casi que no Daniel, hermano, #AdóptameJo para que tengamos a alguien que nos ayude a salir del barro.
    Me encantó este capítulo.

  5. Wow. Ese es el Daniel q defiende con uñas y dientes a su familia. Lo q debió hacer desde el inicio para no tener miedo. Pero lo bueno es q ya no mas. Puso un alto y lo mejor. Para q dejen de molestarlo y pueda recuperar a Taz sin sombra

  6. Jajajaja esa Jo es lo maximo. Fantastic Jo definitvamente. Que biennnn que hizo eso, y era mentira lo del papa y el hermano? Ay mucho desgraciado y viene con otro bebe en camino. Que clase de persona es esa? Que horror. Y que bien por Dan, se defendio y lo puso en su sitio, me encantaaaaa. Ahora falta q le den su escarmiento al Sebastian y empiece a reconquistar a Taz.

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