Karl
Al día siguiente
Siento como si hubieran transcurrido años desde la última vez que desperté en la habitación que solía ser mi refugio infantil, un espacio colmado de recuerdos y, a veces, de una soledad profunda. Con el tiempo, esa alcoba se convirtió en un almacén para cajas y objetos que perdieron su significado con el paso de los años.
Desde temprana edad, supe que mi camino no sería el convencional. Etiquetas como “callado” y “raro” se adhirieron a mí, hasta que, finalmente, un diagnóstico llegó para otorgar sentido a mi singularidad: tenía autismo, en su forma más leve. Lo suficientemente funcional para encajar en la sociedad, pero lo que me marcó de por vida.
Mi mundo creció en ese espacio singular, poblado de libros, viajes en solitario y rutinas que me guiaron hacia mis logros: una carrera en ascenso, un cuerpo sano y esculpido por el esfuerzo, y finalmente, el trabajo de mis sueños. Sin embargo, el amor, el afecto de alguien que me aceptara plenamente, seguía siendo un área inexplorada.
Esa dimensión de mi vida no pasó desapercibida. Mi apariencia, una mezcla de herencia y genes, lograba captar la atención de las mujeres, pero rara vez era suficiente para retenerla. Me etiquetaban como “intenso”, “fuera de lo común” para su gusto, y “demasiado sincero” para formar pareja.
Por años, me aferré a mi propio universo, aceptando que mi autenticidad no estaba dispuesta a ceder ante los cambios. Mantuve la esperanza de que algún día encontraría a alguien que valorara mi esencia, alguien que me quisiera por lo que soy. Y esa persona, en este instante, descansa a mi lado, sumida en un sueño profundo. Su cabello rizado se despliega sobre su rostro y su mano reposa suavemente sobre mi brazo: mi Alegra, la mujer de mis sueños, la mujer de mi vida.
Desde el instante en que el nombre de Alegra resonó en mis oídos, llevado por las palabras de Sila, supe que había encontrado a la mujer que encajaba perfectamente en mi vida. Imaginarla fue mi primer paso, pero al conocerla en persona quedé cautivado por su personalidad, su encanto coqueto y su intensidad magnética. Su belleza es solo la puerta de entrada a un mundo donde su inteligencia y astucia brillan aún más.
Alegra no solo es una cara hermosa, sino una mente ágil y perspicaz. Su ternura se entrelaza con su pasión, y su aura sexi es solo el comienzo de su carácter fascinante. Es una fuente de bondad, su determinación es contagiosa y su alegría es como un faro en cualquier lugar que pisa.
En un giro repentino, mi intensidad encontró un eco en la suya, y en ese momento comprendí que éramos un encaje perfecto. Su amor por mí es igual al mío por ella, y no permitiré que nada dañe su paz o la haga sentir mal. Puede haber duplicados en el mundo, pero Alegra es única, irremplazable, y haré todo lo que esté a mi alcance para recordárselo siempre.
⎯Buenos días, cariño ⎯ le murmuro en el oído. Ella sonríe aún con los ojos cerrados ⎯. Iré a correr, ¿vienes?
⎯No, haré yoga más al rato ⎯ contesta, para luego acomodarse.
⎯Hmmm, Yoga, ¿me invitas? ⎯ pregunto, para luego besar el lóbulo de su oreja ⎯. Amo verte hacer yoga, como tu trasero se ve enmarcado en ese hermoso mallón deportivo.
Alegra sonríe, aun con los ojos cerrados. Mientras mi boca recorre su cuello, ella se ríe. Termina por voltearse para quedar frente a mí. Abre los ojos, y un destello de amor se apodera de mí.
⎯Eres lo mejor que ha estado en esta habitación, ¿sabes?
⎯¿Ah, sí? ⎯ pregunta.
⎯Tú y mi póster autografiado por el mismo Han Solo. ⎯ contesto.
Alegra se ríe. ⎯ Eres un ñoño, Karl Johansson. Pero así te amo, no tienes idea lo enamorada que estoy de ti. No me reconozco. ⎯ Sonrío. Alegra siempre me dice esa frase “no me reconozco”, cuando en realidad, ella sigue siendo la misma, desde el primer día que la conocí ⎯.¿Tú no me amas? ⎯ pregunta, acariciando mi mentón.
⎯Te amo como no tienes idea. Tengo tantos planes contigo y uno de ellos está a punto de hacerse realidad.
De un movimiento, quito la cobija que la cubre para, en seguida, descubrir su precioso cuerpo desnudo que las cobijas escondía. Amo que Alegra duerma desnuda, aunque creo que lo comenzó a hacer desde que nos fuimos a vivir juntos. Supongo que la pijama no valía la pena.
⎯Amor… todo está muy callado, nos van a escuchar ⎯ me murmura.
⎯Ayer por la noche pareció no importarte.
⎯Es que ayer por la noche fue un error… ⎯ responde.
⎯Y, ¿las veces en la ducha?, ¿también fueron errores? ⎯ inquiero, besando su cuello y bajando hasta sus pechos.
⎯Al parecer, he cometido muchos errores esta semana. ⎯ Reflexiona.
Una vez más, las palabras se sustituyen por ligeras risas, para darle paso a los vibrantes gemidos que salen de su ser. Alegra se aferra a mi cabello, mientras mi lengua hace lo suyo en su intimidad.
⎯Karl… ⎯ murmura ⎯. Para, te lo pido.
No le hago caso, sigo haciendo lo mío hasta que noto como su ser palpita, sus caderas se arquean y ella estira la mano para tomar mi almohada y cubrirse el rostro. Un grito gran gemido, ahogado por la tela, se escucha en el lugar. Continúo jugando con ella hasta que sus manos me alejan para que me detenga.
Alzo el rostro, para ver a Alegra con la almohada sobre el rostro, causándome risa. ⎯ Quítate eso. Le estás quitando lo divertido. Sabes que me vuelve loco, que gimas sin pudor.
⎯Lo sé, pero temo que las paredes estén tan delgadas que me puedan escuchar tus hermanos ⎯ contesta, y apenas la puedo escuchar porque sigue presionando la almohada sobre su rostro.
Le quito la almohada para descubrir su rostro. Se encuentra completamente roja, con los ojos cerrados pero una sonrisa en su rostro. ⎯¿Puedes mirarme por favor?
Alegra abre los ojos y se encuentran con los míos azules. Ella se ríe. ⎯ He llegado a pensar que ambos estamos enfermos.
⎯¿De qué?, ¿a caso has hecho un diagnóstico médico? ⎯ inquiero.
Ella asiente con la cabeza. ⎯ Tenemos demasiado sexo. Solo dejamos libres los días en los que estoy en mi periodo.
⎯Algunos ⎯ aclaro ⎯. Sabes que me encanta ayudarte con los cólicos.
⎯¡Karl! ⎯ expresa. A veces a Alegra se le olvida lo natural que es para mí hablar de ciertos temas al ser doctor.
⎯En fin. Creo que deberíamos parar.
⎯¡Qué! ⎯ pregunto sorprendido.
⎯Al menos mientras estamos en casa de tus papás. Solo son dos días. Después regresamos a nuestro piso y si gustas destrozamos el lugar.
A mi mente vienen de inmediato las imágenes de ambos teniendo sexo en cada rincón de nuestro piso. La última vez fue en el ventanal del balcón. Fue espontáneo y aprovechamos que Arqui estaba en la estética para hacerlo sin interrupciones.
⎯No sé, tu propuesta no me agrada.
Alegra toma mi rostro. ⎯ Te lo pido. Tu madre me odia, no quiero seguir echando leña al fuego. No pasará nada, al contrario, aumentará tu deseo por mí.
Suspiro. Me levanto de la cama y, desnudo, camino hacia el otro lado de la habitación para buscar mis boxers, los que volaron ayer por la noche, cuando Alegra me los quitó y los aventó en la oscuridad.
⎯Vale. Pero tendrás que recompensarme de alguna y otra forma.
⎯Lo haré. Sabes lo creativa que puedo ser ⎯ habla.
Encuentro mi ropa interior debajo del sofá. Me pongo los bóxers y regreso hacia la cama. Alegra, toma mi camiseta y se la pone encima para cubrir sus pechos, luego comienza a buscar su braga entre las sábanas.
⎯¿Estás emocionado porque hoy es la fiesta del embajador? ⎯ inquiere.
⎯No. En realidad no me agradan estas fiestas, pero como estás tú, sé que será divertida. Por cierto, necesitamos hablar.
⎯¿Ahora qué?
Recojo del suelo su braga y se la muestro. La tela de encaje se siente suave al tacto. Ella se levanta para tomarla, pero, yo se lo prohíbo. ⎯ Sor Alegra se tiene que ir.
⎯¿Qué?, pensé que te agradaba. Ayer por la noche no le diste cuartel.
⎯Es divertida, pero, no es auténtica. A mí me gusta mi Alegra original, la que tiene un gusto excelente para vestir pero a la vez sexi. No entiendo por qué cambiaste tu gusto, si es muy bueno.
Suspira. ⎯ No quiero avergonzarte.
⎯Me averguenza más que yo te ande presumiendo de auténtica y segura, para que luego me salgas con Sor Alegra. Comprendo que quieras agradarle a mis padres, pero, ¿dejar de vestirte como a ti te gusta?. Venga amor, no me tortures a mí.
Alegra sonríe. ⎯ Vale, si me llevas a la ciudad me compraré un vestido para la fiesta de esta noche, ¿vale?
⎯Y ropa interior.
⎯Tengo mucha ropa interior ⎯ contesta.
Le enseño la braga y ella nota que está rota de una esquina. ⎯ Al parecer, las Agent Provocateur no aguantaron los dientes del párroco Johansson.
Alegra se sonroja.⎯ Cuanto pecado en una sola frase.
⎯¿A caso quieres confesarte? ⎯ pregunto, para después subirme a la cama.
⎯Karl no… ¿Qué quedamos con la abstinencia del sexo? ⎯ me pregunta, mientras mis labios ya están sobre su cuello y mis manos levantando la playera.
⎯La última y ya… ⎯ hablo en forma de ruego.
Alegra se ríe bajito.⎯ Bueno, ya… pero bajito.
⎯Bajito⎯ respondo en un murmullo, para después caer de nuevo en la tentación.
***
El día pasó demasiado rápido para los dos. Alegra y yo nos saltamos el desayuno familiar y decidimos hacerlo en la ciudad. La llevé a uno de mis restaurantes favoritos en Ámsterdam y después, renté una bicicleta para llevarla a recorrer así las calles.
Pedaleando, recorrimos rincones de la ciudad que yo jamás había visto. Los canales, serenos y pintorescos, flanqueaban las calles, sus aguas reflejaban los edificios y los puentes se alzaban majestuoso frente a nuestros ojos.
Pasamos junto a casas de colores, con fachadas inclinadas; nos detuvimos a tomar fotografías que adornarían los muros de nuestro hogar después. Las tiendas y cafés en las esquinas, nos invitaban a sentarnos y pasar tiempo ahí. El aroma del pan fresco y el café despertaba nuestros sentidos y nos envolvía por completo.
Alegra y yo, tuvimos una “cita no cita”, recorriendo los mercados llenos de flores y antigüedades. Observando los artistas callejeros y bailando un vals al ritmo de un violín. Tomados de la mano, caminamos por las aceras y nos reímos sin parar de la forma en la que ella trataba de pronunciar los nombres de las calles.
Finalmente, terminamos en un local, donde ella se compró el vestido que usaría esta noche en la cena de mi padre, el embajador. Al fin, mi Alegra auténtica, sexy y seguro surgió, y dejo a más de uno con la boca abierta, cuando ambos entramos al salón donde ya todos se encontraban. Yo, orgulloso, la tomo de la mano, mientras ella sonríe, iluminando todo.
Alegra, había escogido un vestido de falda larga, de tul negro, que dejaba ver sus largas y bien formadas piernas que se asomaban por las aberturas de la tela gruesa que yacía debajo del tul. Un corsé transparente cubría su abdomen, mostrando lo necesario, mientras un tirante lo sujetaba. Su cabello, largo y de rizos bien definidos, se recargaban sobre sus hombros, y un labial rojo cubría sus labios. En pocas palabras, se veía perfecta.
⎯¡Guau, Alegra! ⎯ expresó mi hermana, acercándose junto con su novio ⎯. Te ves sensacional.
⎯Gracias. Tu igual te ves muy bonita.
⎯No mientas ⎯ contestó, para luego sonreír.
Todas las miradas se encontraban sobre nosotros, principalmente la de Helena y mi madre, quiénes nos miraban de lejos con una copa de champán en la mano. Al parecer, seguía de mal humor y no se le quitaría hasta que Alegra se alejara de mí; algo que no pasaría ni en sueños.
Helena, por otro lado, sabía que su presencia aquí, estaba de sobra. Había intentado varias veces hablar conmigo a solas, pero, no me he dejado. En verdad no quiero escuchar nada de lo que me tenga que decir. Sin embargo, no quiere entender mis indirectas y tendré que hacer algo para que le quede claro.
⎯Al parecer, mi vestido no es del agrado de tu madre ⎯ le dice Alegra, a mi hermana.
Hanna se ríe bajito.⎯ Es que ella no puede usarlo, por eso la envidia.
Los cuatro nos reímos. Me siento un poco mejor de que a mis hermanos si les agrade Alegra, y quieran tener una relación con ellas.
⎯¿Quieren algo de tomar? ⎯ les pregunto, mientras un mesero se acerca.
Tomo algunas copas de champán de la charola y le doy una a Alegra.Ella le da un sorbo y su rostro me lo dice todo; no le gustó.
⎯¿No tienes tequila? ⎯ le pregunta al mesero.
⎯No lo creo… ⎯ responde educado.
⎯Bueno, entonces, whisky ⎯ insiste.
⎯Eso creo que si hay ⎯ dice, para luego pedirle a un colega que nos traiga un whisky en las rocas.
Tanto Alegra y yo nos quedamos viendo alrededor. Todos se encuentran vestidos de esmóquines y vestidos largos, mientras la música del cuarteto de cuerdas hace eco por todo el lugar.
⎯Nada que ver con las fiestas de tu familia, ¿cierto? ⎯ pregunto.
Alegra voltea y me sonríe.⎯ No, pero esto no está tan mal.
⎯No mientas, las fiestas de tu familia son épicas. La boda de tu hermana estuvo espectacular ⎯ hablo.
⎯Estoy seguro que la boda de Caly y tu hermano estará igual.
⎯Lo único espectacular será el vestido de tu hermana⎯ contesto.
⎯¿Por qué lo dices?
⎯Porque parecerá más una reunión de neurocirujanos que boda.⎯ Agrega Freud, quien toma otro sorbo a su champán ⎯. Todo fue organizada por la mamá de Karl, así que prácticamente esto será un ensayo.
⎯¡Vaya! ⎯ expresa Alegra, para tomar otro sorbo del vaso, sin dejar marca de su labial en el cristal.
⎯¿Caracoles? ⎯ Escuchamos una voz, y vemos a uno de los meseros pasar con un pequeño plato con caracoles.
⎯No gracias… ⎯ responde ella, bastante impactada⎯. Aunque muero de hambre. ¿Hay algo que no contenga carne, o sea algún animal muerto o marisco pescado?
⎯No, señorita…
⎯Puedes comer galletas con queso, si quieres.⎯ Escuchamos una voz. Al voltear, vemos a Helena frente a nosotros. Se ha puesto un vestido rojo que, en contraste con su piel blanca, hace que se vea un poco rosa.
⎯¿Galletas con queso? ⎯ inquiere Alegra ⎯. Me agrada la idea.
⎯Sí, pero no sé si Paul quiera compartirlas contigo.
⎯¿Paul?
⎯El perico ⎯ responde.
Alegra sonríe. Me toma de la mano y recarga su cabeza sobre mi brazo.⎯ Pues estaría dispuesta a comerlas si Paul me las comparte. Es que muero de hambre. Hoy hicimos tantas cosas; Karl me ha dejado rendida y hambrienta. ¿A ti no te dejaba igual?
Freud, al escuchar la respuesta de Alegra, escupe la bebida, tratando de contener la risa. Mi hermana, Hanna, lo toma de la mano y lo separa del grupo. Yo tomo a Alegra de la cintura y la pego más a mí.
Helena no contesta, simplemente toma una galleta con paté y se la come de un mordisco.⎯ Al menos yo puedo comer algo y no pedírselo al perico.
⎯Tienes razón, pero, al menos, yo no ando mendigando comida, como otras.⎯ Remata Alegra.⎯ A mí me dan de comer y créeme, termino muy satisfecha.
Helena, sin nada más que decir, se aleja. Los intentos que ha tenido de poner a Alegra en vergüenza no le han servido, y creo que aunque trate no podrá. Cuando Alegra es ella misma, es increíblemente segura. Creo que, al parecer, sí tendré que hablar con Helena, antes de que termine peor de lo que ya se encuentra.
⎯No entiendo qué es lo que hace Helena aquí o, ¿qué pretende? Es tan callada y taciturna y de pronto se vuelve algo agresiva, ¿qué le sucede?
⎯No lo sé, pero, te puedo decir que fue mi madre quien la trajo, así que posiblemente esté a tratando de cumplir algún tipo de misión.
⎯Pues está fallando ⎯ habla mi novia, para después voltear y acomodarme el moño del esmoquín⎯. Te ves tan guapo hoy. Pareces agente secreto.
Sonrío.⎯ ¿A caso estamos empezando otro juego de roles, donde yo soy un agente secreto y tú una villana?
⎯Karl… ⎯ pronuncia mi nombre entre sonrisas ⎯. ¿Qué acordamos?
⎯¡De verdad odio tus acuerdos!, ¿recuerdas a qué nos llevó el primero que tuvimos? ⎯ le pregunto⎯. No entiendo que tiene que ver nuestra intimidad con que mi madre te odie.
⎯Que es algo… intensa.⎯ Aclara⎯. Además, aunque quisiera jugar a la villana y al agente secreto, esta música mata mi el flow. Creo que hay más vida en un cementerio que en esta fiesta ⎯ comenta.
⎯Si consigo que esto se ponga mejor, ¿jugamos al agente secreto?
Alegra se muerde los labios. Sé que se resistirá, porque trata de mantener nuestros acuerdos, pero, nosotros somos pura intensidad, y no pasará de largo de un juego de roles donde ella pueda dominarme como tanto le gusta.
⎯Veremos, ¿qué tienes para mi Johansson?
⎯Espera aquí.
Me alejo de Alegra, atravesando la pista donde las personas solo platican en grupos y beben de sus copas y vasos. Aprovecho que el cuarteto de cuerdas se ha dado un descanso para ir hacia una de las bocinas y conectar mi móvil vía bluetooth. Rápidamente, busco la canción que quiero, y cuando está lista, presiono play.
Momentos después, en el salón se escuchan los primeros acordes de una canción, que empieza lenta, para después poner un ritmo de percusiones como si fuese un reggaeton. Camino, a pasos amplios hacia Alegra y la tomo de la mano.
⎯¿Bailamos?
⎯Karl… ⎯ murmura, cuando ve que todos nos están observando.
⎯Vamos… Sé que te gusta esta canción, la hemos bailado millones de veces en la casa.
Ella toma mi mano, con una sonrisa dibujada en su rostro. Nos deslizamos hacia la fiesta de baile, una que ya fue despejada al escuchar la música animada de la salsa. Las luces están sobre nosotros, enfocándonos por completo y dándonos toda la atención.
Alegra me mira con una chispa traviesa en los ojos, y yo con un guiño la invito a bailar conmigo en un giro atrevido. Ella me responde con una sonrisa sensual, y comienza a dejarse por él rimo de la salsa mezclada con reggaetón. Sus caderas comienzas a moverse en perfecta armonía con la música, haciendo que ningún invitado pueda apartar los ojos de nosotros. Ambos comenzamos a movernos con destreza y confianza. Yo noto que he dejado a mis hermanos boquiabiertos, al ver como bailo con ella. Al parecer, bailar con Alegra ha mejorado mi técnica.
El ritmo de la música va subiendo, y la pasión y diversión dan rienda suelta a nuestros cuerpos y en cada movimiento se nota. Nuestras manos se encuentran y se separan, trazando patrones en el aire, mientras que nuestros cuerpos se deslizan juntos con una gracia que no requiere esfuerzo. Los giros comienzan, son rápidos y preciosos. La falda de tul de Alegra, vuela por toda la pista, haciendo que se levante lo suficiente para que sus largas piernas queden al descubierto.
La sensualidad innata de Alegra, los tiene completamente hipnotizados. Yo veo su mirada ardiente y esa sonrisa juguetona que siempre me da cuando bailamos. No hay nada que me guste más que verla bailar. Porque cuando bailar es feliz, y yo, solo quiero verla así.
En eso, veo que mi padre se acerca a nosotros. Alegra se asusta un poco cuando él se aparece frente a ella.⎯¿Bailamos? ⎯ le pregunta, mientras se mueve al ritmo de la música.
⎯¡Claro! ⎯ acepta mi novia, para después ir con mi padre y continuar bailando.
Estaba tan concentrado en bailar con ella, que no noté que los invitados ya se habían unido a nosotros para bailar al ritmo de la música latina que hace eco en el lugar. Incluso mis hermanos y Caly se han unido a la fiesta. Bailando como pueden ante este ritmo tan rápido.
⎯No sabía que eras experto bailando esto ⎯ me dice mi hermana, mientras baila conmigo.
⎯No lo era… pero cuando vi a Alegra bailar, me prometí una cosa.
⎯¿Qué?
⎯ Que nunca la dejaría bailar sola. Porque así como ella aprendió a amar, yo aprendía a bailar.⎯ Recito.
Mi hermana sonríe.⎯ Te hace muy feliz, ¿cierto? ⎯ me pregunta.
⎯ No tienes idea… Hanna, no tienes idea lo feliz que me hace.
De pronto, la música desaparece. Todos los que estamos bailando, volteamos a ver hacia la bocina y vemos a mi madre con el dedo sobre el botón de apagado. Su rostro está completamente desencajado y se nota que no la está pasando bien.
⎯¡Cómo te atreves a arruinar mi fiesta! ⎯ le grita a Alegra.
⎯Simone… ⎯ menciona mi padre.
⎯¡Mi fiesta perfecta!, ¡arruinaste todo!
⎯Señora… ⎯ habla Alegra.
⎯Madre, te pido que no le grites a Alegra.
⎯¡Yo grito lo que quiero!, ¡la fiesta tenía que ser perfecta y ella lo arruinó!
⎯No arruinó nada, Simone ⎯ responde mi padre⎯. Quiero que comprendas que una fiesta perfecta o una boda bien hecha no salvará a nuestro matrimonio del fracaso, ni evitará nuestro divorcio.
Un suspiro de sorpresa invade el lugar. Tanto mis hermanos como yo, nos quedamos completamente sorprendidos por lo que acabamos de escuchar.⎯ ¿Divorciar?, ¿cómo? ⎯ inquiere mi hermana.
⎯Sí. Las cosas no han ido tan bien y tomamos la decisión. Firmaremos los papeles después de la boda de Caly y Johan. Lo sentimos mucho.
⎯Vale, lo entiendo ⎯ respondo⎯, pero, ¿qué tiene que ver con Alegra?, ¿con que hayas traído a Helena?.⎯ Mi madre me ve a los ojos. No sabe qué contestar. Sin embargo, la voz de Alegra se escucha a lo alto.
⎯Usted no quiere que Karl sea feliz, ¿no es así?⎯ le pregunta ⎯. Por eso no soporta la idea de que él haya encontrado a alguien y usted vaya a quedarse sola.⎯ Alegra da unos pasos hacia adelante ⎯. Pensó que por su condición no encontraría a nadie, y el día que me conoció, supo que se había equivocado. Por eso desde que llegué se ha empeñado a comprobarle que yo no soy para él. Uso el truco barato de traer a la ex, para compararme con ella y no ha parado de criticarme y hacerme menos delante de todos. Le tiene envidia, porque Karl, a pesar de lo que usted considera algo malo, es amado y, usted ya no.
⎯¡CÁLLATE! ⎯ le grita, y al parecer le ha dado en clavo.
⎯Mamá… ¿Eso es verdad? ⎯ pregunta Hanna.
Mi madre está al borde del llanto.⎯ ¡Por qué no puedo ser feliz! ⎯ Finalmente habla ⎯Incluso hasta Karl encontró a alguien que lo ama como es, ¿por qué yo no?. ¡Cómo es que mi matrimonio en el que di todo termina así!, ¡Sabían que su padre está saliendo con Helena! ⎯ grita. Y de pronto se escucha como se rompe un vaso, fue Helena y todas las miradas se posan sobre ella.
⎯Simone… ⎯ le pide mi padre.
⎯¡Te traje porque pensé que me ayudarías con Karl!, y resulta que ya te revolcabas con mi marido… ¡Cómo te atreves!, ¡ven todo lo que tengo que vivir y aun así tratan de juzgarme!
⎯Aún así…⎯ interrumpe Alegra⎯. Lo que sorprende es que piense que Karl no merece que alguien lo ame. Que haya dado por hecho de que él se quedaría solo porque lo merecía. ¿Qué clase de madre no desea que su hijo sea feliz?. Y yo preocupada porque pensé que había sido por mi padre la razón por la que me trataba mal. Ahora hasta dudo que él haya estado con una persona como usted.
⎯Tu padre es un mujeriego desvergonzado, al igual que tú: eres vulgar, caótica y tonta. De todas las Canarias eres la peor. Lo único que haces es avergonzar a tu familia, así como tu padre avergonzaba a la suya.
⎯¡Basta mamá! ⎯ grito. Alegra se suelta de mi mano, y a pasos agigantados sale del salón. Yo trato de tomarla del brazo, pero, ella se sigue ⎯. Eres una mujer mi amargada y resentida. Ella no tiene la culpa de los amores fallidos de tu juventud. Pero, ¿qué puedo esperar de una mujer que desea que su hijo se quede solo para no ser la única?
⎯Karl…
⎯Siempre tuve la sensación de que no me querías por quién soy, sino que me amabas por quién deseabas que fuera, y hoy lo comprobé. ⎯Volteo a ver a mi padre ⎯. Lo siento, papá.
⎯Yo lo siento por ustedes, no era la forma de que lo supiesen.
Asiento con la cabeza, para después, darme la vuelta y caminar hacia la entrada del salón e ir tras Alegra. Me siento fatal por lo que le dijo mi madre, y lo único que deseo es tomarla entre mis brazos y abrazarla con fuerza.
Subo las escaleras corriendo, para luego atravesar el pasillo y llegar a la habitación. Encuentro a Alegra con el móvil en la mano, estática, con lágrimas en los ojos y con la mirada perdida.
⎯Amor, no hagas caso de lo que dijo mi madre.⎯ Sale de mis labios, pero Alegra no responde, no se inmuta. Solo se queda de pie con el móvil ⎯.¿Qué pasa? ⎯ inquiero.
⎯No encuentran a mi hermana Lila.
⎯¿Cómo? ⎯ pregunto, sin comprender nada.
⎯Lila, desapareció hoy por la tarde y no ha regresado a casa.⎯ Alegra me abraza y rompe a llorar⎯. Mi hermana desapareció Karl, mi hermana está desaparecida.
Que vieja tan horrible y malvada.
Admiro a Alegra, que no se le quedó callada a la vieja y la pudo desenmascarar. Y adoro a Karl siempre preocupado por darle el puesto que me corresponde a Alegra
Que mujer tan horrible!!! Puro veneno sale de su boca. Con razón su matrimonio se fue por el caño.
Helena le pisa los talones, saliendo con el padre pero buscando al ex.
Alegra no hagas caso a la madre de Karl, tu vales mucho. Eres Alegra buena suerte, ya lo dijo tu papá. Ahora solo concéntrate en saber que pasó con Lila.