Alegra
Me vengué de los Karagiannis y me supo a gloria. Solo de pensar en los rostros y en el coraje de una boda arruinada, me hace sonreír a diario. Mi madre siempre me dijo, que además del vestido, las fotografías son lo que más aprecia la novia porque es lo único que le quedará para el recuerdo… ahora Cassandra no podrá recordar nada, o al menos no en sus fotos oficiales.
Sin embargo, lo que vi antes de salir de la boda, me dejó un sabor agridulce, porque la actitud de Karl me hizo imaginarme millones de cosas, unas que ni él tiene claras y no sabe cómo arreglarlas. Al llegar, solo me comentó que buscándome en los baños cerca de las caballerizas, se encontró con un hombre que abusaba o abusó a una mujer, que después resultó ser esposa de Antonio de Marruecos. La acompañó a la habitación, hablaron un poco y él le confesó que su padre había muerto.
Como Karl se sorprendió, Antonio dudó de su credibilidad y le dijo que él había sido el doctor que había firmado el acta de defunción, que no fingiera que no sabía. Karl averiguó en el hospital donde trataba al padre de Antonio sobre ese parte médico y resultó que no fue él, fue otro doctor, por lo que Antonio debió haberse equivocado.
Indagó un poco más, pero todo llevó a la misma respuesta. No sé si se la comunicó a Antonio, aunque, la verdad, después de que supo que su firma y reputación estaban a salvo, le dejó de importar. Supongo que hasta ahí llegamos con los Karagiannis.
Por otro lado, era evidente que mi familia no estuviera de acuerdo con lo que hice con las fotos de boda, aunque Sila y Tristán estuvieron dándome ideas, la noche antes de publicarlas, de los retoques que le podría hacer a todo. Mi padre me dijo que era algo muy bajo, y que los Canarias no éramos así. Mi madre me dijo que pude arruinar mi carrera y mi abuela Fátima, que pude arriesgar todo el legado de la familia.
Debo confesar, que esa noche no pude dormir pensando en todas las consecuencias. Sin embargo, pasaron los días y estas no llegaron. Al parecer, Jane Doe había funcionado y Lila, mi hermana, estaba vengada. Para mi tranquilidad, mi hermana y yo reímos como tontas en la videollamada, cuando le mostré las fotos.
Después de la venganza de los Karagiannis, la vida regresó a la normalidad. Karl y yo volvimos a nuestra rutina, a nuestros trabajos y a nuestras citas, no citas. Unas que cada vez que tenemos una, me hacen amarlo más. Sin embargo, confieso, que desde que a mi hermana le rompieron el corazón, mi actitud con respecto al amor y las relaciones ha cambiado bastante. Por ejemplo: me arrepiento profundamente de haber jugado al amor por tanto tiempo, aunque también me ayudó a llegar a Karl y quedarme con él. Me arrepiento de todas las veces que le dije a Lila que era ingenua por creer en un final feliz, cuando ahora soy yo quien lo puede tener. Me arrepiento de haberme burlado del amor tan profundo que se tienen mis padres, de haber dudado de la fidelidad de mi papá. Me arrepiento de tantas cosas que no sé si algún día pueda borrarlas de la mente.
Lila, ella se merecía un amor bonito, más que el mío. Ahora se encuentra en otro continente, con el corazón roto, tratando de empezar de cero y pensando ¿qué hizo mal para merecer todo esto? Mientras yo me encuentro entre los brazos de Karl, sintiendo sus deliciosos y lentos besos sobre mis labios y a punto de tener un orgasmo que puede despertar aún más al sol y hacerlo salir más temprano.
⎯¡Ahí!, ¡ahí!, ¡ahí! ⎯Le indico, mientras lo siento dentro de él.
⎯Más fuerte… ⎯ murmura en mi oreja.
⎯Vamos Karl, no bajes el ritmo… ¡Ahí! ⎯Le ruego.
⎯¡Dímelo más fuerte!
⎯¡Ahí!, ¡AHÍ! ⎯ grito.
Inmediatamente, nos venimos los dos, y el respaldo de la cama suena más fuerte contra la pared, haciendo eco en toda la habitación. Cuando nos mudamos, le dije a Karl que no era necesario tener respaldo, pero él me dio una razón para tenerlo: esposas. Y no me pude negar.
Para nuestra fortuna, somos el piso de hasta arriba, esa pared no da a ninguna otra habitación, y en el piso de abajo no hay nadie. Por primera vez, podemos hacer lo que se nos pega la gana, sin que haya reclamos de los vecinos.
⎯¡Dios! ⎯expreso agitada, mientras el sudor corre por mi cuerpo.
⎯Ya te dije que me llamo Karl ⎯responde, como siempre, Yo sonrío.
Él se recuesta y yo de inmediato me levanto y me pongo encima de él. Karl toma mi cintura con una mano y pasa la otra por mis pechos desnudos y sudados. Yo pongo mi mano sobre su corazón, y siento el latido agitado, y como se va tranquilizando.
⎯¿Alguna vez alguien ha muerto por tener sexo diario? ⎯le pregunto.
Karl sonríe.
⎯¿Es tu forma de decirme que hacemos mucho el amor y que quieres descansar?
⎯Karl, hemos intentado descansar y terminamos haciéndolo mucho más y en lugares más arriesgados.
⎯Si hablas de la vez que lo hicimos en mi consultorio, puedo alegar que te estaba haciendo un ECG.
⎯¿ECG?
⎯Un Electrocardiograma de Esfuerzo porque necesitaba revisar los cambios en tu patrón cardiaco.
⎯¿Eso se puede hacer un consultorio? ⎯ inquiero.
⎯Con el equipo adecuado, sí. Y yo, tengo el equipo adecuado ⎯responde coqueto⎯ ¿No te gusta mi equipo?
⎯Me encanta tu equipo… ⎯ Y al decir esto me muerdo los labios ⎯. Pero, quiero proponerte algo.
Karl me toma de la cintura y me acomoda.
⎯Dime.
⎯¿Crees que podamos tomar otra posición?, le resterá seriedad a lo que te quiero decir.
Así, Karl me toma entre sus brazos y me recuesta sobre la cama. Después, pone su cuerpo ligeramente encima del mío, y me ve con esa mirada azul que me da vida.
⎯Dime.
⎯Quiero que entremos en abstinencia por cuatro semanas.
⎯¡QUÉ! ⎯expresa, bastante sorprendido.
⎯Tengo mis razónes…
⎯Espero sean muy buenas… ⎯ bromea.
⎯Las tengo. ⎯Supiro ⎯. Después de lo que le pasó a Lila, me percaté que la forma en que nos conocimos fue así, en la cama. Sé que al principio era un juego, pero, ahora, esto es serio y me gustaría que lo dejáramos por un tiempo y hagamos cosas más… románticas.
Karl sonríe.
⎯¿Románticas?, creí que ya las hacíamos.
⎯Románticas que no terminen en la cama.
⎯Vale… ¿Qué sugieres?
⎯Bueno… no tengo mucha idea, pero supongo que podemos, no sé… ¿baño de burbujas?
Karl se ríe.
⎯Sabes a lo que llevará eso.
⎯Cierto ⎯ respondo, sonrojándome al recodar nuestro último balo de burbujas ⎯. Bueno, ¿qué te parece noche de películas?, o, ¿hacer arte juntos?, ¿qué te parece si tomamos una clase?
⎯No tienes ni idea, ¿cierto?
⎯No, pero en verdad lo necesito Karl. Quiero que estemos juntos por las razones correctas. Me da miedo que si un día se termina el sexo, nos demos cuenta de que no hay más… ⎯ hablo, un poco desesperada.
Karl besa mi frente.
⎯Alegra. De mi parte no creo que esto se termine jamás. Creo que nos amamos lo suficiente como para desear que esto dure siglos, y por la propuesta que me haces, lo compruebo. Solo debemos aceptar que el sexo es parte de nuestro romance, no tiene nada de malo tenerlo una vez al día.
⎯¿Una vez al día? ⎯Dudo entre risas.
⎯Bueno, dos, tres.. cua… no importa. Lo que digo, es que esto es nuestra esencia, nuestra intimidad… y no tiene nada de malo. Aunque, si tú deseas que lo suspendamos, lo haremos.
Tomo su rostro entre mis manos y le planto un beso sobre los labios.
⎯Te amo.
⎯¿Si me amas por qué me alejas de tu piel?
Suspiro.
⎯Suena muy romántico lo que acabas de decir.
⎯Soy romántico en la cama, ¿por qué no dejarme expresar en ella?
Acaricio su rostro.
⎯Porque de verdad necesito esto. Sé que me entiendes cuando yo ni siquiera puedo expresarme y quiero darnos esta oportunidad, ¿sí?, tal vez y hasta descubrimos algo nuevo que haga aún más perfecta nuestra relación. Te prometo que cuando termine esto daremos la follada de nuestra vida.
⎯Vale… tengo una idea para eso. Una escapada a la playa o una cabaña en las montañas, tú y yo y esas pelucas…
⎯Es un trato ⎯ respondo.
Karl suspira.
⎯Si hubiese sabido que esta sería la última vez que tendríamos sexo, no hubiese parado.
⎯Yo no dije que a apartir de hoy. ¿Qué te parece si empezamos mañana?
⎯¿Qué te parece si empezamos la próxima semana? ⎯Negocía, haciéndome reir.
⎯Vale… es un trato.
⎯Me encantan tus tratos… nunca salen bien. ⎯Me recuerda, para luego besarme en los labios.
***
-Más tarde-
Después de cerrar una y otra vez nuestro trato. Karl empacó una pequeña maleta y se despidió de mí. Hoy le toca guardia, por lo que se quedará toda la noche y parte del día de mañana, así que lo veré hasta mañana por la tarde. Si Lila estuviese aquí, seguro la hubiese invitado a pasar la noche en mi piso, como siempre lo hacía, pero ahora que está lejos, no tengo mucha opción. Sila está igual de ocupada que Karl en el hospital, tiene a sus hijos y no creo que quiera una noche de chicas en mi piso.
Mi hermano David, ahora que es novio de Ana Carolina Santander, no se despega de ella y dudo que me quieran de mal tercio. Daniel está algo ocupado, Jo es muy pequeña y Héctor y Jon no están interesados, por lo que no queda nadie para poder hacer algo.
Así que, he decidido que después de salir del trabajo, me iré a casa y comenzaré una lluvia de ideas de cosas no sexuales que puedo hacer con Karl, aunque más bien sería una lista de como impedir que cualquier actividad, termine con ambos haciendo algo sexual; tal vez debería escribir en la lista tomar terapia.
Entonces, termino de editar las últimas fotos que ha tomado mi madre, las guardo en la carpeta seleccionada y apago la luz. El sol apenas se está metiendo, así que cuando llegue a casa ya será de noche.
⎯¿Segura que no quieres quedarte a cenar?, tu padre hizo tostadas ⎯Me invita mi madre.
⎯No gracias. Tengo que hacer varias cosas. Pero mañana, con gusto, vengo a desayunar.
⎯Vale ⎯ responde.
Mi madre acaricia el rostro y luego me da un abrazo que me revive. Desde que Lila se fue lejos, anda más sentimental que nunca y por lo que veo, preocupada; lo noto en las ojeras.
⎯Ma, te quiero.
⎯Yo más. Ahora vete, que se hace tarde y me quedo preocupada.
Después de esta frase, emprendo mi camino hacia la salida. Antes de irme paso a la cocina para despedirme de mi padre y cuando estoy en la puerta volteo a verlos a los dos. A pesar de la tristeza, y de que están ahora definitivamente solos en la casa, ambos se ven animados y sobre todo felices.
Admiro a mis padres, ahora lo puedo decir con seguridad. Ellos han pasado todo tipo de obstáculos y situaciones que pudieron haberlos divorciado. Sin embargo, día a día se esfuerzan por mantener el amor entre los dos y sobre todo, la pasión y la atracción.
Eso es justo lo que quiero con Karl. Que ambos tengamos cincuenta años y sigamos enamorados. Quiero que él me vea, como mi padre ve a mi madre. No quiero, ni necesito más.
Como siempre, camino hacia la entrada, el fraccionamiento, tomo un taxi y esta vez voy directo a mi piso y no al metro más cercano. Hoy no tengo ganas de caminar, estoy exhausta y no me place tardarme más. Solo quiero llegar, darme una ducha, ponerme ropa cómoda y empezar a hacer esa lista mientras ceno y veo alguna serie.
Sin embargo, mis planes se vienen abajo cuando, al bajarme del taxi, veo un rostro conocido, uno que me desagrada y que no deseo tener frente a mí.
⎯¿Gio? ⎯ pregunto.
Entonces, mi ex jefe se voltea y al mirarme corre hacia mí.
⎯¡Sí!, ¡sabía que eras tú!
⎯¿Yo? ⎯inquiero.
Gio, literal, se tira a mis pies, y arrodillado me ruega:
⎯Necesito hablar contigo, te lo pido.
⎯No Gio, no ahora.
⎯Te lo pido. En verdad. No sabes cuánto tiempo tardé en localizarte. Te pido que me escuches, aunque sea cinco minutos.
Suspiro. Veo la luz de mi balcón encendida y lo lejos que estoy de poder subir y tirarme en el sofá. Escucho el ladrido de Arqui, también lo tengo que sacar a pasear.
⎯Alegra, ¿no me ignores, sí?
⎯Gio, creo que quedó claro lo que pasó. Así que, lo siento, pero tengo muchas cosas que hacer.
Así, me separo de él, y comienzo a caminar hacia mi edificio.
⎯¡NECESITO QUE VUELVAS! ⎯ Me grita, provocando que yo voltee a verlo.
⎯¡QUÉ!
⎯Necesito que vuelvas… solo, escúchame, ¿sí?, es más, te invito a cenar a dónde tú desees y me escuchas. Si después de esto no te interesa, te prometo que no vuelvo a buscarte.
Suspiro. La curiosidad es mi debilidad.
⎯Subo a mi piso y en 10 minutos bajo. Me llevarás al restaurante “El jardín de los ladridos” que está al final de la calle. Y nos invitarás lo que deseemos, no importa el precio.
⎯¿Invitarás?, ¿a cuántos?
⎯A mi perro y a mí. Por cierto, también lo llevarás tú.
***
Diez minutos después, Gio se encuentra resistiéndose a la fuerza de Arqui, mientras yo voy enviándole mensajes a Karl.
KARLANGAS
Solo escúchalo y decide… si es lo que te hace feliz.
ALEGRA
Lo haré. Si no es que Arqui le pone una rastriza primero.
Respondo.
⎯¿Ya casi llegamos? ⎯pregunta, completamente sudado y desarreglado.
⎯Sí, ya casi.
⎯¿Puedo irte comentando lo que pasó?
⎯No es necesario. Pensaste que hiciste lo correcto. María te dio una que otra buena follada que te levantó el ego, perdiste las campañas principales, te quedaste sin equipo y por alguna razón me necesitas. No eres tan misterioso como tú crees.
⎯Sí, todo eso es cierto, pero, ¿qué pasa si te digo que Elena Martínez te está buscando exclusivamente a ti para que lleves su campaña de la colección primavera – verano del próximo año?
Me detengo por completo al escuchar eso. Elena Martínez es el nuevo talento de la moda en España. Los rumores dicen que podría ser la nueva Carolina Herrera, y, ¿me quiere a mí?
⎯¿Es en serio? ⎯ inquiero.
Arqui jala a Gio con fuerza, al oler la comida de su restaurante favorito, provocando que él caiga y sea arrastrado por unos momentos.
⎯¿Podrías controlar a tu perro? ⎯me ruega.
⎯¡Arqui, Ga zitten! ⎯le doy la orden, y el perro se sienta de inmediato.
Como es Karl quien entrena al perro, ahora solo entiende órdenes en holandés, por lo que yo he aprendido lo básico.
⎯Gracias ⎯ me agradece Gio.
⎯¿Cómo es que Elena me quiere a mí?
⎯Bueno pues… te confieso que las campañas que hiciste las guardé como comodines cuando te fuiste. Mi estudio casi se va a la ruina, así que le pedí a uno de mis amigos que me diera la mano y me contactara con una diseñadora de renombre. Resulta que él era amigo del hermano de Elena Martínez y, decidió darnos una oportunidad. Le mostré la campaña del bar, la que le pusiste “Corazón Espinado”, y le encantó. Ahora quiere trabajar con nosotros, pero, quiere que tú seas la jefa de la campaña.
⎯¿Yo?
⎯Sí tú…
⎯¿Ser la jefa de la campaña?, para que luego metas a alguien para “probar mi valía”, y me quite todo. ⎯Le reclamo.
⎯Lo siento, Alegra. Me dejé influencias por una cara bonita. Sin embargo, María ya no está, incluso, ella fue quien me dejó en la ruina llevándose todo, incluyendo mi dinero.
⎯¡Vaya!
⎯Sé que no merezco que me ayudes y mucho menos que pienses mi oferta, pero, eres talentosa y mucho, creo que es una oportunidad para que explotes ese talento y hagas lo tuyo. Así que vengo a proponerte que seas mi socia.
⎯¿Socia?
⎯Sí. Partes iguales, puestos iguales. Si funciona esta campaña con Elena Martínez, se correrá la voz y posiblemente llegue otro diseñador como: Max Rojas o Luciana Guerra. Solo dime que sí.
Suspiro.
⎯¿Ser socia tuya significa que debo dar una inyección de dinero?
⎯O traer tu propio equipo… ni siquiera eso tengo.
⎯¡Dios!
⎯Lo sé… fui un tonto, pero te prometo que no volverá a pasar… ¿Qué dices?, ¿trato?
Gio estira la mano. Me quedo en silencio pensando todo lo que me acaba de decir. Es una gran oportunidad para trabajar en lo que me gusta, el problema es que no es con quién yo deseaba, ni en la ciudad que yo quería. Sin embargo, creo que la vida me pide a gritos que me quede aquí, en Madrid, donde tanto Karl como yo tenemos estabilidad.
⎯¿De cuánto es la inyección de dinero?
⎯Cinco mil doscientos euros.
⎯¡QUÉ!
⎯Literal lo perdí todo… vamos, te prometo que lo recuperaremos, ¿si?
«Cinco mil doscientos euros, es mucho para mí. Ni con todos mis ahorros y mis mesadas mensuales podré juntarlos. Tendré que pedirle un préstamo a mi padre y eso, no es algo que me agrade hacer. », pienso.
Aun así, tomo la mano de Gio, cerrando el trato.
⎯Bien. Lo haremos pero, con una condición.
⎯Dime.
⎯Marta regresa como mi asistente. Tú no puedes tocar nada del dinero que invertiré, pondré a una persona a que lo administre y, tengo libertad en las propuestas de las campañas.
⎯Hecho ⎯contesta Gio.
⎯También deberemos firmar un contrato, no quiero que me hagas una mala pasada.
⎯Te juro que no lo haré. Gracias, Alegra, de verdad gracias. No sabes cómo te lo agradezco, no sé cómo pagar esto.
⎯Yo sí. ⎯Le interrumpo ⎯. Pasearás a Arqui todas las tardes, incluso los domingos. Mi novio y yo tenemos planes y la agenda está llena.
⎯Vale, si eso quieres.
⎯¡Arquí, Vang! ⎯ le grito, y saco de mi bolsa su pelota favorita y la aviento hacia la acera.
De inmediato, Arqui sale corriendo, arrastrando de nuevo a Gio y haciéndome reír. Al parecer, he vuelto a lo que me apasiona y me gusta, lo que no comprendo es: ¿por qué no se siente tan bien como yo esperaba?, ¿por qué si lo tengo todo aún no siento que esté en el sitio correcto? Supongo que así se siente la estabilidad.
Arqui, internacional, jajajajaja!!!!
Alegra queriendo hacer cosas de no Alegra, cómo te resultará???
Es un poco sospechosa la aparición de Gio a estas alturas del partido! Ya quiero ver las citas románticas no sexuales de Alegra y Karl! Creo que Vio la va pasar mal paseando a Arqui!
Bueno a Gio le salió el tiro por la culata con la tal María y ahora sí viene a pedir cacao, espero que ese trato sea beneficioso para Alegra
Arqui bilingüe 😆
Gio, más te vale que vayas por las buenas porque si no, Alegra no bajara el dedo del renglón y te va a dejar pero que María.🧐
Alegra creo que debiste pensar un poquito más la propuesta… Espero que todo salga bien 🙏🏼