Alegra 

La propuesta que me hizo Gio fue en verdad atractiva, además de que era una oportunidad para independizarme del estudio de mi madre y hacer algo por mi cuenta. Sin embargo, no tenía el dinero. Puede sonar tonto que una persona como yo no tenga 5000 mil euros en su cuenta bancaria, no obstante, es verdad. 

Mis padres tienen una política muy especial con respecto al dinero. Ellos no nos dan acceso libre a este, si no nos lo dan por partes. Es una medida que mis abuelos tomaron con ellos, para enseñarles el esfuerzo de trabajar para pagar sus cosas y de que no dependían de esa cuenta bancaria. Así que mis papás tienen fideicomisos que, a la edad de dieciocho años se liberaron, sin embargo, no tenían acceso a todo el dinero, una pequeña cantidad mensual se liberaba para que ellos pudiesen ayudarse. 

En el caso de mis padres, eso se terminó cuando se casaron y ambos tuvieron acceso a todo su dinero. Sin embargo, decidieron que mi abuelo lo siguiese manejado, ya que era bueno con los números. En nuestro caso, es igual. La cantidad mensual que nos dan está sujeta a un presupuesto que armamos todos los meses, y nos dan eso, no más, no menos.

 En pocas palabras, lo que tengo en mi cuenta es para ayudarme, lo que yo gano en mi trabajo es para: pagar la luz, la renta del piso, la comida, el alimento de Arqui, entre otras cosas. Si quiero algo extra, debo justificarlo, ¿qué?, ¿pensaron que era fácil ser un Canarias Ruiz de Con?, no, no lo es, sobre todo cuando tus abuelos vivieron una recesión y ambos fueron despojados de sus herencias. 

Así que, para poder invertir ese dinero y tener los cinco mil euros en mi cuenta, necesito hablar con mi padre, justificar ese dinero y después, ir al banco con él para que lo autorice. Suena burocrático, pero, así sirve y si me preguntan, es buena estrategia. Si nos hubieran dado acceso libre al dinero hace mucho y sin educación financiera. David se lo hubiese gasto en autos, yo en ropa de marca, Lila en viajes y Sila… bueno, Sila lo hubiese ahorrado. 

Por lo que ahora, me dirijo hacia la oficina de mi padre, para hablar con “Davidsito”, para explicarle las razones del dinero, el porqué lo necesito y cómo lo usaré, con la esperanza de que todo saldrá absolutamente bien. 

⎯No tiene por qué salir mal, lo vas a invertir en tu fuente de trabajo. ⎯Me da ánimos Karl, mientras vamos caminando por el corredor de en dirección a la oficina. Karl, a pesar de haber pasado la noche en vela, cuidando pacientes y ayudando en urgencias, se ve mucho mejor que yo que he dormido toda la noche y de corrido. 

⎯Tengo un buen discurso, además, creo que 5 mil euros no son nada. 

⎯¿Qué pasó con esa humildad, Alegra?, cinco mil euros pueden alimentar a cientos de niños en San Gabriel. 

⎯Bueno. No lo quise decir así. 

⎯Lo sé, pero aun así, recuérdalo. No todos son tan privilegiados como tu familia. 

Sonrío. De pronto me avergüenzo de mis palabras. Una de las cosas que me gusta de Karl, es que siempre me ayuda a mantener los pies sobre la tierra. Porque, confieso, muchas veces digo cosas que suenan bastante egocéntricas; no puedo negar mi lado Canarias. 

Ambos llegamos en frente de la puerta de la oficina y él me da un beso sobre los labios. 

⎯Todo saldrá bien. Nos vemos al rato, ¿vale?, me esperas. 

⎯Lo haré. ⎯Le aseguro. 

⎯Suerte… te amo. 

⎯Te amo ⎯respondo, para después verlo partir. 

Así, me preparo para entrar a ver a mi padre. Hoy me puse mi ropa más decente o lo que yo considero decente, traje el plan por escrito en una libreta y creo que hasta un discurso preparado en mi mente. A veces siento que debo justificar mis acciones delante de mis padres para evitar malos entendidos, esas son las consecuencias de una adolescencia rebelde. 

⎯¡Alegra, hija!, ¡qué gusto verte! ⎯Escucho la hermosa y grave voz de mi padre, dándome la bienvenida. 

⎯Hola, Pa, ¿te interrumpo? 

⎯Jamás. Mis hijos y esposa jamás me interrumpen ⎯me dice, para después invitarme a sentar ⎯. Incluso, me alegra que estés aquí, porque tengo algo que decirte. Iba a ir a tu piso hoy por la tarde, pero, ya que estás aquí. 

⎯Yo también tengo algo que decirte ⎯le comento. 

⎯Bien, te escucho. 

⎯No, mejor yo primero ⎯hablo nerviosa. 

⎯Vamos, te escucho ⎯insiste. 

La mirada intensa de mi padre se centra en mí, y yo olvido todo lo que le tenía que decir. Saco la libreta de la bolsa y comienzo a leer: 

⎯Necesito tomar cinco mil euros de mi fideicomiso para invertirlos en el estudio de Gio, ya que seré socia y necesitamos ponernos a trabajar porque lo perdió todo, pero, tenemos una clienta fantástica y sé que nos irá bien. 

⎯¿Gio es el que te traicionó y se quedó con tus proyectos? ⎯Sale esa pregunta de sus labios. 

⎯Bueno… 

⎯No ⎯expresa contundentemente. 

⎯¿No?

⎯No, no te daré los cinco mil euros de tu fideicomiso para que los inviertas con ese hombre. Si me preguntas, me suena a estafa. 

⎯Pero… es mi sueño. 

⎯No, no es tu sueño. 

⎯¿Qué sabes tú? 

⎯Lo que sé, hija mía, es que tu sueño nunca ha estado en Madrid y simplemente estás tratando de sobrevivir. 

En ese instante, mi padre abre el cajón de su escritorio y saca un sobre que dice mi nombre. Al leer de quién viene, suspiro profundo. 

⎯Toda tu correspondencia ya está dirigida a tu piso, menos esta carta, lo que quiere decir que tienes miedo de que Karl la lea. 

⎯Claro que no. ⎯Finjo. ⎯Debió ser una equivocación. 

⎯No es una equivocación, menos si viene de la agencia Couture Central Nueva York, ¿me podrías explicar qué es esto? 

Suspiro. La verdad no esperaba esto. 

⎯Es una historia muy larga y seguro tienes algún nacimiento que atender. 

⎯No, no tengo nada. 

⎯¿Cirugía? 

⎯Nada. Estoy hablando con mi hija y eso es mucho más importante. Hay 23 pediatras más que pueden atenderlos. 

⎯Pero…

⎯Alegra… ⎯pronuncia mi nombre, con ese tono de padre que hace mucho no escuchaba. 

⎯¡Ay papá! ⎯murmuro. Así, tomo valor y comienzo ⎯: ¿recuerdas cuándo pensé que Karl y yo no íbamos a estar juntos y él se iba a casar con Calypso? 

⎯Sí. 

⎯Pues, yo pensé que una vida en Nueva York sería lo mejor para mí. Así que apliqué a la Agencia de Modelos y publicidad que siempre había querido. Mandé unas fotos que no le di a Gio y mi hoja de vida. Sin embargo, Karl y yo nos arreglamos y me olvidé del asunto. 

⎯Ajá… continúa. 

⎯El día que le diste el nombramiento de Jefe de cardiología, me mandaron un correo electrónico pidiéndome una entrevista. Mientras Karl estaba en el hospital, la hice y me aceptaron, sin embargo, no respondí. 

⎯¿Por qué? ⎯pregunta mi padre, curioso. 

⎯Porque, vi en todo lo que tengo a mi alrededor. Ya tengo casa, una pareja estable, un perro. Karl tiene trabajo fijo por años y yo, bueno, aquí están ustedes. Si acepto el trabajo es irme a Nueva York, volver a empezar. Karl se iría sin trabajo y bueno… por fin conseguí lo que ustedes querían. 

Mi padre se cruza de brazos y se recarga sobre el escritorio. 

⎯Y, ¿eso qué es? 

⎯Estabilidad. 

⎯¿Estabilidad?, ¿piensas que tu madre y yo queremos esto para ti?, ¿sobre todas las cosas? 

⎯Bueno, es que siempre lo dijeron. Estabilidad, unión, la familia. Lo noto en Sila y Moríns, ellos la llevan tan bien y bueno… David. 

Mi padre en ese instante niega con la cabeza mientras sonríe. 

⎯Jamás hemos querido eso para ti, ni para nadie. 

⎯¿Cómo? 

⎯Lo único que queremos es que seas feliz. Que todos nuestros hijos sean felices, jamás hemos pedido otra cosa ⎯me explica con ternura⎯. Si tus hermanos son felices como están ahora, pues ¡qué mejor! 

⎯No entiendo, pensé que lo que deseaban era que regresemos a Madrid, vivimos cerca de la familia como lo hacen tú, mamá y los tíos. 

⎯No, esa fue nuestra decisión, y en un momento, cuando eran menores de edad, fueron las suyas porque, no tenían a dónde ir. Sin embargo, ya son adultos y ustedes toman el camino que les place. ¿Crees que si yo decidera sobre ustedes hubiese dejado que David no estudiara nada?, o ¿que Lila se encontrara en México en este momento por qué allá quiere estar? 

⎯Espera, ¿me estás diciendo que jamás quisieron que regresara Madrid? 

⎯No, pensamos que habías regresado porque lo deseabas. Incluso, tu madre y yo pensamos que te quedarías allá. 

Me quedo en silencio mientras lo escucho. Mi padre siempre tiene una manera muy especial de decirme las cosas. Él, se separa del escritorio y como un gesto paternal acaricia mi cabello. 

⎯Sé que piensas que si le copias a Sila o a Lila, estás haciendo lo correcto, sin embargo, no es así. Lo correcto, es lo que te hace feliz y tu madre y yo estamos aquí para apoyarte. Lo único que queremos que entiendas es: que si las cosas salen mal o necesitas apoyo, tu familia siempre te dará la bienvenida aquí. Puedes regresar a tu casa cuantas veces quieras… ¿Comprendes? Pero, si tu sueño no está aquí en Madrid, no tienes por qué forzarlo, y menos gastar parte de tu dinero en algo que no quieres hacer. 

⎯Pero, Karl. 

⎯Y ese es otro punto… Karl. No le puedes ocultar esto a Karl para siempre, ¿sabes? 

⎯Si no lo sabe, no pasa nada… 

⎯Claro que pasará. Porque un día se enterará, por otro lado, y sabrá que le ocultaste un sueño que tenías y lo peor, que no lo incluías. Mira, no sé si todavía estés a tiempo de aceptar este trabajo, pero, si es así, dile. 

Suspiro. 

⎯¿Qué te da miedo? ⎯me pregunta. 

⎯Me da miedo que me rompa el corazón. Estoy muy enamorada de él, creo que es mi hombre ideal, el amor de mi vida. Es mi Luz ⎯le comento, y mi padre sonríe ⎯. ¿Qué pasa si me dice que no? Que prefiere quedarse aquí porque tiene este trabajo, y pues… arruino mi relación. 

⎯¿Prefieres no arruinar tu relación y ser infeliz en tu trabajo? 

⎯No es eso. 

⎯Mira Alegra. Si Karl te ama él elegirá la mejor opción, pero, debes dejar que elija él, ¿comprendes? 

⎯Sí. 

⎯Y si elige quedarse, ni modo… pero fue su elección. Aunque si me preguntas, ese hombre te seguirá hasta el fin del mundo, como un día yo seguí a tu madre. 

Sonrío. Me pongo de pie y le doy un abrazo a mi padre. 

⎯Sé que es difícil lidar con una mujer como yo, papá, pero, tú siempre encuentras cómo acercarte a mí. 

⎯Nada de eso. Eres una mujer extraordinaria, talentosa y bella, hija. Lo que siempre hemos querido es que seas feliz. Puede que seas un poco más rebelde que tus hermanas, pero, así eres. No te preocupes, tu abuelo David también pasó por lo mismo. 

⎯Lo sé… somos iguales. ⎯Y ambos nos reímos. 

Mi padre me da un beso sobre la frente y ambos vemos el sobre. 

⎯¿Lo abro? 

⎯Hazlo… 

Entonces, abro el sobre, saco una decena de hojas y me percato que es el contrato que debo firmar. Leo mi nombre y suspiro. 

⎯¿Sabes qué pienso? ⎯me dice mi padre. 

⎯¿Qué? 

⎯Que ahora tu madre y yo tendremos que dividir nuestro año entre Nueva York y México… Creo que iremos al primero en verano y al segundo en invierno. 

Me río. 

⎯Y, ¿Sila y David? 

⎯Sila tiene su familia… y David, bueno, ese David… mi hijo es tan diferente a mí y no sabes cómo me alegro. Seguro se unirá a un plan o hará el suyo. 

⎯¿No te duele que tus hijos se vayan, papá?, ¿que ahora solo sean mamá y tú? 

Mi padre suspira. 

⎯No. Porque tu madre y yo les dimos todo para que fueran personas funcionales y autónomas, no para que se quedaran para siempre con nosotros. Algo que debes entender, Alegra, que los hijos se van, pero, tu pareja será para siempre. Por eso debes cuidarla, quererla, enamorarla cada día. Deben ser honestos y resolver los problemas. Porque, al final del día, lo único que buscas es llegar a tu casa y contarle tu día. Encuentra un amor que siempre se mantenga joven con la persona con quien desees envejecer. Ese es el truco. 

⎯Gracias, pa. 

⎯Ahora, ve y díselo a Karl, yo tendré que lanzar una convocatoria. 

⎯¿Para qué? 

⎯Para cubrir el puesto de director del área de cardiología.

⎯¿Cómo estás tan seguro de que me seguirá? ⎯inquiero, aunque ya sé la respuesta. 

⎯Porque soy tu padre, jovencita ⎯me responde como solía decirme cuándo estaba pequeña. 

Con una sonrisa, salgo de la oficina. Después de la plática olvidé a lo que venía en primer lugar, ahora me voy con un “no” por respuesta, pero, sumamente feliz de todo lo que mi padre me dijo. Él tiene razón, en todo, pero más en que tengo que decirle a Karl sobre mi puesto en Nueva York y no puede pasar de esta noche. Sobre todo, porque tengo que estar allá… el próximo fin de semana. 

¿Será que Karl me seguirá como un día mi padre siguió a mi mamá? 

3 Responses

  1. Hayyy Dios, si tan sólo leía este capítulo hace 1 mes, que diferente sería mi vida y no arruinarla como lo hice,gracias Ana, grandes enseñanzas

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