Alegra
Si hace meses me hubiesen dicho que Karl y yo estaríamos viviendo juntos en un piso y que yo sería su novia, no lo hubiese creído. Incluso, mi respuesta común sería ¿es broma, verdad?, para luego reírme en forma burlona.
Ahora, es una realidad. Él y yo vivimos juntos en un hermoso piso, lleno de fotografías y plantas que debemos regar unos días sí, otros días no.
También tenemos un hermoso balcón donde salimos a ver la estrellas, una cocina grande en donde él cocina sus mejores platillos y una bocina inteligente que con solo nombrarle la canción la toca a todo volumen. A veces se escucha música de concierto, otras veces reggaetón y por las mañanas música de meditación cuando ambos hacemos yoga.
El baño, ¡oh ese baño!, es una de nuestras partes favoritas de la casa. Ya que es amplio, con una mampara transparente y hay un lavamanos para mí y otro para él, cada uno con espejo. Si se lo pregunta, ahí también hemos tenido sexo y sí, este sigue siendo maravilloso. Los baños de Karl son y siempre serán épicos.
La verdad jamás pensé que la vida en pareja fuese así. Yo me la imaginaba monótona y aburrida, llena de ratos incómodos y posiblemente una que otra pelea. Pero, con Karl, no es así. A pesar de que sus horarios son una locura por el hospital, cuando está conmigo hacemos de todo, desde quedarnos en la casa descansado, hasta salir a bailar hasta que los pies se nos casan.
Karl, crean o no, es un excelente bailarín, así como también es un gran compañero, confidente y novio, en pocas palabras, es lo mejor de lo mejor, y aún no puedo creer que este hombre que pensé era el más aburrido del mundo, se ha convertido en el hombre que merezco, que deseo y el que cada día me enamora más. Supongo que los polos apuestos se atraen.
En pocas palabras, nuestra vida en pareja va de lo más genial. Mis padres lo aceptan y lo quieren, se lleva bien con toda mi familia y estamos satisfechos en todos los sentidos. Nuestra vida laboral, también va fluyendo, a pesar de que no estoy en mi trabajo ideal. Desgraciadamente, mis asuntos laborales con la empresa de Gio terminaron mal, así que ya no tengo trabajo con él. Él se quedó con mis campañas y lo único que le pedí fue que me diera crédito; lo hizo por miedo a una demanda de mi parte.
Así que ahora trabajo con mi mamá, y entre las dos hemos hecho que el estudio de fotografía crezca aún más. También estamos preparando una nueva exposición y me emociona, porque sería la primera mía, por lo que editar y escoger las fotografías a exponer me ha mantenido entretenida. Además de que hago trabajos freelance para campañas de moda en empresas pequeñas que me están dando curriculum y experiencia.
Sin embargo, no es lo mío. Por más que me guste trabajar con mi mamá y me emocionen algunas cosas, aún sigo con la idea de abrir mi agencia de modelos, o al menos dedicarme a algo que tenga que ver con la fotografía de moda. Y, aunque le ayudo a mi hermana para promocionar sus hermosos vestidos, no he logrado zanjar lo que yo quiero, y mis planes se han quedado en una libreta; y a veces creo que no saldrán de ahí.
Aun así, soy feliz. Estoy en una etapa de mi vida bonita y diferente, tengo dinero para pagar las cuentas y lo mejor, puedo seguir siendo yo, sin restricciones, sin prohibiciones y sobre todo, con un hombre que me entiende de la “A” a la “Z”; supongo que no tengo nada más qué pedir.
***
Más noche en casa de los Canarias.
⎯ Acomódame la camisa de atrás ⎯ me pide Karl.
Yo termino de bajarme la falda y luego voy a su espalda y le ayudo a fajar la camisa en el pantalón. Él se acomoda el saco, y el cuello de la camisa.
⎯ ¿Cómo me veo? ⎯ pregunta.
⎯ Como si acabaras de tener un revolcón en el auto ⎯ comento, tratando de aplacar mi cabello rizado, que ahora es todo un desastre. Karl, al ser un amante apasionado, adora jugar con mi cabello mientras tenemos sexo. Es buena idea cuando estamos en la habitación, mala cuando estás a punto de ver a tus padres.
⎯ Se supone que debo verme formal ⎯ contesta.
⎯ Bueno, te ves guapo ⎯ contesto, para luego arreglar su cabello y revisar que no lleve algo que nos delate.
Karl me sonríe, cuando su mirada azul se dirige a la mía color café avellana ⎯. Estoy nervioso ⎯ confiesa.
⎯ No deberías. Has trabajado mucho por este puedo, y prácticamente ya te dijeron que es tuyo ⎯ le animo.
⎯ Lo sé, pero aún no dejo de estar nervioso.
Beso sus labios ligeramente ⎯. Solo tienes que estarlo poquito. Te prometo que cuando lleguemos al piso, te quito esos nervios, ¿qué te parece? ⎯ pregunto y guiño un ojo.
⎯ Solo te recuerdo que llevo encima cuarenta y ocho horas de trabajo ⎯ me advierte.
⎯ Eso no te importó hace veinte minutos, cuando terminaste de examinar mi corazón en la parte de atrás del auto ⎯ le recuerdo, y él sonríe coqueto.
⎯ Eres insaciable, Alegra. Un día no daré el ancho ⎯ contesta.
⎯ Insaciable, ingobernable… supongo que el prefijo “in”, va conmigo ⎯ contesto ⎯. Con que no sea indeseable o inbesable.
⎯ Jamás ⎯ responde, mientras me toma de la cintura, y me besa. Siento como sus manos se recorren a mi trasero y lo aprieta con fuerza.
⎯ ¡Karl!, las cámaras… ⎯ le recuerdo ⎯ Mejor entremos antes de que esto traiga otras consecuencias.
⎯ No escuché quejas al respecto, hace rato ⎯ me murmura él al oído.
⎯ Venga, que mi familia suele salir de sorpresa, ¡anda!
Karl me toma de la mano y yo saco las llaves de la casa de mis padres para abrir la puerta. Para nuestra fortuna, todos están en la parte de atrás, así que el espectáculo delante de las cámaras no fue visto por ojos parentales o de los chismosos que podrían estar presentes.
⎯ ¡Hola!, ¡llegamos! ⎯ anuncio.
⎯ ¡Vaya!, moría de hambre ⎯ se queja mi hermano, que va saliendo de la cocina con un plato en las manos ⎯, pensé que no saldrían nunca de esa auto ⎯ murmura, viéndonos a los dos.
⎯ Shhhh, ⎯ lo callo, porque no quiero que nadie escuche ⎯. Eres un pervertido ⎯ respondo.
⎯ Somos… ⎯ dice, viendo a Karl, que simplemente sonríe ⎯ La próxima vez avísenme para venir pre-comido.
Momentos después, mi hermana Lila, llega bajando las escaleras. Al verla, me alegro, ya que tiene semanas que no he podido ni hablar con ella, y mucho menos ir a su taller. Desde que trabaja ha desaparecido del mapa, y como ahora vivo con Karl, no hemos convivido tanto. Yo sospecho que hay algo más, pero ella insiste en que no pasa nada; no sé si creerle.
⎯ ¡Lila! ⎯ pronuncio y ella me abraza con fuerza ⎯, ¿cómo estás?
⎯ Bien ⎯ responde, con un brillo especial en sus ojos. Luego ve a Karl y quitándose el suéter le muestra la espalda.
⎯ El corazón está en frente, por si quieres que te revise algo ⎯ contesta él.
⎯ ¡No!, ¿ya te fijaste?
Ambos enfocamos la vista en la espalda, y notamos que se ha hecho un tatuaje de unas lilas.
⎯ ¿Te tatuaste? ⎯ pregunta David, que aún sigue de chismoso al lado.
⎯ Sí, así la próxima vez, sabes quién está contigo en la ducha, Karl ⎯ le cometa, y yo sonrío.
⎯ Un error, una vez, y no puedo zafarme de ese error, ¿qué tengo que hacer para repararlo o que lo olviden? ⎯ comenta él, aún apenado por lo que pasó.
⎯ Prácticamente nada. Ha quedado registrado en los anales de esta familia. Bienvenido, de nuevo ⎯ habla David, dándole una palmada sobre la espalda y alejándose de nosotros.
Lila simplemente nos ignora, toma su móvil y como siempre, empieza a enviar mensajes con una sonrisa; y luego nos dice que no está pasando nada interesante en su vida.
En ese momento, mi padre se percata de que hemos llegado y dejando a todos en la terraza entra a saludar ⎯ ¡Bienvenidos! Karl, hija mía ⎯ expresa, al vernos de pie en el recibidor.
A lo lejos podemos ver a Ben y a Xóchitl, a mi madre platicando con mi tío Manuel y a mi Tía Ainhoa riendo con mi hermana Sila y Moríns. Al parecer, hoy nos mantendremos en petit comite, por lo que no todos están presentes.
⎯ ¿Y mi tía Julie y Robert? ⎯ inquiero.
⎯ Se fueron a Hawai con Sabina, Cho y los chocitos.
⎯ ¿Tan pronto?, pensé que se tomarían el tiempo para pensarlo ⎯ pregunto, ya que ha sido un tema bastante sonado en la familia.
⎯ Al parecer no. Supongo que pronto nos enteramos de la situación. En fin, pasen, estábamos a punto de brindar ⎯ y al decir eso, le sonríe a Karl ⎯. ¿Listo?, parece que yo estoy más emocionado que tú.
⎯ Está emocionado ⎯ le defiendo, mientras lo abrazo, pasando mi mano por su formada espalda ⎯, lo que pasa es que no es tan expresivo como nosotros.
Karl me da un beso sobre el cabello, tan tierno que me hace sonreír ⎯. Sí, estoy emocionado, señor Canarias. Le prometo que cuando Ben me lo diga, lo expresaré mejor.
⎯ Más te vale ⎯ comenta, para luego darse la vuelta y caminar hacia la terraza.
Karl voltea a verme y me da un beso sobre la frente ⎯. Gracias por eso.
⎯ No entiendo por qué estás nervioso, si has estado trabajando por esto durante mucho tiempo ⎯ le comento.
Karl suspira ⎯. Supongo que una nueva responsabilidad siempre hace que los nervios resurjan.
⎯ ¡Karl! ⎯ se escucha a lo lejos, y vemos al guapo y atractivo Ben llamándole con la mano.
Él vuelve a suspirar y se arregla el saco ⎯. Pensé que al menos me dejarían tomar un tequila pa’ los nervios ⎯ y en la última frase imita mi acento, haciéndome reír.
⎯ Venga, que no lo necesitas. Si uno de los dos es valiente, eres tú ⎯ le hago saber.
Ambos, tomados de la mano, vamos hacia la terraza para unirnos a la reunión. Como siempre, mesa está bien servida, tanto de bebidas como de comida, algo muy Canarias, y la música está de fondo, algo muy Ruiz de Con. Algo que le gusta a Karl, es que las cenas y reuniones familiares tienen un tremendo potencial para terminar en una fiesta inolvidable, llena de anécdotas, risas y sobre todo, mucho tequila y desvelos.
Tan solo salimos. Empezamos a saludar a todos y nos empiezan a ofrecer algo de beber. Karl, enseguida, se sirve un caballito con tequila y se lo toma de un sorbo, asombrando a Moríns.
⎯ ¿Después de ese tequila planean algo?, porque hoy me quiero ir a dormir temprano ⎯ bromea.
Karl se sirve otro caballito y se lo toma de la misma manera, luego chupa un limón y su rostro lo dice todo. Y pensar que hace unos meses no sabía ni como tomar eso.
⎯ ¿Todo bien? ⎯ pregunta, Sila.
⎯ Perfecto, todo perfecto.
⎯ Karl ⎯ le llama mi padre, y él toma la botella y yo le detengo.
⎯ Mejor para festejar, ¿vale? ⎯ le digo y él asiente ⎯. Suerte, verás cómo todo sale bien ⎯ le animo.
⎯ Gracias, te amo ⎯ murmura, para darme un beso sobre la frente.
Así, Karl se aleja de mí, y veo cómo entra con Ben y con mi padre a la sala, supongo que se dirigirán a la oficina.
⎯ ¿Cómo va todo con Karl? ⎯ me aborda mi madre, tomándome por sorpresa.
⎯ Bien, mejor de lo que pensaba ⎯ respondo.
⎯ ¿Y la convivencia? ⎯ inquiere mi tía Ainhoa.
⎯ De lo mejor. En realidad jamás pensé que estar con alguien fuera tan… Divertido ⎯ admito.
Mi madre me da un beso en la mejilla ⎯. Mi niña, que por fin aceptó sus sentimientos por Karl y ahora, mírala… ¿Sabías que tu abuela decía que el mejor marido era un doctor? ⎯ me comenta.
⎯ ¿De verdad?, y ¿por eso se acabó casando con un empresario, heredero de medio Ibiza? ⎯ respondo.
Mi mamá se ríe bajito ⎯. Lo mismo le contesté yo cuando me lo dijo. En fin, estaría muy feliz con Karl. No solo por ser doctor, sino porque es un buen hombre y…
⎯ Se cae de bueno ⎯ agrega mi Tía.
⎯ Nunca he escuchado que hablen así de mí ⎯ reclama Moríns ⎯, de Cho sí, pero de mí.
⎯ Es que no puedo hablar así de ti… Te conozco desde que eres un niño, ¿qué clase de tía sería? ⎯ responde Ainhoa, haciendo que Sila y yo riamos.
⎯ Y de Cho, ¿lo conocen desde que tiene dieciocho?, ¿eso no les remuerde?
⎯ Ya era mayor de edad ⎯ defiende mi madre ⎯, además, tú eres como hijo, venga Moríns, que sin ti la familia sería aburrida.
⎯ ¿Entonces soy su bufón? ⎯ contesta, y no puedo evitar reírme de nuevo.
⎯ Venga amor, eres el hombre más guapo del universo, además, tienes ese toque tan Moríns que te hace especial. Lo importante es que a mí me gustes mucho y me hagas reír ⎯ contesta Sila, para luego besarle.
⎯ Como sea, Karl y yo vamos bien… Se los aseguro ⎯ concluyo, para después tomar un poco de tequila.
⎯ Se nota. Además, con el anuncio de su nuevo puesto, les irá supermejor, ¿si sabes que el contrato que va a firmar será indefinido? Eso significa que estará ya de planta en el hospital, tendrá más libertad de horarios, posiblemente un mejor sueldo y estabilidad.
¿Indefinido?, eso quiere decir que cuando Karl firme el contrato también estará firmando una vida en Madrid, pienso.
⎯ Pues mejor, ¿qué no?
⎯ Y tal vez Karl hasta decidida otro tipo de estabilidad ⎯ agrega mi tía Ainhoa.
⎯ ¿De qué hablas? ⎯ pregunto.
En eso, mi hermano David, como siempre, aparece detrás de mí y en mi oído comienza a tararear la marcha nupcial. Mi tía Ainhoa muestra su anillo y hace la seña de que a eso se refiere.
⎯ ¿Qué? ⎯ pregunto.
⎯ Pues, yo lo vi bastante nerviosillo hoy, ¿eh? ⎯ contesta Moríns.
⎯ Estaba nervioso por lo del anuncio ⎯ justifico.
⎯ ¿Crees?, yo digo que este anuncio le movió algo más y, pues, tal vez si ya se quiere establecer en Madrid, querrá establecerse contigo. Digo, podrán comprar un piso o una casa y comenzar a rehacer su vida.
No, no, no, claro que no, digo en mi mente.
⎯ No lo creo ⎯ respondo, para ser yo quien tome otro sorbo de tequila.
⎯ Quién sabe, pero, solo te puedo decir una cosa, hermana ⎯ me dice Sila ⎯, puede que Karl ame su trabajo y acepte el puesto porque es lo que desea, pero, la razón por la que lo hace también es por ti, y lo sabes. Así que no la vayas a cagar.
Sila siempre tan directa, demasiado si me lo preguntan.
De pronto, mi padre, Ben y Karl salen a la terraza y mi padre, tocando la copa de vino con su anillo de bodas, hace que todos pongamos atención.
⎯ ¡Familia!, les presento al nuevo jefe de cardiología, a mi yerno, Karl Johansson ⎯ expresa con felicidad y Karl sonríe de inmediato.
Mi familia estalla en aplausos, para luego acercarse a él y comenzar a felicitarlo. Yo me quedo al lado de la mesa y esta vez tomo la botella de tequila y directamente le doy un sorbo.
Claro que no, Karl no estaba nervioso por algo más, era por su trabajo, me convenzo.
Cuando las felicitaciones terminan, Karl se acerca a mí y me da una abrazo tan fuerte que siento como toda la tensión que acabo de tener con las palabras de mi hermana se van.
⎯ ¿Qué no felicitarás a tu novio? ⎯ me pregunta, coqueto.
Asiento con la cabeza, luego le veo a los ojos y le sonrío. Los ojos azules de Karl brillan y me hacen sentir, como siempre, especial, como si nada fuera a pasar.
⎯ Oye, ¿crees que nos podamos ir temprano? ⎯ me pide.
⎯ Sí, claro, debes estar cansado.
⎯ Sí, y también porque tengo algo que decirte y quisiera que fuera en privado ⎯ habla.
Me quedo en silencio, sin moverme. Y así, como si estuviera todo coordinado, volteo a ver a mi tía y ella me muestra su anillo.
⎯ ¿Alegra?
⎯ Sí, claro ⎯ respondo, pero solo por decir algo. Porque una vez más, muero de miedo, de esos que hace tiempo atrás me hicieron cometer una tontería, que espero no cometer el día de hoy.
me encanta gracias Ana por esto eres genial
Ayyyy!!! En serio? Ya entre en pánico 😱 y eso que yo ya le casé 🤭🤭
Alegra la vayas a cagar, o t r a vez