Karl

Grandes cambios se avecinan, y yo estoy listo para ellos, sobre todo, cuando estos son buenos y vienen a manos llenas, aunque con mucho estrés porque debemos avisar a la familia, renunciar a los trabajos y, lo más difícil, decirle a Arqui adiós por unos meses, ya que los permisos para sacarlo del país y las vacunas necesarias tardarán más del tiempo que contamos. 

Sin embargo, Arqui se queda en familia, ha sido acogido inmediatamente por el Moríns y Sila y sobre todo por los niños, que mueren por un perro y esta es la forma de sus padres de ver si podrán hacerse responsables de una mascota.

En cuanto todos los papeles de Arqui estén en orden, y tengas la vacunas que necesita, yo, personalmente, regresaré por él para llevarlo a Nueva York y que esté de nuevo con su familia. 

Por otro lado, al siguiente día de la noticia del trabajo de Alegra, renuncié a mi puesto en el hospital, y David Canarias simplemente sonrió. Pensé que en cierto modo se molestaría, pero solo me abrazó y me dijo al oído: hazla feliz, se lo merece. 

Yo simplemente contesté que sí. Después, les avisé a mis hermanos y a Caly que no asistiría a la boda por motivos de mudanza internacional y ellos simplemente me desearon suerte. A veces lamento que mi familia no sea como la de Alegra: unidos, comprensivos, siempre atentos a cualquier cosa. Pero también me gusta que mi familia en cierta forma sea tan desapegada y me permitan mudarme sin muchas explicaciones. Así que solo tomaré mis maletas y me iré. 

Por su parte, Alegra le dijo a su madre que había aplicado al trabajo en Nueva York y la habían aceptado. Luz se puso feliz y le dijo que estaría al tanto de la carrera de su hija en la industria de la moda. Después lloró, lloró mucho, porque supongo que ver como su otra gemela se iba lejos era difícil para ella. 

“El nido ha quedado vacío, David”, le dijo mientras su esposo la abrazaba. Él simplemente la consoló y le decía que la siguiente etapa de su vida había comenzado, y que sería una de las más bonitas de todas. 

Y sí, será una de las más bonitas, porque tal vez ellos decidan que es momento de viajar a otras partes, o retomar algún pendiente, o tal vez se sientan felices de saber que a sus cuatro nietos, se les unirán dos más… el de Lila y por supuesto, el nuestro. 

Sí, el hCG también fue positivo en los análisis de Alegra y, ahora, estamos en espera de un bebé. Aún no me lo creo y ella menos. Incluso estos días hicimos como diez pruebas de embarazo solo para asegurarnos de que era verdad y no solo parte de nuestra imaginación. Todos marcaron positivos, en diferentes colores y marcas. Unos nos marcaron las semanas y al parecer, Alegra va en el segundo mes del primer trimestre, solo que no tiene síntomas. 

No sabemos dónde pasó, literalmente hablando. ¿Fue una de las duchas?, no sabemos, ¿tal vez en el juego sensorial que nos inventamos la otra vez?, o, ¿pudo haber sido en la cocina? Será algo que nunca averiguaremos, pero, sabemos que el bebé fue hecho con pasión, muchas risas y varios orgasmos que se disfrutaron. 

Aunque ahora ambos estamos consciente de lo que está sucediendo, no hemos mostrado mucha alegría o preocupación. Creo que ambos estamos en un estado de shock que no se irá hasta que hoy por la tarde vayamos al obstetra a la revisión y que veamos ante nosotros la realidad; ahí será cuando expresemos lo que verdaderamente sentimos. 

Alegra, no la ha querido decir a nadie, ni siquiera a su gemela que, por lo que sabemos, está en la misma situación. Quiere mantener esto lo más secreto posible, hasta que sepa cómo lo dirá y cómo tomarán el hecho de que así se irá a trabajar a Nueva York. Aunque a veces duda de que la acepten en su estado en su nuevo trabajo. Aun así, ella se irá, porque dice que tiene un buen presentimiento. 

 No puedo creer que Alegra y yo nos iremos a América a hacer una vida juntos, jamás me imaginé que eso pasaría. La verdad, pensé que en algún punto nos quedaríamos en Madrid. Después de unos años, yo compraría una casa a las afueras de la ciudad, con una gran habitación para poder hacer su estudio y, finalmente, envejecería con ella. 

Sin embargo, esta mañana cerramos las maletas con lo que nos llevaremos a Nueva York, le pedimos a Daniel que viniese a regar las plantas y a cuidar el piso mientras vemos qué pasa y finalmente, vamos de camino al médico para ver como está nuestro pequeño polizón. 

Así que ahora, caminamos por la acera, con las manos entrelazadas y acompañados por el sol de la tarde. En mi mente reina la sombra de la incertidumbre, pero también la luz de la alegría. Haciendo que reinara un contraste bastante marcado en este momento.  

Hoy es un día importante, creo que uno de los más importantes que he tenido en toda mi vida. Hoy veré por primera vez al bebé que he concebido con la mujer que amo y que considero la mujer de mi vida, y la que amé a primera descripción. 

Alegra, parece nerviosa, incluso puedo jurar que va disminuyendo los pasos, como si quisiera bajar el ritmo antes de entrar al consultorio. De repente, ella mira hacia un lado, aparta la vista de los escaparates que pasamos a nuestro lado y llama mi atención. Sus ojos brilla con inseguridad, y la fuerza con la que toma mi mano me hace saber que no quiere seguir. 

⎯Dime ⎯le digo primero, antes de que ella hable. 

⎯Karl, ¿sabes? Estoy muy nerviosa. Realmente nerviosa ⎯me habla, con una voz temblorosa. 

Con ternura, beso su mano y después acaricio su mejilla. 

⎯Lo entiendo, Cariño. Es normal sentirse así en una situación como esta. Pero si ya decidimos que lo enfrentaremos juntos, pues debemos hacerlo bien. O, ¿a caso ya no quieres? 

Alegra suspira y asiente con la cabeza. 

⎯Es que… estuve pensando, ¿y si mejor vamos a Nueva York y lo vemos allá?, digo, son días de diferencia y estaremos lejos de casa… 

Sonrío. 

⎯¿A qué tienes miedo?, ¿a ser madre o a lo que te dirá tu familia? 

⎯A ambos. Estoy muerta de miedo. No sé cómo reaccionarán mis padres cuando se enteren. Por años, les dije que no quería tener hijos, y ahora, con esta sorpresa, no sé qué pensar. ¿En qué momento pasó?, dime, ¿tú lo quieres?, ¿tú lo deseas? 

En ese instante y sin que ella lo espere, la abrazo. Siento su calor contra mi pecho y su corazón en verdad agitado. 

⎯¿Tú deseas tener un hijo mío? ⎯pregunto⎯, más bien esa sería la situación aquí. 

Alegra asiente con la cabeza. 

⎯Deseo tenerlo. Incluso lo pensé varias veces, pero… no sé si sea el momento adecuado, ¿qué tal si es mala idea llevarlo a Nueva York?, ¿qué tal si soy mala madre?, ¿qué tal…? 

⎯Hagamos esto, ¿te parece? Entremos al consultorio y veamos al bebé. Vemos como está y todo. Al terminar, antes de salir, me dices cómo te sientes, si quieres ser madre o no y yo… lo aceptaré. 

⎯¿Lo aceptarías? 

⎯Las decisiones sobre tu cuerpo no son de mi incumbencia, Alegra. Si deseas que no lo tendremos, yo lidiaré con lo que sienta, y lo hablaremos en pareja. Pero no te obligaré a ser madre. Sé que es difícil de entender, pero, te amo, y solo quiero que todo salga bien para los dos. 

Alegra asiente con la cabeza y luego se separa de mí. 

⎯Me gusta tu plan. 

⎯Entonces, eso haremos, ¿vale? 

Ella sonríe. Después me toma la mano y antes de entrar al edificio donde se encuentra el consultorio del obstetra le doy un beso sobre los labios. 

⎯Te amo… aquí estoy, no me iré. Sé que no estamos casados pero, te amo en todos los aspectos alegres y difíciles de nuestra vida. 

⎯Eres maravilloso Karl, ¿qué hice para merecerte? 

⎯Tal vez, solo ser una niña buena ⎯le contesto, para luego cerrarle un ojo. 

Alegra ríe. 

Así, ambos entramos al consultorio y antes de que Alegra huya, me adelanto a la recepción para anunciar que hemos llegado. Como Alegra no quiso ir al hospital de su padre para la revisión con el obstetra de la familia, Ben. Hemos escogido una clínica bastante recomendada que, al parecer, tiene mucha fama porque hay decenas de personas esperando por distintos tratamientos y revisiones. 

Alegra y yo nos sentamos cerca de la puerta del consultorio número dos, donde pronto nos llamarán para saber el veredicto final. 

⎯Entonces, después de ver al bebé te diré como me siento y, tomamos una decisión. 

⎯Así es… ⎯respondo. 

⎯No importa la decisión. 

⎯No importa ⎯le comento. 

Alegra entrelaza su mano con la mía y luego se recarga sobre mi hombro. Una de sus manos se posiciona sobre el vientre y lo aprieta con suavidad, como si quisiese sentir el corazón del bebé en la palma de su mano. 

⎯Es maravilloso saber que dentro de ti laten dos corazones: el tuyo y el del bebé. Ambos siguiendo ritmos distintos y en diferentes etapas de la vida. Como cardiólogo, esto es algo que nunca dejará de asombrarme ⎯le confieso, y Alegra se muerde el labio. 

Después, ambos nos quedamos en silencio, esperando por nuestro turno, uno que llega veinte minutos después, justo en nuestro horario de cita. 

⎯¿Alegra Canarias? ⎯pregunta la doctora y ambos nos ponemos de pie. 

⎯Yo, soy yo ⎯ afirma. 

⎯Adelante. 

Con la mano tomada de la mía, ambos caminamos hacia el consultorio y entramos sin mirar atrás. La puerta se cierra, y el sonido hace que mi prometida salte un poco. Después, nos ofrece un asiento y ambos nos sentamos. 

⎯Bien, ¿en qué te puedo ayudar? ⎯pregunta. 

⎯Creo que estoy embarazada ⎯murmura. 

⎯¿Crees? 

⎯Bueno, lo estoy, solo que me cuesta trabajo decirlo ⎯le dice. 

⎯¿Él es el padre de tu bebé? ⎯inquere. 

⎯Sí, él es mi pareja, Karl. 

⎯Bien, Karl y Alegra, ¿qué les parece si vemos a su bebé y salimos de dudas? ⎯pregunta.

Después de hacernos unos cuestionamientos de rutina. Alegra entra el baño para cambiarse a una bata más cómoda mientras la doctora ingresa los datos al ordenador. Ver en la pantalla bebé Johansson hace que a mi mente vengan millones de recuerdos sobre la última vez que estuve en una situación así; cuando mi hija venía en camino. 

⎯Sube ⎯ le pide la doctora y Alegra sube a la camilla y se descubre el vientre⎯. Veremos que tenemos aquí le comenta. 

⎯Veamos ⎯murmura Alegra, para después suspirar. 

Así, la doctora poner el gel sobre su aún vientre plano, y en momentos comienza a mover el transductor sobre el vientre de Alegra, en la pantalla aparece una imagen borrosa.

Mi corazón late con fuerza mientras observo con atención. Gradualmente, la imagen se aclara y finalmente, un pequeño feto aparece ahí, con algo dentro de él parpadeando con rapidez. 

⎯Ahí está ⎯habla la doctora con seguridad⎯ eso que brilla ahí es su corazón. 

⎯Su corazón ⎯murmura Alegra, y voltea a verme. 

El sonido del corazón, nos abruma, cuando la doctora lo escucha para saber si es sano y firme. 

⎯Ahí tenemos un latido, que se escucha perfecto.

⎯¿Por qué late tan agitado? ⎯inquiere Alegra, preocupada. 

⎯No amor. El ritmo cardíaco de un feto en el útero materno es más rápido en comparación con el de un adulto. Por lo general, el corazón de un feto late a un ritmo promedio de alrededor de 120 a 160 latidos por minuto. Este ritmo cardíaco fetal puede variar durante el embarazo, pero en general, es más rápido que el ritmo cardíaco de un adulto promedio, que suele estar en el rango de 60 a 100 latidos por minuto en reposo ⎯recito. 

⎯¡Guau!, al parecer tenemos un experto aquí… ¿Cardiólogo, cierto? ⎯pregunta la doctora. 

⎯Sí ⎯admito. 

Entonces, mientras la doctora mide las proporciones, me acerco al oído de Alegra y le recito: 

⎯Toda vida comienza y termina con un latido. 

Ella se muerde los labios y sonríe al ver la pantalla. No sé qué decisión tomará, pero, estoy seguro de que le gusta lo que ve. 

⎯Bien, el bebé número uno está en los rangos correctos. Ahora pasemos a medir al bebé dos. 

⎯¡QUÉ! ⎯expresa Alegra, y se levanta de la camilla para acercar el rostro a la pantalla. 

En eso la doctora mueve el transductor y aparece otro producto, justo al lado del bebé 1. 

⎯Sí, tienes gemelos. 

⎯¡QUÉ!, no, no puede ser. Se supone que solo era uno…yo estaba de acuerdo con uno. 

⎯Pues, no sé qué decirte ⎯dice la doctora entre risas⎯. Aquí van dos. 

El sonido del corazón del segundo es igual de fuerte y claro que el del primero, lo que anuncia que los dos están bien y que el embarazo podría continuar, por ahora, sin ningún riesgo. 

Alegra ya no dice nada, simplemente se queda callada mientras observa a los dos bebés que viven dentro de ella. Cuando termina el ultrasonido, se va a cambiar de ropa y luego sale, aún impactada con la noticia. 

⎯Recuerda, lo que tú decidas después de esto, yo estaré de acuerdo ⎯le murmuro y ella asiente cn la cabeza. 

La doctora nos da ciertas explicaciones y nos pide que al llegar a Nueva York nos hagamos otra revisión para ver cómo están los bebés. Alegra parece absorta, en otro mundo, y sé que no ha escuchado nada de lo que se ha dicho. 

⎯Pues, buena suerte. ⎯Nos desea, para ambos, ponernos de pie y salir de ahí. 

Sin embargo, en el momento en que yo me entretengo pagando la consulta, Alegra sale del ahí casi corriendo, provocando que yo la persiga a pasos agigantados. 

⎯¡Alegra! 

⎯No ⎯responde, para seguir caminando. 

⎯Alegra, te lo pido, ve con cuidado… 

Alegra se voltea y noto que está hecha un mar de lágrimas.

⎯¡Son dos!, escuchaste, ¡dos! ⎯expresa, para luego soltarse a llorar. 

⎯Lo sé. 

⎯Son dos, dos personitas aquí. ⎯Se toca el vientre⎯. Cada uno con su propio espacio, moviéndose dentro de mí. Con sus pequeños corazones latiendo con fuerza y gritándome que están vivos y han llegado para quedarse. 

⎯Lo sé, ¿qué quieres decir con eso? 

⎯¡Qué eres un hombre maravilloso!, ¿sabes? Porque los viste, y vi la ilusión en tus ojos y ese brillo tan bonitos que tienes cuando algo te encanta o te apasiona y, aun así, con todo eso, estás respetando mis deseos y considerando todo. Tú me amas. 

⎯Lo hago y mucho. 

⎯Tú me amas ⎯repite. 

⎯Sí, lo hago ⎯contesto, mientras tomo sus manos⎯. Te amo. 

⎯¿Sabes las razones por las que yo decía que no quería tener hijos? ⎯me pregunta. 

⎯No. 

⎯Porque pensé que no encontraría a alguien que me amara en todas mis facetas, con todos mis demonios y mis excentricidades. Alguien que estaría dispuesto a renunciar a su trabajo para aventurarse a otro continente y empezar de nuevo a mi lado. Alguien con quien pudiera envejecer. Y de repente, apareciste tú, y no puedo hacerte eso.

⎯¿Hacerme qué? ⎯pregunto. 

⎯Quitarte el brillo de esa mirada tan linda cuando los viste. No puedo pagarte así. Porque yo también te amo, te amo como nunca pensé que lo haría, y… creo que es momento de decirles a todos que tendremos gemelos. 

Sonrío ampliamente, para después recibir el cálido abrazo de Alegra. 

⎯Me amas… ⎯repite. 

⎯Te amo… ⎯afirmo. 

Supongo, que vamos a ser papás. 

8 Responses

  1. Se que no comento en cada capítulo, pero de verdad Ana mil gracias por darnos este regalo. No había podido leer esta historia y déjame decirte que me ha encantado y con este capítulo me hiciste llorar de emoción.

  2. Que genial. Se embarcan en una nueva aventura y serán papás y por partida doble. Serán más felices estoy segura

  3. Qué hacer con un hombre que es pura bondad? Tratar de brindarle lo mismo. Me encantan este par

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *