⏤ ¿Tu madre? ⏤ es lo primero que sale de mis labios ⏤. La señora que te dio la vida y así.

Karl se ríe bajito, él se voltea de lado para verme ⏤. Pues sí, la señora que me dio la vida. 

Guardo silencio. Estoy pensando qué decirle y cómo reaccionar, pero, al no encontrar palabras, lo mejor es permanecer en silencio. Mi novio me sonríe, sus bonitos ojos azules en este momento me da mucha tranquilidad, aunque sé que no será así cuando ella llegue. 

⏤ ¿Qué?, ¿no te agrada la idea? ⏤ pregunta. 

Niego con la cabeza ⏤. No es eso. Lo que sucede es que nunca he conocido a la mamá de uno de mis novios porque, nunca he tenido uno. El propósito de ser una mujer picaflor es evitar todas estas cosas. 

⏤ ¿Pica qué? ⏤ me dice, y su rostro refleja que no ha entendido para nada lo que le estoy diciendo. 

Me acerco más a él. Karl me toma de la cintura y me jala más hacia su cuerpo para que quedemos cerca y pueda besarme cuando se le pega la gana ⏤. Bueno, ser una mujer que tiene parejas de una sola noche, no sé, ¡ay Karl!, tú me conoces. 

⏤ Relájate, no pasará nada ⏤ me anima. Él frota su nariz contra la mía, dándome un beso de esquimal ⏤. Le agradarás. Además, esto era algo que estaba por pasar y lo sabes. No podías pasar toda la vida en el anonimato. Yo conozco a tu familia y era momento de que conocieras a la mía, es todo. 

Suspiro ⏤ ¿Qué pasa si no le agrado? 

⏤ Cariño mío, si al que le tienes que agradar es a mí, no a ella ⏤ con eso te lo digo todo ⏤ Karl me da un ligero beso sobre los labios para luego ponerse de pie ⏤. Mañana vendrá para ir a cenar con nosotros, después se irá al hotel, así que puedes descasar, no se quedará con nosotros. 

«Eso me hace inmensamente feliz», pienso. 

⏤ Está bien ⏤ respondo, mientras continúo tirada sobre el suelo. 

⏤ Iré con Arqui a dar un paseo ⏤ contesta, para darme un beso sobre la frente ⏤. Lo siento por tus botas. 

⏤ Yo más ⏤ respondo. 

El perro al ver la correa se pone feliz, y corre hacia Karl moviendo la cola para después dejarse amarrar. Cuando escucho el ruido de la puerta, me levanto, tomo mi bota destrozado y suspiro. 

⏤ Tranquila Alegra, solo es la mamá de Karl, no pasará nada ⏤ rato de convencerme. 

Sin embargo, la idea de saber que conocería a la mamá de Karl, me quitó el sueño por completo, y, después de una noche de insomnio, pesando una y otra vez sobre lo que iba a pasar, supe que este era un enorme paso en nuestra relación y que tenía que tomarlo muy en serio; al menos de mi parte porque Karl lo estaba tomando a la ligera. 

Por lo que, al siguiente día, después de realizar mi rutina de la mañana, fui a visitar a Lila para hablar con ella y recibir uno de sus tantos consejos que muchas veces me habían salvado del desastre y, sobre todo, del colapso mental que a veces me da por sobre pensar. 

Tan solo entré al talle me quedé sorprendida. Este, está completamente cambiado y con un ambiente muy diferente de la última vez que lo visité. Se respira creatividad y magia con ese toque de romance que solo mi hermana Lila le puede dar. 

El taller está lleno de color y luz. Cada rincón está meticulosamente organizado, con mesas de trabajo cubiertas de telas exquisitas, patrones, accesorios y una multitud de hilos de diferentes colores.

Las paredes están decoradas con bocetos de diseños y fotografías de novias, sobre todo de Sila, nuestra hermana, que había sido la primera en confiar en ella para la creación de sus vestidos y de Calypso. Cada imagen contaba una historia de amor y celebración, recordatorios constantes del propósito y la belleza de su trabajo.

En el centro del taller, se encuentra una amplia mesa de diseño donde mi gemela trabaja en sus creaciones. La mesa se encuentra cubierta con rollos de tela, cintas, encajes y accesorios de decoración. Una gran lámpara de estudio ilumina el área, resaltando los detalles y realzando los colores.

Por unos instantes observo todo, y no puedo dejar de sonreír. Me alegra que Lila esté haciendo su sueño realidad y que le esté yendo tan bien. Recuerdo que ella deseaba esto con toda su alma y, ahora que lo veo con mis propios ojos, admito que los sueños si se cumplen. 

Mi hermana sale detrás del vestidor y, al verme, sonríe ampliamente. Tiene meses que Lila y yo no nos vemos así en privado. Últimamente, lo hacemos solo en las reuniones familiares y nada más. Ella ha estado muy ocupada con el encargo de los tres vestidos de novia y otros trabajos más que ha tenido, además de que sospecho que está saliendo con alguien que aún no me quiere decir. La extraño y mucho, jamás me había sentido tan alejada de mi gemela como hoy. 

⏤ Alegra, ¿qué haces aquí? ⏤ pregunta, para luego dejar la tela sobre el sofá e ir hacia mí. 

Sentir el abrazo cálido de mi hermana gemela me reconecta por completo. Es como si yo estuviera flotando y Lila me jalara hacia la tierra para no irme por completo. 

⏤ Vine a verte, necesito hablar contigo, ¿tienes tiempo? ⏤ inquiero, mientras veo alrededor. 

⏤ Saldré a comprarle flores a la abuela, Fátima ⏤ contesta ⏤. Por fin papá a convención de venir a vivir a la casa y se siente un poco agüitada y triste después de la operación. Así que antes de que llegue, mamá y yo le adornaremos la habitación con flores, al menos para que esté feliz ⏤ explica, con ese tono de voz tan bonito que tiene. 

⏤ ¿Qué pasó con el regalo del abuelo?, ¿ya no le entregarán las flores como lo hacen diario desde que falleció? ⏤ pregunto, sobre ese gesto romántico que mi abuelo, David, le dejó a su esposa desde hace años atrás. Donde cada día, una florería local de Ibiza, le envía un ramo de flores a mi abuela para decorar su casa. 

⏤ Papá está averiguando como puede cambiarlo para Madrid y que así sigan llegando a la casa. Imagínate, ahora la casa estará llena de flores y fotografías. Mamá tendrá que inyectarse de nuevo la medicina para las alergias que ya había dejado, el polen la volverá loca ⏤ finaliza. 

Suspiro ⏤. Pobre de mamá ⏤ admito. Solo de pensar por lo que está a punto de pasar, me hace saber que ama demasiado a mi padre como para dejar que el polen entré a nuestra casa. 

⏤ Hay sacrificios que se hacen por amor ⏤ comenta coqueta, acomodándose el hermoso abrigo rojo que se confeccionó en diciembre pasado ⏤, ¿qué dices?, me acompañas. 

Asiento con la cabeza y la sigo para salir del taller. La luz neón del letrero de la entrada se apaga y ella cierra la puerta para, después, salir de ahí. Mientras bajamos por el elevador, le voy contando lo de la madre de Karl, su visita y los intensos nervios que estoy sintiendo. Al final, ella solo me sonríe. 

⏤ No puedo creer que Alegra Canarias vaya a conocer a su suegra por primera vez ⏤ habla en tono de burla. 

⏤ ¡Basta, Lila! ⏤ reclamo. 

⏤ Lo siento, es que es muy chistoso. Recuerdo que siempre me decías que esto no lo pasarías tú porque nunca te comprometerías con alguien y hoy, vienes a pedirme consejo de cómo comportarte. 

⏤ Bueno, es que tú tienes experiencia ⏤ respondo, mientras ambas caminamos por la acera en esta cálida mañana de invierno, casi primavera ⏤. Tú conociste a la señora Casas, ¿recuerdas? 

⏤ ¿A la mamá de Gastón?. Alegra, éramos compañeros de salón, la veía todos los días. 

⏤ Pero él era tu novio. 

⏤ Lo sé, pero no es nada comparado con lo que pasará contigo. Gastón era mi novio de la preparatoria y ya, aquí, Karl es tu pareja, es más formal. Viven juntos y eso lo dice todo. 

⏤ Vine aquí para que me dieras ánimos, no para que me contagies el impulso de saltar a las vías del metro. 

Lila se ríe ⏤. Como siempre tan exagerada. Solo tienes que ser tú y sacar a relucir todas esas clases de educación y etiqueta que nuestros padres nos daban a diario. Eres una buena mujer, inteligente, capaz, educada y tienes los suficientes medios para dar una buena impresión. No te dejes llevar por lo que tu cabecita te dice, y por todos los comentarios que recibiste durante años de personas ajenas a tu familia. 

⏤ Ese es el problema, que si soy yo misma, puede que salga mal ⏤ contesto. 

Mi hermana suspira ⏤. Pues, entonces, ¿cambiarás? No sé si a Karl le agrade. 

⏤ Si es necesario, lo haré. Esta es la relación más bonita que tengo y sospecho que la única. No la quiero arruinar. Así que si tengo que ser más Lila y menos Alegra, lo seré ⎯ sentencio. 

En ese instante, los ojos se me abren con asombro y se iluminan. Alzo las cejas revelando que una idea se me ha venido a la cabeza. Sin embargo, el tono tajante de mi hermana me hace que la deseche. 

⎯ No Alegra, no me haré pasar por ti ante la mamá de Karl. 

⎯ ¡Mierda! ⎯ murmuro. 

⎯ Servía cuando éramos pequeñas pero, no en este momento. Solo debes ser valiente y ser tú. Además, Karl lo notaría de inmediato. Él no es un Moríns o un Cho al que podemos engañar. 

Ambas nos reímos al recordar cómo volvíamos locos a Moríns y Cho, el esposo de nuestra prima Sabina, hace años cuando los conocimos. Sospechamos que a Cho aún lo confundimos por completo. 

Así, las dos llegamos a la florería favorita de la abuela, y al entrar, ambas, reaccionamos ante las fragancias de las diferentes flores que se encuentran ahí. Nuestra familia tiene símbolos que nos identifican a dónde quiera que vayamos. De parte de los Ruiz de Con, son las fotografías. Siempre, a dónde quiera que haya un Ruiz de Con, siempre habrá un muro repleto de fotografías, ya que mi madre, y ahora yo, tomamos fotos de todo. 

Por parte de los Canarias, serían las flores. Mi abuela Fátima siempre ha tenido flores en sus casas, y se ha encargado de pasar la tradición a sus hijos. Mi tía Ainhoa también decora con flores su hogar, y mi padre, sabe cómo plantarlas y cuidarlas; comúnmente las nuestras se encuentran en el jardín. 

La abuela nos ha dicho que, el día que muera, quiere que plantemos flores al rededor de su tumba, para que siempre esté decorada y llena de colores y fragancias. Incluso le hizo prometer a mi padre que él lo haría. Una promesa con mucho peso si me preguntan. 

⎯ ¿Qué le llevaremos?, ¿rosas, margaritas? ⎯ comienza a recitar Lila. 

De pronto, fijo mi rostro en un hermoso ramo de tulipanes blancos que se encuentran justo en la parte de atrás del local ⎯. ¿Qué te parecen unos tulipanes? ⎯ le señalo, y ella fija su mirada en ellos. 

⎯ Me encantan, creo que a la abuela le agradarán. 

Mi hermana y yo caminamos hacia allá, y, cuando estamos a punto de tomar el ramo, una mujer se atraviesa frente a nosotros y nos lo arrebata de las manos. Lila y yo nos detenemos en seco, y volteamos a ver si hay más ramos de esas flores, pero, al parecer, son las últimas. 

⎯ Disculpe, señora, pero nosotros venimos por esos tulipanes ⎯ habla Lila, con ese tono tan educado que tiene. 

La señora voltea, con un gesto de pocos amigos y nos ve de la cabeza a los pies, sobre todo a mí. Después, finge sonreír ⎯. Lo siento, pero los vi primero. Hay más flores, consíganse otros ⎯ responde, para luego darse la vuelta y seguir viendo el resto de ellas. 

Lila suspira ⎯. Vamos, supongo que serán rosas ⎯ me dice, para darse la vuelta, alejándose. 

La sigo, y al ver las rosas, me percato que no es lo que teníamos en mente para nuestra abuela ⎯. No, tienen que ser los tulipanes. 

⎯ Alegra, déjalo en paz ⎯ me pide Lila. 

Observo a la mujer de lejos, como va tocando las flores y cortando uno que otro pétalo para luego tirarlo al suelo. No entiendo por qué, pero solo de pensar que ella no cuidará esos tulipanes como suele hacerlo mi abuela, me obliga a ir hacia allá y pedírselos. 

⎯ Ale… ⎯ me reprocha mi hermana, al notar que regreso. 

⎯ Disculpe, señora ⎯ llamo su atención al cercarme a ella ⎯, pero ese ramo es nuestro. 

 La señora esboza una ligera sonrisa, tan fingida que me enoja más ⎯. No dice tu nombre. 

⎯ Lo sé, pero, no es eso. Los queremos comprar para mi abuela que se siente mal porque está dejando su hogar. Llegará hoy y queremos adornar su habitación con esos tulipanes. 

⎯ Yo también deseo adornar mi hogar con esos tulipanes ⎯ me responde en un tono de voz que denota presunción. 

⎯ ¿De verdad los necesita realmente? ⎯ inquiero. 

⎯ ¡Claro que los necesito, jovencita! ⎯ responde, indignada por la pregunta ⎯. Además, si son tan especiales, pudiste haber llegado antes, niña. Temo que no te los podré dar. Ahora deja de molestarme, si no llamaré al dueño del local para que te saque a patadas. 

Siento todo el calor subiendo por mi cuerpo, al grado de que me ahoga. No puedo creer la actitud de esta mujer, ¿quién se cree? Cierro los puños, tratando de sobrellevar todo lo que siento, cuando una mano toca mi hombro. Mi hermana Lila viene al rescate, pero no mío, sino de la señora. 

⎯ Vamos, Ale, no tiene importancia. 

Suspiro ⎯. Está bien. 

Me volteo para alejarme de ella, cuando el comentario de la señora, hace que todo lo que logró mi hermana se vaya a la basura ⎯. ¿Quién se cree esa buena para nada?, ¿qué no tiene mejores cosas que hacer que discutir por unas flores?

⎯ Ale… ⎯ me pide Lila, pero, es demasiado tarde. Mi cuerpo ya se ha volteado y de nuevo voy hacia la señora. Nuestras miradas se encuentran y ella abraza el ramo con fuerza. 

⎯ Sabe, no importa ⎯ le digo ⎯, porque allá atrás de la tienda he visto unos mejores y más bonitos que este, así que, si a usted le gusta quedarse con estas flores que están más feas y maltratadas, puede hacerlo. 

La señora echa un vistazo a la parte de atrás del local y sonríe. Después, con un desprecio, me da el ramo de tulipanes, con una fuerza que algunos pétalos se caen. 

⎯ ¿Qué parte dijiste? ⎯ pregunta. 

⎯ Atrás. Si quiere le muestro ⎯ me ofrezco. 

La señora, con ese porte engreído y presumido, asiente con la cabeza y me sigue hacia la parte del invernadero, donde unas puertas de cristal muestran un pequeño cuarto con más flores adentro. 

⎯ Están atrás ⎯ le señalo con el dedo para hacerla rabiar. 

⎯ Gracias, que considerada ⎯ contesta. 

Ella entra y se dirige hacia donde le he señalado. Sin embargo, al notar que no hay nada, voltea a verme, pero, ya es muy tarde, yo cierro las puertas del invernadero y le pongo el seguro, dejándola encerrada. 

⎯ ¡Ábreme!, ¡ábreme, buena para nada! ⎯ me exige, tocando el vidrio, con un rostro lleno de enojo, que me hace reír. 

⎯ Gracias por los tulipanes ⎯ le agradezco entre sonrisas. Me doy la vuelta y camino rápido hacia Lila que se ha quedado paralizada ante la escena. 

⎯ ¿Qué haces? ⎯ pregunta. 

⎯ Solo paga y vámonos ⎯ le urjo ⎯. Tenemos que salir de aquí ⎯ Lila corre hacia la caja y después de pagar, ambas salimos corriendo con el ramo de tulipanes en las manos. 

Debo admitir que esto que hice me ayudó a sentirme mejor con respecto a todo lo que me está pasando. Pensé que los consejos de Lila me ayudarían más, pero, una dosis de adrenalina era todo lo que necesitaba para aguantar lo que vendría esa noche y recordar que ser yo, es bastante divertido e intenso y que si Karl está conmigo, es porque lo sabe. 

Así, después de correr por unas cuadras, Lila y yo fuimos a dejar los tulipanes a la fundación para que David los llevara a casa a la hora de la comida, y de ahí nos fuimos al centro comercial a comprar ropa y un vestido para esta noche. 

Según me dijo Karl, hoy, iremos a cenar a “La maison du ciel”, uno de esos restaurantes a los que yo jamás iría sola, y que, sé, la comida consistirá en platillos caros que no me llenarán. Así que planeo decirle a Karl que pasemos por una hamburguesa vegetariana y unas papas dobles a Tony’s, porque si no ceno, no podré dormir. 

Entonces, la tarde cayó más rápido de lo que yo pensé. Así que, después de que Arqui me paseara a mí por el parque que tenemos en frente de la casa, regreso para arreglarme mientras espero a Karl. Me doy un baño largo, le pongo el tratamiento a mis rizos para que queden perfectos y definidos y después, me visto con el vestido que me he comprado para la ocasión. 

Esta vez fue escogido por Lila pero respetando mi estilo. Es un vestido de lentejuelas dorado, de diseño en tubo, que abraza mis curvas de manera muy seductora. El corte se encuentra por encima de las rodillas, mostrando mis piernas de manera elegante y coqueta. El escote de un solo hombro, junto con las mangas largas, le da un toque elegante y sofisticado, pero que, al mismo tiempo, lo hace sensual y divertido, por lo que no tengo que sacrificar mi estilo por completo.

Al terminar de vestirme, me veo frente al espejo, y sonrío. No cabe duda que mi hermana sabe más de moda que yo, o más bien, de estilos. Compruebo que es el vestido correcto cuando Karl, sale del baño de nuestra habitación y se queda con la boca abierta al verme frente a él. 

⎯ ¡Guau! ⎯ expresa. 

⎯ Te gusta, quiero suponer ⎯ contesto. 

Él, se acerca a mí y me toma de la cintura para jalarme hacia su cuerpo. Puedo sentir su torso mojado, ya que acaba de salir de ducharse. 

⎯ Creo que voy a cancelar la cena y me quedaré a solas contigo. 

⎯ Amor ⎯ murmuro, para luego sonrojarme ⎯. Es tu mamá. Vino desde Ámsterdam a verte. 

⎯ Lo sé, pero puedo fingir que tengo calentura y no puedo ir ⎯ bromea.

Karl se acerca a mis labios y comienza a besarlos con una pasión desmedida que me enciende de inmediato. Poco a poco me lleva hacia la orilla del tocador y de un movimiento me sube sobre él. Con Karl aprendí que no puedo dejar nada de perfumes, maquillaje o alhajas sobre la superficie, ya que solemos hacer muchas cosas malas encima de este pobre mueble que, de puro milagro, no se ha destrozado. 

⎯ Amor ⎯ murmuro, mientras siento cómo sus labios bajan a mi cuello, y sus manos han comenzado a subir mi vestido. Trato de seguir con la frase pero, al sentir sus dedos sobre mi ropa interior, y luego dentro de mí, pierdo toda la razón. 

La toalla de Karl, que traía sobre la cintura, ya ha caído sobre el suelo, y ahora se encuentra completamente desnudo y cerca de mí. Puedo sentir su excitación rozando con mi ingle. 

⎯ Amor, y tu madre… 

⎯ Shhhh ⎯ me hace, mientras sus labios siguen pegados a los míos ⎯. Estoy un poco ocupado aquí. 

⎯ Karl ⎯ pronuncio su nombre, pero esta vez es más un gemido que mi propia voz. 

Las caricias de mi novio se hacen más intensas y más rápidas. Comienzo a gemir cada vez más alto, mi cuerpo se aferra al suyo, y el mío está tan caliente que he comenzado a sudar. 

⎯ Ahí, sí, ahí… sigue… ⎯ le murmuro al oído, mientras sus dedos mágicos hacen lo suyo ⎯. Karl, Karl ⎯ pronuncio su nombre, y al sentir toda una corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo, no me puedo contener, y grito su nombre como a él tanto le gusta ⎯¡KARL! ⎯ y muerdo levemente su hombro y me recargo sobre su pecho. 

Sin embargo, no para ahí. Él me acerca a sus caderas y siento cómo entra en mí haciéndome gemir de nuevo. Los movimientos de Karl son potentes y con muchas ansias, acercando mis caderas a las suyas, proporcionando una presión tan increíble que me hace terminar de nuevo sin que yo lo pueda evitar. 

⎯ ¡Oh por Dios, Karl! ⎯ expreso, porque él sigue moviéndose dentro de mí. 

⎯ Alegra ⎯ pronuncia mi nombre, en ese tono sexi que me prende más. 

El ruido del tocador pegando contra la pared nos delante. Es tan fuerte que siento que nos pueden escuchar en kilómetros. Sin embargo, como a ambos nos gusta, no nos importa que se escuche así de fuerte. 

⎯ Alegra ⎯ mi nombre se escucha fuerte en la habitación. 

⎯ Espera ⎯ le pido, cuando estoy a punto de llegar de nuevo. Así, él se mueve con más prisa y entre el sonido del tocador y sus gemidos, me siento en otro mundo ⎯. Karl, Karl, Karl, ¡KARL! ⎯ grito. 

Y ambos en ese instante nos liberamos en un gemido que estoy segura, se escuchó hasta el parque de enfrente. Karl pega su frente contra la mía y con la boca aun sobre mis labios, comienza a calmarse. 

⎯ ¿Qué fue eso? ⎯ pregunto entre risas coquetas. 

⎯ Se llama, no te compres esos vestidos que me excitas ⎯ admite, haciéndome sonrojar. 

Arqui comienza a ladrar y escuchamos el timbre de la puerta. Por un instante había olvidado que hoy conocería a mi suegra. Ahora, estoy con el cabello revuelto, sudorosa y con unas ganas de seguir esto en otro lado que no sé cómo podré apaciguar. 

Karl se aleja un poco de mí y me ve a los ojos ⎯. Seguiremos esto más tarde. 

⎯ ¿Es una amenaza? ⎯ inquiero coqueta.

⎯ Es una promesa ⎯ contesta. 

El timbre vuelve a sonar y sé que es momento de terminar con esto que no sé ni como comenzó. Alejo a Karl de mí, empujándolo levemente hacia atrás, y me bajo del tocador acomodándome el vestido. 

Él toma la toalla y se la vuelve a colocar sobre la cintura ⎯. Iré a abrir, te pido que no tardes. 

⎯ Lo prometo ⎯ contesta, y me guiñe un ojo. 

Yo salgo de la habitación y mientras camino por el pequeño corredor de nuestro piso, voy arreglándome el vestido y echándome un poco de aire con la mano para mitigar el calor. Antes de abrir, me reviso en el espejo que tenemos en la entrada y me percato de que no haya rastros de lo que acaba de pasar. 

⎯ Bueno, Alegra… es momento ⎯ murmuro, al ver mi reflejo. 

Así, abro la puerta del piso y al ver a la persona que está en la puerta, abro los ojos asombrada. 

⎯ ¡Usted! ⎯ expreso. 

⎯ ¡Tú! ⎯ responde en el mismo tono que el mío. 

 ⎯ ¿No le bastó con insultarme, ahora viene a mi casa? ⎯ reclamo, al ver a la señora a la que le robé los tulipanes y dejé encerrada. 

⎯ ¿Mamá? ⎯ escucho la voz de Karl en el corredor, y en ese instante siento como si una cubeta de agua helada cayera sobre mi cuerpo y me bajara la calentura que hace unos minutos él me contagió. 

Ambas nos volvemos a ver al rostro y caemos en cuenta que no somos lo que esperábamos de cada una. 

⎯ No lo puedo creer ⎯  expresa, haciéndome saber que eso ha comenzado con el pie izquierdo. 

4 Responses

  1. Jajajajaja la señora se lo buscó por insolente y mal portada.
    Karl, eres un diablillo 😈.
    Yo creo que la sorpresa fue más para la señora que para Alegra. Uy lo que se viene!! 🤭😂

  2. Uff Karl & Alegra son 🔥🔥
    Y esa señora se merece haberse quedado en el invernadero hasta la proxima Navidad

  3. Hahahah en este parece que tuve un dejabu la parte donde Alegra encierra a su suegra es igual a un capítulo de niñera por dios y justo eran tambien tulipanes de perdida se hubieran cambiado por rosas. O a caso Ana tiene la misma imaginación que la que escribió la niñera 🤪

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *