Alegra 

La madre de Karl, es una mujer madura, de cabello rubio y ojos azules, iguales a los de él, de estatura media pero de una figura imponente y distinguida. Su cabello, cuidadosamente peinado, enmarca su rostro con elegancia y refleja el estilo sofisticado. Sus ojos, brillantes y penetrantes, transmiten una mirada aguda y perspicaz. 

Su semblante serio revela una personalidad segura y determinada. Sus cejas están ligeramente fruncidas, indicado una atención meticulosa a los detalles, ya que me está observando de la cabeza a los pies. El porte erguido de su cabeza, muestra una postura impecable y un aire de confianza que se siente en el ambiente. 

Sin embargo, es evidente su actitud pedante, y se manifiesta en cada movimiento que da con su cuerpo. En sus gestos precisos y controlados, así como en su caminar elegante y pausado. Su vestimenta refleja un estilo refinado y conservador. Hoy porta un vestido de corte clásico, de color azul marino, con un broche de oro pegado al pecho; muy alejado de mi vestido de lentejuelas. 

La madre de Karl, entra al piso, y comienza a recorrerlo con la mirada. Tanto Karl como yo nos quedamos en silencio, mientras él trata de sujetar al perro qué, emocionado, quiere ir a saludarla.

⎯ Es… demasiado brillante y colorido ⎯ es lo primero que sale de sus labios ⎯. Muchas fotografías y plantas ⎯ y después voltea a vernos ⎯. Y un perro sin ser previamente entrenado. 

Karl suspira ⎯. Nos gusta el color. Así está acostumbrada Alegra. 

⎯ Es como una tradición de mi familia ⎯ agrego ⎯. Y las fotografías son porque yo soy fotógrafa y también porque es un sello familiar. 

Ella me sonríe con hipocresía ⎯. ¡Vaya! ⎯ expresa. 

⎯ Madre, te presento a Alegra Canarias, mi novia. Amor, te presento a mi madre, Simone Johansson. 

⎯ Sí, sí, ya nos conocemos ⎯ responde ella ⎯.¿No es cierto? ⎯ contesta, observándome con esos ojos juzgantes y penetrantes. 

⎯¿De verdad?, ¿dónde? ⎯ me pregunta Karl, con una sonrisa.

⎯ Por ahí ⎯ contesto. 

⎯ Tu novia me arrebató unos tulipanes blancos en la florería hoy por la tarde ⎯ dice, para luego seguir viendo el piso con desdén. 

⎯¿Era ella? ⎯ me murmura Karl. 

⎯ No se los arrebaté ⎯ me justifico. 

⎯ Karl, ¿qué te he dicho de no secretearte delante de las personas? ⎯ pregunta ⎯. Es de mala educación. También, no me gusta que me dejen esperando. Llevaba minutos de pie frente a la puerta. 

⎯ Los siento, estábamos ocupados ⎯ habla él. 

⎯ Lo sé, los escuché ⎯ admite Simone. 

En ese preciso instante, siento como el color rojo sube por mi rostro y quiero que la tierra me trague y me escupa lejos de aquí. Karl siente lo mismo, pero se controla, supongo que su personalidad se lo permite. Arqui, que ya no aguanta más, logra zafarse de las manos de Karl y corre hacia Simone y se lanza contra ella. 

⎯ ¡Arqui no! ⎯ gritamos al mismo tiempo. 

Sin embargo, ya es muy tarde. Con las patatas llenas de tierra, debido a las plantas con las que estuvo jugando, ensucia el elegante traje de Simone, quién nos lanza una mirada que sé es un deseo profundo de matarnos a todos. 

Karl camina hacia él y lo toma con cariño ⎯. Lo siento, mamá. Apenas lo estamos entrenando. 

Simone, sin responder nada ni verlo a los ojos, comienza a quitar la tierra del traje. Cuando piensa que ya es suficiente, alza la mirada y nos dice ⎯.¿Nos vamos antes de que esto sea más desastroso de lo que ya es? ⎯ y así, sale del piso dejándonos solos. 

Volteo a ver a Karl, con una vergüenza que jamás había sentido frente a él ⎯. Lo siento, yo no sabía que era tu madre. 

⎯ Lo sé. Solo tuviste mala suerte ⎯ contesta ⎯. Ve saliendo, distraeré a Arqui para que no se salga del piso. 

⎯ Mejor yo lo distraigo, tú ve con ella ⎯ le imploro. 

Karl, al ver mi rostro lleno de pena y preocupación, asiente con la cabeza. Me da un beso sobre la frente, antes de salir, y me sonríe ⎯. Te amo, no tardes ⎯ y sale del piso. 

Cierro la puerta de inmediato. Me quedo en medio de la habitación, respirando de una forma que jamás había hecho. Me siento agitada, ansiosa, fuera de mí ⎯. Vamos Ale, solo es una cena ⎯ me doy ánimos, porque el impulso de salir corriendo de aquí, comienza a ganarme. 

***

Después del encuentro desafortunado con la madre de Karl, los tres nos dirigimos a uno de sus restaurantes favoritos, “Le Papillon Doré”, uno que ni sabía que existía y que, si lo supiese, jamás entraría, porque mi familia no acostumbra a venir a estos sitios. 

El restaurante elegante es un lugar de refinamiento y sofisticación. Desde el momento que cruzamos la puerta, pude sentir la elegancia y el encanto que envuelve este sitio. 

⎯ Creo que debí usar otro vestido ⎯ le murmuro a Karl, quién viene a mi lado, tomándome de la mano. Ya que, en ese momento, siento todas las miradas sobre mí. 

⎯ ¿Qué dices?, te ves hermosa, es perfecto ⎯ responde. 

⎯ No lo sé… ⎯ respondo, y guardo silencio, porque Simone ha volteado a vernos. Supongo que eso de cuchichear no es lo suyo. 

El interior del restaurante está decorado con elementos de diseño exquisito. Las paredes están revestidas con paneles de madera fina y obras de arte cuidadosamente seleccionadas que añaden un toque de clase y estilo. La iluminación tenue y estratégicamente colocada crea una atmósfera cálida y acogedora, realzando la belleza de los espacios.

Las mesas están elegantemente vestidas con manteles de lino impecables y cubiertos de plata brillante. Las sillas son cómodas y están tapizadas con tejidos suaves y elegantes. Cada detalle ha sido cuidadosamente considerado para proporcionar una experiencia gastronómica de primer nivel.

Los tres nos sentamos. Karl me recorre la silla y me pide que me siente ⎯. Primero, hazlo con tu madre ⎯ le pido. 

Karl niega con la cabeza ⎯. Vas tú primero. Anda, toma asiento ⎯ me pide. 

Sonrío levemente. No cabe duda que mi novio es en verdad la persona más caballerosa que conozco. Después de que me acomodo, Karl va hacia su madre y hace lo mismo. Ella le sonríe, pero, no le dice nada, ni una palabra de agradecimiento, nada. 

Simone, se siente frente a nosotros y de nuevo su mirada me recorre de pies a cabeza Yo, apenada, me arreglo el escote porque tengo la impresión de que está demasiado atrevido para el ambiente. 

⎯ ¡Garçon! ⎯ llama la atención de un mesero que se encuentra sirviendo otra mesa. Cuando el chico voltea sonríe. 

⎯ ¿Alegra? ⎯ pregunta, al verme. 

⎯ Domingo ⎯ pronuncio su nombre, y, emocionada, me pongo de pie para abrazarlo. Él me pide que no lo haga, matando mi entusiasmo. 

⎯ ¿Se conocen? ⎯ pregunta Karl. 

⎯ Sí, Domingo es el hijo del chofer de mi padre. Está estudiando arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid ⎯  le comento a Karl con Alegría. 

⎯ El señor Canarias me está pagando las colegiaturas y yo trabajo aquí para ayudarme y a mis padres ⎯  agrega, Domingo. 

⎯  ¡Vaya! ⎯  expresa Karl, con una sonrisa. 

⎯  Domingo y yo solíamos ir al liceo juntos, aquí en Madrid. 

⎯ Disculpen ⎯ interrumpe Simone ⎯. ¿Crees que podrías traernos una botella de champán? Gracias. 

Domingo asiente con la cabeza ⎯. Sí, lo siento ⎯  contesta, para luego irse sin despedirse. 

Yo vuelvo a guardar silencio. Al parecer la madre de Karl no le pareció lo que hice. Simone, toma la servilleta de tela y la acomoda en su regazo. Karl y yo hacemos lo mismo. 

⎯ Entonces, ¿los hijos de la servidumbre fueron a las mismas escuelas que tú? ⎯  me pregunta. 

⎯ Yo no lo llamaría los hijos de la servidumbre ⎯  me atrevo a decir ⎯. Los llamo amigos. Domingo creció conmigo, al igual que Hugo, Patricia y Paloma. Son los hijos de nuestros choferes. Mi papá les ha pagado la educación completa a todos, e incluso, unos trabajan en el Conglomerado o en la clínica ⎯  explico ⎯. Son mis amigos. 

Karl me toma de la mano, por debajo de la mesa, y la aprieta con cariño. Volteo a verlo y noto una sonrisa llena de orgullo por lo que acabo de decir. Sin embargo, Simone, no cambia su gesto. Al parecer, es permanente en ella. 

⎯  Así que, tu novia es hija de tu jefe ⎯  se dirige a Karl, ignorándome por completo. 

Karl besa mi mano ⎯. Así es. Alegra es la hija de David. 

⎯ ¡Vaya!, ¿eres doctora? ⎯  pregunta. 

⎯  ¡Ah, no!, no. Soy fotógrafa, al igual que mi madre. 

⎯  Su madre, es Luz Ruiz de Con ⎯  agrega Karl. 

⎯ Mi madre tiene un estudio y trabajo con ella. Se dedica a tomar retratos. Incluso, fue llamada por la Casa Real para tomarle el retrato oficial a los Reyes de España ⎯  digo, tratando de sacar todas las cualidades que rodean a mi familia. 

⎯ Aunque la especialidad de Alegra es la moda ⎯  habla Karl ⎯. Es increíblemente talentosa en esa área. Tiene un ojo para retratar la forma corporal que parece arte. Todos deberían de ver sus fotografías  ⎯  me presume con cariño y yo me siento rodeada de un amor que jamás sentí. 

⎯  Y, ¿tus hermanos? ⎯  pregunta Simone, ignorando lo que dijo Karl. 

⎯  Mi hermana gemela, Lila, es diseñadora de vestidos de novias, increíblemente talentosa, si me lo pregunta. Mi hermano David es el director de proyectos de la fundación y mi hermana Sila, es pediatra. 

⎯ ¡Claro, Sila!, la inteligente y la talentosísima, Sila. Una mujer brillante, si me lo preguntas ⎯  me interrumpe ⎯. ¿Cómo está?, hace mucho que no la veo. 

⎯ Mi hermana está bien, mucho mejor, gracias ⎯  contesto, sintiéndome ignorada por completo. 

La botella de champán llega, y mientras Domingo la sirve, otro mesero nos da la carta. Al abrirla, noto que los platos son increíblemente elegantes y que no hay ni uno que sea vegetariano. Por lo que veo, esta mujer vino a torturarme y a hambrearme. 

⎯ Tu hermana Sila estuvo en nuestra casa hace tiempo. Tiene una plática sumamente interesante y una historia conmovedora y extraordinaria. La hubiésemos invitado a esta mesa ⎯ hace el comentario, Simone. 

⎯ Pero no fue así, madre. Esta cena es para que conozcas a Alegra, la mujer con la que quiero pasar el resto de mis días ⎯  le dice Karl. Un sentimiento de felicidad me invade. Lo puedo sentir cálido en mi pecho. 

Simone sonríe ⎯. Lo sé, solo comentaba. No creo que a Alegra le moleste que hable de su hermana. 

⎯  No, no, claro que no. 

⎯  ¿Ves? ⎯  pregunta dirigiéndose a Karl. 

⎯ Aun así, creo que es suficiente de Sila por hoy. 

Karl bebe un poco de champán. Yo copio exactamente lo que está haciendo, porque ya no deseo fallar en esta velada. Simone, sumerge la mirada en el menú, para después pedirle a Domingo la orden. Él, a pesar de que la pide en francés, la apunta con precisión porque, para suerte de Simone, Domingo conoce el idioma a la perfección. 

⎯  Y para ti, Ale… Para usted, señorita ⎯  corrige Domingo. 

⎯ Yo… ⎯  trato de buscar algo que pueda comer, pero, no hay nada. 

⎯  ¿Qué no te gusta la comida francesa? ⎯  me pregunta Simone, y por su tono creo que ya se está cansando de esta situación. 

⎯  Alegra es vegetariana, mamá. El 90 % de los platillos que hay aquí, no los puede comer. 

⎯ ¡Vaya! ⎯  expresa. 

⎯  No, no… Seguro hay algo vegetariano ⎯  insisto, clavando mi mirada en la carta, pero, no hay nada. 

⎯  Si gustas, puedo preguntarle al chef si puede adaptar uno de los platillos ⎯  sugiere Domingo. 

La tensión se siente en el lugar después de esa sugerencia, no puedo creer que arruine por completo todo. No solo ahora, sino desde la mañana ⎯. Gracias ⎯   respondo. 

Después de que las órdenes se piden. Una vez más, nos quedamos los tres solos. Para estas alturas, ya ni Karl se siente a gusto ante la presencia de su madre y yo, solo quiero huir. Así que, invadida por la incomodidad y los nervios, tomo un sorbo de champán. 

⎯ Quiero que Alegra y tú vengan a Ámsterdam a conocer a la familia ⎯  pronuncia Simone, y en ese momento, escupo el champán de la impresión. 

Karl sonríe levemente, porque le hizo gracia mi reacción. Luego me limpia con la servilleta, mientras, Simone, hace lo mismo pero sobre la ropa. 

⎯  Lo siento, yo… ⎯  trato de justificarme. 

«Si Karl termina su relación contigo, después de esto, tendrá toda la razón del mundo», pienso. 

⎯ Como decía ⎯  retoma Simone, ignorando mis disculpas ⎯. Quiero que vengan a la casa y conozcan a la familia antes de la boda de tu hermano con la Doctora Calypso. 

⎯  No lo sé madre. Acabo de ser nombrado jefe del área de cardiología en el hospital y no sé si pueda ir ⎯  se justifica, Karl. 

⎯ ¿Un fin de semana no podrás?, digo, tú haces mucho por ellos. Te perdiste mi fiesta de cumpleaños por irte a México con la fundación. Creo que si lo pides te pueden dar el permiso. Además, Alegra podría convencer a su padre, ¿qué no? ⎯  Simone, toma la mano de Karl y en un tono bastante manipulador le dice ⎯. Nada nos haría más felices que tenerte en la casa en las fiestas previas a la boda de tu hermano, Johan. Sabes lo mucho que te quiere la doctora Calypso y tus amigos estarán ahí. 

⎯ De tenernos, madre ⎯  corrige. 

⎯ Sí, sí… ¡Claro!, de tenerlos ⎯  Será solo por un fin de semana y después podrás regresar a trabajar como si nada. Supongo que Alegra también puede, ¿no? Un fin de semana para ti no es nada. 

⎯  ¿Cómo?⎯  pregunto, sin entender. 

⎯ Bueno ⎯  contesta, para luego tomar un poco de vino ⎯. Con tu profesión, puede que estés un poco más libre de compromisos. 

«¿A caso está insinuando que no trabajo?», me digo a mí misma. 

⎯ Ni tanto, señora ⎯  le corrijo ⎯. Tengo mucho trabajo y debo pedirle permiso a mi jefa para ausentarme. Tenemos agenda llena para este mes y mi ausencia puede que no sea del todo buena. 

⎯ ¡Vaya! ⎯  expresa. Y juro que si lo dice una vez más en ese tono de incredibilidad, explotaré ⎯. Bueno, pero, supongo que será más fácil liberarte de ellos que mi Karl. 

⎯ No presiones, madre. Lo hablaremos hoy por la noche y mañana te avisamos si podremos ir o no. 

⎯  Sería una lástima que no fueras, Karl. Hace tiempo que no estamos en familia todos y bueno, ahora que tenemos un nuevo miembro, sería bonito que estuvieras ahí. Hablo de Calypso.⎯ Agrega.

⎯ Puedes ir tú solo, amor ⎯  interrumpo a Simone ⎯. Al parecer es muy importante para tu familia. 

Karl me da un beso sobre la frente ⎯. La invitación es para los dos, y ambos haremos todo lo posible por asistir. Sin embargo, si no podemos, nos veremos en la boda, ¿no es cierto, madre? 

⎯ Cierto ⎯  responde. Veo cómo aprieta los labios, como si estuviese evitando decir algo más. Sus manos se cierran en puños, tomando el mantel con tanta fuerza, que comienza a enrojecer sus manos ⎯. Aun así, sería un placer tenerlos a ambos en la fiesta. Todos mueren por conocerte, Alegra. 

⎯ Y a mí me encantaría conocerlos ⎯  hablo ⎯. Pero como dijo, Karl, haremos todo lo posible por asistir. Lo hablaremos en privado, en nuestro piso, al regresar. 

Simone, alza si copa ⎯. ¡Brindemos! Por la boda de tu hermano con la doctora Calypso ⎯  y cuando los tres levantamos las copas, las chocamos ligeramente para después beber. 

Así, el resto de la velada se fue lenta y aburrida. Simone, no dejó de platicar sobre Calypso, Johan, la profesión de todos los hermanos de Karl y sobre todo, de los amigos que él tiene en Ámsterdam y que, al parecer, han triunfado más que él. En ese instante comprendo lo que una vez me dijo Karl, justo cuando nos estábamos conociendo. «Hay otras cosas que me pesan, Alegra. Y no precisamente ser el hijo de un embajador». 

Al terminar, Karl acompaña a su madre hacia el auto y le ayuda a subir ⎯. ¿No se irán conmigo? ⎯ pregunta. 

⎯ No, Alegra y yo caminaremos. Necesitamos aire después de tanto humo de cigarrillo. 

⎯ Bien. Mañana te llamo hijo para que me informes sobre lo que hablaron ⎯ y diciendo esto, me da un beso ⎯. Nos vemos, y, gusto en conocerte Alegra. 

«Sí, como no», pienso. 

⎯ Igualmente ⎯  respondo con una sonrisa más fingida que nada. 

⎯ Si vas a Ámsterdam, lleva otro tipo de ropa ⎯  hace la observación ⎯. Lo digo porque allá es otro tipo de ambiente y clima. 

⎯  Lo tomaré en cuenta, si voy ⎯  respondo. La puerta del auto se cierra y luego vemos cómo esta arranca. Karl voltea a verme y yo suspiro con desesperanza ⎯. Tu madre me odia. 

⎯  No te odia. Simplemente, no le agradaste ⎯  contesta con honestidad. 

⎯ Gracias por admitirlo ⎯  le digo, para luego comenzar a caminar alejándome de él. Sin embargo, momentos después, siento cómo me toma de la cintura y me abraza, envolviéndome entre sus brazos ⎯. Karl, lo siento mucho. No sabía que era tu madre la señora de la florería y también lo siento por ser yo. 

⎯  Oye, oye, oye ⎯  llama mi atención y me da un beso sobre el cabello ⎯. El ser tú, es lo que me tiene completamente enamorado. Mejor, perdóname a mí por la actitud de mi madre. Muero de pena contigo. 

Me detengo en medio de la acera y me volteo para tenerlo frente a frente ⎯. No me gusta lo que insinúo sobre ti. 

⎯ ¿De qué? 

⎯  Sobre tus amigos y lo exitosos que son. ¿Ella sabe que eres considerado uno de los cardiólogos más talentosos de España? 

⎯ Sí, pero eso no es lo suficiente. He cometido errores y he tomado decisiones que opacan, desde su perspectiva, ese nombramiento. Además, con los hermanos que tengo, créeme, eso no es nada. Cuando escuches los logros de mi hermano Philippe, sabrás de lo que hablo. 

⎯ ¿Entonces?, ¿si iremos a Ámsterdam a conocer a tu familia? ⎯  inquiero en un tono leve. 

Karl me da un beso sobre los labios, uno tan ligero que me hace sonreír ⎯. Por más que deseo que mis hermanos te conozcan, creo que no iremos. Mi madre te hace sentir incómoda y no deseo eso. 

⎯ ¿Quieres que tus hermanos me conozcan? ⎯  pregunto. 

Karl asiente y sus hermosos ojos azules brillan ⎯. Quiero que conozcan a la mujer de mi vida, así como yo he conocido a las mujeres y hombre de la suya. Además, ellos no son como mi madre. Ni siquiera mi padre es así. 

⎯ ¿De verdad?⎯  pregunto, un poco más confiada. 

⎯  Mi padre es otro mundo.

Suspiro. Al escuchar a Karl hablando de sus hermanos y su padre, siento que lo hace con mucha emoción. Sería una tontería de mi parte no ir a conocerles, a pesar de que la madre de Karl no está feliz con nuestra relación. 

⎯  Supongo que un fin de semana en Ámsterdam, no hace daño ⎯  pronuncio. 

⎯ ¿Segura? ⎯  me pregunta, acercándome a su cuerpo, tomándome de la cintura.

Acaricio su rostro ⎯. Segura. Quieres que conozca a tus hermanos y yo, quiero conocer a tu familia como tú conoces a la mía. Escuchar esas anécdotas del Karl pequeño, cuando nadaba desnudo en la piscina. 

⎯ ¿Cómo sabes que nadé desnudo en la piscina de pequeño? ⎯  pregunta en un tono gracioso. 

⎯ ¿No lo hacemos todos? ⎯  le respondo, y él se ríe bajito ⎯. Además, quiero presumirte como tú me presumiste hoy ⎯ y acaricio su rostro ⎯. Decirle a todo el mundo que mi novio, Karl Johansson, es el mejor cardiólogo de España y que ahora tiene un puesto privilegiado en uno de los mejores hospitales. 

⎯ No es necesario ⎯ contesta, acercándose peligrosamente a mí ⎯. Mejor bésame, creo que lo necesitamos. 

Karl, sin ningún pudor, se abalanza a mis labios y los junta con los suyos. Ambos comenzamos a besarnos apasionadamente, liberando así, la tención acumulada y el deseo acumulado en todo este tiempo 

Nuestro beso comienza con suavidad, explorando el contorno de los labios del otro con ternura. Pero, rápidamente, se intensifica, volviéndose más profundo y ardiente. Los labios se abren, permitiendo la entrada de la pasión contenida que, como siempre, arde en nuestro interior. 

Siento una chispa eléctrica recorrer mi cuerpo. De inmediato, se olvida todo lo malo y solo me dejo llevar por el deseo y la pasión que me contagia. Nuestras lenguas se entrelazan, explorando cada rincón de las bocas del otro con un deseo insaciable. Cada movimiento es una expresión del amor y anhelo que nos tenemos, y de la conexión profunda. El tiempo parece detenerse. Solo somos él y yo en medio de esta acera, sintiéndonos cómo lo hemos hecho desde la primera vez que nuestros labios se besaron. 

Finalmente, nos separamos. Nuestros labios se deslizan letalmente mientras miro sus ojos brillantes, ese destello azul que día con día me da vida ⎯. Vamos a Ámsterdam, Karl. Quiero conocerte todo sobre ti. 

Él acaricia mi rostro y frota su nariz con la mía ⎯. Te amo, Alegra. Estoy perdidamente enamorado de ti y embelesado por ti. 

⎯  Y yo de ti ⎯  respondo. 

Karl me abraza, pegando mi cabeza sobre su torso ⎯. Entonces no se diga más, iremos a Ámsterdam. 

⎯ Pero, ¿primero podemos ir por una pizza? Esa ensalada no me llenó para nada. 

⎯ Pensé que no lo dirías ⎯  me contesta. Y después de darme un beso sobre la frente, me toma de la mano para que ambos comencemos a caminar hacia nuestra pizzería favorita y olvidarnos de todo. 

Lila me dijo una vez que cuando amas a alguien, haces todo lo posible por hacerlo feliz. En ese momento no lo comprendía, pero ahora sí. Si tengo que ir a Ámsterdam y aguantar a la madre de Karl para verlo feliz, lo haré. Porque por él, haría cualquier cosa con tal de verlo sonreír. Aunque eso signifique, sentirme fuera de mi zona de confort.

3 Responses

  1. Que mujer tan horrible es Simone. Por suerte Karl la conoce y sabe cómo llevar la situación, 10 puntos para el por saber darle su lugar a Alegra. Amé este capítulo 🫶🏼

  2. Me encanto que Karl no se dejó intimidar por su madre y le dió a Alegra todo el tiempo la importancia y el puesto que se merece

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