(1 año después) 

Canarias, Canarias, Canarias, Canarias.

Suena a lo lejos mi tono de móvil. 

Canarias, Canarias, Canarias, Canarias.

Vuelve a sonar. 

Canarias, Canarias, Canarias.

Vuelve a sonar. 

Canarias, Canarias, Canarias, Canarias 

Como puedo estiro el brazo y tomo el móvil que se encuentra en la mesita de noche. Paso mi dedo por la pantalla y lo pego a mi oído. 

⎯Dime ⎯ contesto con la voz aún grave, ya que me encontraba completamente dormido. 

⎯¡Pensé que estabas muerto o algo por el estilo! ⎯ expresa mi primo David, bastante molesto.⎯ Estaba a nada de llamar a la policía. 

⎯No exageres. 

⎯¿Qué haces?, ¿sigues dormido?, ¿ya viste que horas son? ⎯ me pregunta. 

Alejo el móvil pero veo todo completamente borroso. Aún no me he puesto los lentes de contacto y no sé dónde quedaron mis gafas. 

⎯¿Tarde? ⎯ Adivino. 

⎯Ponte tus gafas de fondo de botella y ve. 

Con trabajos busco con mis manos las gafas de fondo de botella, palpando la cama y sintiendo todo tipo de cosas menos a ellas. Por mis manos pasan papeles, mi computadora portátil, mi Ipad y uno que otro libro. Finalmente, las toco, casi a la orilla de la cama. Me las pongo con cuidado y cuando mi vista se aclara, veo que son las 12:00 del mediodía. 

⎯¡MIERDA! ⎯ exclamo. 

⎯Exacto. Todos te estamos esperando en la sala de juntas. Tu padre está tratando de controlar a tu madre antes de que llame a la guardia nacional. A Héctor ya se le terminaron los chistes y ya pasó a los de músicos, que nadie entiende y prácticamente, todos te estamos esperando. 

⎯Voy, diles que en diez minutos llego, que ayer salí y… 

⎯Venga, primo, nadie te cree que saliste. Seguro quedaste en cama revisando los papeles del negocio de Cho, leyendo o algo por el estilo. 

⎯¡Cállate!, odio que me conozcas tan bien.⎯Después de decir eso, termino la llamada y comienzo a correr por toda mi habitación. Abro el armario, saco el traje que mejor me queda y mientras me desnudo salgo hacia el baño para ducharme. 

Hoy es un día muy especial. Después de tantos años estudiando finanzas y trabajando en el conglomerado, mi tío Robert me pasará la batuta como jefe de finanzas, y él se quedará conmigo como asesor externo. Mi nombramiento es a las 11:00 am o más bien, era, ya que voy una hora tarde. 

⎯¿Cómo pudiste quedarte dormido? ⎯ me reclamo, mientras tomo los lentes de contacto y me los pongo. De inmediato, veo con claridad la habitación, mi reflejo en el espejo del baño y esa cicatriz que no se fue y creo que no se irá. 

Esa que el hermano de Raúl me hizo cuando me golpeó en uno de los bares de Cho, de mi primo, donde me sentía seguro y ahora me da pánico regresar. Incluso, me da pánico andar solo por la calle, salir a festejar o simplemente, dejar mi piso de noche. 

Desde hace un año, mi vida es solitaria. Sé que estoy rodeado de mi familia pero, solitaria en cuestión personal. Después de que sucedió “el suceso”, como lo llama mi madre, decidí salirme de mi casa para poder demostrarme a mí mismo que podía continuar, y por un rato lo hice, o al menos traté. 

Con mis ahorros dí un enganche para mi primer piso, cerca del edificio donde mi primo David vive. Me compré también un auto, empecé a ir al gimnasio más seguido y, sobre todo, traté de vivir una vida normal. 

Sin embargo, a los cuatro meses de haberme independizado, los ataques de pánico y ansiedad comenzaron. Traté de esconderlo lo mejor que pude, hasta que un día me desmayé al entrar al bar de la Latina, preocupando a todos. 

Les mentí, le dije que por la carga de trabajo por lo que no había comido en todo el día. No obstante, era mentira, en verdad me daba pánico entrar a ese lugar lleno de luces tenues donde apenas podía ver y música tan alta donde apenas podía escuchar. Me daba terror conocer gente, que todos supieran mi orientación sexual, y gradualmente dejé de ir. Hace un año, Saúl me metió a un armario en el que nunca estuve y del que ahora no puedo escapar, necesito escapar. 

Mamá, mamá, mamá, mamá. 

Escucho el tono del móvil en mi habitación. Mi madre ya está llamándome, lo que significa que está preocupada a morir y que mi padre ya no pudo distraerla más. Me amarro la toalla a la orilla de la cintura, y camino hacia mi habitación para tomar el móvil y responder. 

⎯Estoy bien, ya estoy saliendo. 

⎯¡Dios Daniel!, en verdad me tienes preocupada. 

⎯Lo sé ⎯ contesto con un tono de cariño ⎯. Por eso te digo que ya voy para allá. Tuve una situación en la casa. 

⎯¿Seguro? 

⎯Seguro, mamá. Tú  prepárate que ya casi llego. 

Mi madre, después de lo que pasó en aquel bar, tampoco es la misma. Si nunca me sobreprotegió, hoy lo hace en exceso. Cada vez que no contesto el móvil o me tardo demasiado, el miedo invade su mente. Incluso, al igual que yo, tiene pesadillas y se levanta constantemente en la madrugada y me llama para saber si estoy bien. 

Esto es algo con lo que no se cuenta, cuando sucede algo como me pasó a mí. Un ataque de esa manera no solo afecta al atacado, si no al resto de la familia. Mi padre trata de hacerse el fuerte por mi madre pero, sé que no lo logra, mi hermano Héctor constantemente me platica que se echa la culpa de no haber estado ahí para defenderme, o no haber hecho nada al respecto. 

Héctor, Héctor, Héctor. 

Suena el tono del móvil, al parecer toda la familia está preocupada por mí. Mientras el nombre de mi hermano se escucha constantemente, logro vestirme para luego responder. 

⎯Que ya voy ⎯ hablo, sin dejarlo a él. 

⎯Solo quería decirte que me trajeras el cuaderno que dejé sobre la barra de tu cocina. Son los apuntes de Mar y me matará si no los llevo al ensayo. 

⎯Sí, sí… ⎯ contesto. Aunque sé que es la forma en que mi hermano se asegura de que estoy bien⎯. Yo lo llevo. 

Termino la llamada para seguir arreglándome y, cuando me veo frente al espejo, vestido de pies a cabeza con ese traje elegante, sonrío. ⎯Bien, Daniel… es tu día. Has trabajado por esto. Tu abuelo estaría orgulloso, ¿qué no? Así fue como empezó su carrera y mira que alto llegó. A pesar de todo lo que te pasó, mira que lejos llegaste… deberías estar orgulloso ⎯ me digo con nostalgia. 

Ojalá me sintiera mejor este día, ojalá me sintiera bien todos los días. Quiero vivir, necesito vivir, pero no sé cómo… perdí la chispa, me la apagaron a golpes, y ahora, ando por la vida sin brillo. 

***

⎯¡Vaya!, ¡dónde estabas! ⎯ me reclama David, quién se acerca hacia mí, vestido con mi mismo traje. 

⎯¿Es en serio? 

⎯¿Qué? ⎯ pregunta. 

⎯¡Traes mi mismo traje! ⎯ le reclamo. 

David se ve.⎯ Claro que no es el mismo traje, a mí se me ve mejor ⎯ bromea. 

⎯David… 

⎯Me lo regaló Caro, ¿qué querías que hiciera? ⎯ me reclama. 

Entonces, mi primo me quita el saco, me quita la corbata y me abre los botones del cuello. ⎯¿Qué haces? 

⎯Listo, nadie notará que es el mismo traje. Ahora ve, que todos te esperan. 

Lo veo a los ojos y le sonrío.⎯¿Crees que pueda con esto? 

Mi primo me da una palmada sobre el hombro.⎯ Con esto y con mucho más. Eres un chingón Daniel. El abuelo David estaría orgulloso de ti. 

⎯Todos me dicen eso… 

⎯Es porque es verdad.⎯Mi primo me da un abrazo⎯. No dejes que los ataques de pánico definan tu día o lo detengan. Vamos. 

Así, al lado de mi primo, entro a la sala de juntas donde mis padres y mi hermano esperan, junto con los otros miembros de la mesa directiva. Veo a mi primo Nadir, hijo de mi tío con el mismo nombre, quién se quedó en representación de mi abuela Fátima. Mi tío David también está aquí, así como Karl, quién ahora con su nuevo puesto debe formar parte de este tipo de menciones. Por supuesto, mi tía Julie y Robert están en la habitación. 

Mi padre se acerca a mí y me da un abrazo fuerte. Sé que también estaba preocupado pero trató de mantener la calma para no alterar a mi mamá. 

⎯¿Estás bien?⎯ pregunta con un hilo de voz. 

⎯Sí, lo estoy. Solo me quedé dormido. Ayer trabajé mucho por la noche y no vi la hora. 

⎯Vale… ahora ve, que te están esperando. 

Odio que ahora todos me vean con esos ojos de “pobrecito”, o que me traten con pinzas. Sé que no lo hacen en mal plan, pero, de pronto siento que me están encasillando en este hombre delicado y débil, cuando en realidad no lo soy o creo que nunca lo fui. 

⎯¡Daniel!, ¡al fin llegas! Pensé que te habías arrepentido ⎯ menciona mi tío Robert, el único que hasta ahora me trata con normalidad⎯. Ya estaba por cancelar mis vacaciones a Dubai. 

⎯No, no las canceles tío, ya llegué. 

⎯Bien, muy bien.⎯Y me da una palmada sobre la espalda⎯.Vamos, que tengo un discurso preparado y todo. 

Camino hacia la mesa y todos se sientan en las cómodas sillas. Yo junto con mi tío Robert y mi tía Julie, permanezco de pie al frente. Desde aquí, puedo ver las miradas de todos sobre mí. La de mi primo que expresa felicidad, la de mi padre que expresa orgullo y la de mi madre, que desde que pasó lo que pasó, hace que me rompa en llanto. 

⎯Bien. Podemos empezar con la ceremonia ⎯ dice mi tía, para luego acercar una carpeta de piel con varios papeles dentro⎯. Se ha convocado a esta junta directiva, para proponer a Daniel Ruíz de Con Canarias, como el nuevo jefe del departamento de finanzas del Conglomerado CanCon. Quiero recordar, que el último jefe de esta área fue propuesto por Tristán Ruíz de Con Navarra y David Canarias Donato, debido a sus credenciales. Ahora, con el retiro de este último, Robert Carter, él mismo propone a Daniel Ruiz de Con Canarias, ya que cuentan con las credenciales, la experiencia y la carrera dentro del conglomerado. 

Mi tía comienza a pasar varios documentos. En ella se ve mi curriculum, todos mis logros y el trabajo que he hecho, atados a una foto de corte profesional, donde veo a ese Manuel que solía ser antes. 

⎯Creo que todos estamos de acuerdo al decir que Daniel es el mejor para el puesto.⎯Escucho la voz de mi tío David.

⎯¿Lo dices porque lleva tus apuestas? ⎯ bromea mi madre. 

⎯Lo digo por su curriculum, y porque es bueno en las apuestas.⎯Agrega, para luego sonreír. 

⎯Creo que es el mejor para el puesto ⎯ habla Karl. 

⎯ Y yo ⎯ comenta mi primo Nadir. 

⎯¿Entonces?, ¿tenemos un voto unánime? ⎯ pregunta mi tía Julie y todos asiente⎯.Pues bien, entonces no hay más que decir… ¿Robert? 

Mi tío Robert se acerca al frente y después de un suspiro, comienza a hablar: 

⎯ Queridos colegas y miembros del Conglomerado CanCon. Hoy es un día especial y significativo para mí, ya que tengo el honor y el privilegio de pasar la batuta a alguien muy especial. Hace muchos años, llegué a este conglomerado sin saber que esta sería la semilla de una relación laboral y familiar que florecería con el tiempo.

»Desde el principio, la familia Canarias me acogió con los brazos abiertos y me ofreció la oportunidad de formar parte de esta gran organización. A lo largo de mi trayectoria aquí, he sido testigo de la dedicación, el compromiso y los valores que definen a esta familia y a este conglomerado.

»Hoy, con gran satisfacción, quiero anunciar que he decidido pasar la responsabilidad y el liderazgo del departamento de finanzas a alguien en quien confío plenamente, mi querido sobrino, Daniel Ruíz de Con. Desde que era un niño, siempre fue evidente que Daniel tenía un talento innato para los números y una habilidad excepcional para analizar y entender el mundo financiero que lo rodea.

»Daniel, si tu abuelo, David Canarias, estuviera aquí hoy, estoy seguro de que estaría inmensamente orgulloso de ti y de la dirección que está tomando su carrera, siguiendo los mismos pasos que una vez él también recorrió.

»En este día de transición, quiero expresar mi gratitud a todos y cada uno de ustedes por el apoyo y la colaboración brindados a lo largo de mi tiempo aquí. Ha sido un viaje gratificante, y ahora me llena de emoción ver cómo Daniel toma el timón y lidera el camino hacia el futuro.

»Daniel, mi sobrino, mi mano derecha por muchos años, te deseo la mejor de las suertes en esta nueva etapa de tu carrera. Estoy convencido de que alcanzarás nuevas alturas y que el legado de la familia Canarias se verá enriquecido por tu talento y dedicación.

Los aplausos no se hacen esperar, después de las hermosas palabras que mi tío me ha dedicado en esta ceremonia, que resultó ser más sentimental de lo que pensé. Mi tío me abraza, luego mi tía Julie. Después, firmo los papeles que me dan mi nuevo puesto y mi lugar en esta mesa, sintiendo todo el peso de esta responsabilidad. 

⎯¡Felicidades hijo!, tus abuelos estarían muy orgullosos de ti.⎯ Escucho la voz de mi padre. 

Volteo y esa  mirada igual a la de mi abuelo Tristán, se cruza con la mía. Después, siento su abrazo, uno cálido y lleno de orgullo que me hace sentir seguro. 

⎯¿Qué pasa si lo arruino? ⎯ le pregunto, en un murmullo. 

Él niega con la cabeza⎯. No lo harás. Nunca has sido inseguro, no comiences ahora. 

⎯¡Qué les parece si festejamos! ⎯ La voz de David mi primo destaca entre las demás. 

⎯¿Qué dices? ⎯ me pregunta mi padre. 

⎯Lo siento. Tengo que ir a la universidad a entregar los papeles para admisión al doctorado. pero, iré mañana a la comida familiar, ya sabes, ¿sábado de waffles? 

Mi padre entiende el mensaje. No quiero ir, no me da la gana y solo quiero regresar a mi piso y quedarme ahí. 

⎯Bien, pero mañana no faltes, ¿vale? Todos tus primos te esperan.

⎯Lo prometo ⎯ contesto. 

Así poco a poco se van yendo todos. Mi madre y hermano se despiden de mí, luego mis tíos y mi primo. Finalmente es mi turno de irme pero, en lugar de eso, paso a la oficina de mi tío Robert que ahora será mía, y me siento en la silla. 

Lo logré. Después de tantos años, lo logré. Ahora es momento de regresarle a mi familia, a mis padres y a mi tío todo lo que han hecho por mí. Los estudios que mi padre pagó, las noches en vela que mi madre vivió conmigo y el aprendizaje obtenido con mi tío. 

Acaricio el fino escritorio de madera, y sonrío.⎯ Llegaste hasta acá, Daniel… ahora demuestra de qué estás hecho ⎯ hablo conmigo mismo para luego sonreír. 

Hoy, en un día que debería estar colmado de alegría y celebración, me encuentro sumido en la tristeza y el miedo. Hace tan solo un año, mi mundo perfecto fue abruptamente sacudido y me di cuenta que la vida no es como los colores de un arcoíris.

Desde entonces, me he convertido en un niño asustadizo, temeroso de lo desconocido y lo incierto. Es difícil expresar con palabras lo que siento en lo más profundo de mi ser: una sensación de soledad que parece enredarse en cada pensamiento y emoción.

La felicidad que debería inundar mi ser se ha esfumado, eclipsada por la sombra del miedo y la incertidumbre. Mis días transcurren entre temores y preocupaciones, y aunque trato de disimularlo ante los demás, no puedo evitar sentirme vulnerable y desprotegido. La sensación de soledad se ha convertido en una constante compañera, susurrándome al oído que estoy solo en este camino lleno de obstáculos y desafíos.

Sin embargo, a pesar de la pesadumbre que carga mi corazón, sigo aferrándome a un atisbo de esperanza. Sé que debo encontrar la fortaleza para enfrentar mis miedos y no permitir que se adueñen completamente de mí. Quizás con el tiempo y la comprensión de quienes me rodean, pueda recuperar esa inocencia perdida y volver a ver la belleza en el mundo que me rodea.

4 Responses

  1. Qué importante que trate de recuperar la fuerza de su corazón y espíritu. Es fácil perderte a ti mismo y difícil recuperarte de tus temores.

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