Karl

Estaciono el auto en frente de la casa de los Canarias Ruiz de Con, y tanto Alegra como yo suspiramos profundo. 

⎯Es el momento ⎯me dice Alegra, mientras veo como juega con uno de sus mechones, envolviéndolo en uno de sus dedos, mostrando nerviosismo. 

⎯Es el momento. 

⎯¿Se lo decimos primero a mis padres y ya después al resto? ⎯inquiere. 

⎯Si tú lo deseas así, lo haremos así. 

Alegra, toma mi mano y la aprieta fuerte. Puedo notar como su mano suda levemente por los nervios y sé que ella, por dentro, está mal. Así que la jalo hacia mí con cariño y la abrazo. 

⎯Aquí estoy… no importa lo que pase, aquí estoy. 

⎯Lo sé… siempre ha estado. Desde el principio, siempre lo has estado. 

Nos separamos y le doy un beso leve sobre los labios. 

⎯Te amo ⎯le digo, y ella sonríe. 

⎯Lo sé. Te creo… claro que te creo.

⎯No puedo mentir… Pero jamás te he mentido. 

⎯Lo sé… ⎯contesta ella. 

Salgo del auto y me dirijo hacia su lado para abrirle la puerta. Recuerdo que, al principio, a Alegra le parecía un gesto extraño; ahora, creo que no puede concebir un día sin que lo haga.

La tomo de la mano y ella se pone de pie, poniéndose la mano sobre el vientre, como si estuviese protegiendo a los bebés. Cuando nuestras miradas se junta, yo sonrío. 

⎯Sé que me dirás que aún no siento nada y todos esos datos científicos y médicos, pero, tan solo verlos, ya quiero protegerlos y sentirlos. 

Pongo mi mano sobre la suya y sonrío. 

⎯Alegra, no hay dato científico que pura explicar el amor que sientes por ellos desde ahora. Yo también ya los amo, así que no hay nada más, solo… los amamos. 

⎯Los amamos. ⎯Repite ella. 

Después del momento compartido, ella y yo nos dirigimos hacia la puerta y Alegra puso la contraseña para abrir el portón de la casa. Adentro, estaba todo obscuro, como si no estuvieran, pero, era bastante normal, a veces los Canarias se iban a casa de Manuel o de Julie y los sensores de luz se pagaban. 

⎯¿Vamos? 

⎯Vamos… ⎯respondo. 

Los dos caminamos tomados de la mano hacia la puerta, giramos la perilla, y tan solo entramos, las luces se iluminaron y un grito de sorpresa nos hizo hacemos para atrás. 

De pronto, delante de nosotros, teníamos a toda la familia, esperando por nosotros, con una sonrisa y un letrero al fondo que decía “Buena suerte en Nueva York”. 

⎯¡Ay Dios! ⎯ expresa Alegra, nerviosa. De inmediato voltea a mí y me dice entre dientes⎯. No diré nada, no digas nada, quédate callado, evita a Moríns. 

⎯Vale… ⎯Hago caso, sin dudarlo ni un segundo. 

⎯¡Mi hija bella! ⎯habla Luz, y abraza a Alegra con mucho amor. 

⎯Mamá, no te hubieras molestado, en serio. 

⎯Teníamos que hacerlo. 

David Canarias se acerca a mí y me da un gran abrazo, uno en verdad lleno de aprecio y afecto. 

⎯Felicidades, yerno. 

⎯Gracias ⎯ digo, bastante sonriénte. 

⎯¿Ya tienes trabajo en Nueva York?

⎯Aún no, pensé que podría darme alguna carta de recomendación para buscar trabajo en algún hospital ⎯ hablo, con honestidad. 

⎯Pues, hoy me llegó una propuesta, no sé si quieras escucharla para decirle a mi amigo. 

⎯Me encantaría ⎯hablo con seguridad. 

Alegra termina de abrazar a sus primas y primos y luego voltea a verme. Al parecer, ya está un poco más tranquila, pero, como siempre, Moríns viene con esa personalidad jocosa, dispuesto a averiguar un poco más de lo que se aparenta. 

⎯Entonces, ¿qué pasó con el desmayo? ⎯pregunta. 

⎯¿Qué desmayo? ⎯inquiere Luz de pronto. 

⎯Uno… por ahí. 

⎯¿Por ahí? ⎯pregunta David. 

⎯No fue nada, es que no desayuné. En fin, ¿ponemos música? ⎯Evade de inmediato, Alegra, y conecta el móvil al bluetooth de la casa para poner una canción. 

Después, me toma del brazo y los dos caminamos hacia la sala para alejarnos de posibles cuestionamientos. Alegra, respira profundo y mi mirada hace que ella ponga un rostro lleno de estrés. 

⎯Lo diré, antes de que termine el día, te prometo que lo diré. 

⎯Por favor… ⎯ Le pido, ya que siento que si no lo hace voy a explotar. 

Nuestra pequeña reunión no duró tanto, porque Alegra fue llevada por sus primas y tías para poder hablar con ella. Yo fui envuelto por la dinámica de David Canarias, Moríns, Manuel, Daniel, Robert, Héctor y extrañamente de Jon. El único familiar de los Ruiz de Con que va y viene y que raramente está en casa. 

⎯¿Entonces?, ¿te animas? ⎯me pregunta David, después de escuchar su propuesta. 

⎯Brownsville, Brooklyn. 

⎯Es una clínica que apenas despega, pero Zimmer necesita la ayuda. Podrías está ahí unos meses, como mi representante, gestionando lo que la fundación le mande y a la vez trabajando. Después, puedes pedir trabajo en un hospital con más prestigio. Tendríasn contacto directo con Moríns y yo me sentiría más tranquilo de que hay alguien de mi confianza que está detrás de esté nuevo proyecto. 

⎯Pues… ⎯Trato de pensar si la propuesta es buena o mala, ya que Brownsville es peligroso y al ser el futuro padre de gemelos no creo que sea muy buena idea. Aunque, admito que me llama bastante la atención. Jamás he estado en la fundación de una clínica. Sería interesante. 

⎯Venga… ¿qué podría pasar? ⎯me pregunta Manuel, que siempre parece muy positivo ante todo. 

⎯Me encantaría, solo que… 

“Ey Lila!”, escuchamos. 

⎯¿Qué es eso? ⎯pregunta David. 

“¿Lloraste?”, se escucha la voz de Lila. 

⎯Creo que Alegra está hablando con su hermana y dejó el bluetooth conectado a las bocinas ⎯dice Jon, entre risas. 

“Un poquito, nada más”, responde Alegra.  

⎯Mejor voy a desconectarlo, la plática debe ser privada… ⎯Hablo. 

Y cuando me doy la vuelta, noto que todos están de pie en frente de la bocina y no será posible apagarla. 

“¿Qué haces ahí?, ¿es música la que escucho?”, habla Lila. 

“Sí, estamos de festejo”. 

“Y, ¿ahora cuál es el motivo?” 

Me quedo en silencio, y comienzo a ponerme nervioso con la respuesta. En verdad estoy sufriendo. 

“¿Hay alguna vez un motivo?”

“Esa es una respuesta muy acertada…”, contesta Lila, y todos nos reímos abajo.  

“Lils, si hay una razón”

Tomo un respiro… 

“Y, ¿cuál es?”, pregunta Lila. 

“Me iré a Nueva York mañana”, confiesa Alegra, y yo vuelvo a respirar tranquilo. 

“¡Qué!”

“Sí, Karl y yo nos vamos a vivir a Nueva York. Me aceptaron en mi agencia soñada y bueno, todos nos hicieron una fiesta sorpresa de despedida y… aquí estamos”, explic Alegra. 

⎯¡Dios!, amo que mis gemelas se lleven tan bien ⎯expresa Luz, emocionada. 

“Estoy tan feliz por ti, en verdad. Muchas felicidades, sé que la romperás en Nueva York, eres extremadamente talentosa”, la felicita Lila.  

“Gracias”. 

De pronto, Alegra comienza a llorar y sé que es momento de cortar todo. Así que dejo mi cerveza sobre la mesa y trato de ir hacia ella, pero Jo me prohibe. 

⎯Jo, te lo pido. 

⎯Solo deja que fluyan las cosas ⎯me dice, como su supiera algo, que sospecho que sí es así. 

“¿Qué pasa?”, pregunta Lila preocupada. 

“¡Ay, Lils!, es que me siento tan… mal”. 

“¿Por qué?” 

“Es que… siento que todo esto te debería estar pasando a ti. Lo del novio perfecto, el trabajo soñado en la ciudad soñada, esta felicidad. Siento que te robo todo y me siento fatal”, confiesa Alegra, cautivando a todos los que estamos escuchando.  

“No me estás robando nada, hermana. En verdad”. 

“Es que… yo te quiero ver feliz”. 

“Y, lo soy… te juro que soy feliz. Mira, es más, si no me crees, te puedo decir que he conseguido un trabajo acá, justo en el local donde trabajaba la abuela. Estoy diseñando vestidos para niñas y me está yendo bien, incluso he comenzado a trabajar en varias ideas para una marca”. 

“¿En verdad?”, pregunta Alegra, y vuelve a ayudar con el mismo sentimiento de hace rato. 

“Sí, te lo prometo. Me gusta mucho. Mi jefa es genial y me deja hacer lo que yo deseo. Es más, Pablo me armó una mesa de diseño y estoy creando de nuevo”. 

“Me alegra mucho”, “Lila… tengo que decirte algo más”. 

⎯Te lo pido, Jo, déjame ir con Alegra ⎯le digo a la joven, que niega con la cabeza. 

⎯Tiene que pasar. 

⎯¿Pasar qué? ⎯Trato de fingir, pero en realidad no me es posible. 

⎯¿Qué? ⎯inquiero. 

“Es que, es algo bastante grande”. 

“Dime…”

El silencio se hace en la casa y de pronto llega lo que temía. 

“No era mi intención”. 

“¿Qué no era tu intención?” 

“Estoy embarazada”, resuena en las bocinas y todos de inmediato voltean a verme. 

⎯¡Eso es verdad! ⎯pregunta Luz, y yo simplemente sonrío⎯, ¡serémos abuelos de nuevo, Picaflor! ⎯ le dice a su marido, quién no puede de la emoción. 

“Y no solo eso… ¡SON DOS!, ¡DOS!, ¡UNO Y DOS!”

⎯¡QUÉ! ⎯ gritan todos, y de nuevo las miradas viene hacía mí. 

⎯Son gemelos… 

⎯Mi gemela tendrá gemelos ⎯habla Luz, profundamente emocionada y llena de felicidad. 

Podemos escuchar a Alegra, que sigue llorando, desconsolada, mientras todos los demás me felicitan. 

⎯Iré a ver a Alegra, al parecer la está pasando mal ⎯nos dice David, para ir hacia Alegra. 

⎯Ese Karl, ¿eh?, todo un semental ⎯me dice David Tristán. 

⎯Todo es genética, ella es gemela, yo soy mellizo, las posibilidades de que eso sucediese eran altas. 

Tristán se queda en silencio al escuchar mi respuesta. 

⎯Karl no entiende los chistes o preguntas ambiguas ⎯explica, Sila. 

⎯¿De verdad?

⎯Así es… tampoco puedo mentir ⎯admito. 

⎯¡Pfff!, esto es oro ⎯ habla, entre sonrisas. 

Al parecer, David se dispone a decirme algo cuando, de pronto, escuchamos la voz de Lila: 

“Yo también estoy embarazada”

Seguido de la voz de Alegra, bastante asustada. 

⎯¡Karl, Sila!, ¡papá! ⎯grita. 

Sila y yo corremos hacia la escalera y subimos lo más rápido posible, solo para ver a David Canarias desmayado sobre el suelo. En seguida, toda la familia está detrás de nosotros, y no hay manera de que podamos evitar lo sucedido, el gran secreto está dicho y ahora, todos los saben. 

***

⎯¿Todo bien, papá? ⎯le pregunta Sila a su padre, quien yace sentado en el pasillo de su casa, con una bolsa de hielo sobre la frente. El desmayo le ha dejado un golpe en la cabeza. 

⎯Sí, sí… hoy comprobé que no puedo con gemelas al mismo tiempo ⎯Se queja. Luego voltea a ver a David Tristán, que yace de pie al lado de su novia Ana Carolina⎯ ¿Qué?, ¿tú también vas a decirme que embarazaste a alguien, para que me remates?

⎯No seas dramático, David. ⎯Le pide, Luz. 

⎯No lo sé, padre. El mundo es mi campo de juegos y a mí me gusta jugar ⎯responde su hijo, para luego recibir un golpe leve de Ana Carolina sobre la nuca, 

⎯Gracias. ⎯Le agradece David. 

⎯De nada, suegro ⎯responde ella. 

David, con ayuda de Moríns y Tristán, se pone de pie, quedando justo en frente de Alegra y de mí.

⎯¿Por qué la cara larga? ⎯le pregunta. 

⎯Es que… no quería decepcionarte, papá. 

⎯¿Decepcionarme? 

⎯Sí. Toda la vida dije que no tendría hijos y todo eso y, ahora, estoy embarazada de gemelos y… 

David sonríe. 

⎯Yo dije que jamás me casaría y tendría hijos y mírame, cuatro hijos y 7 nietos después ⎯responde, haciéndonos reír⎯. Es de sabios cambiar de opinión.

Alegra se va a sus brazos y se funden en un abrazo sincero. 

⎯Eres feliz y eso es lo que importa, ¿vale? Lo único que debe preocuparme ahora es ¿cómo me dividiré el tiempo para estar con una gemela y con otra? Al menos se quedan en el mismo continente. 

⎯Prometo enviarte fotos diarias y bueno… solo espero que no nazcan los bebés el mismo día. 

⎯¡Nombre!, que la boca se te haga chicharrón… ⎯ expresa Luz ⎯. Ni digas, que seguro pasa y no sabré qué hacer. 

Luz me abraza con fuerza y luego, me da un beso sobre la mejilla. 

⎯Eres un buen hombre, Karl… estoy segura de que Alegra es feliz contigo.

⎯Y yo con ella ⎯le respondo⎯ y, yo con ella. 

Para después darle un beso sobre la frente. 

Ya todo está dicho… es hora de irnos a Nueva York. 

8 Responses

  1. Que lindo amor entre hermanas, se apoyan siempre. Ya todo se sabe y se van apoyarlos. Y pues pobre David. Estoy segura q se golpeó duro al caer d la impresión jejeje

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