Lila
Los días después de que se va Antonio se pasan lentos, o al menos así los siento. Tan solo sale por la puerta cada madrugada, mi corazón se hace pequeño y de inmediato lo comienzo a extrañar. Jamás me había pasado algo así, y sé por estas ausencias que cada día estoy más enamorada de él.
Antonio, antes de irse, como siempre, me deja una postal del lugar que vistió esta semana, y yo la pongo sobre una de las paredes del taller como si fuese una especie de trofeo que guardado y admiro con adoración.
Me encantan las postales. Mi padre solía traerme postales de los diferentes sitios donde iba, cuando yo era chica. Siempre me hacía ilusión saber que podrían una nueva cuando él regresaba. Sentía que era como si me trajera un pedacito de su viaje entre mis manos.
Ahora, cada vez que Antonio me da una, siento como si hubiese viajado con él. Como si estuviera cerca a pesar de las constantes ausencias que tiene, y cuando las veo mi semana se hace más llevadera.
Sin embargo, no todo el día estoy pensando en él. La verdad es que tengo mucho trabajo, no solo por los vestidos de Cassandra, sino por otros encargos que me han hecho para distintos eventos, por lo que me paso todo el día cociendo, cortando y uniendo en el taller.
Resulta que Cassandra extendió el rumor de que mis vestidos son una maravilla y ahora he empezado a recibir encargos de todo tipo de personas. Ya no solo de vestidos de novia, sino también, de gala o formales que me han ayudado a extender mi mercado.
Sé que este taller es exclusivo para vestidos de novia, porque los patrones que me ha dejado de mi abuela son para ello. No obstante, trabajo es trabajo, y lo acepto con gusto porque me gusta hacerlo. Quiero crear, que mis vestidos se vean en las revistas de la alta costura y, por qué no, tal vez tener mi propia casa de diseño como: Gucci o Coco Chanel.
Por lo tanto, ahora me veo confeccionando vestidos para niñas – para mi fortuna mi abuela también me dejó patrones para eso. Vestidos para las damas de honor y uno que otro traje para los novios o acompañantes.
Mi taller se ha llenado de telas de diferentes colores, de patrones tanto clásicos como modernos y también de girasoles – porque Antonio me envía flores cada mañana. Mi mundo se ha llenado de color amarillo, ahora mi favorito, y de un aroma a flor fresca que me encanta oler por las mañanas.
Ahora entiendo lo que mi madre dice sobre los aromas y el amor. Ella siempre menciona que, para ella, el olor a café le recuerda a mi padre, porque desde que eran novios él la despierta con un café recién hecho por la mañana; un gesto que se repite hasta el día de hoy. Ahora, el olor a flores frescas me recuerda a Antonio y me encanta, ojalá pudiese hacer un perfume con él.
Así, entre mensajes, Antonio y yo nos vamos comunicando. Él me envía una foto de dónde está, y decenas de mensajes explicando lo que hace o cómo se siente. La mayoría del tiempo me dice que deseara que yo estuviese ahí con él y yo también. Sin embargo, no puedo cerrar mi taller solo para viajar a su lado.
El intercambio de mensajes es diario. No hay un día que él y yo no nos escribamos, por lo que, se me ha hecho raro que desde el jueves no me haya mandado nada, absolutamente nada. Ni unos buenos días, ni buenas noches. Lo único que puedo ver en mi móvil son los mensajes del miércoles que no me dan ni una pista, y los que yo le envío deseándole buenos días y buenas noches. Ya me he comenzado a preocupar.
⎯ Tal vez perdió su móvil en uno de sus múltiples viajes y no lo ha recuperado ⎯ me consuela mi hermano David, ya que se ha convertido en mi confidente en este asunto.
⎯ ¿Crees? ⎯ pregunto, algo temerosa. Mientras mis manos pasan la aguja por el dobladillo de su pantalón.
La figura bien trabajada de mi hermano, se extiende a lo alto y, mientras yo confecciono la parte de abajo, él se mide el saco y trata de ver dónde hay que meterle puntadas. Una tradición de la familia es que todos los hombres deben saber arreglar y modificar su ropa para no depender de nadie para hacerlo. Mi tío Manuel lo hace, al igual que Daniel y Héctor. Por ende, mi hermano David también, pero, no es muy bueno haciendo el dobladillo de su pantalón, así que siempre me pide que se lo haga yo.
⎯ Aun así, ¿no podría tomar otro móvil y enviarme un mensaje? ⎯ pregunto ⎯, ya han pasado dos días y ni una palabra. Estoy comenzando a preocuparme.
⎯ ¿A preocuparte o pensar que te engaña?, ¡Ay! ⎯ expresa, cuando la aguja se encaja ligeramente en su piel.
⎯ Lo siento ⎯ me excuso ⎯. Nunca me pasó por la cabeza lo segundo, pero, ahora que lo dices.
⎯¿Qué te dice tu corazón? ⎯ me pregunta, viéndome a través del espejo. Su cabello rizado, que hoy ha dejado libre y sin peinar, cae salvaje sobre su cabeza. Sus hermosos ojos color miel, como los de mi abuelo Tristán, se clavan en mí.
⎯ Mi corazón dice que está bien ⎯ miento.
⎯ No es cierto ⎯ asegura ⎯.¡Ay, Lila! ⎯ me reclama, ya que la aguja ha vuelto a hacer lo suyo.
⎯ Lo siento, estoy distraída ⎯ me disculpo.
⎯ Ya vi. Mejor me quito el pantalón y lo continúas así ⎯ comenta con tranquilidad.
Mi hermano se aleja y entra al baño para quitarse el pantalón y ponerse los vaqueros color negro que traía antes. Escucho cómo forcejea adentro para ponérselos, porque usa los pantalones tan pegados que siempre le digo que se los debe meter con calzador.
⎯ ¿Tú te preocuparías? ⎯ inquiero, a través de la puerta.
⎯ No sé ⎯ me contesta, mientras para después pujar ⎯. Todo depende de cómo llevas tu relación con él. Personalmente, a mis las relaciones así no me gustan para nada ⎯ David abre la puerta ⎯. A mí me gustan las relaciones donde no hay secretos y pueda ver a mi novia no diario pero, si más veces por semana. Salir cuando queramos y no tener un día específico.
⎯ Ya entendí, no tienes por qué echarme la indirecta ⎯ le reclamo, tomando su pantalón de vestir.
⎯ No es echar indirectas, me preguntas, te contesto. ⎯ Ambos vamos a sentarnos al sofá que tiene en su habitación. Él toma el hilo negro y comienza a medir la cantidad que necesitará para arreglar el saco.
No entiendo la insistencia de David en usar los trajes de mi padre cuando él tiene el dinero suficiente para comprarse los suyos. Tal vez, se deba, a que todos los trajes son de marcas renombradas como: Hugo Boss, Armani, Dolce & Gabbana, Prada, Ermenegildo Zegna, entre otros. Incluso, podría decir que una tradición de los hombres Canarias es que se visten bien, a la moda, y con estilo.
⎯ ¿Crees que tenga otra mujer?, ¿qué esté casado? ⎯ insiste.
⎯ No lo sé. En verdad no he notado nada.
⎯¡Ay, Lila!, eso no se nota. Cuando una persona quiere esconder algo, hará todo lo posible porque jamás salga a la luz. Aunque, siempre sale. Ya sea dentro de muchos años o, en unos meses.
Suspiro ⎯. Ya David, déjame de echarme a sal ⎯ le reclamo ⎯. Tal vez, solo tuvo un contratiempo.
⎯ No es sal, hermana. Simplemente, estamos descartando teorías sobre lo que puede estar sucediendo ⎯ me explica, mientras comienza a coser la pinza que le hará al saco. Si Ermenegildo Zegna supiera lo que le está haciendo a su saco, lo mata.
⎯ Odio las teorías ⎯ respondo, mientras termino de hacer el dobladillo.
⎯ Pero son necesarias ⎯ habla. Mi hermano voltea a verme ⎯. Al final de cuentas, lo único que importa es lo que dice tu intuición y lo que tu corazón siente. Sí, crees que él es el indicado, es porque lo es. Si dices que no te engañaría, entonces, no lo hace.
Sonrío. Mi hermano en verdad heredó casi todas las cualidades de mi abuelo Tristán: la comprensión, la ternura, el buen juicio. Ojalá hubiese heredado su sencillez para vestirse, eso lo heredó de mi abuelo David y le sale bastante caro. Estoy segura de que la mujer que lo conquiste, se estará enamorando de uno de los hombres más buenos y sinceros que he conocido.
⎯ Gracias ⎯ le agradezco con cariño.
⎯ No hay nada que agradecer. He leído demasiadas historias de amor como para poder decirte esto ⎯ me contesta.
Río levemente ⎯. No puedo creer que leas historias de amor. Deberías leer novelas gráficas como lo hace Daniel.
⎯ ¿Qué tiene de malo?, yo simplemente leo y mucho. Las historias de amor son parte de la literatura y se asemejan a la vida real. ¿Sabes lo que puede provocar en una mujer decirle que leíste Orgullo y Prejuicio y saber quién es Mr. Darcy? ⎯ me pregunta, serio ⎯. Solo puede decirte que he tenido el mejor sexo de mi vida.
⎯¡David! ⎯ le reclamo.
A veces, olvido, que también tiene un toque de picaflor; no tanto como el de Alegra. Y que mientras espera a que llegue su media naranja, se come el resto del frutero, o más bien, del mercado de frutas.
⎯ ¿Qué?, es verdad. No tienes idea como les excita a algunas mujeres que los hombres sepan sobre él ⎯ me dice entre risas.
Ambos comenzamos a reírnos y por unos instantes olvido mi preocupación. David tiene razón, solo necesito confiar en mi intuición, como toda la vida lo he hecho.
⎯ ¿Ya te dije que eres el mejor hermano del mundo?
David me ve y cierra un ojo ⎯ lo sé ⎯ asegura ⎯.¿Qué te parece?, ¿crees que Ermenegildo Zegna lo note?
Mi hermano se pone de pie y se mide el saco que perfectamente ha modificado. Observo como el talle se adapta a su cuerpo, y le hace una figura envidiable.
⎯ ¿Si sabes que puedes ir a cualquier tienda de Ermenegildo y comprarte cinco de estos, verdad? ⎯ inquiero.
⎯ Lo sé, y lo hago cuando la ocasión es especial, pero, para ir a trabajar, me basta con estos trajes. Además, diría la abuela Mena, “están buenos”⎯ e imita su voz.
Me río ⎯. Tienes manos de sastre ⎯ y en un gesto de cariño las tomo y las beso.
Mi hermano estira los brazos y yo me hundo en ellos ⎯. Tranquila Lila, todo estará bien ⎯ me consuela.
⎯ Lo sé. De verdad, no sé qué haría sin ti. Eres mi apoyo más grande.
⎯ También tienes el de Alegra ⎯ me recuerda ⎯. Y el de Sila.
⎯ Lo sé pero… ⎯ me separo de él ⎯ no quiero molestarlas con esto.
⎯ ¿De qué hablas?, son tus hermanas.
⎯ Sí, lo sé. Pero Alegra está muy ocupada con lo de Karl y lo del trabajo ese, donde no aprecian su talento ⎯ comento.
⎯ Cierto, debo hablar con ella sobre eso.
⎯ Y Sila, bueno, es Sila. Tiene cuatro hijos, es la jefa del área de terapia intensiva en el hospital. Su vida ya es demasiado ocupada como para escuchar estas teorías.
⎯¿Estás insinuando que yo no tengo nada que hacer? ⎯ pregunta de broma ⎯. Para tu información, soy el jefe del área de proyectos de la fundación y tengo a mi cargo 31 proyectos más los que se acumulen.
⎯ Lo sé, jamás dije que no tuvieras nada que hacer ⎯ respondo.
David me abraza con fuerza. Mi hermano es tan alto, que mi cabeza queda perfectamente recargada sobre su pecho ⎯. Es broma. Aun así, cuéntale a Alegra, al menos. Es la primera vez que las siento tan separadas, ¿de qué tienes miedo? ⎯ inquiere.
⎯ De nada ⎯ contesto.
⎯ Venga, Lila. Soy lo suficientemente intuitivo para saber que tienes miedo a algo. Vamos, dime.
Suspiro ⎯. Tengo miedo de que Alegra me abra los ojos como siempre lo hace. Que me saque de este sueño tan bonito que estoy teniendo. Es todo. Solo quiero disfrutar este sentimiento, David. Es la primera vez en toda mi vida que lo siento y no quisiera que terminara abruptamente, ¿comprendes?
⎯ A la perfección ⎯ suspira ⎯. Alegra tiene ese efecto, lo sé. No puedo creer que nuestra hermana, la que es más necia y tonta en lo que respecta a las relaciones amorosas, es la que mejor te aconseja. Pobre Karl, sí que le espera un largo camino con Alegra. Con lo insegura que es…
⎯ Alegra ya está enamorada de Karl ⎯ contesto ⎯. Ella lo sabe, pero lo niega porque es…
⎯ Tonta y necia ⎯ agrega David.
⎯ Y Karl. Él la ama así. Como Antonio me ama a mí.
⎯ Entonces, ama a Antonio. Y no dejes que nadie te diga que no puedes hacerlo. La vida es corta Liliana.
Le pego levemente sobre el pecho ⎯. No soy Liliana, soy Lila ⎯ reclamo, ya que mi hermano siempre me molesta con ese nombre ⎯. Que tú tengas dos nombres que no combinen no te da derecho a poner otros nombres a tus hermanos.
⎯¿Qué no combinan?, ¿de qué hablas?. Mis nombres son perfectos, yo soy perfecto. Soy la combinación Canarias Ruiz de Con que todo el mundo esperaba. Ni Daniel, ni Héctor la tienen. Tengo la personalidad del abuelo Tristán y el estilo del abuelo David, el cuerpo de nuestro padre y la simpatía de nuestra madre. Soy la perfecta combinación de su ADN. Es más, debería estar en un museo.
Me río ⎯. Lo que no tienes es humildad, hermano ⎯ contesto. Aunque ya sé que lo dice de broma.
⎯ Soy un Canarias, no somos humildes ⎯ y ambos comenzamos a reinos.
El ruido del móvil interrumpe nuestro momento. Así que, lo saco de mi bolsa y veo que es un mensaje de mi hermana Alegra.
ALEGRA
¿Ya viste esto?. Eres famosa, te quedó increíble.
Y atado a eso, un enlace. Al abrirlo, David y yo notamos que es una revista digital de sociales. Ahí, en la fotografía, se ve un artículo donde Cassandra Karagiannis se encuentra posando en una foto vistiendo el precioso vestido que le confeccioné. Había olvidado por completo que este fin de semana era su fiesta de compromiso.
⎯ Cassandra Karagiannis festeja su compromiso con un vestido Mena Caballero ⎯ lee mi hermano ⎯. ¿Lo hiciste tú?⎯ pregunta David, sorprendido.
⎯ Así es…⎯ contesto entre sonrisas. Lo hice yo.
No puedo esconder lo orgullosa que me siento al ver mi precioso vestido modelado en esa fotografía. Puede que Cassandra tenga el peor humor del mundo y que jamás nos llevemos bien, pero, debo confesar que su publicidad es buena y que por ella, puede que tenga más trabajo.
⎯ No cabe duda que eres la mejor. La abuela estaría increíblemente orgullosa de ti ⎯ David me da ánimos y yo simplemente sonrío.
De mi abuela siempre quise tener todo. Su talento, su sentido del humor y su paciencia. Pero, sobre todo, su historia de amor. Y por lo que veo, poco a poco voy obteniendo todo. Espero algún día, hacer su sueño realidad.
⎯ Bueno, ahora solo queda esperar a que Antonio se comunique. Solo espero que esté bien ⎯ le digo a David.
Él me abraza ⎯. Todo estará bien. Ya lo verás ⎯ me consuela.
Y si David me lo dice, lo creo.
Tengo un mal presentimiento…