Era evidente que Victoria no pasaría por alto el encuentro de Matías con su hija Selene y, tan solo tuvo un momento, se dio a la tarea de investigar quién era y de dónde venía, llevándose así una gran sorpresa. 

Él era Matías Noitte Weir, hijo de Camilo Noitte y Amanda Weir, destacados empresarios en el ámbito de la salud. El hombre, de 35 años, residía en Madrid, Sin embargo, su estilo de vida lo llevaba a viajar frecuentemente por todo el mundo, debido a sus inversiones en atención de salud global. 

Matías, aunque tiene una hermana menor que él, que lleva por nombre Amanda, se ha consolidado como el heredero de la fortuna familia a través de su activa participación en las inversiones en atención de salud global. Este enfoque estratégico lo ha llevado a invertir en cadenas de hospitales y clínicas en múltiples países, contribuyendo así al éxito continuo del imperio de su familia. Su experiencia se ha expandido a la gestión de tecnologías médicas avanzadas y otros aspectos innovadores del sector.

A pesar de su vida social activa, su enfoque en los negocios y los viajes globales ha dejado poco espacio para compromisos más profundos. Su estado civil refleja su dedicación a consolidar y expandir el legado familiar.

⎯¡Es soltero! ⎯ expresó victoria, tan solo terminó de leer el texto. 

⎯¿Y? ⎯preguntó su hijo, que yacía sentado con un pie sobre el comedor mientras leía algo en su dispositivo móvil. 

⎯Y le gusta Selene. 

⎯¿Mi hermana? ⎯dijo, y tomó un sorbo de café. 

La madre, al ver el poco interés de su hijo, le pidió a base de golpes con la servilleta que bajara el pie y prestara atención. 

⎯¿Qué no escuchaste lo que te leí?, es soltero, rico, guapo y está en la misma industria que nosotros y le gusta tu hermana, ¡qué parte no has entendido! 

Por fin, a Lucas, se le prendió una luz en la mente y comenzó a hilar todo lo que su madre le había dicho. El rostro se le iluminó y Victoria supo en ese instante de que ambos estaban en la misma sintonía. 

⎯Solo me pregunto, ¿cómo lo harás? ⎯le preguntó a su madre. 

⎯Tengo muchos ases bajo la manga, y sé perfectamente qué hacer. Sin embargo, necesito que me sigas la corriente y que por primera vez en tu vida me hagas caso en todo lo que te digo, C-O-M-P-R-E-N-D-E-S. ⎯Le pidió, diciendo la última frase mientras le pegaba de nuevo con la servilleta. 

⎯¡Sí!, ya te entendí. 

⎯Y ni una palabra de esto a tu hermana. Ya sabes cómo se pone cuando trato de presentarle a un candidato. Matías Noitte es nuestra última esperanza para no caer en la pobreza y que tengamos que vender o rematar nuestras sagradas posesiones. 

⎯¿Rematar?, ¿tan grave estáe el asunto? ⎯preguntó Lucas, completamente incrédulo. 

Victoria movió la cabeza negando, pero no para desmentir lo que había dicho, sino porque no podía creer que su hijo estuviese tan alejado de la realidad. 

⎯Después del infarto de tu padre, ya ningún socio quiere invertir con él. Saben que si muere no será un negocio seguro y que tú, bueno para nada, no sabrías cómo llevar la empresa. Así que estamos condenados, manchados, repudiados. Necesitamos el favor y el dinero de Matías Noitte, y Selene es la pieza clave. 

Entonces, como si al pronunciar su nombre hubiese hecho un hechizo, Selene se presentó en el comedor, con el rostro fresco y el cabello trenzado. A pesar de que las últimas noches se la había pasado en el hospital cuidando a su padre, a quien daban de alta justo este día. 

⎯Buenos días, hermanita ⎯le dijo su hermano, mientras le sonreía. 

⎯Buenos días. Disculpen, me quedé dormida ⎯habló Selene, para después sentarse y servirse un poco de jugo. 

⎯¿Cómo dormiste? ⎯inquirió la madre, con una sonrisa. 

⎯Cansada… muy cansada. Lo bueno es que mi padre ya estará en la casa y no me desgastarán más lo viajes y el quedarme a dormir en un lugar tan incómodo. 

⎯Eso sí ⎯respondió Victoria. Después comió un poco de fruta y vio a su hijo que, como siempre, ignoraba todo tipo de situación, por completo ⎯. Tu hermano y yo estábamos pesando, que haremos una cena en honor a la recuperación de tu padre. 

⎯¿Cena? ⎯preguntó Selene, un poco incrédula⎯. Pero, si mi padre apenas…

⎯Lo sé, lo sé. Pero algo que he aprendido es que la vida es efímera y que un día estamos y el otro no. Así que no debemos perder el tiempo. Además, no será fiesta, será cena. Un petite comité, amigos cercanos, no más de veinte.

⎯¿No más de veinte? ⎯habló sorprendida. 

⎯Así es… hay muchas personas que están preocupadas por tu padre y seguro querrán saber que está bien recuperado. 

⎯¿No te has puesto a pensar en el desgaste que tendrá?, tal vez quiere descansar. 

⎯Pues que descanse y nosotros cenamos. Como dicen por ahí el vivo al gozo y el muerto al pozo. Bueno, aunque tu padre no ha muerto, sería: el enfermito a descansar. 

Victoria se puso de pie, caminó hacia uno de los gabinetes y sacó la libreta donde venían sus contactos, algo muy a la antigua, y comenzó a seleccionar a los invitados. 

⎯Martha Weis, Anne Cayetano… ⎯ Comenzó a enumerar a los invitados de siempre, hasta que salió el nombre de él⎯ Y Matías Noitte. 

Selene la miró extrañada. 

⎯¿Cómo? 

⎯Sí, Matías, ha sido tan bueno con tu padre. Me han dicho las enfermeras que siempre le envían saludos. ⎯Mintió. 

⎯Pues lo dudo un poco, porque yo he estado ahí más tiempo y no he visto a Matías por ningún lado. 

La madre sonrió. 

⎯¿Eso quiere decir que Matías te interesa? 

⎯Por supuesto que no ⎯respondió Selene. Solo que no es un hombre que pase desapercibido a donde vaya. Así que, por eso, estoy segura de que no ha estado en el hospital. Pero en fin, tal vez fue los días o los horarios en los que yo no estuve. 

⎯Como sea. Lo invitaré y te comportarás como la dama que eres. 

⎯¿Yo?, ¿yo tengo que estar aquí? 

⎯Eres mi hija, Selene. Miembro de esta familia y, por ende, representante tanto de tu padre como mía. Así que sí, si estarás presente. 

Selene suspiró. Odiaba que su madre la arrastrara a esas reuniones donde no hacía más que fingir. Oponerse siempre era la opción, pero ella siempre hacía trucos que la obligaban a asistir. Podría ser desde “regalos” o “promesas”, hasta el más grande chantaje. 

⎯Madre, lo siento, pero tengo planes. 

⎯¿Planes? 

⎯Así es. Me ofrecí a ir al concierto de beneficencia esta noche en representación de mi padre y no puedo faltar. 

Victoria comenzó a reírse, al parecer la idea de su hija le hizo gracia. 

⎯¿Concierto de beneficencia, Selene?, ¡lo que menos necesitamos ahora es beneficencia!, así que no, no vas.

⎯¡No soy una niña para que me prohíbas cosas! ⎯expresó con determinación. 

⎯¡Mientras vivas en esta casa harás lo que yo diga!, ¡entendido! ⎯gritó. 

⎯Pues fácil… ¡me largo! ⎯ respondió. 

⎯¿Y darle a tu padre un disgusto cuando sepa que su amada hija se irá? ⎯habló Victoria, empezando así el tono de chantaje⎯ ¡Cómo te atreves a pensar en eso sabiendo que tu padre te ama tanto!, ¿quieres romperle el corazón? De por sí ya tuvo un infarto y, ahora, ¿le darás otro?, ¡DIME!, ¡DIME! 

⎯¡YA, BASTA! ⎯gritó ella, para luego irse de allí. 

Lo que debía ser un tranquilo desayuno familiar, se había convertido, de nuevo, en una batalla entre Selene y su madre. Sin embargo, había ganado y ahora sabía que su hija asistiría a la cena. 

⎯Y tú ⎯le dijo a su hijo⎯, te encargarás de preguntarle a Matías si le gusta tu hermana o no… y literal le insinuarás que ella sí está interesado en él. 

⎯¿Yo?, si la de la idea fuiste tú. 

⎯¡SÍ TÚ!, porque no se te olvide que si tu padre tuvo un infarto fue por tus tonterías, ¿está claro? Ahora, deja de fingir que lees y mejor vete a pensar cómo le harás para que Matias Noitte caiga…

Su hijo la ignoró por completo, y decidió continuar leyendo el periódico. Sin embargo, Victoria sabía que ya había ganado, y que tarde o temprano tendría a Matías entre sus filas y lo perfilaría a ser el esposo de Selene, la única, por ahora, que podía salvar a la familia, de la ruina total. 

***

Si algo conocía Victoria, era la mirada de un hombre enamorado. Lo sabía, porque ella, en su época, había sido una mujer bastante codiciada y ahora, era el turno de Selene. Su hija, era hermosa y sabía que Matías se había fijado en ella. 

Matías, tampoco lo negaba, desde que había conocido a Selene e interactuado con ella, no podía apartarla de su cabeza. Eran tan hermosa, tan amable y se notaba que tenía carácter y era inteligente. Se había dado a la tarea de buscarla en redes sociales, para averiguar un poco más de ella, sus gustos y sus pasiones, pero resulta que nunca encontró nada, solo una foto de una inauguración donde se encontraba junto a sus padres. 

Ahora, la miraba todos los días, en sus tiempos libres, tratando de imaginarse ¿cómo sería pasar una tarde con ella?, ¿si tendrían temas de qué hablar?, y ¿si esas miradas que se dieron podrían llevar a algo más? Todo eran preguntas, que, posiblemente, no tendrían respuesta. 

⎯Señor Noitte. ⎯Escuchó la voz de la joven del personal. 

⎯Dime. 

⎯El señor Emilio lo busca. 

Matías volteó la mirada y vio de frente a su mejor amigo y socio, Emilio, quien al fin había llegado a la ciudad para unirse a él y después emprender el viaje de regreso a casa. 

⎯¡Amigo, tanto tiempo sin verte! ⎯Lo saludó Matías, en verdad feliz. 

⎯¿Tanto tiempo?, si apenas nos separamos en Portugal, y eso fue hace un mes. ¿A poco me extrañas tanto? ⎯comentó Emilio, mientras se abrazaban. 

⎯¿Algo de tomar? 

⎯No, mejor más tarde antes del concierto de beneficencia. Si quiero escuchar a Beethoven lo haré algo ebrio. 

Ambos se rieron. Matías fue por su Ipad, y abrió su correo electrónico para enseñarle a su amigo uno de los tantos contratos, que había vuelto a firmar con algunos hospitales, cuando vio un correo con el apellido Grieff. 

⎯Eso de la beneficencia es nuevo en ti, ¿ahora deseas apoyar con becas a las artes?, ¿qué ya no qué hacer con tanto dinero? 

⎯¿Qué tanto sabes de los Grieff? ⎯interrumpió Matías, sin prestar atención a su amigo. 

⎯¿Grieff? 

⎯Sí, los Grieff. Alexander Grieff y su esposa, Victoria. Tienen dos hijos, Lucas y Selene. ⎯Y al decir su nombre, lo hizo de tal manera que en seguida Emilio notó que era algo especial. 

⎯¿Quieres saber de los Grieff o de Selene? ⎯preguntó él. 

Matías se río. En un movimiento de manos cerró el correo y paso a la única foto que tenía de ella. Se la enseñó con orgullo, como si sus sentimientos también fuesen correspondidos por ella. 

⎯Es bonita. 

⎯¿Bromeas?, ¡es hermosa!, y muy inteligente. Es graciosa y además, tiene todo lo que un hombre busca. 

⎯¿Dinero y una casa en América? 

⎯No, esa fuerza que un hombre de negocios busca en una mujer. En pocas palabras, es perfecta para mí. 

⎯Lástima que te regresas en dos días a Madrid…

⎯Lástima… ⎯pronunció él, aunque una ligera sonrisa se marcó en sus labios. 

Emilio lo notó, y no dudó en preguntarle el porqué sonreía. 

⎯¿A caso dije algo chistoso? ⎯dijo. 

⎯No, pero, al parecer, los Grieff me han invitado a una cena esta noche en su casa, para agradecerme por las atenciones prestadas a Alexander. En realidad solo pregunté si se había recuperado, es todo. 

Emilio sonrió. 

⎯¿E irás? ⎯le preguntó, con seriedad. 

⎯Pues… 

⎯Tienes el concierto de beneficencia, sabes que tu madre te matará si no vas en nombre de la familia. 

⎯Lo sé. Pero, por otro lado, tengo mucho interés en regresar a casa de los Grieff. 

⎯¿Regresar?, ¿ya has ido? 

⎯La fiesta en la que me colé, ¿recuerdas? A la que me invitó la hija de Montes Arriaga. 

⎯Azul. 

⎯Ella… me invitó, me colé y ahí conocí a Selene. Ahora, tengo la invitación formal y ella estará ahí. Ya puedo hablar con ella con el pretexto de que soy un invitado. Así que, amigo, tú me representarás en la beneficencia. 

⎯¿Estás loco?, ¿qué dirá tu madre? 

⎯Si todo sale bien, mi madre se alegrará de qué al fin, tengo una candidata para esposa y podré casarme. 

⎯¿Así?, ¿tan rápido?, penas y la conoces. 

⎯Lo sé. Pero sé que no le soy indiferente a Selene, y hoy lo voy a comprobar. Además, tú bien lo dijiste. Si no pasa nada, en dos días me regreso a Madrid y ya. Actos de beneficencia hay muchos, Selene Grieff, es única y estoy seguro de que es para mí. ⎯Sentenció, y en ese instante aceptó la invitación, provocando la euforia de Victoria en otro lugar de la ciudad. 

Emilio simplemente suspiró. 

⎯Sí tú lo dices ⎯comentó. 

⎯Lo vas a ver… esa mujer está destinada para mí. Lo presiento. 

Y también lo presentía Victoria Grieff. 

3 Responses

  1. Ya amo a Matías es un buen hombre, esa mujer que oportunista salió. Ya me dio miedo por que van a sufrir todos.

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