-Lunes- 

La fiesta de mi hija Mía fue todo un éxito. Lo digo no solo porque los invitados se la pasaron de maravilla, sino porque mi hija disfrutó su cumpleaños como nunca lo había hecho, y ese era el objetivo de esta celebración. No cabe duda que ver a mi hija feliz es uno de los premios más grandes que he conseguido en la vida y uno que al principio creía no merecer. Sin embargo, con el paso del tiempo me he hecho a la idea de que me lo merezco y que estoy dispuesto a hacer todo por ella, incluso gastar cientos de euros en una fiesta infantil. 

Por un momento Mía se ha olvidado de los problemas que tiene, no unos tan graves, pero sí que han impedido su desarrollo en cierta forma. Por desgracia, Mía a sus tres años no pronuncia palabra, apenas sabe decir papá y eso ha sido por insistencia de Su; si no, fuera muda por completo. También, tiene algunos problemas de salud. Es alérgica a muchas cosas y nos ha dado más de un susto con la comida. Debe tener una dieta sumamente cuidada y a veces salir a algún ambiente desconocido de pasa factura. 

Mía tiene cientos de tratamientos que le ayudan a sobrellevar el día a día, pero, aún no se sabe muy bien qué provoca todas las alergias, así que toma jarabes, remedios y está más cuidada que las infantas de España por miedo a que algo suceda. También Su, la lleva todos los días a una terapia de lenguaje con la esperanza de que algún día pronuncie una frase completa. La doctora dice que esto pudo hacer pasado por algún evento traumático en su vida, y, sabiendo su procedencia, no lo dudo ni tantito. 

Lo único que me consuela es que la niña es feliz, a pesar de todo, y se le nota todos los días, cuando abre los ojos y me sonríe al verme, o cuando la veo jugar con sus amigos del jardín de niños o simplemente por lo traviesa que es en su casa y las travesuras que hace por todas partes. Ella es feliz y me alegro. Creo que durante estos tres años me he asegurado que olvide, si es que tiene que hacerlo, el trágico inicio de su historia y la muerte tan terrible de su madre, alejándola por completo del dolor y la tragedia. 

Por ende, ahora, es momento de qué papá también sea feliz y por eso, después de una década, ha aceptado salir en una cita con una mujer, un poco misteriosa pero, al final, mujer. No voy a negar que desde hace tiempo ya había alguna que otra candidata en busca de una cita. No obstante, yo no me sentía preparado, y admito que estaba concentrado tratando de ayudar a mi amiga Izel en conseguir lo suyo. Sin embargo, es momento de ver por mí y si este es el primer paso que necesito, entonces, que así sea. 

Así, me preparo meticulosamente para mi cita, ese desayuno que tendré con la célebre Carol, que por lo que averigüé es recién llegada a la ciudad y viene de la Nueva York cosmopolita. Trato que mi atuendo refleje mi gusto impecable y sofisticado, y tratar de vestirme normal, pero con un toque especial que denote que esta salida es importante para mí. 

Para esta ocasión, he escogido un traje color azul marino, que realza mi figura atlética. Una camisa blanca de algodón que, como siempre, está perfectamente planchada y que se ajusta a mi torso. Me pongo los gemelos de plata brillante, hechos por Izel como regalo de cumpleaños, que le agregan un toque de elegancia a un traje que uso a diario. 

En el reflejo del espejo, puedo ver mi barba meticulosamente recodada y perfilada. Antes solía rasurármela por completo, pero después de que Izel me dijo que dejándomela me veía masculino y con mucho estilo, opté por dejarla crecer y solo arreglarla. Me echo mi loción favorita, la que he usado por años y arreglo mi cabello para que quede perfecto. 

Volteo a la cama y tomo el caso que le hace juego a mi traje. Ajusto mi corbata de seda a rayas azules y grises y me pongo el reloj de pulsera que marca las siete de la mañana en punto. Me veo en el espejo por última vez, y sonrío. De nuevo me siento un hombre seguro de mí mismo, elegante, lleno de confianza y listo para enfrentar cualquier desafío. 

Tomo la cartera, el móvil y los guardo en mi pantalón. Abro la puerta de mi habitación y una sonrisa más amplia se marca en mi rostro, al ver a mi hija que viene corriendo hacia mí, vestida con un hermoso vestido de flores, y uno de los tantos peinados graciosos que Su, que la hacen ver muy tierna. 

⏤ ¡Pa! ⏤ expresa, para luego colgarse de mis piernas y abrazarlas. 

⏤ ¡Buenos días, mi hermosa! ⏤ la saludo. Me agacho con cuidado y la cargo entre mis brazos ⏤. ¿Dormiste bien? ⏤ le pregunto. 

⏤ ¡Sí! 

⏤ ¿Soñaste bonito? ⏤ insisto, ya que la terapeuta nos ha pedido que le hagamos plática para en cierta manera obligarla a hablar. 

⏤ ¡Sí! 

⏤ ¿Qué soñaste? ⏤ inquiero. 

Mía se queda en silencio y veo cómo junta las manos a la altura de su pecho. Su mirada se desvía y puedo notar como trata de expresarlo, pero le cuesta mucho trabajo y por eso le causa ansiedad. Ella sigue en silencio, y yo solo le doy un beso sobre la frente. 

⏤ Dile a papá que lo quieres ⏤ le pido. 

⏤ Pa, quiero ⏤ dice las palabras pero aun sin ligarlas. Me encantaría que Mía fue tan platicadora como otros niños y me contara cosas sin sentido, pero, por ahora, me conformo con escucharla, decir que me quiere. Ella me abraza, escondiendo su rostro en mi cuello y beso su cabello ⏤. Poco a poquito, poco a poquito ⏤ le animo. 

⏤ ¿A dónde tan elegante? ⏤ escucho la voz de Su al fondo. 

Veo hacia el corredor y ahí viene mi niñera de cincuenta años, caminando hacia mí, con ese cabello alborotado y el uniforme de color gris que ha escondido ponerse hoy. Yo no le pedía Suplicio que usara uniforme, pero ella insistió, ya que alegó que no tenía tanta ropa y se le hacía más cómodo andar así con la niña. 

⏤ Voy a trabajar, como todos los días ⏤ le contesto. 

Ella se acerca a mí y me huele, como si fuera un cachorro curioso ⏤. ¿Y esa colonia?, ¿es nueva? 

⏤ Es la de siempre. 

⏤ Claro… Y ¿esos gemelos?, nunca se los había visto. 

⏤ Pues decidí ponérmelos hoy ⏤ sigo evadiendo las preguntas que ni el FBI hace. 

⏤ ¿Ese es un traje nuevo? ⏤ insiste. Luego abre los ojos de par en par como si hubiese descubierto algo sumamente importante ⏤. ¡Claro!, hoy es la cita con la rubia, la que quiere que le haga siete hijos. 

⏤¡Su!, ya te dije que no digas esas cosas delante de la niña. Sabes que es muy inteligente y que comprende bien lo que dices, aunque no pueda expresarla. 

Su, niega con la cabeza ⏤. A mí no me ande cambiando la conversación ⏤ me contesta ⏤. Pensé que habíamos acordado que no iba a ir. 

⏤ ¿Qué? ⏤ pregunto entre risas ⏤, ¿en qué momento acordé eso contigo? 

⏤ La otra vez, cuando le dije: «señor, será mejor que no vaya», y ustedes respondió, «tienes razón Su, esa mujer es más rara que nada, y debería alejarme. Gracias por tu consejo». 

⏤ ¿Ahora me inventas diálogos? ⏤ pregunto entre risas, mientras he comenzado a bajar las escaleras de la casa para dirigirme a la planta de abajo. Mía va jugando con mi corbata, tratando de deshacer el nudo. 

⏤ Yo no invento, usted me lo dijo. 

⏤ Pues creo que estoy perdiendo la memoria, porque no lo recuerdo. 

⏤ ¡Ah!, pero esta cita no se le olvidó… ⏤ reclama. 

Le doy a la niña, para ir por mi gabardina, ya que aún hace un poco de frío afuera. Me acomodo la corbata de nuevo, me arreglo el cuello de la camisa y también las muñecas. 

⏤ Iré a un desayuno, normal. No pasará nada. 

⏤ Puff ⏤ hace ⏤. Así empieza todo. Luego esa mujer no saldrá de esta casa, ya lo vi venir. 

Me volteo y tomo su rostro con mis manos ⏤. Su, si lo que quieres escuchar es que eres la mujer más importante de mi vida, te puedo asegurar que lo eres ⏤ y la abrazo. 

⏤ No, no, no ⏤ me reclama ⏤. No me ande cortando la conversación. Y sé que soy la mujer más importante porque le cuido a su hija. 

⏤ Y eso es sumamente importante, porque si no fuera así, no podría ir a este desayuno. 

⏤ ¡Ash! ⏤ se queja. 

Tomo a mi hija en brazos y le doy un beso ⏤. Relájate Su, seguro lo único que quiere es hacer negocios, es todo. 

⏤ Si claro. Quiere negociarle unos besos ⏤ contesta. 

Abro la puerta de la casa ⏤. Y, ¿quién soy yo para no cerrar ese negocio? ⏤ contesto coqueto ⏤. No me esperes despierta, querida ⏤ bromeo ⏤. ¡Te amo, Mía! 

Y diciendo estas palabras salgo de la casa para subirme a la camioneta. Tan solo el chofer se sube en la parte de adelante, me pregunta dónde vamos. 

⏤ La Province ⏤ pronuncio, y él arranca. 

***

El restaurante La Province, está impregnado de un ambiente sofisticado y bastante elegante, tanto que no estoy seguro de que sea un buen lugar para que aquí se tome un desayuno. Sin embargo, como yo no puse el lugar, así que debo guardarme mi opinión. 

Al llegar, tomo la mesa que está cerca de la ventana, un distractor que necesito para poder sobrellevar los nervios que en este momento siento por lo que está por venir. Tengo más de una década sin una cita, sin estar a solas con una mujer y sobre todo, una que esté interesada en mí de una forma diferente. 

Miro hacia afuera, veo los coches pasar y como los árboles se mueven con el ligero viento primaveral que siempre hace en las mañanas. Pienso en todo menos en este momento, no quiero hacerme expectativas al respecto, ya que aún no puedo creer que Carol Parker-Thys, la enigmática socialité, conocida por su astucia en los negocios y su belleza, haya querido una cita conmigo. 

Su piensa que estoy aquí porque deseo una relación con ella, pero, no es así. Estoy aquí sentado porque me tiene intrigado esto que está pasando, y me causa emoción saber más; aunque también me gustó lo que sentí cuando ella se acercó a mí. No voy a negar que Carol tiene esa energía enigmática que, combinada con esa sonrisa traviesa, puede bajar las defensas de cualquiera e hipnotizarlo por completo. 

⏤ ¿Algo de tomar? ⏤ me pregunta el mesero, que se acerca a mí interrumpiendo mis pensamientos. 

⏤ No, esperaré. Gracias ⏤ hablo. 

Él se aleja y yo veo mi reloj de pulsera, ella aún está en hora, así que no debo preocuparme de que me deje plantado y que yo tenga que desayunar solo. Seguro que si eso pasa, Su, sería la más feliz del mundo. 

No obstante, en el momento en que levanto la vista, Carol se aparece en el umbral del restaurante, iluminando con su presencia toda la habitación. Ella entra con pasos seguros y una sonrisa cautivadora. Vestida con un elegante vestido rojo que llama la atención de todo el mundo. Su cabello largo y rubio, cae alrededor de su rostro en suaves ondas y su caminar es tan sensual que hace que el tiempo se detenga por completo. 

Me pongo de pie para darle la bienvenida, y en cuánto la tengo frente a mí y le tomo la mano para saludarla, mi instinto me dice que debo irme lento y mantener mis defensas en alto. Caro se hace adelante y me da un beso en la mejilla, muy cerca de mis labios. 

⏤ Miguel, ¡qué gusto verte! ⏤ me dice, con una voz suave y seductora; la misma que uso hace días en la fiesta de mía. 

⏤ Carlo, el gusto es mío ⏤ respondo, sin más, tratando de ocultar el efecto que su presencia está causando sobre mí. 

Ambos nos sentamos y ella con un gesto de la mano llama al mesero. El hombre se acerca más que rápido; supongo que el efecto Carol también ha caído en él ⏤. Dile al chef que Carol Parker está aquí y que envíe dos especialidades ⏤ordena con una seguridad que me atrae. 

⏤ Enseguida ⏤ contesta el hombre y se retira. 

Una vez más nos quedamos solos. Cuando sus ojos se cruzan con los míos yo sonrío simpático ⏤. Gracias por invitarme. 

⏤ No tienes idea de cuánto he esperado este momento ⏤ comienza, y se inclina hacia delante con una mirada intensa en sus ojos ⏤. Has despertado mi curiosidad, Miguel. Eres en verdad un hombre fascinante y misterioso. 

⏤¿Disculpa? ⏤ pregunto, tratando de no reír. No tengo ni idea de dónde sacó esa información. 

⏤ Aunque no creas, eres bastante famoso en ciertos círculos ⏤ contesta. 

Al sentir su cuerpo cerca del mío, acomodo mi silla para alejarme un poco y tener espacio ⏤ ¿Círculos? 

⏤ Sí. Tu nombre es sonado entre todas las solteras siempre. Admito que al principio no me interesaba mucho conocerte, pero, después, te conocí en aquella exposición de Elena Oviedo y dije: «ese hombre es para mí». 

Me quedo en silencio tratando de recordar en qué momento fue que conocí a Carol en Nueva York, pero no puedo hacerlo. El mesero interrumpe la plática al traernos, el especial del día, y se lo agradezco infinitamente, ya que comienzo a sentirme un poco agobiado. Tal vez fue demasiado pronto empezar con las citas. 

⏤ Lo siento, yo no recuerdo haberte visto. 

⏤ No importa, yo sí ⏤ me asegura. 

Carol toma un sorbo de café, mientras su mirada no se despega de mí. Su forma tan agresiva de hacer las cosas no es mi tipo, pero, hay algo en ella que me hace desear que sea así; en realidad todo es muy confuso. 

⏤ Miguel, me gustas ⏤ habla ⏤. Me gustas mucho. 

⏤ Muchas gracias ⏤ respondo casi tartamudeando ⏤. Pero Carol, debo decirte que no soy un hombre fácil. Mi vida ha estado llena de altibajos y he aprendido a ser cauteloso con las personas y a no dejarme llevar fácilmente por ellas ⏤ respondo, manteniendo un tono respetuoso ⏤. Además, no vengo solo, tengo una hija, que es mi prioridad, y una empresa. No sé si tengo mucho tiempo para romance. 

Carol sonríe, y se muerde los labios aun con su mirada sobre mi ⏤. Miguel, nunca he sido fanática de lo fácil ⏤ me asegura ⏤. Creo que hay una delicia especial en desafiar los corazones y las mentes. Pero no te preocupes, no tengo intención de complicar tu vida. Solo quiero disfrutar del momento, llegar a conocerte, que no veamos si tenemos química. 

La miro fijamente, cautivado por su encanto y determinación. Puedo sentir cómo mi resistencia tambalea, pero al mismo tiempo sé que debo ser cauteloso con lo que salga de mi boca en estos momentos. 

⏤ Carol, aprecio tu franqueza, pero todavía tengo mis reservas con respecto al romance. No quisiera que malinterpretadas algo desde el principio y… 

Ella hace su mano hacia delante y toma la mía que se encuentra reposando sobre la mesa ⏤. Miguel no tengo miedo a los desafíos. Si estás dispuesto a dejarte llevar, te prometo que lo que tengamos, será inolvidable. 

De nuevo, la tensión entre los dos es palpable. Indudablemente, hay atracción entre los dos pero, también, un sentido de precaución. Sé que tengo que mantenerme firme para no caer en la seducción de Carol; aunque mi cuerpo cree que todo esto es muy buena idea. 

⏤ Mira Miguel ⏤ continúa ⏤. Entiendo todo lo que me dices y no voy a presionarte y sé que posiblemente estoy siendo muy agresiva contigo, pero, estoy acostumbrado a dos cosas: la primera, a tratar con hombres poderosos y sé que así es la única forma. Las segunda, que cuando me gusta algo, y le pongo el ojo, lo consigo. No me agradan mucho los “no”, como respuesta. Aun así, quiero darte tiempo de que me conozcas, que salgas conmigo y cuando estés listo, sepas que estaré aquí esperando. Te demostraré que tú y yo estamos hechos el uno para el otro, así que, te pido una oportunidad. 

El silencio se hace después de su discurso. En realidad no sé qué decir. Estoy en la disyuntiva entre que me gusta Carol y estoy dispuesto a darle una oportunidad para averiguar más y saciar mi curiosidad, o decirle que no y seguir encerrado en mi soledad solo por protección. Además, si sigo así, la próxima relación más larga que tendré es con Su, y eso no lo puedo permitir. 

⏤ Carol. Me encantaría conocerte más a fondo ⏤ ella se emociona ⏤. Pero quiero dejarte en claro que mi enfoque principal no cambiará. 

⏤ Entiendo, Miguel. Sin presión, sin expectativas, solos conocernos y ver a dónde llega esto ⏤ habla ⏤. ¿Eso significa entonces que estás dispuesto a salir conmigo de nuevo pero, en un ambiente más romántico? 

Me sonrojo ⏤. Estoy dispuesto. 

Carol levanta la mano y el mesero vuelve a acercarse ⏤. Trae unas mimosas, vamos a festejar. 

⏤ No, no puedo ⏤ niego de inmediato. Y no sé si estoy dispuesto a confesarle mis problemas de alcoholismo, siento que es muy pronto ⏤. ¿Qué te parece si brindamos con café? ⏤ propongo. 

Ella encoge los hombros ⏤. Con café será ⏤ me sigue la corriente y ambos chocamos nuestras tazas. 

***

Después de una larga jornada de trabajo, el momento de regresar a mi casa ha llegado. Así que después de ordenar mis cosas y despedirme de mi asistente, salí del edificio para subirme al auto y alejarme de ahí. Mientras el chofer conduce por las calles iluminadas por las luces de la noche, mi mente no deja de pensar en Carol Parker – Thys, en la conversación que tuvimos y en todo lo que sentí al estar de nuevo en una cita. 

Recuerdo cómo Carol me miraba fijamente, cómo sus palabras seductoras me envolvieron y esa chispa de deseo y emoción que por ese instante sentí, y que habían estado ausentes durante mucho tiempo en mi vida. Hay algo que me intriga de ella, que me desafía y que hace que mi cuerpo desee más. 

Durante mucho tiempo, el peso de la viudez ha estado sobre mis hombros. El recuerdo y el dolor de perder a mi esposa e hija, me han hecho honrar su memoria por mucho tiempo. Pero ahora, un anhelo de compañía y la posibilidad de volver a enamorarme comienza a resurgir en mi interior. 

Sé que tengo a mi hija Mía, pero muy dentro de mí ya no deseo ser un viudo solitario, ahogado en montones de trabajo y rutinas estrictas. Quiero explorar la posibilidad de encontrar una nueva conexión emocional, volver a sentir vivo, deseado, atractivo y, ¿por qué no?, amado. Y por ahora, Carol, es la persona ha despertado eso en mí. 

La camioneta se detiene enfrente de la puerta de mi casa y yo bajo enseguida abriendo la puerta sin que el chofer lo haga. Tan solo entro, dejo mi gabardina en el perchero y subo hacia la habitación de Mía para verla, ya que hoy no regresé a comer como lo hago todos los días. La puerta entreabierta de su habitación, revela la luz tenue de la lámpara de noche. El suave susurro de su respiración llena el espacio y una enorme ternura me embarga de pronto. 

Me acerco sigilosamente a la cama y me inclino para tomarle en brazos con delicadeza. Mía, aún dormida, se aferra a mí instintivamente, como si supiera que su padre está aquí para protegerla y quererla. Acaricio su cabello suavemente, dejando que el amor y cariño que le tengo se transmita así. 

⏤  Ya llegó papá, Mía ⏤  murmuro en su oído, besando su frente con ternura. 

Voy a sentarme al sofá que tiene justo cerca de la ventana, y dejo que por unos instantes duerma entre mis brazos, sintiendo mi calor corporal y los cariños que le hago en el cabello, con mis manos. 

⏤ ¿Cómo le fue? ⏤  escucho la voz de Su, que como siempre se ha aparecido sin hacer ruido. 

⏤ ¡Dios mío, mujer! ⏤  le reclamo a murmullos ⏤. ¡Te voy a poner un cascabel que me avise donde vienes! 

Su sonríe, sé que le gusta tomarme por sorpresa. Ella va hacia el sofá y se sienta a mi lado ⏤. No me ignore y dígame, ¿cómo le fue? 

⏤  No sé si deba contarte mi vida personal, Su. 

⏤ Venga, esta casa es aburrida y al fin se puso bueno algo. Digo, esa rubia no me agrada, pero al menos ya hay algo más de acción. Me estaba aburriendo de las quejas de María ⏤  me pide. 

Suspiro ⏤. Mejor no te digo nada. 

⏤ ¡Ande!, mire… No importa lo que yo le diga, usted terminará haciendo lo que se le pegue la gana ⏤  comenta. 

⏤  Y si no te digo, me insistirás hasta que te lo cuente, así que mejor ahí va ⏤  hago una pausa ⏤. Me fue bien, me dijo que era un hombre misterioso y fascinante y que deseaba conocerme más. 

⏤ Puff, ¿misterioso?, ¿qué hay de misterio en usted? 

⏤  ¿Ves por qué no te quiero contar nada? 

⏤  Lo siento, siga. 

⏤  Y bueno, acordé salir de nuevo con ella. 

⏤  Puff… 

⏤  Lo siento, Su, así son las cosas. Además, que salga con ella no quiere decir que yo esté interesado en ella. Solo quiero divertirme, probar, sentirme el Miguel de antes; aunque creo que ese murió junto con mi esposa. Solo quiero una oportunidad ⏤  le explico. Su me mira, aún no tan convencida. Asimismo, aunque sé que no debo de convencerla para nada, le prometo ⏤. Mira, sé que Carol no te agrada y está bien. Y yo te prometo que me la llevaré con cautela y que no conocerá a Mía hasta que no esté seguro de que eso va en serio, ¿te parece? 

⏤  Hmmm… ⏤  me responde. 

⏤  Mira, Su. Jamás en mi vida he hecho algo irracional o me he dejado llevar por un cuerpo bonito. No soy ese tipo de hombre. Sé lo que hago y necesito que confíes en mí. Mía siempre va en primer plano. 

Su suspira ⏤. Está bien. Yo se lo digo porque lo estimo, no porque me quiera meter en su vida. 

⏤  Y te lo agradezco. Pero, ahora, déjame disfrutarlo un poco, ¿quieres? ⏤  le ruego. 

Su sonríe. Los dos nos quedamos en silencio, escuchando a Mía respirar. Luego ella voltea a verme y me dice ⏤. Está bien, disfrútelo, pero siempre tendrá mi desaprobación. 

⏤ Muy bien, lo bueno es que no tomo en cuenta tu desaprobación. Su, eres mi niñera, no mi madre para que desapruebes lo que hago ⏤ me pongo de pie y con cuidado pongo a Mía sobre la cama con sumo cuidado ⏤. Ahora, buenas noches…

⏤ Buenas noches, hombre misterio ⏤ se burla Su de mí, mientras se queda sentada en el sofá. 

  Entonces, mientras me dirijo a mi habitación, me prometo a mí mismo que llevaré todo esto con cautela, porque mi hija va primero y nadie más. Tal vez esta nueva relación con Carol es emocionante y me ha avivado, pero, también sé que debo mantenerme firme en mis principios, porque no estoy solo, debo proteger a Mía. 

3 Responses

  1. mmmm no se. Esos comentarios de Carol son tan raros! esa manera de acercarse a él es tan… invasiva
    Esperemos Su esté equivocada

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