Antonio 

No tenía ni idea de lo rápido que pasa el tiempo cuando se está enamorado, y sobre todo, con lo mucho que yo estoy de Lila. Jamás pensé que encontraría así al amor de mi vida, a la persona con la que desearía pasar el resto de mis días, con la que cada martes es un día especial. 

Me siento en verdad afortunado de tener el amor de Lila. En mi familia, los acuerdos y las tradiciones, a veces, obligan a aceptar situaciones que no se desean, llevando así una vida deprimente y con falta de aventura y, sobre todo, pasión. 

Yo me di cuenta de esta situación desde muy pequeño y me juré que no acabaría así. Dos de mis hermanas se casaron de esta manera, teniéndose que acostumbrar a sus maridos en lugar de amarlos, creando de esta forma, un poco de amargura.

Recuerdo perfectamente cuando mi padre, años atrás, a la corta edad de 22 años, me dijo que ya estaba prometido a la hija de uno de sus socios, debido a los problemas financieros que se estaban enfrentando. Para mi suerte, ella aún era una niña y no se podía casar, porque si hubiese sido así, no me hubiera dado la oportunidad de negociar. 

Recuerdo que negocié como nunca lo había hecho en mi vida. Le hice prometer a mi padre, que si yo salvaba todo de la quiebra, él me dejaría casarme con la mujer que yo amara, y él me dijo que sí. A tal grado ha cumplido su promesa, que a esta edad aún sigo soltero y sin compromiso alguno. Aunque siempre atado al trato que se firmó. 

Por eso las ansias de que esto se cierre, de que todo termine. Quiero que mi padre no tarde en firmar los papeles y le podamos comunicar a su socio que no se hará la boda, para que su hija también tenga la libertad de enamorarse o aceptar un hombre mejor que yo. Uno que no sea 15 años mayor que ella. 

Muero por pasar las festividades con Lila; conocer a su familia; casarme con ella; tener hijos; viajar por el mundo. Son tantas cosas que me he imaginado desde el primer momento en que la vi, que, si en mi mente son maravillosas, en la realidad han de ser el doble. Así que, por todo esto que he construido en mi mente y más, ha llegado el momento de comenzar a actuar y preparar el terreno para casarme con ella tan solo los papeles se firmen. 

Durante semanas, he estado buscando el anillo de compromiso perfecto para ella, pero aún no lo encuentro. Lo he buscado en cada joyería que he podido, en todas las ciudades a las que he viajado: Nueva York, Oporto, Milán, París, Argentina, México, Turquía. Incluso en el mismo Madrid, pero, nada, no hay nada que se iguale a lo que quiero darle… así que he decidido diseñarle uno. 

Para esta hazaña he decidido pedirle a mi hermana, Ana, que me ayude a hacerlo. Ella, estudió arte, por lo que es una gran dibujante que sé, me ayudará a transmitir lo que le quiero dar a Lila en una joya. Sin embargo, para esta hazaña, debía esperar hasta que estuviésemos toda la familia unida, contarle lo de Lila y pedirle que dibujara lo que yo tuviese en mente. Es sí, con mucha discreción para que esto no se volviera un escándalo. 

Ana es una de mis hermanas que se negó a casarse por compromiso, por lo que, a sus 39 años sigue soltera pero independiente de todo y viviendo en París. Ella, sabe que por sus actos las consecuencias vendrán cuando muera mi padre. Pero ella dice que es feliz por las decisiones que ha tomado, y le creo. 

Entonces, al fin las fiestas Decembrinas llegaron, y una vez más, todos estábamos reunidos. Mis cuatro hermanas, unas con sus respectivos maridos e hijos, mi padre y yo; aunque mi corazón deseaba estar en este momento con Lila. 

Mi padre, como cada año, organizaba una gran fiesta en honor a mi madre. Invitaba a sus amigos y socios, la casa se llenaba de luces tenues y todas las chimeneas se encendían. Irónicamente, aunque se estuviera recordando a un alma que ya había partido, la casa se llenaba de color, pláticas y calidez; un contraste que desde pequeño nunca he logrado entender. 

Además, aunque yo no lo he querido decir en voz alta, yo no recuerdo a mi madre. Tengo vistazos en la mente sobre ella, pero no recuerdo más allá de una sonrisa o una caricia. Así que esta fiesta, para mí, solo es un recordatorio de que ella estuvo aquí, pero que la vida no le alcanzó para poder estar a mi lado. 

Aun así, asisto, porque para mí es un evento familiar y porque sé que es importante para mis hermanas, quienes fueron en realidad las que me criaron de pequeño, y no quisiera herir sus sentimientos diciéndoles que para mí, no tiene tanta trascendencia. 

Por esta razón, el estar de pie en medio de la gente, con una copa en mi mano y mi mente en aquel taller donde justo hace unos días me encontraba en brazos de Lila, me encuentro con la mirada fija en la puerta, tratando de convivir y esperando a que mi hermana mayor entre por el umbral. 

⎯¿Todo bien? ⎯ Interrumpe mis pensamientos la voz de Nadja, quién se ha acercado por detrás de mí. Ella se da la vuelta hasta encontrarme de frente, y puede ver cómo los pensamientos se van disipando, volviendo a la realidad.⎯Al parecer, interrumpí una reflexión profunda. 

Lo que acaba de mencionar me hace sonreír. Podría mentirle en este instante y esquivar las preguntas siguientes, para evitar un cuestionamiento de toda la noche, pero, no puedo, simplemente tengo que hablar de ella, decir lo que siento; muero porque todos se enteren de mi amor por Lila. 

⎯Estaba pensando en Lila. Me pregunto cómo está pasando las fiestas en Madrid ⎯ contesto. 

⎯¡Ah, la famosa Lila!, ¿tienes una foto? ⎯ inquiere. 

Asiento con la cabeza, tomo mi móvil y le enseño la foto a mi hermana. Es la primera vez que le muestro el rostro de la mujer que amo a uno de los integrantes de mi familia. 

⎯¡Pero qué bonita es! ⎯ expresa. 

⎯Lo es, ¿cierto? ⎯ Aseguro, con una sonrisa ⎯. Le pediré matrimonio tan pronto pueda. 

⎯¿Es verdad? ⎯ contesta, y su sonrisa aún es más grande.⎯ No puedo creer que hayas logrado lo que te prometiste desde que eras joven. Si yo hubiese sabido que una cosa así se pudiera hacer, lo hubiese hecho. 

Veo a mi hermana con ternura. De las dos hermanas que se han casado en mi familia, Nadja es la que peor se la ha llevado. El hijo del socio de mi padre, su esposo, pasó de ser una verdadera joya, a un diamante en bruto que mi hermana aún tiene que pulir. Sin embargo, la llegada de mi sobrino la ha alentado, y ahora se ve un poco más feliz.

⎯Me hubiese gustado que tú también lo hubieras hecho, escapado de esos tratos y matrimonios arreglados que nos imponen como tradición. 

⎯O te hubieses negado como yo.⎯Se escucha a lo lejos la voz de mi hermana Ana, quien ha entrado por la puerta de atrás, la que viene de las habitaciones, tomándonos por sorpresa. 

⎯¡Ana!⎯ expreso feliz, ya que en realidad es a la persona que espero en este instante. 

Mi hermana Ana, nos da un abrazo fraternal, tanto a Nadja como a mí, haciéndonos saber que nos ha extrañado.  Ana se ve perfecta, rejuvenecida y sobre todo feliz, muy feliz. 

⎯¿De qué están hablando? ⎯ inquiere. 

⎯De que tu hermanito tiene una noticia que darte ⎯ contesta Nadja por mí. 

⎯¿Ah sí?, y, ¿de qué se trata? ⎯ Y mientras dice esto, toma una copa y le da un sorbo. 

Suspiro. Pensé que estaba listo para decirle esto, pero, los nervios me han ganado una vez más; aun así, hablo.⎯ Estoy enamorado. 

⎯¡Guau!, ¿de la chica del compromiso? Por cierto, vi sus fotos recientes y está que grita boda. 

⎯No, estoy enamorado de otra persona. Su nombre es Lila, y es diseñadora.

Mi hermana Ana se queda en silencio, al parecer, la noticia sí le ha pegado un poco, no sé si para bien o para mal. Simplemente, se queda con los ojos abiertos, al igual que la boca. Su expresión es única y quiero reír. 

⎯¿Todo bien? ⎯ pregunta, Nadja. 

⎯¿No me digas que lograste romper el compromiso? ⎯ me dice. 

Asiento con la cabeza. Mi hermana da un salto de emoción y expresa su alegría con un grito que provoca que parte de los invitados volteen a vernos. 

⎯Ana ⎯ murmuro su nombre, mientras sonrío a nuestro padre, que se ha dado cuenta del escándalo. 

⎯No lo puedo creer, ¡no lo puedo creer! Eso quiere decir que la empresa está perfecta, que lograste salvarnos de la banca rota. 

⎯Salvarnos me suena a nosotros.⎯Interrumpe Nadja.⎯ ¿Recuerdas que renunciaste a tu herencia al negarte a tu matrimonio? 

⎯Lo sé, lo sé, ¿pero sigo siendo parte de la familia, no? Y me da alegría por todos; sobre todo por ti, toñito. 

⎯No me digas así ⎯ contesto, entre risas. 

⎯¿Cómo es que lo hiciste?, o, más bien… ¿Cómo la conociste? 

⎯En una boda. 

⎯Y es diseñadora ⎯ agrega Nadja. 

⎯¿Quién es diseñadora? ⎯ se escucha otra voz. Al voltear vemos a mi hermana Natalia con su hija, Azahar, al lado. 

⎯La novia de Antonio.⎯ Complementa mi hermana, Ana. 

⎯¿Qué? Eso quiere decir que el negocio está estable y que papá rompió el trato. 

⎯Va a romperlo. Ya envió los papeles al abogado y en cualquier momento, estaré libre. Lo primero que haré es traerla para que la conozcan. Sé que la adorarán ⎯hablo con ilusión. 

⎯Estoy segura de que si ⎯ contesta Natalia. Luego voltea hacia atrás y con un ademán de la mano llama a mis hermanas, Sofía y Antonia, quienes platican con algunos invitados. 

«Se supone que esto no debe ser así, que debía mantenerse en secreto el mayor tiempo posible».

Mis hermanas se acercan, cada una con una copa de vino en la mano y luciendo las ropas de color rojo con detalles en hilo dorado que toda la familia tiene que lucir para la ocasión. 

⎯¿Qué pasa? ⎯inquiere mi hermana Sofía. 

⎯¡Antonio se va a casar! ⎯ expresa Ana, emocionada. 

⎯Aún no le he pedido matrimonio.⎯Aclaro. 

⎯Sí, lo sabemos… ⎯ Mi hermana, Antonia ve su reloj de pulsera.⎯ Incluso, se está terminando el tiempo y los preparativos de la boda no están listos aún. Creo que deberíamos de intervenir. 

⎯No, Antonia, no con ella, con otra chica. Se llama Lila. 

⎯¿Lila? ⎯ Y al pronunciar su nombre sé que la idea no le está pareciendo para nada. Incluso, no me extraña, Antonia y yo por tener diez años de separación, no nos llevamos tan bien. Además de que está amargada porque ella no tiene prospectos, por circunstancias de ser la hermana mayor. 

⎯Lila. Es diseñadora y vive en Madrid. Fue amor a primera vista y sé que ella es mi alma gemela. Papá me dijo que tan solo pasen las fiestas, los papales de la cancelación del trato llegarán y los firmará. Si todo sale bien, para marzo, estaré libre y no tendré que casarme. 

⎯¡Ja!, pues es mejor que se lo digas de una vez a tu chica, porque hasta el vestido ya tiene. 

⎯Basta, Antonia, ¿no puedes ser menos amargada? ⎯ Interrumpe, Ana. 

⎯¿Amargada? ¿O acaso la más sensata? Ana, reconozco tu valentía al renunciar a todo por tu libertad, pero no todos podemos permitirnos hacer lo mismo. Te pido que dejes de alentar a Antonio, él sabe que tiene responsabilidades con su familia, especialmente con nosotras. Si comete un error, podría llevarnos a la ruina. Quizás tú tengas el don de mantenerte en esta vida, pero nosotras dependemos por completo de las decisiones que nuestro hermano tome.⎯Me ve a los ojos ⎯. Tienes una responsabilidad hacia tu familia, y esa responsabilidad va más allá de simples contratos y acuerdos. Se trata de lealtad. Espero que esa palabra siga en tu vocabulario. 

Las palabras de Antonia resuenan en nuestros oídos, llenas de frialdad y amargura, pero no puedo negar que tiene razón. Mis decisiones tienen un peso significativo en esta familia y si fallo, puedo llevar a mis hermanas a la ruina, y eso es algo que no puedo permitir.

⎯Tenemos un padre enfermo, Antonio, solo quiero que recuerdes eso cuando estés firmado los papeles. Ahora, si me disculpan, iré a ver cómo va la cena, ya se está acercando la hora. ¿Vamos, Sofía? 

Mi hermana Sofía, asiente, y antes de irse, me cierra un ojo y me sonríe. Al parecer, la única que está en contra de esto es Antonia, pero, como dije anteriormente, no me extraña. 

Después de Antonia y Sofía, Natalia se aleja, dejándonos de nuevo a Ana, Nadja y a mí solos.⎯ No le hagas caso, ya sabes cómo es ⎯ habla Nadja. 

⎯Lo sé, pero, tiene razón ⎯ contesto.⎯ Las decisiones que yo tome pueden afectar completamente a la familia. 

⎯Pero, es una decisión buena, ¿no? ⎯ Agrega Ana. Luego, toma mi brazo y se recarga en él.⎯ El amor, Antonio, va más allá de simplemente estar dispuesto a hacer cualquier cosa por la persona amada. También implica asumir las consecuencias de nuestras acciones, tanto las que hemos realizado como las oportunidades que hemos dejado pasar⎯ habla con melancolía. Supongo que aún le pesa haber renunciado a todo por ese amor que, al final, no se concretó. 

⎯¿Estás diciendo que me arrepentiré de esto? ⎯ pregunto. 

Ana niega con la cabeza. ⎯Quiero recordarte que siempre habrá personas que intentarán minar tu confianza y hacerte sentir que estás equivocado. Sin embargo, si tienes la certeza de que Lila te ama y es la persona adecuada para ti, llega el momento de tomar una decisión valiente y actuar en consecuencia.

⎯Como siempre, tan filosófica ⎯ contesta Nadja ⎯. Mejor iré a ver lo de la comida y de paso a mi hijo. 

Nadja se aleja, y yo le doy un beso sobre la frente a mi hermana Ana.⎯ Necesito que me ayudes en algo especial. 

⎯En lo que quieras. 

⎯Quiero que me ayudes a diseñar el anillo de compromiso de Lila. Debe ser un secreto entre los dos, ¿vale? Quiero reservarlo hasta que llegue el momento adecuado. 

Ana sonríe.⎯ Claro que sí, dime que tienes en mente y yo lo diseño para ti.⎯ Accede. 

Comienzo a explicarle a mi hermana el diseño que tengo en mente, intentando mantener una sonrisa en mi rostro, pero mi mente está plagada de tormento. Las palabras de Antonia han dejado una profunda huella en mí, y de repente, la felicidad que siento se ve eclipsada por la duda. Amo a Lila, eso nunca lo cuestionaré, pero ¿y si mis decisiones tienen consecuencias alternas que afectan a mi familia? ¿Tendré el coraje de enfrentarlas? ¿Tendré el valor de priorizar mi propia felicidad por encima de mi lealtad? ¿O terminaré escondiéndome en París, lleno de remordimientos, como lo hizo Ana?

2 Responses

  1. Imagino a personas TAAAAN adultas conversando como chicos recién salidos del bachillerato y no es para menos, con esas tradiciones que se viven a pesar de estar en otro siglo… es para celebrar la “cancelación” del contrato de Antonio.

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