El anillo de promesa en mi mano ha pasado a la cadena del relicario que me regaló mi abuelo hace años. Yo, no estoy acostumbrada a llevar anillos en mis dedos, así que llevar el anillo que me dio Antonio en el dedo, llamaría mucho la atención. 

Lo digo porque Alegra, al contrario de mí, lleva anillos en todos sus dedos. Además de las arracadas, cadenas y collares que suele portar. Así se viste desde que descubrió su estilo. Mi abuelo Tristán decía que era una gitana y mi padre solía llamarla Lady Pirata. Así que un anillo en los dedos de Lila Canarias sería muy raro. 

No hay duda de que me siento feliz. Tengo en mi cuello una promesa de amor de Antonio, un anillo que lo simboliza y un corazón latiendo de amor, ¿qué más puede pedir? Posiblemente, que mi familia pueda conocer a Antonio y yo gritarle a los cuatro vientos que es mío. 

Sin embargo, eso tendrá que esperar porque, al parecer, el trabajo complicará un poco mis planes, y, me llevará de regreso a la ciudad que me acogió durante tantos años: Nueva York. 

Así es, resulta ser que Cassandra residirá en la ciudad de Nueva York, porque su prometido tiene negocios ahí. Ella está buscando casa junto con él, por lo que no podrá venir a la prueba de su vestido. Así que me ha pedido que viaje a América para hacer la prueba allá y que su itinerario no se retrase. 

Me encanta Nueva York, y un viaje para alejarme de tantas cosas no me caería mal. Así que empaqué su vestido, mis materiales e instrumentos de trabajo y me decidí a ir. Solo serán dos días así que tampoco estaré tan alejada de Madrid o del taller. 

⎯¿La tía Julie te prestará el avión? ⎯ me pregunta mi madre, mientras ve cómo empaco las últimas prendas en mi maleta. 

Enseguida niego.⎯ No, ella me enviaré el de su prometido. A parecer, Cassandra no tiene ni idea de quién soy, ella simplemente vive dentro de su pequeño mundo donde es la protagonista y nadie más cabe. 

Mi madre se ríe. Con sus hermosas y jóvenes manos acaricia mi cabello y lo peina. Me encanta la sensación de sus dedos desenredando mis risos. 

⎯Cuídate mucho, ¿sí? ⎯Me pide. 

Volteo a verla. Nuestras miradas tan parecidas se conectan.⎯ Claro que sí, mamá. Siempre o he hecho. Sabes que viví mucho tiempo allá y… 

⎯…ya sabes a lo que me refiero.⎯ Interrumpe, para después darme un beso sobre la frente⎯. Ya lo sabes. Diviértete en Nueva York, me llamas cuando llegues allá. 

⎯Sí ma. 

Mi madre se da la vuelta saliendo de la habitación y dejándome sola. Odio verla así. Tan preocupada y con tantas dudas, pero, no me dice nada. Quiero pensar que está respetando el hecho de que soy una adulta y sé lo que hago, o al menos eso creo. 

Cierro mi maleta, tomo el abrigo y después de despedirme de mis padres y de mi hermano, salgo de mi casa. El chofer de Cassandra ya me está esperando en la entrada, con la puerta abierta y una sonrisa en el rostro. 

⎯Buenos días⎯ habla con seriedad. 

⎯Buenos días ⎯ respondo. Para subirme a la camioneta y acomodarme. 

Cuando estoy sola, saco mi móvil de la bolsa y lo primero que hago es enviarle un mensaje a Antonio, que ahora se encuentra en travesía de un lugar a otro. 

LILA 

Antonio. Voy camino a Nueva York. Espero poder encontrarte allá. Si no es posible, te veo el martes. Con amor. Lila. 

Me quedo en espera de que él lo lea, pero, al parecer no será el caso. Tal vez se encuentre en un lugar donde nuestros husos horarios son diferentes y ahora él se encuentre dormido. 

⎯Espero se encuentre en Nueva York ⎯ murmuro, ya que nada me haría más ilusión que poder verle antes de nuestro día especial. Ojalá, siempre pudiese verlo cuando se me pegara la gana. 

***

Viajar a Nueva York desde Madrid, siempre ha sido un viaje largo para mí. Tal vez porque a lo mejor me mareo mucho y siento que los oídos me explotan. Sin embargo, no hay mayor placer que bajar del avión, y sentir el frío neoyorkino en el rostro. 

⎯La señorita Cassandra me pidió que la lleve al hotel.⎯ Escucho la voz del chofer que se ha acercado a mí, tan solo he puesto pie sobre la pista. 

⎯¿Me quedaré en el mismo hotel? ⎯ inquiero.

⎯Sí, quiere que usted reciba el trato que se merece.

La frase se me hace del todo rara, ¿el trato que me merezco?. No obstante, no hago mucho caso de lo que me acaba de decir y lo acompaño al auto y me subo. 

⎯¿Me podría dar el nombre del hotel? ⎯ le pregunto, antes de que arranque. 

⎯ Se hospedará en el Ritz-Carlton de Central Park.⎯ Escucho su voz, y abro los ojos bastante sorprendida. 

⎯¿En el Ritz? 

⎯¿Dónde más?, la señorita Cassandra no ve otra manera de quedarse unos días en Nueva York. 

⎯¡Vaya! ⎯ expreso. 

El auto arranca. Yo enciendo mi móvil para enviarle un mensaje a mi madre de que he llegado: 

LILA

Ma, ya llegué a Nueva York. Todo bien. Me saludas a papá. Te quiero. 

Escribo este mensaje sonriendo. Después, me paso al mensaje de Antonio, que aún no ha leído, y escribo. 

LILA

¡Ya llegué a Nueva York!, me hospedaré en el Ritz -Carlton de Central Park. Si estás aquí me encantaría verte. Envíame mensaje cuando puedas. Te amo, Lila. 

Después me enfrasco enviando mensajes en el chat de primos, riéndome con las ocurrencias de Daniel y Héctor y opinando sobre las fotografías familiares que se tomaron Cho y Sabina con sus hijos. Cuando me doy cuenta, ya he recorrido parte de la ciudad, con la vista perdida en la pantalla de mi teléfono. Me doy cuenta de que he llegado, cuando el chofer se detiene y yo, al alzar la mirada veo el edificio del Ritz. 

⎯Llegamos, señorita. 

⎯Gracias ⎯ respondo. 

Uno de los jóvenes del servicio, abre mi puerta y mostrándome un guante blanco me ofrece su mano para que la tome. 

⎯Welcome to the Ritz. 

⎯Thank You ⎯ contesto con una sonrisa. 

Minutos después, me encuentro entrando al recibidor del hotel. Con mi pequeña maleta para dos días y observando cada detalle del edificio. Sonrío al ver el lujoso hotel de cinco estrellas ubicado en el corazón de Manhattan. 

Me siento como una reina al entrar por el recibido y ver ese ambiente de sofisticación y elegancia. Todo está decorado con obras de arte y antigüedades. Los techos altos y los muebles exquisitos le dan un toque de grandeza al lugar. 

Yo ya había pasado por aquí muchas veces, pero, nunca había entrado. Ahora que estoy en el recibidor tengo mucha curiosidad de saber cómo son las habitaciones, mándale fotos a Alegra y ver si alguna de las dos ganó alguna de las apuestas que solíamos hacer, imaginando como serían por dentro. 

De pronto, al estar aquí, me da una nostalgia enorme. Quisiera estar con mi hermana y caminar de nuevo a su lado como solíamos hacerlo al vivir aquí. De verdad la extraño mucho, y no por el hecho de que aquí no esté, sino de que nos hemos alejado un poco para vivir nuestras relaciones. Es mi mejor amiga, ella debería estar ayudándome a lidiar con esto y yo con lo de Karl. Ahora ella se encuentra triste y yo… confundida. 

Me acero a la recepción, y una señorita de cabello perfectamente bien peinado me recibe con una sonrisa. 

⎯Welcome to the Ritz, how can I help you? (Bienvenida al Ritz, ¿cómo puedo ayudarla? ⎯ me pregunta. 

⎯I’m here to see Cassandra Karagiannis (He venido a ver a Cassandra Karagiannis) ⎯ contesto en un perfecto inglés. 

La señorita teclea unas cosas en el ordenador y luego asiente. ⎯ What is your name? (¿Cuál es su nombre?) 

⎯My name is Lila Canarias. I mean, Mena Caballero (Mi nombre es Lila Canarias. Digo, Mena Caballero).⎯ Corrijo mi nombre porque sé que Cassandra ha dicho el segundo. 

Ella descuelga el teléfono y luego hace una llamada en murmullos. Segundos después, la termina, saca una tarjeta llave de la parte de abajo y la pone sobre la repisa. 

⎯Miss Cassandra told me that she is really busy, right now. But here is the card key so you can access to your room. You’ll see her tomorrow at nine in the morning (La señorita Cassandra me dijo que está ocupada ahora. Pero, que aquí está su llave para que pueda entrar a su habitación. La verá mañana a las nueve). 

⎯Tomorrow? ⎯ pregunto, y ella asiente. 

⎯Room 601 ⎯ se limita a contestar, para después pedirle a uno de los botones que lleve mi maleta a la habitación. 

Me quedo en silencio un momento. Pensé que podría ver a Cassandra hoy y pasear mañana, pero, al parecer, ella tiene otros planes para mí. Así que no me queda de otra que subir a mi habitación y matar el tiempo mientras llega mañana a las nueve. 

Así, sigo al botones al elevador. Voy en silencio pensando en todo lo que podría hacer hoy, pero, a la vez, si Antonio se encuentra aquí en Nueva York. Saco mi móvil de la bolsa y, me doy cuenta de que no enciende, al parecer, se le ha terminado la batería. 

⎯¡Mierda! ⎯ expreso. 

⎯Excuse me? ⎯ pregunta el botones. 

⎯No, nothing… ⎯ contesto. 

Las puertas del elevador se abren y momentos después nos encontramos caminando por los elegantes pasillos. Llegamos a la habitación 601 y él abre la puerta. Al entrar, me encuentro con una hermosa suite, espaciosa y lujosa, con una vista impresionante a Central Park. 

El botones me hace un resumen de lo que puedo encontrar dentro de mi habitación. Sala, yacuzzi, comedor, un balcón y dos camas separadas en dos cuartos. Saco de mi bolsa un billete para darle propina, pero él me la niega y me dice que la señorita Karagianis ya se ha encargado de todo. 

⎯Bien ⎯ murmuro, para después verle salir. 

Así, voy hacia mi maleta y busco el cargador de mi móvil. Al parecer si lo traigo, pero se me ha olvidado empacar el convertidor. Mi emoción por el viaje fue tan grande que olvidé los pequeños detalles. Ahora estaba en Nueva York, sin batería en el móvil y sin enterarme si Antonio estaba aquí o no. 

⎯¡Qué porquería! ⎯ expreso⎯. Supongo que tendré que ir a comprar uno. 

Observo por los ventanales el hermoso parque de Central Park y sonrío. No sabía lo mucho que extrañaba esta ciudad. De pronto me dieron unas ganas enormes de regresar a vivir acá, de ser la Lila que corría por las calles con su portafolio bajo el brazo donde se encontraban todos sus bocetos. O con esas finas telas que, después, se convertirían en hermosos vestidos o trajes. 

Al parecer, ese recuerdo me quita el cansancio y me anima a darme una ducha rápida y salir a recorrer la ciudad. Iré a mi cafetería favorita a comprar un chocolate caliente y compraré un convertidor para poder cargar mi móvil. Si tengo suerte, tal vez Antonio esté aquí y pueda compartir este día con él. 

Dejo de pensar con amargura y saco de mi maleta una muda de ropa diferente. Entro rápidamente a la ducha y salgo en minutos. Me arreglo lo más rápido que puedo, me lavo los dientes y después de poner lo necesario en mi bolsa me pongo el abrigo para salir de ahí. 

Momentos después, las puertas del elevador se abren en el recibidor, y a pasos seguros salgo de ahí para dirigirme hacia la calle. Tan solo siento el aire frío, me acomodo el gorro de color negro que he traído para la ocasión y suspiro, haciendo que el vapor salga por mi boca y forme humo. 

⎯Bien Lila, vamos a disfrutar de Nueva York, ¿te parece? ⎯ me digo a mí misma, para luego comenzar a caminar. 

No doy ni siquiera unos pasos cuando escucho mi nombre a lo lejos. Ilusionada, me volteo y sonrío al verlo. 

⎯¡Qué demonios haces aquí! ⎯ expreso, para luego salir corriendo hacia él y abrazarlo. 

Siento los fuertes brazos de Pablo Estévez Hernández ⎯, el hijo de Xóchitl y Ben. Para luego cruzar miradas con él. 

⎯Pues, mi padre me envío a algo y decidí quedarme unos días más ⎯ responde, con esa sonrisa que siempre me regala.⎯Tú, ¿qué haces aquí? 

⎯Bueno, vine a ver a una clienta, pero resulta que está demasiado ocupada y ahora debo verla hasta mañana ⎯ explico. Luego le doy otro abrazo ⎯. No tienes ni idea de lo feliz que me hace verte aquí. 

⎯¿De verdad? ⎯ inquiere, con una sonrisa. 

⎯Sí. La verdad es que no quería pasar mi día en Nueva York sola. Bueno, no sé si… 

⎯Sí puedo ⎯ adivina lo que le voy a decir ⎯. Incluso iba hacia Central Park para caminar un rato por ahí, cuando te vi salir del hotel.⎯ Mientras me dice eso, Pablo sonríe, y yo me sonrojo. La verdad es que tiene una mirada bastante profunda y cautivadora. 

⎯Entonces, ¿me acompañas? ⎯ pregunto. 

⎯Sí, sí claro.⎯ Acepta, para después comenzar a caminar a mi lado y continuar con nuestro paseo. 

Pablo y yo pasamos platicando sin parar todo el camino a la tienda de electrónicos y después a Central Park. Lo recorrimos de la misma manera, hablando y riendo. A pesar de que Pablo se la vive en casa de mi tío Manuel y mi tía Ainhoa, ya que es uno de los mejores amigos de Daniel, es muy poco el tiempo que tengo para platicar con él, así que fue bueno ponernos al día. 

Él me platicó de sus negocios, de su familia y algunas peticiones de su madre, y de que Cho quiere hablar con él para dejarle encargados sus bares mientras él se ausenta, algo que me sorprendió. 

⎯Y, ¿los tomarás? ⎯ inquiero, mientras vamos acercándonos a mi cafetería favorita. 

⎯Pues, supongo que sí. Le sé al negocio y Cho confía en mí. Además, como Daniel es mi mejor amigo, sabe que las finanzas siempre estarán bien. Lo que no sé es el porqué. 

⎯Tal vez se quiere retirar un rato por sus hijos ⎯ comento. 

⎯Tal vez ⎯ responde. 

Pablo me abre la puerta y me deja pasar hacia adentro de la cafetería. Yo le agradezco con un gesto y entro enseguida. El calor que hay en el ambiente nos obliga a quitarnos los abrigos y sentarnos en una cerca de la ventana. 

Cuando Pablo regresa con los vasos, noto lo guapo que se ha puesto y lo alto que es. Al parecer, ha estado haciendo ejercicio, así que su cuerpo se ve mucho mejor que cuando era más joven. No me había fijado en lo atractivo que es y eso que compartimos la secundaria y preparatoria juntos.

⎯¿Aún andas con María?  ⎯ le pregunto, al acordarme de la amiga de mi hermana que moría por él. 

⎯No, es algo… intensa ⎯ me comenta, para luego sonreír⎯. Decidí darme un respiro de tanta intensidad. Y ¿tú? 

⎯¿Yo qué? ⎯ pregunto. 

⎯¿Cómo te va?, ¿aún sigues recordando al idiota ese? 

Sonrío. En esos instantes me viene a la mente Ciro, el chico con el que andaba y que Pablo odiaba con el alma porque decía que me trataba mal; y no estaba equivocado. 

⎯No, claro que no… 

⎯Entonces, ¿tu corazón está libre? ⎯ inquiere. 

Sus hermosos ojos café oscuro se reflejan en los míos, sonrojándome por alguna razón. 

⎯Pues, no, no lo está… 

⎯Lástima ⎯ murmura, para luego tomar un sorbo de café⎯. ¿Cómo se llama? 

⎯Antonio. 

⎯Bueno, mejoramos con el nombre.⎯ Ambos nos reímos con esa respuesta⎯.Y, ¿qué dicen tus padres? 

⎯Bueno pues… no saben mucho de él todavía. 

⎯¿Todavía? 

⎯Pues… estamos conociéndonos. Ya sabes cómo es mi familia así que he dejado que todo esto fluya solo entre los dos. Pronto se lo presentaré a mis padres. 

⎯Pronto… 

⎯Pronto… ⎯ reafirmo. 

Pablo sonríe, y cruza sus brazos a la altura de su pecho⎯. Entonces, ¿la oportunidad que dijiste que me darías ya se esfumó? 

⎯Pablo… 

⎯Yo solo digo ⎯ comenta entre sonrisas⎯. Recuerdo que me dijiste que si dejabas a Ciro me aceptarías una cita, ¿qué no? 

⎯Así es… Y luego tú te hiciste novio de Alina, ¿recuerdas?, y cada uno tomó caminos diferentes. Así que, sin reclamos.

⎯Así es la vida, Lila Canarias, a veces debemos probar diferentes amores para que, cuando llegue el correcto, su sabor sea aún más dulce y especial.

⎯¿Quién dice que ya no lo has probado? ⎯ Pregunto entre risas. 

Pablo besa mi mano y con esa mirada que tiene me responde.⎯ Simplemente lo sé. No tengo prisa, te esperaré ⎯ recita en un tono bajito que me hace sonreír. 

⎯Basta, deja de decir eso ⎯ le pido. Tomo el anillo entre mis dedos y lo acaricio. Si Pablo se hubiese atrevido antes, posiblemente ya hubiera obtenido su oportunidad, pero, por razones que no comprendo, nunca se da nada entre los dos. 

⎯Además, no tendrías que esconderme⎯ aclara. 

⎯Yo, no escondo a Antonio⎯ contesto. 

⎯Claro que lo haces.⎯ Él toma mi mano y la acaricia con ternura⎯. Mi familia lleva años al lado de la tuya, y sé muy bien la dinámica que hay. Todos se dicen todo, y su insiste en esconderlo tanto, es porque algo pasa. ¿A caso te maltrata? 

⎯No ⎯ niego de inmediato. 

⎯¿Te dice que lo escondas? 

⎯No, no. Incluso quiere conocer a mi familia solo que las cosas no se dan. 

⎯Entonces, tal vez es el destino quién te dice que no debes andar con él, y que deberías mejor andar conmigo.⎯Y con un gesto coqueto, Pablo me hace sonreír. 

⎯Eres un coqueto. 

⎯Tal vez… o, simplemente quiero coquetear contigo.⎯ Pablo besa mi mano⎯. Solo piénsalo bien, Lila Canarias. Yo no tengo mucha prisa y puedo esperarte. Además, “un amor envuelto en tanto misterio, que bien podría ser una intrigante novela de Agatha Christie, me hace dudar de si su final será feliz”.

Me quedo en silencio. No sé qué responderle porque su frase me ha calado muy dentro. Pero tampoco quiero dudar.⎯ ¿Qué pasa si vuelves a tener novia? ⎯ Le recuerdo. 

⎯Pues, la dejaré con tal de irme contigo… ⎯ habla sin más. 

La mirada de Pablo se encuentra con la mía, y en ese instante, siento una extraña sensación de familiaridad. No hay duda de que es un hombre guapo, educado, inteligente y encantador. Cualquier mujer desearía presentarlo como yerno a su familia. Sin embargo, mi amor por Antonio es mucho más profundo y sólido, y estoy segura de que todo fluirá bien, permitiéndome presentarlo a mi familia en un futuro cercano.

En ese instante, la pantalla del móvil se enciende y el nombre de Antonio salta a la vista. Veo que Pablo también lo nota y se separa de mí para recargarse sobre la silla y cruzar los brazos a la altura de su pecho. 

⎯Supongo que es mi retirada. 

⎯No, como crees ⎯ le respondo. Sin embargo, al abrir el mensaje, mi sonrisa lo dice todo. Antonio, sí está en Nueva York y se acaba de desocupar. Mi mirada se alza, y veo la hermosa sonrisa de Po⎯. Bueno, creo que sí. 

⎯No te preocupes. 

El móvil vuelve a sonar de nuevo, y al ver la pantalla, el nombre de Antonio se refleja en una llamada. La respondo de inmediato. 

⎯¿Diga? 

⎯Hermosa Lila, ¡qué gusto que estés acá! ¿Dónde estás para pasar por ti? 

Sonrió al escuchar su voz.⎯ Iré al Ritz de nuevo y… 

⎯No ⎯ interrumpe.⎯ Yo paso por ti. Quiero llevarte a un lugar especial, ¿qué dices? 

⎯Digo que estoy en la cafetería “La Diosa”, y aquí te espero ⎯ le digo. 

⎯Perfecto, paso por ti. Te amo, te veo en unos momentos ⎯ comenta, para luego terminar la llamada. 

Los ojos de Pablo están sobre mí. Yo dejo el móvil sobre la mesa y suspiro.⎯ Vendrá por mí. 

⎯Entonces, te espero, no quiero dejarte sola.⎯Se ofrece, tan caballeroso como siempre. 

⎯¿De verdad? ⎯ Y sonrío⎯. ¿Cuándo dejarás de ser así de caballeroso? 

⎯Cuando mi madre me diga que está mal ⎯ contesta, para luego sonreír. 

Así, los dos volvemos a pedir otra bebida mientras esperamos a Antonio. A pesar de las ganas que tengo de volverle a ver. Sigo prestando atención a la plática de Pablo; una bastante interesante. En realidad, es un hombre sumamente interesante, estudioso y habilidoso. Él fue quien contactó a las personas para que arreglaran el taller en tiempo récord y me puso esas cortinas transparentes cubren los altos ventanales. 

Después de que mi padre le dio al suyo el título de director del hospital, Pablo y Marimar podrían haber aprovechado eso para volverse pretenciosos y engreídos, pero, no fue así. Supongo que Xóchitl tampoco dejó que eso se les subiera a la cabeza. Así que ambos siguen igual, lo que hace a Pablo un hombre honesto y bastante estable, y guapo, no se puede negar. 

Las puertas de la cafetería se abren y en ese instante, Antonio entra por la puerta, vestido con un traje color azul marino y un abrigo a combinación. Al verme, sus ojos brillan y ese destello verde vida se conecta con el mío ámbar. 

⎯¡Antonio! ⎯ expreso, y me pongo de pie para ir hacia él. 

Antonio me recibe entre sus brazos y me abraza con fuerza.⎯ Te extrañé, hermosa Lila. 

⎯¡Estoy tan feliz de que estés aquí!⎯ le digo, con mi rostro hundido en su pecho. 

Ambos nos separamos y él está a punto de darme un beso, cuando noto que su mirada se desvía y cambia su semblante a uno que parece no agradarle. Volteo y veo que Pablo está frente a nosotros. 

⎯¿Quién es él? ⎯ pregunta, bastante serio y podría decir, celoso.  

⎯Él es Pablo Estévez Hernández, es amigo de la familia.⎯Lo presento⎯. Pablo, él es Antonio de Marruecos, mi novio. 

La mirada de Pablo se vuelve tensa. Veo cómo entrecierra los ojos, como si estuviese confundido o si tratara de reconocer algo. Después la baja de pies a cabeza, como si lo estuviera examinando. Estoy consciente de que a Pablo le gusto y mucho, pero, jamás pensé que fuese celoso. No entiendo su reacción, jamás pensé que fuese así. 

Antonio le sonríe y me pega aún más a él.⎯ Antonio de Marruecos.⎯ Y le estira la mano para saludarlo. 

⎯Pablo Estévez ⎯ pronuncia, con un tono de voz tan plano que me llama la atención, pero no le da la mano. 

⎯¿Todo bien?  ⎯inquiero. 

Pablo, aun con los ojos en Antonio, sale de su trance y me sonríe.⎯ Me tengo que ir. Nos vemos después Lila. Me saludas a Ale. 

⎯Lo haré. Por cierto, ¿te espero para los otros arreglos del taller? ⎯ le pregunto. 

⎯Sí, sí… claro. Me quedaré en Nueva York otro día más, si me necesitas me llamas, ¿vale? 

⎯Vale. 

Luego la mirada de Pablo se cruza con la de Antonio. Mi novio me abraza y me da un beso sobre la frente.⎯ Hasta luego, Pablo. 

⎯Hasta luego ⎯ contesta Pablo en un tono serio, para luego, salir de ahí. 

El ambiente se queda tenso, tanto que podría cortarse con un cuchillo. Antonio voltea a verme y viéndome a los ojos me dice.⎯ Ese hombre está enamorado de ti. 

⎯Antonio… basta. Pablo es un amigo de la familia. 

⎯Eso no quita que esté enamorado, ¿debería ponerme celoso? 

Niego con la cabeza.⎯ Mejor vámonos de aquí, ¿sí?, que tengo poco tiempo y que no quiero que Cassandra Karagianis nos interrumpa. 

El cuerpo de Antonio se tensa un poco.⎯¿Cassandra Karagianis?

⎯Sí, ¿la conoces? Ella es mi clienta. Le estoy haciendo unos vestidos para su boda, ¿recuerdas?, ¿la clienta malhumorada? 

Antonio sonríe, y toma mi abrigo para ayudar a ponérmelo.⎯ Mejor no hablemos de clientas malhumoradas y vamos, que tengo reservado algo muy especial para ti. 

⎯Vamos ⎯ contesto. Y así ambos salimos del lugar. 

2 Responses

  1. Y empieza a rodar la bola de nieve. Si Antonio hubiese sido sincero desde un principio, las cosas serian mejor

  2. Será trampa o coincidencia el que Casy, Lila y Antonio se encuentren en NY… O habrá mano negra
    \(° o °)/

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