Antonio
Desde que llegué a Nueva York todo ha sido increíblemente estresante, no solo por el trabajo, sino también por toda la presión que llevo conmigo, haciendo los trámites para romper mi compromiso con la familia Karagiannis. Sin embargo, mi estrés aumentó al enterarme de que Lila, es la modista encargada de los vestidos.
«¡Dile, dile, dile!», mi mente me habla. «No, no puedes. Recuerda lo que te recomendó tu hermana. Es mejor así. Que Lila le esté haciendo los vestidos a Cassandra es solo una coincidencia y nada más. Si Lila se entera de todo, posiblemente ya no quiera hacer su trabajo, y las Karagiannis sabrán que quieres romper el compromiso antes de poder firmar los papeles. No deben saber, no deben enterarse».
Mi padre mi ha dicho que a mi regreso los papales estarán listos y que él llamará a Karagiannis para decirle que nuestro compromiso se rompe, y así quedaré libre para explicarle todo a Lila y que este estrés termine.
No quiero pensar lo que pasará con la situación, porque literal ellas tienen todo preparado. Las Karagiannis son muy listas para organizar bodas que las unan a familias poderosas, como la mía, en segundos, así que la noticia les caerá de peso. Pero no me importa, un trato es un trato en mi familia, y si mi padre me dijo que estoy libre para hacer lo que desee, lo haré.
Por eso no quiero mortificar a Lila, no tiene por qué saber de todo lo que pasa ahora. Las Karagiannis no saben nada del asunto, pronto se terminará y este mal rato pasará, y yo ya no me podré nervioso al escuchar su apellido, uno que me ha perseguido durante años como un fantasma, del que por fin me liberaré.
«Recuerda que el no cumplir una promesa de matrimonio con los Karagiannis tiene consecuencias fuertes, hasta de amenaza de muerte», me dijo mi padre hace años, «y es por eso haremos este contrato interno, entre los dos, para que puedas liberarte sin problemas y sin consecuencias. Los Karagiannis es una familia de honor y tradiciones más arraigadas que las nuestras, y tendrán que respetarlo. Solo recuerda, Antonio, que si vas a romper la promesa de matrimonio, debe ser por la mujer de tu vida, no por un polvo de una noche. Si vas a poner en riesgo a toda la familia, tu herencia y el bienestar de tus hermanas, procura que sea por un buen partido».
⎯¿Todo bien? ⎯ me interrumpe Lila.
Al parecer, me he quedado cayado más de la cuenta mientras veo al fuego de la chimenea que hemos encendido en esta hermosa cabaña ubicada en los Hamptons. Quise traerla acá para alejarnos del ruido de la ciudad y estar solos, disfrutándonos y que podamos ver el cielo estrellado lejos de las grandes luces de la ciudad.
⎯Sí, todo bien, solo estaba pensando en algunas cosas sin importancia ⎯ comento.
La envuelvo entre mis brazos, y ella se acomoda. Puedo sentir su cuerpo desnudo, ardiendo, después de haber hecho el amor por segunda vez. Lila bebe a sorbos un poco de vino, mientras acaricia mi brazo con las huellas de sus dedos, formando círculos y regalándome unas hermosas sensaciones en todo el cuerpo.
⎯¿Cómo está tu padre? ⎯ inquiere, haciendo conversación ⎯. Cuéntame más sobre él.
Sonrío.⎯ Mi padre está bien. Como siempre cuidándose de su problema, pero, el cardiólogo me dijo que se encuentra perfecto.
⎯Me alegro…
La abrazo con un gesto más firme.⎯ Pronto tendrás la oportunidad de conocerlo, Lila. Te pido disculpas si aún no te he presentado a mi familia, pero las tradiciones a veces ejercen más presión que mi deseo de mostrarte como mi prometida.
⎯¿Prometida?, yo no veo un anillo de compromiso en mi dedo ⎯ responde, para luego reír bajito.
Tomo su hermosa mano, de dedos largos, y uñas perfectamente bien cuidadas y la beso.⎯ También, pronto lo tendrás.
⎯No mientas…
⎯No miento, jamás te he metido. No sé por qué tienes la sensación de que lo estoy haciendo.
Lila voltea. Sus hermosos ojos, brillantes y enmarcados en esas largas y bonitas pestañas, ven directamente a los míos, moviéndome completamente por dentro.
⎯¿Me amas? ⎯ pregunta.
⎯Claro que te amo. Te amé desde la primera vez que te vi, ¿lo dudas? ⎯ inquiero. Lila niega con la cabeza. Beso su frente para después besar ligeramente sus labios ⎯. Por ti, Lila, he hecho cosas que jamás había hecho por otra mujer, créeme. Por ninguna mujer. Y por ti haría lo que fuese, incluso enfrentar la muerte.
⎯No digas eso ⎯ contesta, para luego morderse los labios.
⎯Dejaría todo lo que tengo solo por estar contigo. No tienes idea todas las tradiciones que romperé solo por estar a tu lado.
En ese instante, Lila se separa de mí y su rostro de felicidad cambia a uno de preocupación.⎯¿Tradiciones?, ¿qué tipo de tradiciones?
⎯Familiares. Pero esas son cosas mías que nada tienen que ver contigo. Así que te pido que no te preocupes, ¿sí?. Solo te pido que tengas paciencia.
Ella suspira.⎯ La tengo, de verdad lo hago.
⎯Te juro Lila, que todo está bien. De verdad todo está bien.⎯ Le reafirmo.
Lila vuelve a recostarse sobre mi pecho. Yo beso su cabello con ternura, para luego peinarlo pasando mis dedos entre ellos. Por un instante, la ansiedad llega a mí. Todo está yendo tan lento, entre más pasan los días, me siento más nervioso, y no me gustaría que sucediera un malentendido.
⎯¿Quién es ese Pablo, eh? ⎯ pregunto, cuando el rostro del hombre con el que estaba Lila en la cafetería llega a mí.
⎯Un amigo de la infancia. Su padre es uno de los mejores amigos del mío.
⎯Pues, él está enamorado de ti ⎯ contesto.
⎯Lo está… ⎯ murmura Lila.
⎯¿Debería estar celoso? ⎯ inquiero.
Lila suspira.⎯ No lo creo. Pablo sabe su lugar en mi corazón. Se lo he dicho muchas veces. Le quiero, le tengo cariño. Es un buen hombre, trabajador y un excelente amigo. Crecimos juntos, y él siempre ha estado presente en los eventos importantes de mi familia.
⎯¿Pero?
Lila se queda en silencio, como si estuviera pensando algo que no me quiere decir. Me gustaría saberlo, sin embargo, luego recuerdo que yo también tengo muchas cosas por decir y no lo hago.
⎯No eres tú.⎯ Resuelve. Para luego besar mi pecho ⎯. No eres tú.
Yo sonrío. Cierro los ojos por un instante y por mi mente pasa todo lo que hemos imaginado juntos, la casa frente al mar, los hijos, el futuro, y no puedo esperar por presentarle ante mi familia como mi prometida y la madre de mis hijos.
⎯Lila, ¿crees que ya pueda conocer a tus padres? ⎯ le pregunto.
Ella, una vez más vuelve a levantarse y con una sonrisa asiente.⎯ ¡Claro que sí!
⎯Bien. Porque vamos a hacerlo, ¿te parece?. Tú pon una fecha y yo estaré ahí.
⎯Bueno, primero tengo que decirles sobre ti, que las fechas coincidan y sobre todo, ver la agenda de mis padres. Al parecer, ahora viajarán más. ¿Qué te parece si yo te aviso? ⎯ responde emocionada.
⎯Me parece perfecto ⎯ hablo, para regalarle una sonrisa.
⎯Además, primero, quiero que pase el impacto de que mi hermana ha enamorado, y al parecer ahora le dijo que sí. Mis padres no pueden lidiar con dos gemelas a la vez. Necesito que se concentren.
Me río. Cada vez que Lila me cuenta sobre su familia, siento que entró a un mundo diferente al mío. Mi familia también es grande, pero los momentos de convivencia no pasan como en su familia. Aquí son selectos, y la mayoría de las veces que nos juntamos es para algún tipo de decisión importante para el futuro, algún evento de tradición o una fiesta. Pero eso de comer waffles todos los sábados y hacer cenas espontáneas de la nada, jamás pasaría.
Lila se pone a horcajadas sobre mí.⎯ Te amo, Antonio de Marruecos.
⎯Te amo, Lila Canarias ⎯ murmuro, y ella sonríe.
⎯Muero porque conozcas a mi familia, a mis hermanos, a mis primos… ⎯ me habla con alegría ⎯. A mi gemela.
⎯Me encantará conocerles. Solo quiero ver a los ojos a tu padre y decirle lo mucho que te amo. Tener una gran boda, donde lleves un hermoso vestido de novia…
Lila suspira.⎯ Yo también lo deseo, yo también lo deseo ⎯ contesta, para volver a besarme ⎯. Te prometo que todo va a salir bien, y que les encontrarás a mis padres.⎯ Y después de decirme eso, se ata a mis labios para comenzar a hacerme el amor.
«Todo va a salir bien, todo tiene que salir bien», pienso. Aunque aun el miedo me hace sombra.
Al día siguiente
Después de una hermosa velada en los Hamptons, Lila y yo regresamos temprano a su hotel. Ella me ha dicho que quería llegar mucho antes, ya que no sabe a qué hora Cassandra podría llamarle y ella tiene que estar lista. Además, de que tenía que darse una ducha, cambiarse de ropa y hablarle a su familia para decirles que estaba bien.
Yo quería quedarme con ella, para siempre, encerrados en aquella cabaña y haciendo el amor hasta que nuestros cuerpos cayeran rendidos. Sin embargo, eso tendrá que esperar, ya que ella debe cumplir con su trabajo y yo, debo volar de regreso a casa para hablar con mi padre sobre el compromiso. Siento que el tiempo se termina.
⎯¿Estás segura de que no quieres que te acompañe? ⎯ le pregunto.
Lila niega.⎯ No, está bien. Siento que si me acompañas a mi habitación no saldré de ahí a tiempo.⎯ Después se ríe bajito y su mirada brilla.
Me acerco a ella y le doy un beso sobre los labios.⎯ Te veo el próximo martes, ¿vale?
⎯Sí, claro… en el mismo lugar.
⎯En nuestro lugar.⎯ Corrijo, y ella sonríe.
⎯Te voy a extrañar, Antonio.
⎯Yo no, porque te llevo conmigo ⎯ contesto, y en ese instante le enseño el anillo de promesa que llevo colgado sobre mi cuello⎯. Siempre que lo beses, me estarás besando a mí.
⎯Entonces, me alegro de que el anillo sea de oro blanco, porque si no, se desgastaría de tanto beso.
Sonrío. Lila me da otro beso sobre los labios y luego abre la puerta del auto.⎯ Te veo el martes, te amo.
⎯Te amo ⎯ contesto, y le mando un beso para el camino.
Veo a Lila alejarse de mí y una enorme tristeza me invade. Ya no soporto estar lejos de ella por tanto tiempo y solo verla cada martes. Necesito que todo esto termine, el poder decirle lo que pasó y lo que hice para estar con ella, y así, casarnos, y hacer todos nuestros sueños realidad.
Lila entra al recibidor, y se despide de mí desde lejos. Momentos después se pierde en el interior del edificio, dejándome con todas las imágenes de nuestra escapada juntos. Sus besos, su sonrisa, sus caricias… esas palabras tan bonitas de amor que me mantienen despierto por las noches y que me hacen odiar, a veces, mi cuna, mi nacimiento, los prejuicios y tradiciones de mi familia.
Arranco el auto y acelero levemente. De pronto, freno de tajo cuando veo a un hombre que se para frente a mí y con un golpe en el cofre hace que lo vea a los ojos.
⎯¡Sabía que eras tú! ⎯ grita ⎯. ¡Lo sabía!
De pronto, lo reconozco. Es el hombre de la cafetería, el amigo de Lila, es Pablo. «¿A caso nos estaba esperando?, ¿qué hace aquí?».
⎯¡Bájate!, ¡bájate! ⎯ me pide enojado.
Abro la puerta del auto, y me alegro que sea tan temprano que no haya gente que pueda ver el espectáculo. Me bajo y en ese instante, Pablo me agarra del cuello de la camisa y me recarga sobre la puerta de atrás.
⎯¡Qué demonios haces aquí! ⎯ le digo ⎯, ¿a caso nos estás espiando?
⎯Sabía que te encontraría aquí, y simplemente esperé. En algún momento te aparecerías.
⎯¡De qué estás hablando! ⎯ le reclamo.
⎯¡Cómo te atreves a hacerle esto a Lila, eh! ⎯ me reclama. Veo en sus ojos que está furioso, y que si pudiese, en este momento me golpeaba.
⎯¡De qué demonios estás hablando! ⎯ repito.
⎯¡A ni no me engañas, yo te vi!, te vi saliendo de ese hotel hace dos días con otra mujer. Bastante feliz y divertido, incluso hasta cariñoso.
Es cierto, salí de ahí. Pero lo que Pablo no sabe es que mientras todo se arregla, yo tengo que fingir que todo sigue igual, mantener las apariencias y una buena relación. No puede enfriarse todo de la noche a la mañana. Debo hacerlo por mi familia, debo mantener las apariencias.
⎯¡No es lo que parece! ⎯ le respondo.
⎯ Pues todo estaba muy claro ⎯ contesta ⎯. ¿Cómo te atreves a hacerle esto a alguien como Lila, eh?, ¡cómo tienes la cara para enamorarla mientras estás con otra!.
⎯¡Yo amo a Lila, eso que te quede claro!, ¡yo no la estoy engañando y si vamos a otras cosas, lo que pasa entre los dos no es asunto tuyo!
⎯¡Se convirtió en asunto mío cuando supe que estás viéndole la cara a Lila!, ¡pero te advierto una cosa!, ¡si la lastimas, si le hace algo que le rompa el corazón, te juro que volverás a verme!, ¡así que grábate este rostro! ⎯ me amenaza, para luego liberarme.⎯ ¡Estás advertido, imbécil!
Pablo me pega contra la puerta, haciendo que la espalda me duela. Después me suelta del cuello y me lanza una mirada amenazante. Él no sabe de lo que se trata, pero, me vio… y ahora corro el riesgo que vaya y le cuente a Lila algo que no es. Necesito ver a mi padre, necesito pedirle que acelere las cosas, necesito librarme de los Karagiannis.
OMG, este marroquí es un cabrón, no es solo un contrato esperando en ser ejecutado, tiene una doble vida, disfrutando una relación amorosa en cada una.
Debía de terminar todo su compromiso con la Karagiannis primero, antes de involucrarse con Lila.
Me gustaría que Pablo le cuente a Lila, nadie merece vivir en una mentira.
Antonio dice que ni le miente… le oculta cosas que Lila ignora.
Acaso ella le pregunta tienees otra? Estás comprometido? Para que él le de una respuesta precisa.
Lila le preguntó por cuales tradiciones y él respondiò que eran asuntos de él… y ahí está equivocado, ya que ella va sufrir directamente de esas tradiciones.
No me agradas Antonio de Marruecos!!
Lo sabía la está engañando, y no solo el compromiso, le está dando alas a Casandra. Hijo de la tostada