Antonio 

Estaba en Portugal cuando una llamada de mi padre entró alegrándome la existencia. 

⎯El abogado me llamó. Dice que ya están listos los papales. Puedes pasar por ellos al despacho para traerlos a la casa ⎯ pronunció con esa voz firme que siempre utiliza cuando hay algún contrato o trato de por medio. 

Mi corazón latió emocionado. No era un sueño ya, era mi realidad. Estaba a punto de tener los papeles, la prueba indiscutible de que mi padre me ha dado lo que necesito para poder vivir en libertad con la mujer de mis sueños. Estaba a punto de tenerla en mis manos. 

***

Así que ahora, mientras bajo del auto con el sobre cerrado en mis manos y una sonrisa en mi rostro, no puedo evitar pensar en Lila y en lo que organizaré para pedirle matrimonio. Tiene que ser especial, un sueño, algo que ella pueda recordar el resto de su vida. 

⎯¡Ana! ⎯ Celebro al verla ⎯ ¿Dónde está papá? 

⎯Dormido, ¿por qué? ⎯ pregunta. 

⎯Tengo los papales, ¡al final soy libre! ⎯ expreso. 

Mi hermana se cubre el rostro en señal de emoción, luego corre a mis brazos para fundirse en ellos en un abrazo. Yo la cargo, le doy unas vueltas haciéndola reír y cuando paramos, le sonrío. 

⎯¿Esto sentiste tú?, ¿felicidad pura? ⎯ inquiero. 

Mi hermana asiente.⎯ Daría lo que puede por volver a sentirla. Sin embargo, debo advertirte que puede llegar a ser muy solitario al principio. 

⎯¿Cómo me voy a sentir solo si estaré con ella? ⎯ inquiero. 

Mi hermana acaricia mi cabello y luego mi mejilla. Este gesto maternal me enternece el alma y me hace sentir un niño de nuevo.⎯ Antonio, ¿si sabes lo que firmar estos papeles significa? ⎯ me pregunta. Yo asiento con la cabeza⎯. Piensas que lo sabes, pero, no es así ⎯ afirma. 

⎯¿De qué hablas? 

⎯Al firmarlos, renuncias a tu herencia y a tu familia casi por completo. Solo serás invitado y no podrás llegar cuando desees a la casa familiar. Firmarlos es estar consciente de que dejarás todo lo que tienes y conoces por amor. Así que piénsalo bien. 

⎯¿Me estás desalentando? ⎯ pregunto ⎯. Porque no hay nada que pensar. 

⎯No es mi intención hacerlo, pero, como hermana mayor es mi responsabilidad decirte esto. Si firmas, no tendrás dinero, nada, solo lo que padre te quiera brindar y ya no te dará más. Saldrás con dos maletas y te despedirás de nuestras hermanas. 

⎯Lo sé, estoy listo para eso. 

⎯Si te metes en problemas o Lila te deja, ya no podrás recurrir a ellos. Te lo digo por experiencia. 

⎯¡Basta! ⎯ Le imploro, porque de pronto mi hermana comienza a meterme miedo ⎯. Sé lo que hago, te lo juro. 

Ella suspira.⎯ Lo sé, siempre has sido muy maduro y sensato.⎯ Me sonríe ⎯.¿Sabes quién se encargará del negocio en tu ausencia? ⎯ cambia de tema, y se lo agradezco. 

⎯No sé, supongo que el esposo de alguna de nuestras hermanas.⎯ Resuelvo. 

⎯¡Vaya! ⎯ expresa, sin sorprenderse en absoluto. Es bien sabido que los esposos de nuestras hermanas siempre están al pendiente de que yo decida renunciar para manejar la empresa ellos. Así que pronto les daré el gusto. 

⎯Lo sé. En verdad espero que nuestro padre ya haya decidido entre no de los dos, si no podría ser una masacre. 

⎯¿Y, aun así, piensas irte? ⎯ Escuchamos la voz de Antonia. Dirijo mi mirada hacia ella. Antonio se encuentra en la puerta, con ese semblante duro que de pequeño me daba miedo ⎯. Sabes lo que se viene y, aun así, vas a firmar y llegas alardeando de ello. 

⎯Antonia ⎯ pronuncia mi hermana, para comenzar a defenderme como siempre lo hacía cuando era pequeño. 

⎯No lo defiendas, Ana. Él tiene que saber que sus actos son desleales a la familia. 

⎯¿Enamorarme y amar es desleal? ⎯ inquiero. 

⎯Lo es, cuando se ama a la persona incorrecta. Sea una Canarias o no, esa mujer no está destinada a ti, ¡entiéndelo!. La familia ha sobrevivido por generaciones gracias a sus tradiciones y alianzas. Pasar de una puede traer desgracia y mala suerte, ¿eso es lo que deseas? 

Mi hermana en verdad cree todo eso, se nota en la forma en que lo explica, la manera en la que escoge sus palabras para hacerme dudar o sentirme mal. 

⎯ Estúpidas tradiciones, si me preguntas. ⎯ Me acerco a ella ⎯. ¿Cuántos matrimonios sin amor hay en nuestra familia?, ¡cientos! Generaciones completas de alianzas pero no de amor. 

⎯¡Alianzas que nos han dado lo que tenemos! ⎯ alza la voz, con una fuerza que me pone nervioso ⎯. ¡Entiéndelo, Antonio, el amor se acaba, pero tu familia sigue contigo! Si te vas nos puedes llevar a la ruina, papá está enfermo y… ⎯ La voz de Antonia se entrecorta. 

De pronto mi día azul se vuelve gris. Me aferro a los papales con fuerza; literal mi vida depende de ellos. 

⎯La amo ⎯ pronuncio con firmeza. 

⎯¿A una mujer que conociste en una boda y te acostaste con ella?, ¡vaya!, sí que esa familia tiene reputación. 

Me enfrenta a ella, echando mi cuerpo hacia delante. A pesar de que soy más alto que mi hermana, ella no se inmuta y permanece en la misma posición desafiante. ⎯¡No se te ocurra hablar mal de ella! Lila es una mujer educada, de buena familia, con una reputación intachable. 

⎯ Antonio.⎯ Me pide Ana, colocando su mano sobre mi hombro al notar que he cerrado el puño tratando de sobrellevar el enojo ⎯. No vale la pena. 

Respiro profundo, cierro los ojos y me tranquilizo.⎯ Hagas lo que hagas, no me vas a convencer ⎯ respondo. 

⎯No necesito convencerte. Tú solo lo harás. Cuando regreses llorando y rogando, desearás que te tenga compasión, ¿o no, Ana? ⎯ pregunta, viendo a mi hermana ⎯. Tienes suerte que la familia te es leal y no han ido con las Karagiannis a contarle lo que estás a punto de hacer. Pero, tan solo salgas de esta familia, la lealtad será inexistente, y no contarás con nuestra protección. 

Acto seguido, Antonio se aleja de nosotros, desapareciendo en el largo pasillo de la casa que lleva a otros más pequeños. Tanto Ana como yo, la vemos desaparecer en silencio. Después, nos miramos a los ojos y ella me sonríe. 

⎯Qué bonito sería no tener que escoger entre el amor o el deber, ¿verdad? ⎯ me pregunta ⎯. Te deseo suerte, sé que sabrás hacer lo correcto. 

Ahora es mi hermana Ana quien se aleja, dejándome solo en este gran pasillo que me parece infinito. La mano comienza a dolerme. He tomado con tanta fuerza los papeles que comienzo a arrugarlos. 

⎯Joven Antonio.⎯ Me interrumpe la voz de uno de los sirvientes ⎯. Su padre está esperando en la oficina.⎯ Anuncia. 

⎯Voy ⎯ respondo, y decidido, camino hacia allá con la única intensión de firmarlos. 

*** 

Lo que está escrito en estos papeles es sencillo y claro, es una renuncia para mí y literal una terminación de contrato para los Karagiannis, alegando una promesa previa que es irrevocable al ser familiar. Los Karagiannis, por suerte, tienen el mismo concepto de lealtad familiar y sabrán entender esto. 

Así, tomo los papales y leo con atención: 

Yo, Antonio de Marruecos, renuncio a mi herencia y al dinero que los negocios de mi familia puedan generar. Se me permitirá conservar el apellido, pero, no podré sacar provecho de él para beneficios propios. Se me permitirá pasar mi apellido a las siguientes generaciones, pero no formarán parte del núcleo familiar original. 

Con respeto a la casa familiar. No podré hacer uso de ninguna propiedad que no sea previamente asignada o a la que no sea invitado. Solamente podré entrar a la casa familiar por invitación del patriarca o de la familia y quedarme los días, meses o años que se me sean permitidos, no más, no menos. 

El padre, Antonio de Marruecos, le dará a su hijo, Antonio de Marruecos, una suma proporcional de la herencia que por derecho le corresponde. El resto del dinero, será repartido entre los otros miembros de la familia. En caso de necesitar más, no se me será permitido reclamar esa parte de la herencia. 

Finalmente, y por asignación del padre, Antonio de Marruecos (hijo) tendrá permitido escoger una propiedad en cualquier parte del mundo, como un regalo por parte de la familia, para que no empiece desde cero y tenga una vida próspera desde el inicio. 

⎯Quiero el piso de Madrid.⎯ Resuelvo, mientras firmo la última hoja. 

⎯Muy bien ⎯ responde mi padre, para luego comenzar a firmar los papales. Veo con entusiasmo cómo firma cada una de las hojas y pone su sello por igual. Cuando finalmente termina, las acomoda y me las muestra ⎯. Lo prometido es deuda. 

Sonrío.⎯ ¿Cuándo se los llevarás a Karagiannis? 

⎯Él vendrá ⎯ pronuncia firme ⎯. Tenemos que ver otros negocios  y aprovecharé para decírselo. 

⎯Estaré presente. 

⎯No. Yo te llamaré ⎯ contesta firme. 

⎯Gracias, papá. 

Él me ve con ternura, a pesar del rostro duro que siempre ha tenido. Mi padre jamás ha sido el padre cariñoso y tierno, pero, siempre estuvo al pendiente de sus hijos, procurando que no les faltara nada y comprendiéndolos de la mejor forma posible; a pesar de sus tradiciones, usos y costumbres. 

En eso, me percato, que ahora, si él muere, no estaré aquí para despedirme. Posiblemente, me entere después que haya sucedido y tendré que esperar a que mis hermanas me inviten a la casa familiar para verle. Incluso, para las ceremonias después del fallecimiento, tendré que esperar a que me llamen. Me pregunto si podré soportar eso. 

⎯Quiero confesarte que, esto no me hace muy feliz, Antonio. Eres mi único hijo, mi apoyo, mi heredero. Sin embargo, te hice una promesa familiar y ahora debo cumplir. 

⎯Padre ⎯ murmuro. 

⎯Antonio. Espero que sepas lo que haces y que la mujer esté perdidamente enamorada de ti. También espero que estés consciente de las pérdidas que tendrás, no solo hablo del dinero. 

⎯Lo estoy ⎯ le aseguro. Aunque el admitirlo en voz alta, me hace sentir el peor de los hijos. 

Mi padre abre la caja fuerte y mete los documentos.⎯ Aquí estarán seguros hasta que Karagiannis los firme. Yo te avisaré.⎯ Suspira⎯. Lo tomará mal. 

⎯Lo sé. 

⎯Tienen todos los preparativos listos. 

⎯Lo sé, y estoy dispuesto a enfrentarlo. 

Mi padre sonríe, su mirada llena de experiencia y de recuerdos se fija en la mía joven e inexperta.⎯ Deber o amor, ¿qué es lo que corre por nuestra sangre? Siempre ha sido la pregunta a la que nos debemos enfrentar en algún punto en esta familia. Yo escogí deber, tu amor, veremos a quién le va mejor. 

Sé que mi padre me dice todo esto porque necesita sacarlo de su organismo y porque también porque trata de convencerme, a su manera, que debo quedarme, hasta el último segundo. 

⎯Ojalá no tuviésemos que elegir ⎯ respondo. 

Mi padre esboza una ligera sonrisa.⎯ Si así fuera, nuestra familia hubiese desaparecido hace tiempo. En fin, ¿cuándo la conoceré? 

⎯Pronto, primero yo conoceré a sus padres, después la traeré a la casa familiar. 

⎯Bien. 

Mi padre asegura la caja fuerte y me siento más ligero. De pronto siento que puedo volar. Sin embargo, el peso aplastante del deber no se va aún y me lastima las manos. 

⎯Ve pensando en una despedida, Antonio, prepara lo que tengas que decirles a tus hermanas. Ya sabes cómo es el protocolo.

⎯Lo haré. 

«Pero primero, debo preparar una pedida de matrimonio, para cuando sea libre, casarme con Lila».

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