Lila
La emoción de saber que pronto Antonio conocerá a mis padres, me ha durado más allá del fin de semana y se ha arraigado en cada uno de mis días, como si fueran la base de mi felicidad. De pronto, todo lo pesado se me hace ligero, lo difícil, fácil, y mi felicidad es incontrolable.
Esto es todo un acontecimiento para mí. Está saliendo todo de maravilla. Antonio me dijo esta semana no podría venir, porque teína que cerrar unos tratos y arreglar millones de cosas. Pero que yo pusiera la fecha. Será el próximo fin de semana. Primero conocerá a mis padres, después, lo invitaré a conocer al resto de la familia.
No quepo de la felicidad y mi sonrisa lo dice todo, no la puedo y quiero ocultar. Quiero que los días pasen rápido, tomar su mano y entrar así a la casa de mis padres, decirles que él es el hombre que escojo para invitar al sábado de waffles y principalmente, compartir el resto de mi vida.
Sin embargo, yo también tengo que arreglar algunas cosas antes de presentarlo, y una de esas es hablar con Alegra, como se lo prometí a Moríns. Hasta ahora no entiendo el porqué no he querido contarle de Antonio, tal vez, porque la vi tan agobiada con el asunto de Karl que no quise interrumpir. Sin embargo, lo uso como pretexto porque supongo que me da miedo lo que me pueda decir, y no sé por qué. No puede ser que algo tan bonito me haga sentir tan… ¿culpable?
He tratado de decirle, pero, por más que lo intento, no puedo porque las circunstancias simplemente no se dan. Ahora que Alegra está con Karl, tiene problemas un poco más complicados que simplemente escapar de las casas de sus ligues de una sola noche; son más reales.
El amor por Karl también le ha pegado fuerte y, al parecer, él la entiende a la perfección, y ya que ha dejado de pedirme referencias sobre ella, o consejos.
La verdad es que, ahora que lo veo interactuar con mi hermana, no puedo creer que él haya sido exnovio de Cassandra Karagiannis. En verdad esa mujer es difícil de lidiar y el doctor Johansson no parece un hombre que esté dispuesto a hacerlo.
Pobre del promedio de Cassandra, debe amarla mucho para querer compartir su vida con ella. Bueno, tal vez él también es así y se complementan. El amor es en verdad raro.
Sin embargo, creo que viene de familia, ya que Atenea es igual de carácter, aunque se ve más berrinchuda y exigente. Solo necesité unas pocas sesiones para decidir que jamás quiero volver a tratarla. No veo la hora de que entregar los vestidos y que ellas salgan de mi vida, con la esperanza de que Atenea no me escoja como la modista de los vestidos de sus bodas.
En fin, la plática con Alegra no se logró. Ella está más ansiosa por la suegra y yo nerviosa por la presentación de Antonio, así que es mejor que se quede así por el momento. Mejor le explico todo después, cuando la historia esté completa y ella vea el resultado en la presentación familiar de Antonio.
A pesar de mi felicidad, aún tengo muchas cosas que hacer y en las que debo concentrarme. Así que hoy he estado de arriba para abajo, comprando cosas para el taller y hoy fui una vez más a esa local de telas para comprar un poco más para el velo de Cassandra.
Entro al recibidor del edificio, arrastrando los pies, después de una larga caminata del metro hacia mi taller, cuando me encuentro con Pablo esperando por mí, sentado en uno de los sofás.
⎯¡Pablo! ⎯ le saludo con una sonrisa.
Él se pone de pie y me devuelve la sonrisa. Su dentadura blanca y perfectamente bien arreglada, lo hace lucir bastante guapo, además de la ropa que se ha puesto hoy.
⎯Pensé que no llegarías ⎯ me comunica con voz agradable ⎯. Estaba a punto de irme para después volver. Te envié un mensaje, pero, no me respondiste.
Saco el móvil, al parecer, mi batería se agotó antes del tiempo gracias a la larga llamada de Cassandra, donde me pedía unos últimos detalles, sobre todo en la cintura.
⎯Lo siento. Pero me alegra que me hayas esperado. Veo que trajiste las cortinas.
⎯Sí, verás que con esto tu taller quedará perfecto ⎯ habla.
Ambos caminamos hacia el elevador y, al entrar, el aroma de su perfume me invade. Pablo, al igual que su padre, siempre va perfectamente vestido y arreglado. A pesar de usar ropas sencillas, las escoge y combina de maneras que lo hacen ver buen y atractivo.
Por otro lado, su carácter es lindísimo y agradable. Es educado, paciente y muy inteligente. Mi madre dice que es un “todólogo”, ya que gracias a sus habilidades puede hacer de todo. Incluso, yo tengo la teoría, que podría construir una casa él mismo con sus manos.
Al igual que Cho, es excelente para los negocios. Pablo posee varios que son bastante exitosos. También, es la mano derecha de mi tía Julie cuando se trata de asuntos de mucha confianza. Mi padre también lo estima y él es el que se encarga de hacer y cerrar los tratos del hospital en lo que respecta a material, muebles o aparatos. Es como si hubiese nacido para ser hombre de confianza y un empresario exitoso.
⎯¿Cómo te fue en Nueva York? ⎯ pregunto, rompiendo el silencio.
Él voltea a verme y sonríe.⎯ Bien. Estuvo dos días más porque tuve que esperar a Mar. Está buscando escuelas allá, aunque creo que optará por irse a la ciudad de México.
⎯¿A México?
⎯Sí, recuerda que nuestros padres biológicos están allá. Ella desea pasar un tiempo con ellos. Tal vez, haga la audición para la escuela Superior de Danza.
⎯Mi tía Ainhoa será feliz ⎯ contesto, mientras busco las llaves de mi taller.
⎯Lo está. Le aumentó las lecciones y le ayudará a poner la coreografía para su audición.
⎯Héctor estará triste. ⎯Concluyo.
⎯¿Crees? ⎯ me pregunta entre risas ⎯. Angélica lo trae corto con los ensayos, no creo que Héctor tenga cabeza para pensar en Mar.
Abro el taller y, en seguida, el sol nos da en los ojos. Yo los cierro por un instante para después volver a abrirlos.
⎯¿Ves? ⎯Le señalo.
⎯Ahora lo entiendo todo. Pero no te preocupes, hoy se resuelve.⎯ Me asegura.
Pablo comienza a quitar las otras cortinas para poder instalar las otras. Mientras tanto, yo, acomodo un poco el taller, ya que últimamente es un desastre.
⎯Estas cortinas moderan la luz, pero también pueden obscurecer por completo la habitación, si lo deseas. Estas fueron las mismas que instalé en el cuarto de los chocitos.
⎯Cierto ⎯ respondo.
Cuando escucho el acento de Pablo me acuerdo mucho al de mi abuela. Ella tenía un acento que nunca fue español, pero, que perdió algunas cosas del mexicano. Xóchitl se ha empeñado en no tener acento español, así que Pablo tiene una mezcla entre el de su madre y padre, haciéndolo bastante variado.
⎯Supongo que ahora sí dejarás que te pague ⎯ comento.
Pablo termina de instalar la cortina y luego me ve.⎯ Esta vez, sí lo haré.
Él se baja de la escalera y va hacia mí. De pronto, su actitud y seguridad me ponen nerviosa y hacen que desvíe la mirada al otro lado para que no se note mi estado.
Debo admitir que Pablo tiene un cuerpo fenomenal. Hace ejercicio con mis primos y hermano todas las mañanas. Su cuerpo es corpulento, con los músculos bien definidos y marcados. Su altura ayuda a que se vea en verdad imponente.
⎯¿Qué te parece si me regalas un vaso con agua? ⎯ pregunta.
⎯Claro ⎯ respondo, para luego darme la vuelta y alejarme hacia la cocina.
Tomo el vaso, lo lleno de agua y vuelvo a él. Pablo se encuentra frente al mural de postales que he hecho con las que me regala Antonio. Cada vez que me trae una, la pongo ahí para verlas.
⎯Aquí tienes.
Pablo voltea a verme, toma el vaso y con una sonrisa me da las gracias. Después, viendo las postales, toma un poco de agua y se queda en silencio.
⎯¿Pasa algo? ⎯ pregunto.
⎯Te falta una de México ⎯ comenta.
Sonrío.⎯ No las he comprado yo. Son las que Antonio me trae de los lugares donde viaja ⎯ hablo.
⎯Pues, al parecer, va mucho a Nueva York, pero, no a México.⎯ Señala.
⎯No me había percatado de eso.⎯ Admito, al notar la cantidad de postales que tengo de Nueva York.
Pablo, toma el control de las cortinas y me lo da. Después, señalando con su dedo, me dice.⎯ Aquí las oscureces, acá las cierras, acá las abres y aquí modulas.
Comienzo a presionar los botones de las cortinas y, con sorpresa, veo como se cierran, se abren y sobre todo, modulan la luz que da del sol. ⎯Son perfectas, muchas gracias.
⎯De nada. Ya sabes, cualquier cosa que necesites, aquí estoy.⎯ Me asegura.
⎯Lo sé.
Pablo ve su reloj de pulsera.⎯ Me tengo que ir, Lils. Mi madre me está esperando para cenar. Hoy mi padre sale tarde del hospital y no le gusta cenar sola.⎯ Él deja su vaso sobre la mesa y luego suspira ⎯. Hasta luego.
⎯Gracias de nuevo ⎯ le digo.
La profunda y cautivadora mirada de Pablo se posa en mí. No hago más que sentir: amor, ternura y compresión. Sus ojos negros siempre han estado llenos de luz. Dicen que en los ojos se refleja el alma, pues la de Pablo es en verdad bella. Cada vez que lo veo, siento su apoyo incondicional, una tranquilidad en medio del caos.
Sin embargo, él cambia su semblante a uno triste, preocupado, que llama mi atención.⎯¿Qué te pasa? ⎯ inquiero.
⎯Lils, ¿crees que pueda decirte algo?
⎯Lo que desees ⎯ contesto.
Pablo suspira. ⎯ Ten cuidado con Antonio.
⎯¿Cómo? ⎯ cuestiono ⎯¿Por qué habría de tenerlo?
⎯Por que… ⎯ Pablo, guarda silencio por un momento, como si estuviese pensando las palabras correctas. Sin embargo, yo no lo dejo. El enojo y la indignación, se han apoderado de mí.
⎯¿Estuviste hablando con Moríns? ⎯ inquiero, en tono molesto.
⎯¿Cómo?
⎯Porque al parecer te ha influenciado para que me digas eso.
⎯¿De qué hablas, Lila?, lo que te estoy diciendo es real y por cuenta propia. Nada tiene que ver con Moríns. Tienes que andar con cuidado porque…
⎯¡Por qué! ⎯ expreso, enojada.
Pablo guarda silencio. Me mira con sus ojos grandes y negros como la noche, que me confunden por completo. ⎯ Porque no quiero que te hieran y te rompan el corazón, ¿entiendes?
Siento como la presión, el enojo y el hartazgo suben por mis venas, alcanzando mis puños y sobre todo mi garganta.
⎯¡Estoy harta!, ¡harta! ⎯ le grito al rostro, y Pablo cierra los ojos ⎯.¡Estoy cansada de todo esto!, que me digan que Antonio no es de fiar. Que me aleje de él, ¿qué es lo que tiene que lo odian tanto?
⎯No lo odio, simplemente tengo mis razones.
⎯¡Cómo cuáles, eh!, dime… ⎯ En eso empujo a Pablo ligeramente del pecho y hago que se mueva un poco para atrás ⎯ ¿cuáles razones?, ¡dímelas!, ¿por qué estoy enamorada de él y no de ti?
⎯Lila, no entres ahí que te puedes arrepentir. Has tenido parejas anteriormente y jamás he hecho algo tan bajo para conquistarte. Siempre he sabido cuál es mi lugar.
⎯Pues te recomiendo que lo mantengas. ⎯ Siento como las lágrimas caen por mis mejillas ⎯. Debí suponerlo cuando lo viste en Nueva York. Ahora, ¿piensas que diciéndome esto voy a correr a tus brazos?
⎯No, jamás.⎯ Levanta el tono de voz, y esta se vuelve más firme ⎯. Te lo digo porque te quiero, y lo sabes, porque me importas. No quiero que te rompan en corazón, que te hieran.
⎯Vete ⎯ pronuncio.
⎯Lila.
⎯¡Vete! ⎯ le grito.
⎯Lila, yo te quiero y te lo digo de corazón.
⎯Antonio me ama.
⎯Desde mi perspectiva no lo hace.
⎯¡Dudo que tu perspectiva este claro en este momento!, ¿Cómo sabes que no me ama?, ¿eh?, ¿por qué nadie nunca me amará como tú lo haces?, ¿de eso me quieres convencer?
Pablo suspira.⎯ Ojalá pudiese dejar de amarte, Lila. Ojalá no cayeras en los trucos de Antonio, en sus mentiras.
⎯¡Quién te crees tú para hablar así de él!. Para mí, tú eres el que mientes.⎯ Veo el rostro de Pablo y su mirada lo expresa todo. Le duele lo que le digo y lo sé, pero, en este momento no tengo control, llegué a mi límite⎯.Vete.
⎯Lila.
⎯¡LÁRGATE!⎯ grito, y tomando el vaso de la mesa lo aviento hacia él, haciendo que se estrelle en el muro, para mi suerte, bastante lejano a su cuerpo. Juro que en cuánto lo hice me arrepentí, al igual que todas las cosas que le dije. Sin embargo, ya es demasiado tarde.
Pablo suspira.⎯ Si es lo que deseas ⎯ responde. Pablo camina hacia la puerta y la abre⎯. Hasta luego, Lils. Como siempre te deseo lo mejor.⎯ Finaliza, y sale del taller sin devolverme la mirada.
Me quedo sola, temblando de rabia pero, a la vez, de mucha tristeza. No me reconozco, no sé qué se ha apoderado de mí. No debí decirle todo eso, Pablo no tiene la culpa y yo, solo me siento presionada, abrumada, no sé, pero esta Lila, no soy yo y me estoy desesperando.
⎯¡Pablo! ⎯ le grito, rompiendo en llanto. Sin embargo, él no regresa, me da miedo que ya no lo haga más ⎯. Lo siento mucho. Solo quiero que todo termine bien, solo quiero que Antonio pruebe que todos se equivocan, solo quiero que esta sensación de incertidumbre, que por las noches me quita el sueño, se vaya de mí. Solo quiero amarlo en paz.
Ay Lila, te va pesar en grande tu mala actitud con Pablo…