Antonio
Horas antes
La mañana de hoy tiene un toque especial de frío, como si se acercara una nevada, aunque estamos en plena primavera. El cielo es gris, con apenas unos rayos de luz atravesando las nubes y haciéndonos saber que no es noche.
El ruido de los aspersores del jardín no me permiten concentrarme, se supone que hoy es el día más feliz de mi vida, pero, aún no comienza, primero tengo que asegurarme que soy por completo libre y que puedo irme sin problemas a conocer a mis futuros suegros.
Miro mi reloj de pulsera mil veces, el tiempo pasa tan lento, «¿dónde demonios están?, ¿por qué tardan tanto?». Me levanto de la silla y dejo el libro que estoy leyendo al lado. Camino por la habitación dando vueltas, como león enjaulado, tratando de liberar esta ansiedad que me carcome por dentro.
⎯Basta, Antonio… ¡Basta! ⎯ me regaño.
Tomo mis maletas y las subo a la cama. Las abro y corroboro que todo lo necesario está ahí dentro. Después de que Karagiannis firme los papales, me despediré de mis hermanas y me iré a Madrid. Después de conocer a los padres de Lila, le daré el anuncio de que me quedaré a vivir ahí, y que lo que he estado haciendo todos estos días es arreglar el piso donde viviremos; así es, le pediré que viva conmigo.
No fue tan difícil meter en una maleta toda mi vida, o al menos a mí así me pareció. Tome mis mejores trajes, unos cuántos cambios que eran mis favoritos. Una fotografía de mi familia y el par de libros que aún no he leído. Productos de aseo personal y un par de zapatos. Todo lo demás lo dejaré aquí, ya tendré tiempo de comprar más cuando esté en Madrid.
Además, lo único importante es salir de acá y de la manera correcta. Jamás me ha importado lo material, sé que se puede recuperar. Reviso de nuevo todo, lo acomodo, y cierro la maleta. No ha avanzado mucho el tiempo así que fue en vano todo lo que hice.
⎯¿Mi móvil? ⎯ me pregunto, cuando noto que no lo tengo cerca.
No me molesta, porque sé que buscándolo haré tiempo y así las manecillas del reloj correrán más rápido. Empiezo a mover los cojines, tanto de la cama como del sofá. Voy hacia el baño y no lo encuentro, así que paso a los estantes y al librero.
⎯¿Dónde estará? ⎯ inquiero en un murmullo.
⎯Antonio. ⎯ Escucho la voz de mi hermana Ana detrás de la puerta ⎯. Han llegado los Karagiannis.
Mi cuerpo se paraliza al escuchar el apellido. Jamás había conocido a una familia como ellos. Si el hombre del saco o el coco no existieran, ellos serían perfectos candidatos para asustar a los niños. La reputación de los Karagiannis no es buena, pero, les ha ayudado a sobrevivir. No puedo creer que mi padre sea tan cercano a ellos.
⎯¿Me escuchas? ⎯ habla mi hermana.
⎯Voy ⎯ le respondo. Para luego ir hacia el espejo y arreglarme un poco el cabello. Al menos tengo que estar presente para cuando suceda todo.
Salgo de la habitación y veo a mi hermana Ana ahí, recargada sobre la pared color azul lapiz lasuli con azulejos a combinación. Ella viene vestida de morado, con un collar dorado que le hace ver hermosa.
⎯Recuerda lo que dijo papá. Primero hablarán de negocios y comerán. Después comentará tu caso y terminará esto.
Suspiro.⎯ Y para la cena ya estaré con Lila.
⎯Lo estarás ⎯ murmura ⎯. Las horas previas son en verdad un infierno, ¿no es así?
⎯Lo es…
Mi hermana me abraza, lo hace con fuerza.⎯ Te voy a extrañar mucho.
⎯Yo más, pero, recuerda que ambos somos libres y podremos vernos cuando queramos. Estarás en mi boda y en el nacimiento de mis hijos.
⎯Lo sé.
⎯Al final, seremos la familia del otro. Siempre serás bienvenida en nuestra casa.
Mi hermana sonríe, luego me da un beso sobre la mejilla. ⎯ Esperaré tu invitación.
⎯¿Joven de Marruecos?, su padre lo está esperando.⎯ Uno de los sirvientes se ha acercado al corredor para avisarme que ya es momento de que yo haga mi aparición.
⎯Sí, voy.
Mi hermana me toma de la mano.⎯ Hoy es el día.
⎯Lo es. Por cierto, ¿has visto mi móvil?, no lo encuentro.
⎯Vi que lo tenías ayer por la noche. Tal vez lo dejaste en la biblioteca o en algún lugar de la casa. Ayer estabas sumamente distraído.
⎯Lo sé. No he estado muy concentrado que digamos. Después de que termine todo, lo buscaré ⎯ comento.
Mi hermana y yo caminamos por el largo corredor que nos lleva al gran recibido de la casa. Las puertas ya se encuentran abiertas y mi padre ya se encuentra de pie, esperando por el invitado. Me detengo a su lado, y él suspira.
⎯Hoy es un día gris ⎯ me dice.
⎯Lo es…
⎯No parece primavera, parece más bien invierno.
⎯Lo sé ⎯ respondo. Volteo a verle ⎯. Gracias, padres.
⎯Agradéceme cuando todo haya terminado ⎯ me dice en tono frío.
Momentos después, la poca luz que entra por la puerta, desaparece, ya que la imponente figura de Karagiannis la ha opacado. Tan solo entra, la habitación se llena con un aura de autoridad y poder.
Karagiannis siempre me ha parecido un villano de cómic, de esos que se enfrentan a los superhéroes y que son extremadamente inteligentes como peligrosos. Con una estatura que le da una apariencia dominante, es imposible no verle al rostro sin tener que levantar el rostro. Aunque no es corpulento en exceso, su cuerpo está sólidamente construido, con una masa muscular oculta bajo su elegante traje a la medida que insinúa su fuerza y presencia física.
Lo primero que se nota son sus ojos, de un azul profundo e intenso, como el océano en su momento más oscuro. Estos ojos son fríos y calculadores, capaces de penetrar directamente en el alma de quienes se atreven a encontrarse con su mirada. La mirada de Karagiannis es su arma más poderosa, una herramienta que puede infundir miedo y sumisión en aquellos que tienen el privilegio (o la desgracia) de encontrarse con ella.
Aunque Karagiannis puede causar miedo con solo una mirada, también es un hombre de palabras afiladas y decisivas. Su voz profunda y resonante tiene un tono autoritario y sereno al mismo tiempo, lo que lo convierte en un orador convincente y persuasivo. Cada palabra que pronuncia está llena de confianza y determinación, y es capaz de influir en aquellos que lo rodean.
⎯¡De Marruecos! ⎯Saluda a mi padre ⎯.¿Cómo estás, viejo socio?
⎯Bien, Karagginis, muchas gracias ⎯ habla mi padre, con la serenidad que siempre lo caracteriza ⎯. Y tú.
⎯Feliz, muy feliz.⎯ Su mirada se fija en mí, y siento como un escalofrío me recorre el cuerpo ⎯. Antonio, querido, ¿cómo va todo?
⎯Bien, gracias, señor Karagiannis ⎯ contesto con educación.
⎯Estoy al pendiente de tus andanzas y tratos, ¿eh?. Tienes un hijo muy inteligente. Para mantener alejado a Kumi, se necesita cabeza y tu hijo la tiene.
⎯Gracias, Karagiannis ⎯ responde mi padre.
⎯Será un honor que se una a nosotros pronto.⎯ Remata, y al escuchar eso de viva voz, un miedo se apodera de mí.
Karaginnis camina hacia nosotros y le da un abrazo mi padre. Es tan corpulento que mi padre, que es alto y de buen peso, parece menudo y débil ante él.
⎯¿Cómo están tus hijas? ⎯ pregunta.
⎯Cassandra loca por su boda. Helena, Ioanna y Thea están locas por encontrar marido y tener una boda como la de Cassandra y Atenea, bueno, ha comenzado los preparativos también, ¿eh? ⎯ y me da una palmada sobre el hombro ⏤, pero, ¿no hablaremos de mis hijas, o sí? ⏤ inquiere, con simpatía.
⏤No, claro que no. Pasemos a mi oficina, tengo algunas cosas que comentarte sobre los tratos con tu socio, Astro.⏤Le invita mi padre.
Los tres caminamos hacia la oficina y entramos, perdiéndonos por completo en aquellas cuatro paredes. Karaginnis se sienta un uno de los sofás y yo, en el que da justo a la caja fuerte. Me siento como un perro guardián, cuidando que nada le pase a esa caja de hierro y metal que guarda los papeles más importantes de mi vida.
No sé si pueda seguir así, y sobre todo si pueda comer bocado en la comida de hoy. Sé que tengo que fingir, pero, las horas pasan y yo solo cuento los minutos para estar al lado de Lila.
Karaginnis y mi padre se enfrascan en una conversación sobre sus negocios. Él saca un puro y lo fuma, mientras mi padre trata de mantenerse lejos del humo. Cada bocanada que Karagiannis da, recuerdo las palabras del cardiólogo: no puede estar cerca del humo, porque este puede causar estragos en su corazón.
Sin embargo, no me atrevo a decirle nada a Karaginnis, y mejor me pongo de pie para abrir las ventanas de la oficina y, así, evitar que el humo se encierre en la habitación. Mi padre tampoco puede recibir impresiones fuertes, ni descontentos, así que espero, de corazón, que Karagiannis no le traiga malas noticias sobre alguno de sus negocios.
Aunque las medicinas le ayudan bastante a permanecer estable, con una que otra consecuencia. Su pulso ya no es el mismo, tiene lagunas en la memoria por lo que olvida cosas seguido, y debe tener disponible un poco de oxígeno siempre, por si algún ataque de tos lo agita mucho.
Pronto, la conversación se dirige a mí. Me preguntan cosas sobre las ventas y las importaciones y yo las contesto sin dudar. Sin darme cuenta, ya han pasado tres horas y es momento de comer algo.
⏤¿Pasamos al comedor? ⏤ pregunta mi padre.
Quisiera decirle que no, que debe decirle a Karagiannis todo de una vez. No puedo esperar para irme con Lila y darle el hermoso anillo de compromiso que tengo en la bolsa de mi pantalón.
Ansioso, juego con el anillo que traigo colgado sobre mi cuello, y acarició el borde. ¿Por qué debe haber tantas ceremonias en mi familia?, ¿por qué mi padre no le dice directamente lo que está a punto de pasar?
⏤Antonio.⏤Me interrumpe mi hermana Ana, quién se ha acercado a mí. Estaba tan metido en mis pensamientos que no me percaté que me he quedado de pie en medio del corredor ⏤.Encontré tu móvil. Estaba dentro del sofá.
⏤¿Dentro del sofá?
⏤Sí, al parecer te sentaste y se te cayó del bolsillo del pantalón.
⏤¿Desde anoche? ⏤ le pregunto, pero mi hermana encoge los hombros, informándome que no sabe nada del asunto.
De inmediato reviso los mensajes y las llamadas y me percato que no he recibido nada de Lila, algo extraño, porque ella suele llamarme o enviarme mensaje cuando se despierta.
LILA
¿TODO BIEN, AMOR?
Le envío.
⏤¿Vamos? ⏤ insiste mi hermana. Ya nos están esperando en el comedor.
⏤Vamos ⏤ respondo, tratando de calmarme y continuar con esto. Ya faltan pocas horas.
***
La comida con Karaginnis fue en realidad larga. Comenzó a contarnos sus veinte mil anécdotas de una forma tan envolvente que mis hermanas no terminaban de dar los bocados.
En cambio, yo, no he comido nada, mostrando mis prisas y nerviosismo. Muevo el pie por debajo de la mesa en señal de apuro. El tic tac del reloj comienza a desesperarme, y solo de pensar que tengo un avión que tomar hacia Madrid, hace que mis ansias se incremente.
⏤Muy buena comida, Antonia.⏤La halaga Karagiannis.
⏤Gracias, señor Karagiannis. Es un honor para nosotros que nos acompañe ⏤responde mi hermana.
⏤El honor es mío. Sin embargo, ahora debo retirarme. Debo llegar a tiempo a casa. Mis hijas y mi mujer me esperan con los preparativos.
⏤Aún no, Karagiannis. Hay otro negocio del que quiero hablarte.⏤ Interrumpe mi padre.
Karaginnis alza la ceja en señal de sorpresa.⏤¿Otro negocio?
⏤Sí, me gustaría que vinieses a mi oficina. Tengo los papeles y quiera que los leyéramos en privado.
Mi padre se pone de pie. Con la mirada me indica que yo también debo ir con él, y después sale del comedor a paso firme pero lento. Me pongo de pie por igual, y mi hermana Ana sonríe levemente, tranquilizándome un poco.
⏤Bueno, señoritas. Ha sido un placer como siempre. Espero que ya que estemos unidos como una familia, nos visiten más seguido en Grecia ⏤se despide Karagiannis, mientras se pone de pie, tratando de que su corpulento cuerpo no le haga tirar las bebidas al mover la mesa.
Mis hermanas le agradecen el gesto, y con la mirada lo siguen hacia la puerta, donde sale hacia la oficina donde mi padre lo espera. Yo no tardo más, y lo sigo a pasos agigantados para poder llegar antes que él.
Entro a la oficina y veo a mi padre dando el último movimiento a la cerradura de la caja fuerte. Cuando esta se abre, se limpia las manos con el pañuelo de tela blanco que siempre lleva con él. Mi padre, por protección, en todas su cajas fuertes, pone una tinta invisible que, al contacto con la piel se hace negra. Es una manera de saber quién trató de abrir la caja o quién la abrió.
⏤¿Qué negocio es este que me tienes? ⏤ pregunta Karaginnis.
⏤Uno que sé, no te podrás negar.
Mi padre, mete la mano para sacar los papeles y después de unos minutos, noto que duda y comienza a buscar más al fondo.
⏤¿Qué pasa? ⏤ inquiero asustado.
Mi padre no responde, simplemente comienza a sacar todo lo que tiene dentro de esa caja: fajos de dinero, joyas, carpetas con documentos. Sin embargo, el sobre donde vienen mis papeles, no sale.
⏤Papá, ¿qué pasa? ⏤ Presiono.
⏤No están… ⏤murmura.
⏤¿Cómo? ⏤ pregunto, en verdad, sorprendido.
⏤No están, los papeles del acuerdo no están.
Apurado camino hacia donde está él y me sumerjo en la caja fuerte en busca del ellos. Saco todo con un solo movimiento de las manos y, ya que están sobre el suelo, desesperadamente busco en cada una de las carpetas que hay ahí.
⏤ No, no, no… ⏤ murmuro, mientras mis manos se mueven como locas, tratando de encontrar los papeles. Los estoy sacando con tanta agresividad, que me he cortado los dedos con el papel y ahora sangran un poco ⏤. Yo los vi, deben estar aquí. Yo los vi.
⏤¿Qué es lo que pasa?⏤ pregunta Karaginnis.
Me pongo de pie y voy hacia mi padre.⏤¿Dónde están?, ¿recuerda?, ¿no los pusiste en otro lado?
⏤No, Antonio, tú mismo viste que los metí en la caja. ¿Por qué los movería?
⏤Deben estar por aquí, yo los firme, ¡yo los firme! ⏤ exclamo.
⏤¿Qué firmaste? ⏤ habla Karagiannis.
⏤Los papeles, los papeles para no casarme con tu hija, esos papeles ⏤ expreso, revelando todo ante el rostro de Karagiannis.
⏤¡Qué dices! ⏤ grita ⏤. ¿A caso quieres romper tu trato, eh? ⏤ le dice a mi padre.
⏤Lo siento, Karagiannis, los papeles están firmados y…
⏤Yo no veo los papeles, ¡enséñame esos papeles! ⏤ Exige.
⏤Eso hago. Yo los vi, yo los firmé. ⏤ No paro de repetir. He comenzado a hacer todo un desastre en la oficina. Busco entre todas las carpetas los papeles de mi libertad, pero, no hay nada. Se han ido ⏤¡Dime dónde los pusiste! ⏤ expreso, desesperado.
⏤Estaban en la caja fuerte, Antonio. Es todo lo que sé.
⏤Debe haber una copia, dime que tienes una copia.⏤ Y tomo el teléfono de la oficina y se lo ofrezco ⏤. Vamos, llama al abogado y dile que te haga una copia.
⏤No te atrevas a hacer eso antes de explicarme, De Marruecos ⏤ habla Karagiannis, que ya se ve bastante molesto ⏤. Exijo una explicación y espero que sea un vil broma, ¿entendido?
⏤¡Basta, basta! ⏤ grita mi padre ⏤. Tranquilicémonos todos.
En eso, noto como se lleva la mano a la altura del pecho, y se le corta la voz. ⏤ ¡Papá! ⏤ grito, y corro hacia él para tomarlo entre mis brazos antes de que caiga al suelo ⏤. ¡Llamen al doctor!, ¡llamen a una ambulancia!
En ese instante, mis hermanas entran por la puerta, y Nadja, es quien corre hacia nosotros y se hinca para ayudarme. Mi padre nos mira a ambos, con los ojos abiertos, sorprendido, como si este infarto fuese diferente.
⏤¡Llama al doctor!, ¡corre! ⏤ le exige a mi hermana Antonia, quién sale corriendo de la oficina.
Ana rompe en llanto, mientras mi hermana, Nadja, le da una de las pastillas que debe tomar. ⏤ Quédate conmigo, papá, te lo pido ⏤ le hablo.
Mi padre se ha quedado mudo y simplemente puedo ver sus ojos abiertos, en sorpresa, en señal de que pasa algo.
⏤No te puedes morir, ¿entiendes?, no te puedes morir. Tienes que vivir, tienes que vivir.
Y no sé si hablo porque lo necesito en mi vida, o porque, si se muere, no podré obtener mi tan ansiada libertad. Estoy perdido.
***
Karagiannis se fue una hora después de que mi padre cayó en cama. El doctor nos dijo que estaba muy débil para llevarlo al hospital con el cardiólogo, así que debíamos esperar a que él viniera. Mientras tanto, las horas pasan y yo no sé nada de Lila. Le he enviado mensajes sin cuartel, y ella ni siquiera los ha leído; tampoco contesta mis llamadas.
⏤Tengo que ir ⏤ le susurro a mi hermana Ana, quién espera afuera conmigo.
⏤Antonio…
⏤Sé que papá está mal pero, tengo que ir con Lila, explicarle.
⏤Karagiannis ya sabe tus intenciones, no se quedará con los brazos cruzados ⏤ agrega mi hermana.
⏤Por eso debo irme. Tengo que ver a Lila, explicarle todo antes de que pase algo. Tengo que hacer algo.
⏤¿Cómo qué? ⏤ pregunta ella.
Suspiro.⏤ Nunca pensé que el plan “b”, fuera una opción pero: le pediré que se escape conmigo y nos casemos en secreto.
⏤¡Qué!, ¿cómo se te ocurre hacer eso?. No tienes idea de la idiotez que harás.
⏤No es idiotez cuando ambos se aman. Si me caso con ella en secreto, el matrimonio con Atenea no se logrará y Lila que se quedará conmigo.
⏤Sabes que eso es mal visto en la familia. Si quieres que Lila sea aceptada, debes hacerlo por las buenas.
⏤¡Al parecer por las buenas no sirve! ⏤ grito.
Mi hermana Ana rompe en llanto. Sé que está sensible por lo de mi padre pero, no veo otra opción.
⏤Deberías esperar a que le preguntemos al abogado si tiene otras copias, que papás las firme ⏤ habla desesperada.
⏤Papá perdió la movilidad del brazo derecho y está mudo. No está bien y menos podrá firmar. No tengo otra opción Ana, no tengo otra opción, ¿entiendes?, debo irme.
⏤¿Vas a dejar a tu padre moribundo aquí por una mujer? ⏤ Sus palabras me lastiman, pero a parecer es lo que voy a hacer ⏤. Una mujer que no conocemos, ¿es más importante ella?
⏤Es la mujer de mi vida…
⏤¡Esta es tu vida! ⏤ Ahora es ella quien alza la voz ⏤. Papá al menos merece que sepas si va a vivir o no. ¿Qué pasa si muere mientras tú vas con ella?, ¿cómo podrías vivir con eso?
⏤Lo haré. Solo necesito explicarle. Te lo pido, no me juzgues y déjame ir.
Ana se limpia las lágrimas.⏤ Tú siempre has hecho lo que quieres, ¿no?, ¿por qué pedirme permiso ahora?
⏤Porque solo cuento contigo y lo sabes… déjame ir. Te juro que regresaré enseguida, ¿sí?
⏤Antonio… ⏤ se escucha la voz de Nadja, saliendo de la habitación ⏤. Papá quiere verte.
Un escalofrío me recorre la piel. No sé si sea por la voz de mi hermana, o porque siento que me están llamando a la silla de los acusados. Yo no provoqué esto, no era mi intención, yo no puse mal a mi padre.
Doy dos pasos adelante y mi hermana pone su mano sobre mi pecho, deteniéndome para que la vea a los ojos.⏤ Si se muere…
⏤Espero que no… ⏤ murmuro.
Entro a la habitación, donde mi padre está postrado en su cama. El tanque de oxígeno está a su lado y él se encuentra inmóvil, con las manos metidas en la sabana y el rostro viendo hacia el techo. Me acerco a él. Mi padre abre los ojos y los clava en los míos.
⏤No fue mi intención, papá. Yo solo quería ser feliz.
Mi padre trata de decirme algo. Hace sonidos como los que hacen los recién nacidos: comunicando todo, pero sin entender nada. Mi padre abre más los ojos. Yo tomo su mano y él la aprieta con fuerza, con coraje.
⏤Perdóname ⏤ le imploro, con lágrimas en los ojos.
La respiración del mi padre se agita y, momentos después, su pecho deja de bajar y subir. La fuerza de su mano se hace cada vez más débil, hasta que deja de apretar mi mano y luego, cae sobre la sábana.
⏤Papá, papá… ⏤ le hablo, agitando la mano con fuerza ⏤. Papá, no me hagas esto papá… no me puedes hacer esto.
Mi voz atrae a mis hermanas, que entran a la habitación. Mi hermana Nadja corre hacia él y se hinca a mi lado. ⏤¡Papá!, ¡papá! ⏤ le habla, pero es imposible, mi padre ha muerto.
⏤¡Fue tu culpa! ⏤ grita Antonia, mientras me ve a los ojos.
⏤No es así…
⏤¡Cómo pudiste, Antonio! ⏤ Continúa.
Me alejo del lecho, dando unos pasos hacia atrás. ⏤ No fue mi culpa.
⏤¡Ahora qué haremos! ⏤ dice Nadja.
Volteo a ver a Ana, y ella me mira con esos ojos tan sinceros. No sé qué hacer, así que corro fuera de la habitación y después recorro el pasillo hasta llegar a la entrada de la casa.
⏤Mi lugar seguro ⏤ murmuro, para salir directo a ella.
Sin embargo, al llegar a Madrid, por más llamadas que hice, por mucho que le mandé mensajes y la esperé en las afueras del taller. Lila jamás me contestó, nunca llegó… y por más que la busqué, no la encontré. Ella se había ido… ella me había abandonado, cuando más la necesité… se fue… rompiéndome el corazón.
No creo a Ana traicionando a Antonio. Esto es más como Antonia, la que en contra de las decisiones del hermano.
Que habrá querido decirle el papá a Antonio…
Por estupido, ojalá no regrese nunca contigo. Nunca le debiste mentir, jugaste con ella .
Que la ames no justifica tu traición