Lila 

Son las nueve de la mañana y el olor a café me está matando. Desde que fui al doctor al ver al bebé, los síntomas se han multiplicado a un grado que no he podido comer bocado en días, solamente galletas saladas y apenas unas pocas. No soporto nada, tengo una sed que no se me quita, y a veces paso todo el día sintiéndome mal, algo que pronto no podré esconder en mi trabajo. 

Estoy llena de sensaciones que aún no he podido explicar y el pobre Pablo es el único que está cargando con todo esto y más; presiento que un día saldrá huyendo. 

⎯¿Lila?, ¿puedo pasar? ⎯Escucho su voz al otro lado de la puerta del baño, mientras yo estoy arrodillada cerca del w.c y volviendo lo poco que tengo en el estómago. 

Momentos después, veo como la puerta del baño se abre, y Pablo entra para tomar mi cabello y evitar que lo manche.

⎯¡Dios!, esto no es como te lo pintan las películas, ¿sabes? Yo jamás vi a las protagonistas sentirse tan mal. 

⎯Lo sé ⎯me responde, con un tono de calma. 

⎯¿Cuándo dijo el doctor que se quitan las náuseas? ⎯pregunto, para luego bajar el agua al excusado. 

Me siento sobre el suelo y, de inmediato, Pablo moja la toalla y me la da para que me limpie la boca. Después me pone en el cepillo de dientes un poco de pasta dental y me lo ofrece. 

⎯No, de la otra, esta me da náuseas. ⎯Le pido. 

Él tira la pasta y pone de la otra sin sabor que he comprado. 

⎯No te han hecho efecto las pastillas que te ha dado. 

⎯Nada. Nada me hace efecto. Dios, me siento tan mal. ⎯Admito. 

Escondo mi rostro entre mis manos y mis rodillas, tomo un respiro profundo para tratar de que todo pase antes de entrar a trabajar. 

⎯Lils… tienes que decirle a tus padres. ⎯Me recuerda Pablo, como lo hace todos los días desde que me dijeron la noticia. 

⎯Lo sé. 

⎯No es presión, pero entre más tiempo, pase, peor será y ya no será sorpresa. 

⎯No creo que sea una sorpresa agradable ⎯respondo. 

⎯¿Por qué lo dices? 

⎯Pues, es que… no es cómo debería ser, ¿sabes? Yo deseaba tener un bebé cuando estuviese casada, un poco más establecidas, no así. 

⎯¿Así cómo? 

⎯Pues… así. 

Pablo sonríe. Cada vez que lo hace sé que me dará una lección que me abrirá los ojos y me hará sentir una niña rica y consentida, en lugar de una mujer independiente y ganadora. 

⎯Es tu familia, Lila. Tal vez se sorprendan, pero estoy seguro de que la noticia les será agradable y como siempre te apoyarán. 

⎯Lo sé. Solo que me da miedo, mucho miedo. 

⎯Es normal. No es una noticia fácil. 

Suspiro. 

⎯Si tú tuvieras que decirle a tus padres que embarazaste a una chica y vas a tener un bebé, ¿cómo se lo dirías? 

Pablo se queda pensativo por un minuto y luego me responde: 

⎯Le diría primero a Mar. Practicaría con ella y le pediría que me apoyara. Tú podrías practicar con uno de tus hermanos y así, de poco, ir viendo la reacción. Así, cuando llegue el momento de decirle a tus padres, ya habrás practicado. 

Asiento con la cabeza. Me parece buena idea lo que me está sugiriendo. 

⎯¿Qué hermano escogerías tú? 

⎯Alegra. Es tu gemela y te hará sentir mejor ⎯me dice, sin dudar. 

⎯Alegra… vale. 

⎯Después dile a Tristán y finalmente a Sila. 

⎯¿Por qué Sila hasta el final? 

⎯Es Sila… ⎯contesta, y ambos acordamos sabiendo la razón sin mencionarla. 

Supongo que no lo puedo esconder más. Mi vientre ya se está abultando y mis padres me dijeron que viajarían el próximo mes para acá, a verme. Así que tiene que ser ahora, o a mis padres le dará un infarto del impacto. 

⎯Lo haré. Contactaré a Alegra y le diré. 

⎯Bien… ahora, vamos… que debo ir a trabajar y tú también. 

Pablo, con cuidado, me levanta y ambos quedamos frente a frente. En un gesto tierno, me acomoda el cabello de la frente y me da un beso sobre ella haciéndome sentir tranquila. 

⎯Todo va a salir bien, Lils. Aquí estoy contigo. 

⎯Lo sé ⎯comento, para luego abrazarlo con fuerza⎯ . No tienes idea lo mucho que te agradezco. 

⎯Agradéceme no preocupándote, ¿vale? No queremos que eso le haga daño al bebé. Aquí está Pablo para cuidarles. 

Levanto el rostro y le sonrío. 

⎯Y nosotros queremos a Pablo ⎯respondo, mientras me pongo la mano sobre el vientre. 

Tomo un suspiro largo y vuelvo a sentir las náuseas por todo mi cuerpo.

⎯¿Regresaron? ⎯pregunta él. 

Simplemente, ya no respondo, solo abro la tapa del w.c y vuelvo a mi posición inicial. 

«Solo unas semanas más, solo unas semanas más», me repito, mientras Pablo detiene mi cabello. 

***

Sé qué le dije a Pablo que avisaría de inmediato, pero, de pronto, la carga de trabajo en el taller se hizo bastante pesada y simplemente no tuve cabeza para hacerlo. 

Sin embargo, el mundo deseaba que yo anunciara mi embarazo a una persona, porque Alegra me envió un mensaje para pedirme que nos viéramos al siguiente día por la tarde, hora Madrid, porque tenía algo que decirme que era sumamente importante. 

⎯Bueno, al menos ella me podrá decir lo suyo y lo mío no será tan impactante ⎯me digo a mí misma, conociendo las noticias que Alegra puede llegar a dar. 

Así, abro la puerta de la habitación, y veo desde mi cama a Pablo, quien está guardando las cobijas y las sábanas que usa para dormir en el sofá. Desde que yo llegué, esa es su cama, y todas las noches la hace y por las mañanas la levanta para dejar la sala lista. 

En verdad, me siento bastante culpable de que le haya quitado la comodidad de la habitación, pero no sé si estoy lista para algo más. Creo que el tiempo lo dirá. 

⎯¿Lista? ⎯me pregunta, con esa sonrisa que me encanta. 

⎯Lista… creo. 

⎯Es tu gemela, solo dile la verdad, ¿qué podría pasar? ⎯inquiere. Para luego ir hacia la cocina y comenzar a preparar algo. 

No me da tiempo de pensar en ¿qué podía pasar?, porque en ese instante la llamada de Alegra entra y yo respondo sin dudarlo. 

⎯¡Ey Lila! ⎯habla emocionada. 

⎯¿Lloraste? ⎯inquiero, al ver que tiene los ojos algo hinchados. 

⎯Un poquito, nada más. 

Veo que se encuentra en el pasillo de la casa de nuestros padres, ya que el muro que tiene detrás es el muro de las fotografías en blanco y negro. Puedo ver la fotografía familiar que nos tomaron en Puerto Vallarta cuando éramos pequeñas, y al lado, una de mis padres besándose cuando tenían unos treinta y tantos años. 

⎯¿Qué haces ahí?, ¿es música la que escucho? ⎯pregunto. 

Alegra asiente con la cabeza. 

⎯Sí, estamos de festejo. 

Sonrío, debo admitir que extraño las fiestas en casa de mis papás o abuelos. 

⎯Y, ¿ahora cuál es el motivo?

⎯¿Hay alguna vez un motivo? ⎯pregunta, y ambas nos reímos. 

⎯Esa es una respuesta muy acertada… 

Sin embargo, Alegra suspira y asiente con la cabeza. 

⎯Lils, si hay una razón ⎯ me contesta. 

⎯Y, ¿cuál es? 

Alegra voltea a ambos lados y luego me dice: 

⎯Me iré a Nueva York mañana. 

⎯¡Qué! ⎯expreso con alegría. 

⎯Sí, Karl y yo nos vamos a vivir a Nueva York. Me aceptaron en mi agencia soñada y bueno, todos nos hicieron una fiesta sorpresa de despedida y… aquí estamos. 

⎯Estoy tan feliz por ti, en verdad. Muchas felicidades, sé que la romperás en Nueva York, eres extremadamente talentosa. 

⎯Gracias ⎯me agradece Alegra. Para después morderse los labios y comenzar a llorar. 

⎯¿Qué pasa? ⎯pregunto, en verdad preocupada. 

⎯¡Ay, Lils!, es que me siento tan… mal. 

⎯¿Por qué? 

⎯Es que… siento que todo esto te debería estar pasando a ti. Lo del novio perfecto, el trabajo soñado en la ciudad soñada, esta felicidad. Siento que te robo todo y me siento fatal. 

⎯No me estás robando nada, hermana. En verdad. 

⎯Es que… yo te quiero ver feliz. 

⎯Y, lo soy… te juro que soy feliz. Mira, es más, si no me crees, te puedo decir que he conseguido un trabajo acá, justo en el local donde trabajaba la abuela. Estoy diseñando vestidos para niñas y me está yendo bien, incluso he comenzado a trabajar en varias ideas para una marca. 

⎯¿En verdad? ⎯me pregunta Alegra, mientras sigue llorando con un sentimiento que no le conocía. 

⎯Sí, te lo prometo. Me gusta mucho. Mi jefa es genial y me deja hacer lo que yo deseo. Es más, Pablo me armó una mesa de diseño y estoy creando de nuevo. 

⎯Me alegra mucho ⎯contesta, limpiándose las lágrimas, aunque eso no la detiene de dejar de llorar. 

⎯Lila… tengo que decirte algo más. 

⎯¿Qué? ⎯inquiero. 

Alegra, suspira, se aclara la garganta y con esos hermosos ojos parecidos a los de mi padre me dice: 

⎯Es que, es algo bastante grande. 

⎯Dime… ⎯Insisto. 

Ella, busca algo en su bolsa y cuando lo coge lo esconde para que no lo vea.

⎯No era mi intención. 

⎯¿Qué no era tu intención? 

Una vez más, mi gemela, suelta el llanto y cuando se tranquiliza un poco me dice: 

⎯Estoy embarazada. 

Abro los ojos justo en el momento en que ella me muestra la ecografía. Ahí, claramente, veo al feto, ya comenzando a tomar forma, tal como yo vi al mío semanas atrás. 

⎯¡Qué! ⎯ expreso sorprendida. 

⎯Y no solo eso… ¡SON DOS! ⎯expresa, para luego soltarse a llorar sin poder parar. 

⎯¡Dos!

⎯¡DOS!, ¡UNO Y DOS! ⎯ expresa, y los muestra en ecografías diferentes. 

Me quedo en silencio, viendo como mi hermana gemela llora, no sé si de emoción, de angustia, de felicidad o tristeza. Solo me arrepiento de no estar ahí, para abrazarla, para reír juntas y para poder decirle mi noticia en vivo. 

⎯¡Dios! ⎯ expreso, emocionada. 

⎯¿Puedes creerlo? 

⎯No, no puedo creerlo y, ¿sabes que más no puedo creer? ⎯le comento. 

⎯Dime… ⎯ me pide, mientras se limpia los ojos con un pañuelo de papel. 

Suspiro. 

⎯¡Que yo también estoy embarazada! ⎯Confieso. 

“¡Qué!” 

Escuchamos la voz de mi padre, tan cerca que Alegra levanta la vista y momentos después escuchamos un golpe seco en la alfombra. 

⎯¡Papá! ⎯ expresa Alegra, poniéndose de pie. 

⎯¿Qué pasó? ⎯pregunto preocupada, y después, veo como Alegra deja el móvil sobre la alfombra y mi padre se encuentra inconsciente. 

⎯¡Karl!, ¡Sila! ¡Mi papá se desmayó! ⎯ grita Alegra. 

Mi hermana comienza a mover a mi padre para que se despierte y yo no quito el ojo, atenta contra lo que acaba de pasar. 

⎯Creo que lo matamos, Lila ⎯me dice mi hermana⎯. Él nos lo advirtió, dijo que un día lo mataríamos de un susto. 

Yo comienzo a reírme como loca y con ansias locas deseo estar ahí para compartir esto con ella. Alegra, se tranquiliza y con voz entrecortada me dice: 

⎯¡Nuestros bebés serán primos y de la misma edad!, ¡puedes creerlo! ⎯me comenta, y yo asiento, con las lágrimas corriendo por mis mejillas⎯. Ves, por qué me siento tan mal… hasta eso te robé. 

Niego con la cabeza. 

⎯No me robaste nada. Ahora soy sumamente feliz de que mi gemela compartirá esto conmigo. Nada me hace más feliz que compartir esto con mi verdadera alma gemela. 

Alegra asiente con la cabeza. 

⎯Te quiero, Lila. 

⎯Yo más ⎯ expreso, completamente conmocionada. 

De pronto, Alegra sube la mirada y sonríe. 

⎯¿Qué pasa? ⎯pregunto. 

⎯Creo que ya se enteraron del asunto… ⎯comenta. 

Ella cambia la cámara del móvil y veo al resto de la familia conmovida hasta las lágrimas. Está hecho, el anuncio ha salido al mundo, me pregunto si llegará, alguna vez, a los oídos de Antonio. 

3 Responses

  1. Alegra la ingobernable embarazada de mellizos (esto fue spoiler para mi jajaja)
    Almenos Lila compartirá esta fase con Alegra
    Pobre Picaflor, canas verdes le sacan las gemelas

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *