Lila 

Era irónico pensar que podría ocultar mi embarazo de mi familia. Ahora que lo reflexiono, he estado guardando muchos secretos últimamente, y es mejor detenerme antes de que se vuelva algo habitual. No sé qué me sucedió. Tal vez el deseo de que todo fuera perfecto me llevó a ocultar información crucial, y ahora estoy enfrentando las consecuencias: mis padres comienzan a cuestionar la veracidad de mis palabras.

Así que, unas horas después de que Alegra me confesara que estaba embarazada de gemelos y que yo, sin querer, lo hiciera a todos debido a que mi hermana olvidó desconectar el bluetooth del equipo de sonido. Recibí la llamada temida, la que sabía que llegaría, pero no sabía que tan pronto; la llamada de mis papás. 

Veía la foto de mi madre, iluminándose en el ordenador, mientras que el timbre me indicaba que era momento de contestar y así, terminar de enfrentar las “consecuencias” de mis actos. 

⎯Contesta ⎯me die Pablo, que se encuentra, en la sala, sentado en el sofá mientras lee algo en el ipad. 

⎯Me da miedo ⎯confieso y no entiendo por qué. Aunque estoy segura de que la culpa es la que está hablando en este momento. 

Pablo baja el Ipad y me mira al rostro. 

⎯¿Por qué temerle a tu propia familia?, sobre todo cuando te han demostrado que te apoyan contra viendo y marea. 

⎯Lo sé. Pero es que temo que estén decepcionados. 

⎯Tal vez, pero debes contestar. No puedes esconderte en otro país y evitando las llamadas para siempre. No es algo muy Canarias ⎯comenta, y sonrío levemente al acordarme de las enseñanzas de mi abuelo David⎯. Mira, Lils, lo hecho, hecho está. Además, ellos son los abuelos de tu bebé, no puedes empujarlos de tu vida. 

⎯Y no lo deseo. Pero es que no soporto ver el rostro de decepción de mis padres. Ya los vi una vez y créeme, no es muy bonito. 

⎯¿Cómo sabes que están decepcionados? ⎯me pregunta. 

La llamada se apaga y el cuarto queda en silencio. Solo se escuchan los ruidos provenientes de la calle. 

⎯Pues, porque su hija les ocultó una relación con un hombre comprometido y después salió embarazada de él, ¿podría ser? 

Pablo sonríe. 

⎯Lila. Tu hermana Sila dejó a Moríns plantado en el altar y, ¿qué fue lo que hicieron? 

⎯Amarla más… 

⎯¿Entones? 

La llamada vuelve a sonar y yo suspiro profundo. Pablo tiene razón, no puedo estar toda la vida evitando hablar del tema. Además, son mis padres, MIS PADRES… solo debería de recordar eso para hacerme sentir segura. 

Presiono el botón de aceptar llamada, y Pablo se pone de pie. 

⎯Iré al jardín del techo, cuando termines me avisas. 

Asiento con la cabeza, justo a tiempo, porque el rostro de mi madre aparece y me hace sonreír de inmediato. Mi madre observa la pantalla de la videollamada con una expresión de sorpresa y alegría. Sus ojos brillan con emoción mientras su rostro se ilumina con una sonrisa que refleja la dicha pura y genuina. La noticia de mi embarazo parece haber desencadenado una cascada de emociones positivas en ella. Los pliegues de la felicidad se forman alrededor de sus ojos y su boca, marcando líneas de una vida plena y amorosa. A pesar de que estamos tan lejos, puedo sentir esa conexión que siempre he tenido con ella y también la intensidad de su reacción. 

La siento cerca, muy cerca, y lo único que quiero es abrazarla y decirle que la necesito más que nunca y que me duele mucho haber hecho todo lo que hice. Ojalá estuviese allá para que abrazara a sus dos gemelas, tal y como lo hacía cuando teníamos miedo en los huracanes o tormentas tropicales en Puerto Vallarta. 

⎯¡Mamá! ⎯expreso, y sin que pueda evitarlo más, me suelto a llorar. Con el rostro cubierto, comienzo a pedirle perdón⎯. De verdad no era mi intención todo esto que está pasando. Yo debí haberte dicho todo, confiar en ti y ahora, no estaríamos así. Tengo toda la culpa, soy una mala persona, una mala hija… No quería fallarte. 

⎯Mija. ⎯Escucho su voz, tan tranquila como siempre⎯. No me digas esas cosas. 

⎯Es que es verdad. Yo sé que nunca he sido tu hija modelo, pero, creo que ahora soy alguien que es una completa desconocida y no sé cómo regresar a quién era antes. 

⎯Nunca vas a regresar ⎯me contesta. Entonces, levanto la mirada y sus hermosos ojos se unen a los míos⎯. Una de las consecuencias de crecer y tomar nuestras propias decisiones es que nos moldean según las circunstancias. Es justo como un embarazo, por más que regreses a tu talla y peso, tu cuerpo ya no es el mismo en el interior ni por fuera. Siempre quedan marcas o cicatrices que delatan que hubo un cambio en ti, igual que con las decisiones. Lo importante de esto es que aceptes los cambios y los lleves bien.

⎯¿Cómo tú lo estás haciendo? ⎯inquiero. 

Ella sonríe. 

⎯Voy a ser abuela por partida doble, ¿cómo crees que me siento? ⎯me pregunta. 

⎯¿Feliz? 

⎯¡Inundada de felicidad! Si tú deseas este bebé y lo amas, ¿por qué no habría yo de amarlo y desearlo? 

Me muerdo los labios, sintiendo como las lágrimas corren por mis mejillas. 

⎯¿No te decepcioné? 

⎯No, claro que no. Pero, si me hubiese gustado enterarme de manera más directa. No te entiendo, Lila, solías ser increíblemente transparente conmigo. Decirme todo y de pronto… 

⎯Lo sé. No sé qué me pasó, pero te juro que no pasará más. Esa Lila quedó en el pasado. 

⎯Bueno, espero que sí, porque no me gustaría enterarme de que estás en trabajo de parto y nosotros sin saber nada. ⎯Escucho la voz de mi padre. 

Lo noto tan tranquilo, tan guapo, y no sé cómo lo hace, pero parece tan joven. De repente, ver a mis padres en la pantalla me trae recuerdos de cuando era pequeña. Yo admiraba, y aún admiro, ese amor que se profesan, un amor que ha vencido obstáculos, el tiempo y la monotonía.

⎯Todo esto es tu culpa, ¿sabes? ⎯le digo a mi papá y él pone rostro de extrañeza⎯. Porque crecí pensando que todos los hombres eran como tú: buenos, responsables, amorosos, fieles. 

⎯Hay hombres así. Y si me permites decirlo justo hay uno viviendo contigo en este momento ⎯me habla.

⎯Lo sé. Pero tú sabes a lo que me refiero, papá. 

⎯Mija, que no hayas encontrado al hombre de tus sueños en la primera oportunidad, no te hace una fracasada en el amor. Hay muchas oportunidades para hacerlo. 

⎯Tal vez ya encontré al amor de mi vida ⎯le contesto, y me acaricio el vientre, que poco a poco se va abultando. 

Los tres nos quedamos en silencio, ellos observándome y yo, sintiendo mi mano tibia sobre mi vientre. 

⎯Entonces, ¿no están decepcionados? ⎯inquiero. 

Mis padres niegan con la cabeza.

⎯Eres adulta, tomaste tus propias decisiones y las aceptamos. Lo que sí no nos gustó, es que nos trataras como si fuésemos desconocidos o como si nunca te apoyáramos. 

⎯Lo sé. 

⎯Que desconfiáras de nosotros. 

⎯Lo sé. 

⎯Y, desgraciadamente, ahora dudamos de ti. Suena fuerte, pero es verdad. Diría tu abuelo que: En el terreno de la desconfianza, cada paso es una pregunta sin respuesta. Y nosotros tenemos muchas preguntas. 

⎯Y, obtendrán respuestas ⎯murmuro. 

⎯Solo queremos saber una cosa, Lila ⎯habla mi madre⎯, ¿fuiste feliz?, ¿te trató bien? 

De inmediato asiento con la cabeza. 

⎯Lo era… muy feliz. Y la pequeña Mena fue hecha con mucho amor. 

⎯¿Es niña? ⎯pregunta mi papá entre sonrisas. 

⎯No lo sé, aún. Pero estoy segura de que es niña y se llamará Ximena. 

Mi madre sonríe. 

⎯Ximena Canarias, me gusta. ⎯Admite mi madre.

⎯Lila… ⎯me habla mi papá. 

⎯Dime. 

⎯Sé que no te lo tengo que decir pero, ten cuidado con Pablo. Es un buen hombre y te quiere. No juegues con él y con sus sentimientos. Cuídalo, como hubieses querido que te cuidaran. 

⎯Lo haré ⎯contesto. 

Mi padre bosteza. 

⎯Ha sido un día de muchas emociones y uno que otro golpe. Es hora de dormir y de que tu madre me unte diclofenaco en la cadera. 

Nos reímos las dos. 

⎯Mi viejito… ya tendremos siete nietos, ¿quién lo iba a pensar? ⎯ le habla mi madre con cariño. 

Mi padre le da un beso en los labios y luego le sonríe. Ver lo enamorados que están desde hace tantos años, me da la esperanza de que yo pueda tener eso, y verme así. 

⎯Nos vamos, Lila. Pronto te iremos a visitar, te acompañaremos en cada ultrasonido a partir de hoy, ¿vale? 

⎯Y, ¿cómo le harán con Alegra? ⎯inquiero, divertida. 

⎯Pues, les pedimos de favor que programen sus ultrasonidos en la misma semana para que podamos viajar sin problema. ⎯Me pide mi padre. 

⎯En serio, ¿harán eso por nosotros?

⎯¡Claro!, tu abuelo Tristán decía que solo había un motivo por el cual derrochar y era por la familia. Y tu abuelo David diría que puede y lo va a hacer, que para eso es el dinero. 

⎯Dios, eran tan diferentes… ⎯murmuro, al acordarme de sus enseñanzas. 

⎯Y por eso, funcionó ⎯contesta mi madre, viendo a mi papá⎯. Te quiero hija, cuídate mucho y cualquier cosa nos avisas. 

⎯Sí, lo prometo. 

⎯Te amamos… ⎯dice mi padre. 

⎯Yo más… 

La videollamada termina, dejándome un buen sabor de boca. Al parecer, Pablo tenía razón, era más mi miedo que cualquier cosa y ahora me siento bastante ridícula por haber dudado de mis padres. 

⎯No sé qué te está pasando, definitivamente, no eres tú. Necesitas volver a ser tú. Ganar su confianza una vez más.  ⎯Me regaño.

Entonces, me dirijo hacia las escaleras que dan al jardín del techo y con cuidado subo para encontrar a Pablo, acostado sobre una las hamacas, mientras lee su Ipad. Al verme, se levanta y baja los pies y se sienta. 

⎯No fue tan duro, ¿verdad? 

⎯No. ⎯Admito. 

Me acerco a él y me hace un espacio en la hamaca. Ambos nos recostamos y mi cuerpo queda abrazado por él. 

⎯Ahora solo te falta tu jefa. 

⎯Creo que será fácil. 

Pablo suspira. A pesar de que estamos en centro de una de las metrópolis más grandes del mundo, no se escucha el ruido de forma intensa, y hay una calma en medio de ese pequeño jardín que hace años mi abuelo le hizo a mi abuela. 

⎯¿Y ahora? ⎯me pregunta Pablo. 

⎯Ahora… quiero convertir este piso, mi hogar. Nuestro hogar. ⎯Y pongo la mano sobre mi vientre y ligeramente tomo la de Pablo. 

Él me sonríe. 

⎯Dime lo que deseas y yo lo hago… ⎯ responde.

⎯Quiero que renovemos este piso. Que le devolvamos su color, su frescura. Quiero que Menita crezca feliz aquí, sin ningún problema. 

⎯Perfecto. Tú solo dime la idea y yo le renovaré este piso para la mujer que adoro. 

Llevo mi mirada hacia su rostro y sonrío. Sé que con Pablo estaremos bien, muy bien. Y tengo la esperanza de que esto dejé una huella profunda, que nadie pueda borrar. 

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