Pablo 

Por primera vez puedo decir que el jet-lag me ha pasado factura, o tal vez, fue que no dormí  en toda la noche debido a que mi mente no me dejó tranquilo. Pasaron tantas cosas esta semana que aún no sé cómo ordenarlas. El encuentro con Antonio, los problemas en el bar, el encuentro con Théa. Estuve a punto de ver a una mujer quitándose la vida, y aunque traté de pasarlo por alto, no es algo que se olvide tan fácil. 

Ayer, después de la despedida de Antonio, Lila no abordó el tema de su aparición aquí. Simplemente, me dijo que habían hecho las pases y que ahora estaban en paz, que era justo lo que necesitaba. 

No sé si ella sepa que yo estuve detrás de esa situación; tal vez se la contó Antonio o tal vez no. Pero, honestamente, me alegro de que haya encontrado esa paz que tanto deseaba y, que ahora, su embarazo ya no esté plagado de lágrimas y preguntas sin resolver, solo espero que ya esté tranquila y sea feliz. 

Siento cómo Lila se mueve a mi lado, y de pronto, se voltea hacia donde estoy yo. Su vientre abultado ya ocupa un poco el espacio en medio, y yo sonrío al ver lo hermosa que se ve. Si ella ya era bonita, ahora su belleza ha crecido exponencialmente. Tiene ese brillo maternal que ilumina su rostro y le da una aura especial. Su mirada está llena de ternura y cuidado, mostrando que lleva dos almas dentro de ella. 

La veo, y solo pienso en todo lo bonito que está por venir. Ella me está permitiendo ser parte de uno de los momentos más importantes y significativos de su vida. Cada día que pasa, siento cómo crece la conexión entre nosotros, cómo compartimos nuestros sueños y pensamientos sobre el futuro. Aunque no sea el padre biológico de la bebé que lleva en su vientre, me comprometo a ser un apoyo, a estar presente en cada paso del camino y a construir juntos un futuro tranquilo, lleno de felicidad. 

Estoy consciente de que nuestra relación no empieza de una forma romántica, y que incluso es el resultado de un encuentro inesperado en un momento en el que Lila quería escapar del dolor y el sentimiento de traición. Incluso sé que ahora que ha llegado a un trato con Antonio, esto posiblemente se vuelva un desafío, pero estoy dispuesto a enfrentarlo y demostrarle que, no importa lo que haya hecho, lo que esté pasando o cómo todo esto surja, yo quiero estar con ella y quiero ser parte de su vida.

Con cariño, coloco la mano sobre su vientre y lo acaricio. Aunque el bebé todavía no se mueve, ambos sabemos que nos siente. Siente nuestro amor y nuestra anticipación por su llegada, y confiamos en que todo estará bien para él o ella cuando esté con nosotros. Esta fue una de las razones por las que le dije a Antonio dónde estaba Lila; quiero que, cuando el bebé llegue, todo esté en paz. Ningún niño debería llegar a un lugar donde reine el caos.

⎯Sé que no eres mía, pero, te prometo que siempre te voy a cuidar. Siempre podrás confiar en mí, y estaré ahí para lo que necesites. Verás que todo estará bien. ⎯Le prometo. 

Volteo a ver el reloj sobre el buró y me percato de que son las seis de la mañana. Así que me acomodo y trato de dormir un poco. Los brazos de Lila se acomodan y ella pone su cabeza sobre mi pecho. La cubro y ella sonríe. 

⎯Pronto no podremos hacer esto. Así que debemos aprovecharlo. 

Sonrío. 

⎯Pensé que dormías. 

⎯Lo hice, pero siempre me despierto a esta hora. Te extrañé. 

⎯¿En serio? 

⎯Claro que sí. Extrañaba poder conversar contigo, tus abrazos, el verte arreglar la casa, la sazón de tu comida. 

⎯¿Todo eso? ⎯inquiero, sorprendido de lo que escucho⎯. Jamás me había sentido extrañado. 

⎯Pues, lo hice. Además, lo estamos intentando y, extrañar, es el primer paso para darte cuenta de que en realidad te gusta la otra persona. 

Acaricio el cabello de Lila, y beso su frente. 

⎯Intentarlo, pensé que jamás escucharía eso. 

Lila se levanta, levemente, y me ve a los ojos. Una sonrisa amplia se dibuja en su rostro y, por primera vez, siento que me está viendo a mí y no el reflejo de otra persona. 

Ella comienza a acariciar mi rostro. Pasa sus dedos levemente por mi mejilla, después por mis labios y finalmente me da un beso sobre ellos. Me besa ligeramente, como si estuviese acoplándose a mis labios. Me acomodo un poco para no lastimar su vientre, y después ella se separa. 

⎯Lila ⎯murmuro.

⎯Te quiero, Pablo ⎯comenta, para luego darme un beso más largo. 

El sol apenas comienza a teñir el cielo. La atmósfera está impregnada de una calma matutina, mientras el mundo despierta a nuestro alrededor.

Tomo con ternura el rostro de Lila entre mis manos. Nuestros labios se acercan lentamente, como si quisieran saborear cada instante. Ella, con ojos cerrados, se entrega al momento, sintiendo la suavidad de la brisa matutina mezclada con la calidez de mi aliento. 

El beso comienza con suavidad, como una caricia delicada, pero pronto se intensifica, revelando unas ganas escondidas que pensé ella no tenía hacia mí. Nuestros labios se entrelazan, transmitiendo emociones que las palabras no pueden expresar. 

Mis manos acarician suavemente la espalda de Lila, mientras ella se aferra con ternura a mi camisa. El mundo parece desvanecerse a nuestro alrededor, dejándonos inmersos en la magia de ese instante compartido. Es el tercer beso que Lila me da en su vida, y cada uno es mejor que el otro. 

Ella se separa y yo la admiro. El amor que siento por Lila se mezcla con un profundo respeto y admiración que siempre le he tenido; supongo que sigo siendo ese chiquillo enamorado que cayó por ella hace tiempo atrás. Sin embargo, a pesar de las intenciones, sé que hay mucho camino por recorrer para que ella pueda ser totalmente libre y me quiera como es debido. Acaricio su mejilla. 

⎯Sé que aún lo amas. 

⎯Pablo… 

⎯No soy tonto. Sé que aún lo amas, que sigues siendo leal y que su visita te ha movido. Y sé que estará presente porque es el padre del bebé. Todo eso lo entiendo. Pero, no me gustaría que si vas a estar conmigo, si me vas a dar una oportunidad, no me ocultes nada. 

⎯¿Cómo? ⎯pregunta. 

⎯No me ocultes si lo sigues queriendo, si deseas darle otra oportunidad. Una cosa es vivir sabiendo que existe esa posibilidad y otra, el vivir engañado. No quisiera que viviésemos así.

Lila suspira. 

⎯Sé que tú le dijiste a Antonio dónde estaba. 

⎯No era…

⎯No me interesa saber cómo pasó, pero, estoy segura de que tú no fuiste a buscarlo. Te lo agradezco, porque me diste paz, pues tuve un cierre y ahora, he dejado de sentirme vacía. Jamás te engañaría Pablo, no puedo engañar a un hombre cómo tú.  

⎯¿Un hombre cómo yo?, ¿cómo es eso? ⎯pregunto. 

Lila se acomoda mejor, al perecer, el vientre no está bien posicionado y se ha cansado. 

⎯Tierno, inteligente, leal… 

⎯¿Querido? ⎯inquiero⎯. Lils, no quiero que no me engañes solo por ser un hombre bueno y un adulto funcional. Quiero que no me engañes porque me quieres, y porque sabes que si lo haces, romperías mi corazón. Es todo. 

⎯No quiero romperte el corazón ⎯me afirma. 

Me levanto y me recargo sobre la cabecera, ella hace lo mismo. 

⎯Te quiero, Lila. Lo hago como hombre, no solo como amigo. Tengo deseos, pasiones y sueños y muchos planes que me encantaría hacer contigo.

⎯Y yo contigo ⎯me asegura. Un suspiro se escapa de su ser⎯. Sé que no es una forma de empezar una relación, pero, te propongo que hagamos un trato. 

⎯¿Un trato? 

⎯Siempre nos diremos la verdad. Siempre. No importa que tan dolorosa sea, siempre nos la diremos. Tú y yo, haremos las cosas diferentes, empezaremos esto con la seguridad de que estamos a salvo y de que no hay nada que ocultar. ⎯Voltea a verme y me toma de la mano⎯. Pablo, y con esa sinceridad que nos prometemos, yo te aseguro que quiero estar contigo, y que quiero que estés a mi lado en todo esto. Que te quiero, y que no hay otro lado en le que desee estar, ¿me crees? 

Asiento con la cabeza y sonrío. 

⎯Te creo. 

Lila recarga su cabeza sobre mi hombro y suspira. 

⎯Estoy feliz. ⎯Se acaricia el vientre⎯. Estamos felices. 

Yo pongo la mano sobre la suya. 

⎯Verás que Mena será muy amada. Tiene a muchas personas que la quieren y que la esperan. 

⎯Lo sé. 

Ella se acaricia mi mano y por unos momentos juega con mis dedos. Los recorre con los suyos, analizándolos, memorizando y admirándolos. Después, su mirada se posa sobre la mía. 

⎯Te quiero, Pablo. 

⎯Yo también te quiero ⎯confieso⎯, las quiero. Y no importa si no soy el padre de Mena, siempre podrá contar conmigo. 

Ella se acomoda para volver a recostarse y descansar. Poco a poco nuestros cuerpos se calientan, y el sueño comienza a invadirnos. 

Mientras observo el techo de la habitación, y antes de quedarme dormido, reflexiono sobre nosotros. Me siento increíblemente feliz de tenerla a mi lado, de ser parte de este nuevo capítulo en nuestras vidas. Pero no puedo ignorar la sombra de Antonio que de nuevo ha aparecido entre nosotros -o posiblemente nunca se fue. 

Comprendo lo profundo y significativo que fue el amor entre Antonio y ella. No quiero subestimar esa conexión ni el dolor que pueda haber quedado. Sanar su corazón sé que no será fácil. La huella de ese amor pasado está presente, y no puedo ignorarla. Pero, ¿hasta cuándo estará presente?, ¿meses, años, el resto de nuestras vidas? 

A pesar de todo, creo firmemente que ambos merecemos una segunda oportunidad en el amor. Reinventarnos y encontrar la felicidad, porque ambos lo deseamos y cuando hay deseo, creo que se puede todo. 

Sin embargo, la necesidad es más fuerte que el deseo, y no quiero que Lila esté conmigo solo porque me necesita. Quiero que esté conmigo porque me desea y me quiere, ¿será capaz de hacerlo algún día?, o, ¿será mejor que me retire de la contienda, sabiendo que posiblemente desde el primer día ya haya perdido? Supongo que el tiempo me dará la respuesta. Por lo pronto, estamos juntos, y para mí, empieza mi camino a la posibilidad, a la posibilidad de ser feliz. 

***

Antonio 

-Madrid- 

Las puertas de mi casa se abren, y entro con una sonrisa que ilumina mi rostro y los ánimos que alcanzan el cielo. En tan solo unos días, mi vida ha dado un giro completo, y ahora, comprendo que, aunque no esté físicamente con Lila, existe una razón inmensa que nos unirá de por vida: la llegada de un hermoso bebé. Estoy a punto de convertirme en padre.

Reconozco que esta podría ser una forma de conformarme y que no debería hacerlo. Prometí luchar por recuperar su amor en el momento que la encontrara. Sin embargo, ahora no es el instante adecuado. Lila necesita paz, apoyo y tranquilidad. Confieso que no me agrada en absoluto la idea de que Pablo esté a su lado cuando debería ser yo. Pero, si esa es la elección de Lila, por ahora, así será. No me rendiré tan fácilmente.

⎯¡Théa! ⎯expreso, mientras camino hacia la sala. 

De pronto, ella baja corriendo las escaleras y me toma del brazo. 

⎯Tengo una noticia que darme. 

⎯Sí, sí, pero luego ⎯contesta, jalándome hacia las escaleras y obligándome a subir. 

⎯Alto… que no puedo esperar a decirte. 

⎯Sí, debes esperar ⎯dice entre dientes, para casi empujarme hacia la puerta de la habitación. 

⎯¿Qué pasa? 

Entro casi tropezándome, y ella cierra la puerta de golpe. 

⎯¡Dónde estabas!

⎯Eso es lo que trato de explicarte. 

⎯¿Qué demonios vistes? 

⎯Es gracioso, porque… 

⎯Antonio. Mi padre y mi hermana Cassandra llegaron justo el día que te fuiste de viaje. 

⎯¿Qué?, ¿cómo? ⎯pregunto preocupado. 

⎯Todos los días preguntan por ti. Ya me cansé de fingir que me llamas para decirme que estás haciendo negocios o que estás viajando a otro lugar. Ahora, están abajo en el jardín, de nuevo, esperando por ti y tratando de ponerme nerviosa. No puedo creer que hayas aparecido, así como si nada, sin llamar y vistiendo una playera horrible. 

⎯Lo siento, Théa, es que surgió algo y me tuve que ir de emergencia ⎯me disculpo. 

Ella suspira. 

⎯Al menos debiste decirme dónde ibas. 

⎯No, y está mejor, porque si lo decías posiblemente iba a levantar sospechas. ⎯Me acerco a ella y viéndola a los ojos le confieso⎯. Encontré a Lila.

Théa, abre los ojos expresando sorpresa, después esboza una sonrisa sincera y me abraza⎯. Te felicito, de verdad. 

⎯Se encuentra en México y lo mejor de todo es que… voy a ser papá. 

Ella se separa de mí, de inmediato. 

⎯¡Cómo! ⎯expresa. 

⎯Sí. Seré papá, al parecer será una niña y estoy feliz. La próxima semana viajaré de nuevo a México para estar en el chequeo mensual y así hasta que nazca. Después arreglaré mi itinerario para ir a visitarlas y no perderme de nada y… 

Théa pone su dedo sobre mis labios. 

⎯Me alegra mucho, de verdad. Pero guárdate todo eso para ti y para después. Antonio, necesito que seas mi esposo hoy. Mi hermana sospecha algo y no ha dejado de acosarme y preguntarme desde qué llegó. Mi padre se trae algo, me da miedo. Por eso, dúchate, vístete y vamos con ellos, como marido y mujer. Te lo pido. 

Théa tiembla como una hoja, se nota que ha estado bajo mucha presión, mientras yo estaba en el paraíso junto con Lila. Una vez me siento culpable, o tal vez jamás he dejado de sentirme así y simplemente finjo no darme cuenta. 

⎯Lo haré. Te prometo que… 

⎯Ya no me prometas nada, solo sé quién debas ser en el momento exacto y listo, ¿vale? ⎯contesta, y su tono es muy diferente. 

Théa cambió. Algo pasó en estos días que estuve ausente que se refleja en su forma de ser. Espero que sea algo positivo. 

⎯Sí, lo haré ⎯aseguro. 

⎯Bien. Ahora vístete, porque si no, me volveré loca. 

Sin decir nada más, y con el ánimo un poco apagado. Me doy una ducha rápida, me visto con uno de mis mejores trajes y me arreglo. Tan solo salgo del baño, Théa se levanta del sofá y va hacia mí. Ella también se ha cambiado, luce un bonito vestido amarillo, de cuello largo, mangas largas, pero corto arriba de la rodilla. Su cabello, la mayoría del tiempo suelto, ahora se encuentra amarrado en moña que hace que su rostro se descubra. 

Théa es de verdad hermosa, muy atractiva y tiene un carácter único. La veo, y me da mucho pesar no sentirme atraído hacia ella, solo la veo como una amiga, una aliada, pero no como la mujer con la que compartiría momentos de pasión o intimidad. Lo comprobé estos días que estuve al lado de Lila, solo estar cerca de ella me hizo sentir vivo, vigoroso, feliz; la llamada sigue encendida en mi pecho. 

⎯Te preguntarán dónde estuviste, y más te vale que tengas algo preparado. 

⎯Lo tengo ⎯aseguro. 

⎯Bien, porque yo ya no sé qué más decir, así que te seguiré la corriente ⎯me comenta, para después tomar mi brazo⎯. Vamos. Asegúrate de asustarlos y que ya no vuelvan. 

Sonrío. 

Así, salimos juntos de la habitación, nuestras manos entrelazadas, proyectando la imagen de la pareja perfecta. Me siento extraño, como si mi viaje a México para ver a Lila hubiera sido mi acto de rebeldía contra las reglas y las tradiciones arcaicas. Ahora, entiendo a Théa cuando sigue sus propios caminos, se siente bien, es una extraña libertad que se saborea, que se siente bien, pero que debe ser escondida para no generar envidias. 

Bajamos las escaleras juntos, sintiendo el pulso de nuestros corazones en las palmas de las manos. Ella va de verdad nerviosa, y yo trato de tranquilizarla. Sé que no tengo que pedirle que no rebele lo que le dije de Lila, y mucho menos su estado. Como siempre, tendremos que mantenerlo oculto, a salvo. 

Entramos a la sala, y tan solo me ven, Cassandra se pone de pie de inmediato, mostrando un ligero vientre con señales de embarazo. 

⎯¡Vaya!, ¡por fin te apareces! Estábamos sospechando de que Théa nos estaba mintiendo. 

⎯¿Mintiendo?, ¿por qué? ⎯ pregunto, mientras tomo a mi esposa de la cintura. 

⎯Bueno, nos decía que estabas de viaje, uno muy importante, y que le llamabas todas las noches para comunicarle dónde estabas. Sin embargo, jamás nos decía dónde. ⎯Cassandra me ve a los ojos y sé que está tratando de averiguar si estoy a punto de mentir o si le estoy diciendo la verdad. 

Su padre le puso ese nombre por una razón, por Cassandra de Troya, la princesa que tenía el don de la adivinación, pero que era igual de consentida y malcriada que Karagiannis. Creo que, por segunda vez en su vida, hizo algo bien al nombrarla. La segunda cosa que hizo bien fue darme a Théa en matrimonio.

⎯Pues, Théa no mentía. Estaba de viaje. Primero fui a hacer algo de los asuntos antiguos de mi padre y después, vi nuevas rutas y socios para un negocio propio. 

⎯¿Propio? ⎯Escucho la voz de Karagiannis. Quién entra por la puerta del jardín.

⎯Así es… estoy reviviendo un negocio de mi difunta madre. 

⎯¿Cuál? ⎯Continúa el interrogatorio. 

⎯Es algo personal, te enterarás en su momento. 

A Karagiannis no le gusta mi respuesta, por lo que su figura corpulenta se acerca a la mía. 

⎯Antonio, ¿si sabes dónde estás de pie, cierto? ⎯me pregunta. 

⎯Claro. 

⎯Sabes que no se puede jugar conmigo, ¿cierto? 

⎯Lo sé. 

⎯Y qué yo tengo ojos en todas partes y estoy enterado de lo que se hace. Sobre todo cuando se trata de mis hijas. Incluso cuando es Théa ⎯comenta. 

Théa me toma fuerte de la mano y la aprieta. Su padre la pone sumamente nerviosa, y le da mucho miedo. Y no la culpo, Karagiannis la ha tratado con la punta del pie toda su vida, y le ha quitado todo: su familia, su libertad y su voluntad. 

⎯¿Me estás amenazando? 

⎯No, solo te estoy recordando lo que, al parecer, has olvidado. Recuerda que al casarte con Théa aceptaste todas las reglas, oportunidades y limitaciones que están atados a los tratos firmados. Te di todo lo que corresponde, incluso, liberé la deuda de tu padre, pero tienes que regresarme algo. 

⎯Desde que estoy con Théa en tus negocios no ha faltado nada, y tu cuenta en el banco sigue creciendo. ⎯Le aseguro. 

⎯Él habla de la sangre… de la familia. ⎯Interrumpe Cassandra, acariciando su vientre. 

Théa suspira. 

⎯¿Hablas de un nieto? ⎯pregunto, tratando de fingir que eso será fácil de cumplir. 

⎯Un heredero… ⎯me específica. 

Volteo a ver a Cassandra. 

⎯Pues, ella ya está en ello, ¿por qué tan interesado en que Théa y yo se lo demos? 

Karagiannis sonríe. 

⎯Porque sería un “De Marruecos”, lo que le daría estatus a mi familia. Cassandra puede que tenga un hijo y recibirá lo que le corresponde. Pero tú sabes que mi familia y la tuya son de las más antiguas y que un hijo con ambos apellidos sería la unión que siempre hemos estado esperando. Me da lástima que Théa no sea la indicada, pero lleva mi sangre y con eso me conformo.

El comentario que hace hacia Théa me enoja sobremanera. Sé que tal vez no somos el matrimonio ideal, pero la conozco y sé que no se merece ese trato. Aprieto y el puño y tomo aire. Quiero golpearlo, quiero gritarle al rostro, que lo odio por todo lo que ha provocado, que no debería tratar a su hija así. Supongo que ahora que seré padre de una niña, esto me duele más. 

⎯Si Théa se hubiese casado con Chez, ya estuviera embarazada…ese hombre no tiene piedad. Aunque bueno, sus hijos hubiesen sido deplorables ⎯ habla Cassandra. 

Théa pasa saliva. Sé que a su mente vienen los terribles recuerdos de lo que sucedió en su boda. 

⎯Bueno, Chez es poderoso. Yo no me metería con él. ⎯Aclara Karagiannis⎯. En fin, espero que dejes de viajar tanto, Antonio, porque antes de que se cumpla el año me tienen que dar la noticia de que mi hija está esperando un hijo tuyo. Recuerda que, las consecuencias son grandes. 

⎯¿Me quitarás la empresa?, ¿mi dinero? ⎯pregunto. 

En ese preciso instante, Cassandra comienza a reírse. Lo hace con fuerza como si yo hubiese dicho algo gracioso. 

⎯¡Ay Antonio!, pero claro que no será eso. Sabemos que a ti no te interesa en absoluto el dinero, ni el estatus. 

⎯¿Entonces?

Cassandra ve a su padre y él le indica que hable. 

⎯Pues, tú iniciaste un juego nuevo, nosotros, adaptamos la estrategia. Si Théa y tú no nos demuestran que su matrimonio es legítimo y no por escudo o estrategia, nos iremos en contra de lo que más te importa: Lila Canarias. 

El corazón me late agitado cuando Cassandra pronuncia el nombre de la mujer que amo. Solo de pensar que le pueden hacer algo a ella y a mi hija, me pone al límite. ¿Saben dónde se encuentran?, ¿la tienen vigilada?, o, ¿solo me hablan al azar? La preocupación se mezcla con la furia, creando una tormenta de emociones que amenaza con desbordarse. La incertidumbre de no saber la situación exacta de Lila y nuestra hija me consume, y la necesidad de protegerlas se vuelve más urgente que nunca.

Me controlo, aunque aprieto la mano de Théa a un grado que sé debe estar doliéndole. 

⎯¿Qué te hace pensar que eso me afectaría?, estoy enamorado de Théa, ella es pasado. ⎯Finjo. 

⎯Pues, eso ya lo veremos, Antonio. 

Cassandra se acerca a mí y me murmura al oído. 

⎯Sé que este matrimonio es falso y que nos lo quieren vender como una bonita historia de amor. Sin embargo, me encargaré de desenmascararlos, de hacerle justicia a mi hermana Atenea, de arrebatarle a ti y a Théa todo, hasta dejarlos deshechos. Jamás les perdonaré que le hayan arrebatado a mi hermana lo que le correspondía. Mis pasos estarán marcados por la venganza, y no descansaré hasta que paguen por sus engaños.

⎯Así que, todo esto lo inventaste tú. 

⎯Nos engañaste una vez, Antonio de Marruecos, pero, no lo volverás a hacer. Así que más te vale que ames a Théa tal y como dices, y le den a mi padre lo que desea, porque si no, iré en contra de Lila Canarias. No subestimes lo que le puede pasar. ⎯ Me amenaza. 

⎯ Bien. Sin embargo, estás perdiendo tu tiempo. Me he enamorado de Théa. Para mí, lo de Lila Canarias fue solo un juego. Uno para hacer a tu hermana rabiar, y hacerle entender, que aunque me quiera, jamás me podrá tener. Yo hago lo que quiero. 

⎯ Y nosotros también. Y lo hacemos mejor. Cuídate, los Karagiannis tenemos ojos en todas partes. 

Me contengo. 

Karagiannis toma la mano de Cassandra y luego me dice: 

⎯Suerte en tu negocio personal, espero escuchar de él pronto… ⎯ finaliza, para después salir de ahí. 

Théa, tan solo salen ellos, me suelta de la mano y comienza a estirarla para desentumirla. El terror me invade, me he quedado asustado, lleno de rabia, de sentimientos de impotencia tan grandes y arrebatadores que no sé qué hacer con ellos. 

⎯Antonio, tendrás que tomar medidas extremas si quieres ver a Lila y a la bebé. Si mi hermana lo descubre… 

⎯Lo sé. Ya lo sé. 

Théa suspira. 

⎯Ahora ya sabes lo que es vivir bajo el poder y las amenazas de mi familia. ⎯Théa suspira⎯, ¿quieres saber por qué Chez abusó de mí? 

Volteo a verle, bastante sorprendido. 

⎯Atenea esta tan enojada por su matrimonio con él, que se quiso vengar de mí. Así que me puso algo en la bebida y después le dijo a Chez que podía tomarme como despedida de soltero. Chez lo hizo para no quedarse con las ganas, Antena para quitarme lo último que era mío ⎯ habla, entre lágrimas. 

⎯¿Cómo sabes eso? 

⎯Cassandra me lo confesó. Lo hizo entre risas. Sin remordimientos. Segura de que me lo merezco. 

⎯Eso es terrible ⎯ contesto. 

Théa, con un movimiento rápido, se pone frente a mí, me toma de los hombros y entre lágrimas me dice: 

⎯A mi me quitaron todo, Antonio, y me dejaron vacía. Estoy apagada por dentro, me siento un fantasma. Así que esto te lo digo como mujer y como amiga, no como esposa: lucha por mantener lo único que tienes, aférrate a eso como si dependiera tu vida a ello. No sueltes lo que te hace feliz. No dejes que ellos te dejen vacío como a mí. Tú aún tienes algo que no te han arrebatado, ¡HAZ LAS COSAS BIEN! ⎯ grita, para después, alejarse de mí. 

Las palabras de Théa me calan dentro, y me despiertan después del terror que sentí. Tiene razón, toda la razón, y tengo que hacer algo para proteger a Lila y sobre todo a mi hija de las amenazas de los Karagainnis. Tengo que jugar mi juego a la perfección, debo ser más inteligente que ellos. 

⎯Yo sé que no te lo tengo que decir Pablo, pero espero que hagas lo tuyo ⎯ murmuro, para después ir a ver a Théa. 

4 Responses

  1. Mil veces malditos aquellos que no les importa dañar a los demás.
    Que la vida compense a Thea por tanto dolor

  2. Principe Marroqui, que vive bajo el techo y el mando de los karagiannis ñermiyiendo que lleguen a “su casa” y lo amenacen… ya les hibiera prendido fuego con todo y casa y sirvienta.
    Se merecen lo peor en especial Cassandra, no se como Karl puede ser amigo de esa familia

  3. Antonio deberia buscar a la familia Canarias y contarles T O D O, necesitan proteger a Lila y a Menita

  4. COMO ODIO TANTO A LOS KARADECACA AAHH ES QUE ESA CASSANDRA NO MERECE NI ESTAR EMBARAZADA NO MERECEN DAR VIDA POBRE THEA COMO LE HACEN DAÑO AUN LEJOS DE ELLOS Y ANTONIO QUE SE CONCENTRA MAS EN TODO LO DEMÁS Y MENOS EN AYUDARLA UN POCO =(

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