Nunca pensé que empezar una agencia de modelaje sería tan difícil, o tal vez a mí se me ha complicado. Posiblemente, me estoy presionando más porque Lila ya tiene a su primera clienta y yo, llegué antes y no tengo ni siquiera idea de cómo empezar.

Quiero pensar que entre ayudar a mi madre y otras cosas en mente no me he podido concentrar, aunque la realidad es que hay tantas agencias ya de renombre que darle prioridad a una que no es conocida es bastante difícil.

Aun así, no me rendiré. Tengo que cumplir mi sueño de una manera u otra, y sé que lo lograré, ya que tengo el talento suficiente para hacerlo, las herramientas, el equipo y el apoyo total de mis padres. Lo único que me falta es que alguien que no sea mi familia crea en mí.

⎯¿Por qué no te inventas modelos?⎯ me sugiere mi hermano David, mientras revisa su móvil, en frente del plato de sopa.

Hoy vine a comer con él a la fundación, ya que desde la mañana estuve caminando como loca por toda la ciudad y necesitaba llegar a un lugar donde no tuviese canciones infantiles de fondo mientras como. Lo bueno es que Sila llega mañana y tendremos un poco de paz, o al menos por algunas horas.

⎯¿Inventar modelos?, ¿de qué hablas?⎯ pregunto.

⎯ Pues, lo que escuchas… necesitas material para tu Instagram, ¿no?. Pídele a varias personas que sean tus modelos y haces un portafolio, no les tienes que decir que no son modelos, solo es presumir las técnicas.

⎯ No conozco a nadie para eso…

David sube la vista y me ve⎯ Y, ¿yo?, tengo cuerpo de modelo.

⎯ Si, claro… el jefe de proyectos de la fundación Sila Canarias no será identificado en mi Instagram. No creo que sea bueno para tu imagen.

⎯¿De qué hablas?, sube una foto mía querida, y tu Instagram explotará ⎯ presume.⎯ Siempre que subo las fotos que me tomas, recibo muchos ‘me gusta’. Aprovéchate de mí, mi cuerpo y carisma ⎯ comenta y me guiñé un ojo.

Me río levemente ⎯ y, ¿quién más?

⎯ Cho.

⎯¿Adrián Cho?, ¿ese Cho?

⎯¿Conoces a otro?, pues claro que ese Cho.

⎯ Ya está… viejo, ¿no?⎯ pregunto y David se ríe.

⎯ Treinta y tantos años no es viejo, Alegra. Además, ese hombre tiene un cuerpo que te cagas. Para la edad que tiene es lo mejor de lo mejor. No tiene ni una gota de grasa en el cuerpo.

Me quedo en silencio, debo admitir que la idea de mi hermano no es mala, pero los modelos que escoge no sé si sean buenos.

⎯ Y ¿Johansson?⎯ inquiere.

⎯¿El qué?⎯ pregunto, tomando un poco de agua.

⎯ Es alto, guapo, tiene buen cuerpo… podrías pedírselo.

⎯ No, no, no… ¿Por qué todos insisten en meterlo a todo lo que tiene que ver con la familia o mi vida? ⎯ rebato.

⎯ Porque Karl es… amigable. A ti es a la única que te cae mal, a todos los demás no. Pero estamos viendo cuerpo y rostro, no si te agrada o no… Solo quiero ayudarte.

⎯ Bueno, eso sí ⎯ admito.

El móvil de mi hermano suena y él lo responde de inmediato.⎯¿Diga?, ¿ya?, vale, voy en seguida ⎯David termina la llamada y se toma el agua de un sorbo ⎯ me voy, ya llegó el arquitecto, ¿te llamo al chofer?

⎯ No, yo me voy sola. Tal vez caminar me dé mejores ideas ⎯ le digo.

David se acerca a mí y me da un beso sobre la parte de arriba de la cabeza ⎯ nos vemos en la casa, y, no eches mi idea a la basura, te servirá.

⎯ Lo pensaré ⎯ le digo, para luego ver cómo se aleja, arreglándose el traje color rojo vino que se ha puesto hoy mientras habla por el móvil.

Jamás pensé que vería a mi hermano menor así, jefe de un departamento, en traje y siendo todo un líder. Y pensar que parece que fue ayer que salía de su habitación con un pijama de cochecitos y me pedía que le acompañara al baño porque le daba miedo.

Así, me quedo sentada, escuchando las conversaciones de los demás y reflexionando lo que me acaba de decir David, tratando de que la idea me guste. De mi bolsa, saco mi libreta de ‘ideas’ y comienzo a apuntar nombres.

1) David.
2) Cho.
3) Daniel.
4) ¿Moríns?
5) Johansson.

Luego con la misma pluma tacho el último nombre. Johansson.

⎯ No puedo creer que lo esté considerando ⎯ murmuro.

Y de nuevo entro en esta confusión, en realidad Karl no tiene mal cuerpo, bueno es perfecto, pero llamarlo a esto es meterlo más en mi familia y no hacerle caso a las reglas que le puse. No voy a entrar en esa contradicción.

⎯ Aunque la foto que Lila subió de él en su Instagram fue la más vista… ⎯ finalizo.

Con esto en mente, saco el móvil de mi bolsa y abro el WhatsApp justo donde está su número. Me quedo viendo a la última hora de conexión y me percato que fue hace una hora. Con un movimiento de mi dedo se despliega el teclado y me quedo viendo a las letras.

⎯¿Qué haces?⎯ me pregunto, y vuelo a salir de su nombre para ir al menú de contactos y enviarle uno a mi hermana.

ALEGRA
ESTOY EN LA FUNDACIÓN, ¿PUEDO PASAR A TU TALLER?

Escribo rápidamente. Momentos después me contesta mi hermana.

LILA
NO ESTOY EN EL TALLER, FUI A BUSCAR TELAS… TE VEO EN LA CASA.

⎯ Eso sí que será eterno ⎯ respondo para mí misma.

Vuelvo a abrir la conversación de Karl y el teclado aparece. Y en automático escribo.

ALEGRA

¿OCUPADO?

⎯¡Claro que está ocupado! ⎯ me reprocho ⎯, es doctor.

Así que borro el mensaje, pero sin querer se me escapa un signo de interrogación y lo envío.

⎯¡Mierda!⎯ grito, haciendo que algunos volteen, incluyendo mi tío Robert, que está sentado en una mesa con otras personas. ⎯Sorry ⎯ le digo.

Quiero borrar el mensaje pero cuando el nombre de KARL JOHANSSON en mi pantalla.

⎯ No, no, no…⎯ repito, pero sé que tampoco puedo dejarlo así.⎯ Esos dedos torpes Alegra ⎯ me reclamo. Después respondo la llamada ⎯¿Diga?

⎯ Hola, lo siento, no puedo enviarte mensaje, vengo manejando, ¿qué pasó?⎯ pregunta seguro.

⎯¡Ah!, si vienes manejando te puedo decir luego ⎯ trato de excusarme.

⎯ No, no… dime ⎯ insiste. Puedo escuchar del otro lado la música de la radio. Hoy no es ópera, es una canción de Jorge Dexler bastante animada.⎯¿Alegra?⎯ insiste.

⎯ Bueno… la verdad es que…

⎯ Mira, ¿te parece si paso por ti?, ¿dónde estás? ⎯ me pregunta, interrumpiéndome y no sé si se lo agradezco o lo odio una vez más.

⎯ Lejos, en la fundación, no quiero sacarte de tu rumbo.

⎯ No, para nada… llego en diez minutos, espérame afuera ⎯ comenta, para luego terminar la llamada.

Me quedo en silencio. Yo que amo tener la última frase o palabra y él que siempre me la quita. Aun así, me pongo de pie, la verdad es que mi plan era caminar hasta el metro e irme a pasar un rato al centro, pero al parecer mis planes han cambiado.

Voy hacia la puerta de la fundación, me despido de Carol, la chica de la recepción, y salgo del edificio para esperar a Karl. El calor es infernal y, a pesar de que traigo ropa veraniega, no me ayuda en nada.

Busco en mi bolsa un abanico para comenzar a echarme un poco de aire, cuando el lujoso auto de Karl se para frente a mí y en segundos él se baja.

Admiro de pies a cabeza la combinación que trae hoy, una camisa blanca con puntos azul cielo, y un pantalón azul marino, hecho a la medida que remarca todo lo que debe remarcar. Como siempre, viene perfectamente peinado y arreglado.

Él se acerca a la puerta del pasajero y la abre.⎯ Señorita Alegra, ha llegado su vehículo ⎯ bromea.

Me acerco a él y lo veo a los ojos ⎯ dime que te has desviado para venir por mí.

⎯¿Quieres que te lo diga para que te sientas importante?, no, en realidad fui a una consulta cerca y me quedas de paso… ¿Te subes?.

Sin decir más, me subo al auto de Karl y de inmediato el aire acondicionado me refresca. Momentos después él se sube de su lado y cierra la puerta.

Siempre llevándome la contraria, pienso.

⎯¿Nos vamos?⎯ me pregunta.

⎯¿Dónde?

⎯ Tengo la tarde libre e iré a comprarme ropa. Una persona me dijo que mi forma de vestir es aburrida y pensé es una señal para cambiar mi guardarropa, ¿qué dices? Tal vez podrías darme unas recomendaciones. ⎯ Entre los ojos azules e intensos de Karl y esa sonrisa que me desquicia me dejan sin cerebro, sin palabras y cuando estoy a punto de responder me interrumpe diciendo. ⎯ El que calla otorga ⎯, para arrancar el auto y salir de los terrenos de la fundación.

Veo que la parada del metro está a poca distancia, pero no digo nada. Supongo que una distracción como Karl y un poco de aire acondicionado del centro comercial no me caerán mal para cerrar este día.

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