Después del incidente de Karl, o más bien, de que mi madre vieran la fotografía en mi móvil, traté de evitar a toda costa. No sabía si ella le había dicho a mi padre o a mis hermanos lo que había visto, pero con una familia tan comunicativa sé que el secreto no durará mucho en sus labios, sobre todo si se lo dice a la otra Ruiz de Con, mi tía.

¿Cómo es que estoy evitando a mi madre?, ha sido una hazaña, pero lo estoy logrando. Despertándome a las seis de la mañana y saliendo todo el día a buscar opciones para mi nueva agencia. Después regreso a cenar, me llevo la comida a la habitación y no me vuelven a ver. Sin embargo, sé que esto no durará mucho y que pronto me encontraré con ella o con otro familiar que me revele la verdad.

Sin embargo, toda esta situación a la “James Bond” me ha ayudado mucho para pensar más en lo que debo hacer y como manejarme en el mundo de la moda. Por lo que he estado visitando agencias de modelos aquí en Madrid para pedir trabajo como fotógrafa, puesto que me estoy desesperando de no tener trabajo en lo que me gusta.

Admito, me gusta ayudarle a mi madre con los retratos y todo eso, me ayuda a practicar, pero lo mío son la pasarela, las luces, la moda y las modelos, por lo que me urge empezar ya. ¿Cuál es el único problema?, mi apellido.

Así es, muchos podrían suponer que tener un apellido como el mío abría más puertas que una llave maestra, pero no es así. Ser una Canarias Ruiz de Con tiene sus ventajas y sus desventajas. Una desventaja es que hay bastante gente que siempre trata de sacar provecho de todo, llámese dinero o favores y la otra que prácticamente no te ven a ti, sino al apellido, por lo que tu talento no importa, y piensan que solo por llevarlo te tienen que aceptar.

Hasta ahora, he ido a 3 agencias con mi CV perfectamente escrito, un gran portafolio con mis mejores fotografías y al ver el Canarias Ruiz de Con, literal me dijeron que la vacante no era para mí, ¿las razones?, no tengo ni idea. Antes de salir escuché a la recepcionista decir que era porque querían darle la oportunidad a alguien que no fuera yo, en pocas palabras, menos rica y con más talento.

⎯ ¿Cómo dijeron eso?, si eres la fotógrafa más talentosa que he conocido en mi vida ⎯ me dice Lila, mientras recorta unas telas en la gran mesa que está en su taller.

⎯ Puedes creerlo. He llevado cientos de hojas de vida, y no llego ni a los cinco minutos de entrevista. Unos hacen unos rostros que tengo ganas de pegarles.

Lila deja la tela y luego me abraza ⎯ ¡Ay hermana!, no sé qué decirte. Aunque lo mejor sería poner tu propia agencia.

⎯ Pero para eso necesito contactos ⎯ le recuerdo, tomando una de las agujas y ensartándola en la aguja ⎯ así empecé en Nueva York, ¿recuerdas?, me contrataron como fotógrafa y literal conseguí los contactos. Si quiero ser una fotógrafa independiente de moda, debo estar en los eventos de moda, y la mejor forma de entrar es a nombre de una agencia.

⎯ ¿Segura que no hay otra forma?, ¿qué tal si le pides ayuda a papá?, seguro que conoce a alguien que te puede dar pase.

⎯ No, no, no… ⎯ me niego, y aquí es donde saco ese orgullo Canarias que mi padre y mi abuelo me heredaron.⎯ Quiero hacerlo yo sola, su apellido ya me trae bastantes complicaciones como para pedirle que mueva sus influencias. Capaz y me sale peor.

⎯ Eso sí ⎯ responde.

En eso el ruido de la puerta nos interrumpe y mi hermana, después de ver por la mira, la abre. Momentos después dos hombres entran con un enorme letrero cargado por ambos. ⎯ Buenas tardes, venimos a instalarle el letrero ⎯ le dice el más grande.

⎯ ¡Claro! ⎯ habla mi hermana emocionada ⎯ ¿puedo verlo antes?

El hombre empieza a quitarle el plástico burbuja que lo protege y Lila emocionada va por mí para que me acerque a verlo. Cuando está completamente abierto, veo un precioso letrero de letras manuscritas y rodeado de flores de colores que reza: Diseños Mena Caballero.

⎯ ¿Qué te parece? ⎯ me pregunta emocionada.

⎯ Hermoso ⎯ digo con sinceridad.

⎯ ¿Verdad que si?, el diseño lo hizo Sila antes de irse de luna de miel. Creo que le hubiese gustado a la abuela, ¿no crees?

⎯ Por supuesto ⎯ admito, ya que me recuerda a las fotos que mi abuela tenía de joven enfrente de su local en México, en la famosa Calle de las novias.

Mi hermana les pide a los hombres que lo instalen y a mí que me espere un poco para acompañarle mientras lo hacen. Yo tengo aún dos horas antes de mi última entrevista del día, ya que, a pesar de las negativas, todavía tengo una entrevista más en una de las agencias.

Mientras esperamos platicamos mi hermana y yo de todo y nada, principalmente el misterioso “príncipe marroquí” que parece que la tierra se lo ha tragado. Cuando los hombres terminan y nos aseguramos de que el letrero quede a la perfección, tomo mis papeles, mi portafolio y me despido de ella.

⎯ Suerte… nos vemos al rato en la casa, excepto que no llegues.

⎯ Llegaré ⎯ le aseguro. ⎯ No te quedes mucho tiempo aquí, ¿sí?, bueno mejor te llamo cuando salga de la entrevista y si sigues aquí vengo a acompañarte. Me caerá bien un hombro para llorar.

⎯ Te irá bien… anda ve ⎯ me anima.

Le doy un beso en la mejilla y salgo de su precioso taller para escuchar cómo cierra la puerta con seguro por dentro. La luz de su letrero alumbra mucho mejor que las luces del corredor, así que volteo a verlo y sonrío.

⎯ Bueno, al menos a Lila le va bien ⎯ murmuro, deseándole como siempre lo mejor.

Saco mi cámara y le tomo una foto al letrero para tenerlo de recuerdo, el primer taller de mi hermana, esperando que en unos años sea más grande e importante.

⎯ Diseños Mena Caballero, ¡qué bonito! ⎯ expreso, viendo la foto.

Sin embargo, en ese momento una idea se me viene a la mente, una que sé me podrá ayudar a conseguir ese trabajo que tanto añoro. Así que saco mi móvil y le llamo a Cho, ya que su bar está cerca del taller.

⎯ ¿Cho?, habla Alegra, ¿crees que me puedas imprimir algo en la computadora del bar? ⎯ le pregunto. ⎯¡Sí!, voy para allá.

[…]

No sé cómo le hice, pero logré ir al bar de Cho, reimprimir mi CV y llegar a tiempo a mi última entrevista con la esperanza de que mi plan funcione. Así que, mientras espero, releo una y otra vez la información, y reviso que mis fotos estén perfectas en mi portafolio.

⎯ ¿Eres la cita de las cinco? ⎯ me pregunta la señorita de la entrada.

Asiento con la cabeza y me pongo de pie. Arreglo la falda que traigo puesta, mi cabello cuyos rizos están a punto de ya no ser tan manejables, y cargo mis papeles sobre mis brazos. Sigo a la señorita por el corredor y ella me dirige a la oficina de la persona que me va a entrevistar.

⎯ Pasa ⎯ me dice, el hombre, que la verdad es bastante joven.

Lo hago en seguida y sonrío ampliamente ⎯ Buenas tardes, gracias por recibirme.

⎯ Es un gusto, mi nombre es Gio Carpintero, el encargado de esta agencias y ¿tú eres?

Estiro la mano segura ⎯ Alegra, Alegra Johansson ⎯ me presento y muestro mi nuevo currículo con una sonrisa.

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