-Tres meses después/ Nueva York- 

David 

Me encuentro de pie frente a la ventana del lujoso Penthouse que he comprado en Nueva York hace unos meses. Mientras observo Central Park en todo su esplendor, puedo escuchar a mi esposa Fátima hablando con David en nuestro baño, mientras le pide de favor que se porte bien, ya que este día es muy especial. 

Hoy, justo al medio día, nos dirán si Fátima pasó las pruebas y análisis que le hicieron y puede así comenzar el tratamiento para tener un bebé, por lo que muere de nervios porque esta sí es nuestra última esperanza, la siguiente… la adopción. 

Quiero que cuando estemos en el consultorio le hagas caso a Mandy y no corras por todas partes, ¿sí?

Le pide con cariño, y supongo que el niño asintió con la cabeza porque no escuché un ‘sí’ que viniese de su voz. Acto seguido, los tacones de Fátima se escuchan en el suelo y minutos después entra a la habitación, donde el ruido se pierde en la lujosa alfombra blanca que tenemos al borde de la cama. 

⎯ Lista⎯ me indica. 

Volteo de inmediato y la veo frente a mí, tan hermosa como siempre, perfectamente bien maquillada y con ese precioso collar de perlas que le regalé en nuestro pasado aniversario. De la mano, viene David, con ese cabello ondulado y apenas peinado, vistiendo un conjunto azul marino que lo hace ver muy guapo. 

No puedo creer que David ya esté tan grande, si siento que pasaron días desde la vez que lo tomé entre mis brazos y apenas podía abrir los ojos. Cuando sus pequeñas manos tomaron mis dedos y lo sentí tan mío. 

⎯¿Tú ya estás?⎯ pregunta Fátima, ante mi largo silencio. 

⎯ Sí, solo que…⎯ contesto. 

No tengo muchas palabras, así que me acerco a ella, la tomo de la cintura y le doy un beso sobre los labios. Fátima me sonríe, y acaricia mi rostro. 

⎯ Se va a poder, ya lo verás… ⎯ habla en tono de esperanza ⎯ Las noticias malas, a menudo viajan primero y hemos esperado tres meses sin nada. 

⎯ Lo sé…⎯ respondo. 

⎯¿Mamá?, ¿puedo ir por Pirata?⎯ pregunta David, interrumpiendo el momento. 

⎯ Ve por Pirata ⎯ le da permiso Fátima. 

El niño se suelta de su mano y enseguida corre fuera de la habitación para ir a la suya y tomar ese amado peluche al que no se le despega. 

Fátima rodea mi cuerpo con sus brazos y besa mis labios con ternura.⎯ Nadie sabrá, será nuestro secreto mejor guardado, ya lo verás. 

⎯ Lo sé ⎯ respondo otra vez. 

⎯ Saldrán bien los estudios, y muy pronto tendremos la noticia de que puedo concebir un bebé. 

⎯ Lo sé…

⎯ Escogeremos al candidato indicado, tan parecido a ti que nadie notará nada… y también sé que lo sabes ⎯ finaliza, para luego reírse bajito. 

Acaricio su mejilla y siento su suave piel, paso la huella de mi dedo pulgar por sus labios y ella cierra los ojos. Jamás en mi vida pensé enamorarme de nuevo, así como lo estoy de Fátima.

A su corta edad, mi esposa ya ha pasado tanto a mi lado y, aun así, aquí sigue a mi lado, con una sonrisa y palabras de aliento y consuelo que me hacen sentirme el hombre más afortunado del mundo. 

⎯ Soy afortunado de tener, Fátima Lafuente ⎯ le recito en voz baja, para luego atarme a sus labios y darle un beso que a ambos nos quita el aliento. 

Fátima no me responde, pero sé, que lo sabe… 

-Más tarde- 

Hemos esperado por quince minutos sentados en la sala de espera, ambos nerviosos por entrar y observando como David juego con Mandy en el otro sofá. Trato de no pensar en nada negativo, solo enfocarme en lo positivo, y pensar que todo lo que Fátima hizo estos meses salió bien. 

⎯ ¿Mr and Mrs Canaras? ⎯ escuchamos a la asistente, que como habitualmente pronuncia el apellido mal. 

Fátima voltea a verme, con esos hermosos ojos y brillantes ojos y murmura ⎯ es hora. 

⎯ Lo es…⎯ respondo. 

Ambos nos ponemos de pie y la toma de la mano.⎯ Te pido Mandy que estés atenta, no sé cuánto tiempo vayamos a tardar. 

⎯ Sí, señora ⎯ responde como siempre, para luego regresar a jugar con David, que no tiene ni idea de lo que está haciendo aquí, solo sabe que acompaña a sus padres y que posiblemente más tarde su madre lo lleve a un lugar donde pueda disfrutar él también. 

⎯ Se niño bueno ⎯ le pide, y David asiente. 

Los dos caminamos hacia el consultorio, a un paso lento pero a la vez apresurado. Tan solo nos abren la puerta podemos ver el lujoso sitio, lleno de máquinas, diplomas y un espacioso sitio para recibir a los pacientes. 

⎯¡Señores Canarias, welcome back!⎯ nos dice el doctor, ya que estuvimos ayer temprano.

El doctor Menéndez, es quien nos está atendiendo aquí en vez de Washington, es un hombre alto, rubio, de ojos azules que siempre tiene una sonrisa de comercial. Al principio, no me causó mucha simpatía, pero con el tiempo y su trato he cambiado de opinión. 

⎯ Bueno, espero que estén listos para esto…⎯ nos alerta, para luego sacar el expediente y ponerlo frente a nosotros. 

Fátima, por debajo de la mesa, me toma la mano y la aprieta fuerte. Hemos esperado tanto para esto y eso que todavía falta camino por recorrer. 

⎯ Señora Canarias, pasó todas las pruebas y análisis ⎯ habla y Fátima se muerde los labios tratando de reprimir el grito de felicidad, aunque aprieta mi mano. 

⎯ Ves ⎯ me dice feliz ⎯, te lo dije. 

⎯ Podamos iniciar con el proceso de estimulación hormonal, ahora mismo si lo desea. 

⎯¿De verdad?⎯ pregunto emocionado. 

⎯ Sí, claro, el tratamiento es vía oral, así que solo es recetar las pastillas. El objetivo es que la señora Canarias produzca más óvulos en su ciclo menstrual y así yo podré conseguir entre tres a cinco óvulos de alta calidad para poder ser fecundados por donante que escojan. 

⎯ Me parece perfecto ⎯ responde Fátima, luego voltea a verme ⎯, ves, te dije que era un problema que se podía arreglar. 

⎯ Gracias al cielo ⎯ le digo, para darle un beso, porque pensamos que el aborto le había afectado. 

⎯ Aquí están las indicaciones que debe seguir durante el tratamiento. No alcohol, no fumar, no estrés, una dieta balanceada que incluya el mayor número de legumbres posibles y no relaciones sexuales durante todo el tratamiento. 

⎯¿Qué?⎯ me sale de inmediato, sin poder contenerme. 

⎯ Así es… no sex, señor Canarias. Afecta el proceso y tratamiento y podría arruinarlo. Deberán abstenerse durante el tiempo. Después de que se haga la fecundación, el producto se dé y esté bien, podrán volver a tener relaciones. 

Fátima me voltea a ver ⎯¿Qué te parece si comenzamos el tratamiento mañana?⎯ pregunta, y luego se muerde los labios discretamente, sonrojándome. 

⎯ Mañana no tengo citas, solo hasta pasado mañana ⎯ responde el doctor. 

⎯ Perfecto ⎯ comenta, para luego tomar el folleto que nos dio con las indicaciones.

⎯ O.K, entonces los programaré para pasado mañana y esta aventura comenzará. Enjoy! ⎯ finaliza. 

Ambos nos levantamos al mismo tiempo y yo le doy la mano al doctor ⎯Thank you. 

⎯ De nada…⎯ responde, para luego sonreír. 

Así, emocionados, Fátima me toma de la mano y ambos salimos del consultorio a paso veloz. Cuando llegamos a la sala de espera, ella se lanza a mis brazos, emocionada. 

⎯¡Vamos a tener un bebé!⎯ expresa, emocionada, para luego besarme en ambas mejillas ⎯¡Vamos a poder ser padres! 

Yo la veo a los ojos y una enorme felicidad me invade. Tal vez el hijo que Fátima procree no lleve mi sangre, pero será nuestro y esa es la mejor noticia del mundo. Porque después de tanto pesar, de tantas malas noticias y preocupaciones, una noticia nos ha dado la esperanza y la luz que necesitábamos… vamos a poder ser padres otra vez… otro Canarias llegará al mundo… la vida me está dando otra oportunidad. 

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