DAVID

Semanas después

Después de todo lo sucedido, por fin Fátima y yo teníamos luz verde para poder hacer nuestro sueño realidad, a pesar de lo que el doctor me hizo. Debo confesar que sentí una gran rabia cuando le deposité el dinero para que guardara mi secreto, pero, también me hizo sentir una soledad enorme, porque volví a caer en cuenta que no puedo confiar en nadie, que necesito un amigo, que Lafuente en realidad me hace falta.

Aun así, debo continuar con mi vida, llevando todo esto lo mejor que puedo sin dejarme vencer, aunque a veces parece imposible y simplemente quisiese una vida un poco más fácil. Hay momentos en que fantaseo con una donde no soy dueño de nada y solo tengo a mi familia conmigo. Un típico hombre que trae el sustento día a día, nadie lo conoce e incluso se siente increíblemente valioso; tal vez la idea de ser maestro de universidad no era tan mala como lo propuso Tristán.

Sin embargo, luego recuerdo que me aburría a montones y que yo nací para esta vida “tan puta”, como decía mi papá, y dejo de pensar en todas esas fantasías. Mi piel es gruesa y aguanta cualquier herida, mi mente es ágil y me ayuda a salir de las peores, pero, sobre todo, además de otras habilidades que he desarrollado, tengo a mi Fátima, que siempre está ahí para poner mis pies sobre la tierra y eso es lo primordial.

Así que, con todo esto que va a suceder, ahora tengo que poner todas mis habilidades en acción para poder dejar por una semana la empresa en manos de alguien a quien prácticamente no le tengo confianza. Lo pensé muchas veces, en verdad tantas que me quitó el sueño, pero no tengo de otra, tengo que confiar en él para poder hacer uno de nuestros sueños realidad, tengo que arriesgarme por amor a ella.

⎯ ¿Señor Canarias? ⎯ escucho la voz de mi asistente en el intercomunicador.

⎯ Dime.

⎯ El señor Burgos está afuera esperándole.

Escucho su apellido y lo único que quiero es correrlo de aquí. Después, recuerdo que prefiero tener mis enemigos cerca a lejos donde no los pueda ver.

⎯ Que pase ⎯ hablo firme, mientras cierro uno de los cajones donde tengo unos papeles importantes.

En segundos, veo a mi “hermano” entrar a la oficina, vistiendo un traje hecho a la medida, perfumado excesivamente con una colonia, y con una sonrisa tan blanca que presiento que está aprovechando los beneficios de la empresa. Tan solo me ve, se da una vuelta y me muestra el traje como si quisiese impactarme.

⎯ ¿Y? ⎯ me pregunta, pasando sus manos por el saco.

⎯ Bonito ⎯ respondo, sin mucha alegría.

⎯ ¿Bonito?, ¡Hermoso!, cien por ciento, tela importada y hecho a la medida.

Lo sé, tengo muchos de esos, pienso.

⎯ Me alegra que te estés dando la vida que quieres.

⎯ No, la vida que merezco ⎯ me corrige, para después sentarse en uno de mis asientos cerca del escritorio.⎯ Dime, primo, qué se ofrece.

Suspiro, la verdad es que a pesar de que llevamos semanas trabajando y viéndonos todo el tiempo, aún me cuesta simpatizar con él, pero, tengo que hacerlo, no me queda de otra. Me acerco a mi lugar, tomo asiento y al verle suspiro.

⎯ Necesito pedirte un favor.

⎯¡Ja!⎯ expresa él alegre, y una enorme sonrisa se dibuja en su rostro, luego comienza a aplaudir como si estuviese a punto de darme un espectáculo.

⎯ ¿Te vas a comportar?

⎯ Lo siento, es que jamás creí que David Canarias me iba a pedir un favor, esto está para festejar… ¡Traigan la champaña!

⎯ ¡Si sigues así no pasará nada! ⎯ le callo de inmediato, con una voz tan firme que le asusta.

⎯ Vale, vale… exageré ⎯ admite, para luego darme la palabra haciendo un ademán con su mano.

Suspiro, odio tener que hacer esto, pero, no me queda de otra ⎯ necesito que te quedes a cargo de la compañía por una semana.

⎯ ¡Qué! ⎯ expresa de inmediato, supongo que él tampoco se puede creer lo que le estoy diciendo.

⎯ Así es. Fátima y yo debemos salir a hacer algo personal y debo quedarme en el extranjero unos días. Me encantaría regresar de un día para otro, pero no puedo, así que tengo que confiar en ti y pensar que harás un buen trabajo.

Burgos comienza a reír y luego niega con la cabeza.⎯ Tanta desconfianza me tienes.

⎯ Sí. Soy celoso con lo que es mío, y esta empresa que ahora te viste y te da un sueldo lo es. No me gusta dejarla en manos de extraños, pero no tengo de otra, así que tengo que confiar en ti.

⎯ ¿Qué harás en el extranjero?

⎯ Cosas personales de mi esposa y mías, no te conciernen ⎯ hablo firme.

⎯ Hmmmm, al parecer, confías en mí, pero no me enteras de todo, ¿cómo sé que es una trampa?

⎯ ¿Cómo sé que tú no eres el infiltrado que dices hay dentro de mi empresa? ⎯ replico de inmediato.⎯ Yo jamás te tendería una trampa, Burgos, no me conviene, ¿por qué te daría tantos lujos y comodidades solo para verte caer cuando simplemente puedo refundirte en la cárcel por lo que has hecho?

⎯ Ya te dije que Gastón planeó tu secuestro, y el de David, no tuve nada que ver con eso.

⎯ Y, te creo… ⎯ le digo viéndolo a los ojos ⎯ Así que trampas o engaños no hay de mi parte, no me convienen.

Burgos se queda en silencio y asiente con la cabeza.⎯ Bueno, puedes confiar en mí. Te prometo que cuando regreses todo estará igual.

⎯ Lo sé, porque te dejaré a alguien de mi confianza que te vigilará a toda costa, mi concuño Nadir. Él vendrá a la empresa y no te quitará el ojo de encima.

⎯ Entonces, ¿por qué no lo dejas a él?

⎯ Porque, para mi desgracia, tienes madera para esto Burgos, y hay cosas que Nadir no puede resolver. Aun así, dejo todo preparado para que en mi ausencia no pase nada.

⎯ Me das tu voto de confianza, pero, ¿me dejas con niñera? ⎯ pregunta.

⎯ Tómalo o déjalo.

Burgos se pone de pie y estira la mano ⎯ Pues, lo tomo, que no se te olvide que con el contrato que me diste estoy agarrado de los huevos.

⎯ Pues muy bien ⎯ respondo sin saludarle ⎯ antes de irme te daré instrucciones… te puedes retirar.

Burgos, vuelve a sonreír, y se da la vuelta para salir de mi oficina. Sin embargo, al abrirla, me encuentro con una cara conocida que me hace sonreír de nuevo.

⎯ ¡Tristán! ⎯ expreso.

Mi amigo entra por la puerta y después de echarle un ojo a Burgos, se escucha el portazo en la puerta haciendo que ambos nos vemos en complicidad.

⎯ Ese tío necesita un whisky ⎯ bromea.

⎯ ¿Crees? ⎯ respondo, para luego ir hacia él y abrazarlo.

Siempre ver a Tristán me da mucha alegría, sobre todo cuando se ve mejor que la última vez. Hoy, viene sin vestir traje, con un aspecto más juvenil y con un olor ligero a cigarro.

⎯ ¿Quién es ese? ⎯ inquiere.

⎯ Es una larga historia, pero, en pocas palabras, es mi primo.

⎯ ¡Guau!, te dejo de ver por unos años y ya tienes un nuevo miembro en la familia… ⎯ bromea, para luego sentarse justo donde estaba Burgos.

⎯ Dime, ¿en qué puedo ayudarte? ⎯ pregunto.

⎯ ¡Guau!, ¡qué seriedad! ⎯ bromea ⎯, te quito unos minutos de tu valioso tiempo solo para decirte lo del viaje a Las Vegas, nos vamos en dos días y tu lugar está apartado.

Cierto, que prometí que iría… 

⎯ Tristán.

⎯ No, no, no… antes de que pongas una excusa, ya lo hablé con Fátima y dice que la idea le parece excelente.

⎯ ¿Qué? ⎯ pregunto asombrado y riéndome.

⎯ Sí, primero pasé por tu casa y se lo comenté. Dijo que irás, así que permiso ya tienes, y vas a ir.

⎯ Tristán…

⎯ Basta, irás. Saldremos de aquí en el avión de mi padre que al fin me prestó, nos pasaremos un tiempito allá olvidándonos de todo y después regresaremos a nuestras vidas normales. Tú a tus negocios y yo a los míos.

Sonrío, no sé qué hizo con Fátima para convencerla, pero, sí, ella dijo que sí, debe ser por algo. Así que asiento con la cabeza en señal de que me agrada la idea.

⎯ Bien…

⎯ ¡Lo tomo! ⎯ responde Tristán emocionado.

⎯ No he terminado…

⎯ No, no… porque empezarás con tus pretextos. Un bien es un sí y con eso me basta ⎯ finaliza, para después ponerse de pie y darme un abrazo ⎯ te vas a divertir amigo, verás que no te arrepentirás.

⎯ Supongo ⎯ respondo, aunque creo que Las Vegas no es un lugar para personas precavidas como yo.

Tristán se aleja y me sonríe ⎯ Entonces, es un hecho… ¿Eh?, nada me das emoción que volver a tener a David Canarias a mi lado ⎯ en eso Tristán baja la mirada y ve mi ropa ⎯ y te llevas algo más adhoc, no estos trajes, ¿vale?

⎯ Lo haré ⎯ respondo, sin que me quede de otra.

⎯ ¡Perfecto! ⎯ contesta ⎯ ¡Que en Las Vegas pase, lo que tenga que pasar! ⎯ me dice, y yo simplemente me río.

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