FÁTIMA
⎯ ¡Por qué no me habías dicho que tenías un medio hermano! ⎯ exploto ante David, tan solo entramos a la oficina de la casa.
⎯ Fátima, por favor, tranquilízate, recuerda que estás bajo tratamiento ⎯ me suplica mi esposo.
⎯ ¡Cómo quieres que me tranquilice!, si de la nada me entero de que tienes un medio hermano y que secuestró a nuestro hijo y a Mandy, ¿dime cómo quieres que lo haga?⎯ David suspira, y va hacia mí para abrazarme.⎯ No lo hagas ⎯ le pido ⎯ dime, ¿cómo es que esta información se te pasó de largo?
⎯ Fátima, te juro que no fue mi intención, no decirte. Pero pasó tanto tiempo sin saber de él que pensé dejarlo a un lado. Estaba enfocado en ti, en ustedes…
⎯ Pues al parecer fue un error ⎯ le respondo ⎯, dime quién es.
⎯ Dice que es mi medio hermano. Que mi padre tuvo un romance con su madre y pues ahora está pidiendo lo que le pertenece por ser un Canarias. Hace años atrás trató de quitarme la empresa, pero, no pudo. Se mantuvo escondido hasta ahora, y al parecer ya no cuenta con el apoyo de mis tíos y mi primo.
⎯ ¡Ay David! ⎯ murmuro, para después llevarme la mano al vientre, algo que he estado haciendo mucho desde que nos dijeron que podíamos concebir un hijo. ⎯ ¿Cómo pudiste olvidar esto?, ¿cómo?
⎯ No lo hice a propósito Fátima.
⎯ Él secuestró a nuestro hijo, ¿sabes lo que es eso?, pudo hacerle daño.
⎯ Lo sé, pero ya llevamos al niño al doctor y dijo que estaba perfecto ⎯ le consuelo.
⎯ No, lo llevaré al pediatra mañana, necesito asegurarme de que no le inyectó nada o tenga algo que a simple vista no se ve. Y, además, pobre Mandy, pobrecilla, tener que pasar por todo esto solo porque esa amenaza ha regresado. ¿Cómo sé que no lo volverá a intentar?, ¿cómo sé si estamos seguros en Ibiza?
⎯ Respira, amor, respira.
⎯ Y sobre todo ahora, ¿sabes?, en este momento cuando estamos tratando de concebir otro bebé, cuando debo estar más tranquila que nada… ¡Viene esto!, parece que las desgracias nos persiguen como familia.
⎯ Corazón… ⎯ empieza a hablar David.
La puerta de la oficina suena, y momentos después veo a Mandy entrar por la puerta con una sonrisa tímida y una actitud temerosa.
⎯ ¿Qué pasa?, ¿todo bien? ⎯ pregunto de inmediato.
⎯ Sí, señora, sola para informarle que el niño ya está dormido, se encontraba muy cansado.
⎯ Mandy ⎯ le digo, mientras voy por ella y la tomo de la mano ⎯ ¿estás segura de que Burgos no les hizo nada?, o alguno de los otros que estuvieron implicados.
⎯ No señora, se lo juro por mi madre. Estamos intactos, el niño David no comió nada ni bebió algo que viniese de ellos. Yo lo mantuve entretenido hasta que nos liberaron.
⎯ Mandy ⎯ escucho la voz de David, interrumpiendo.⎯ Burgos me dijo que él los salvó, ¿es cierto?
⎯ Lo es. Entró a nuestra habitación y nos ayudó a irnos ⎯ afirma.
⎯ ¿No estaba en la camioneta? ⎯ insiste.
⎯ No, fue su tío, lo juro ⎯ afirma.
David se da la vuelta y se dirige hacia su escritorio. Yo abrazo a Mandy y le digo que ya puede irse a dormir, que mañana tiene el día libre para recompensar lo que pasó.
Cuando Mandy sale por la puerta, volteo a ver a David, que se encuentra pensativo sentado en la silla de su escritorio. ⎯ ¿Qué tienes? ⎯ inquiero.
Él me ve, y por su rostro sé que esto que acaba de pasar aún sigue. ⎯ Siéntate.
⎯ No, dime…
⎯ Necesito que te sientes para decírtelo. Sé que cometí el error de no platicarte sobre Burgos, incluso, nadie lo sabía, ni siquiera Alegra ⎯ confiesa. Ahora sé que tan profundo puede guardar los secretos David.
Me siento en la silla que hay de frente y cuando estoy cómoda le pido que me diga lo que pasa. David suspira, hace su cuerpo hacia delante y viéndome a los ojos, me dice. ⎯ Burgos me aseguró que hay un infiltrado en la empresa.
⎯ ¿Qué? ⎯ expreso de inmediato.⎯ ¿Cómo que un infiltrado?
⎯ Aún no lo sé, y tampoco sé para qué está ahí. El único problema es que Burgos dice que puede ayudarme a desenmascararlo. Pero no estoy seguro, no sé si confiar en él, si es lo mejor que mañana por la mañana lo metan a la cárcel por lo que hizo hoy y me olvide. Eso arreglaría todos mis problemas, desaparecería de mi vida, pero qué tal si hay alguien, ¿entiendes? ⎯ Asiento con la cabeza, claro que lo entiendo, ya que Burgos puede estar diciendo esto para infiltrarse en nuestras vidas y pasar información. ⎯ En este momento es cuando me pregunto, ¿qué haría Lafuente?, ¿qué me recomendaría?
⎯ Mi padre te hubiese dicho que le pusieses un tiro en la cabeza desde el primer momento, que supiste que era una persona de cuidado ⎯ le recuerdo, y él sonríe, supongo que sí se lo dijo.
⎯ Y, ¿tú qué harías? ⎯ me pregunta.
Me quedo en silencio, la verdad es la primera vez que David me pide consejo de algo, sobre todo así de importante.
⎯ ¿Yo? ⎯ inquiero.
⎯ Sí, amor, eres la jefa de operaciones, es nuestra empresa, nuestra herencia y además, eres mi esposa, la persona en la que más confío, dime qué harías ⎯ insiste.
Suspiro. ⎯ Bueno, una cosa si sabemos los dos, que por donde le veamos estamos jodidos. Si se llevaban a Burgos a la cárcel, nos liberamos de él, pero no sabremos quién es el infiltrado y si no va a la cárcel, puede qué él sea el infiltrado. Esto es un salto de fe.
⎯ ¿Crees que pueda haber uno? ⎯ me pregunta, una vez más.
⎯ David, hay miles de personas trabajando en la empresa, no puedes controlar a todos y cada uno de ellos. Seguro que debe haber alguien que se escapó.
⎯ Lo que necesito es en alguien en quien confiar ⎯ me comenta ⎯, además de ti.
Asiento con la cabeza. ⎯ Lo sé, pero debemos resolverlo, ahora.
David se pone de pie.⎯ No, no dejaré que esto pase. Burgos irá a la cárcel y lo resolveremos de otra forma.
⎯ Y, ¿qué tal si no hay otra forma? ⎯ le pregunto ⎯, ¿qué tal si es nuestra oportunidad de coste?, como sueles decirlo tú. Debemos pensarlo bien David, es nuestra herencia.
⎯ Pero, ¿qué tal si vuelve a poner en peligro nuestra familia?, jamás me lo perdonaría.
⎯ Nuestra familia ya estaba en peligro antes de que Burgos llegara, ¿no es así?
⎯ Lo es ⎯ admite. David se sienta en la orilla del escritorio y me toma las manos ⎯ ¿qué harías tú, Fátima?
⎯ Le daría lo que quiere, reconocimiento.
⎯ ¿Cómo?
⎯ Le quitaría los cargos y lo metería a la empresa en un puesto donde no tenga trascendencia sus decisiones, pero tú lo puedas mantener vigilado. Él solo busca que le des el reconocimiento de ser tu medio hermano y si lo haces, con eso ganaremos.
⎯ Y, ¿si me traiciona?
⎯ Eso ya lo sabes, solo debemos rogar porque no lo haga. Aunque, no lo hará, eres el único que puede darle lo que él quiere, tus tíos y primo no.
⎯ Siento que algún día todo esto se saldrá de las manos…
⎯ Esperemos que no llegue ese día ⎯ contesto. ⎯ Es un salto de fe tal como el que mi padre hizo contigo, ¿recuerdas? Eras el hijo de su competencia más directa y puso su empresa en tus manos. No estoy diciendo que pongas a Burgos como vicepresidente, pero, si le das lo que quiere, al menos lo tendrás de tu lado…
David sonríe, me da un beso sobre la frente y acaricia mi mejilla.⎯ No sé qué haría sin ti, Fátima ⎯ para luego abrazarme con ternura.⎯ Si te pierdo, me volvería loco.
⎯ No me perderás, solo no me ocultes nada más, ¿sí? ⎯ le advierto.
Él asiente con la cabeza para luego tomar mi mano y besarla.⎯ Haré lo que dices, y encontraremos al infiltrado. Pondré protección extra en la familia y me cuidaré de mi propia sangre. Pero prométeme que estarás tranquila, ¿sí?, deseo tanto ese bebé como lo deseas tú.
⎯ Lo sé… ⎯ admito, para luego besarlo. ⎯ Ahora, vamos a dormir, que mañana nos espera un gran día ⎯ le digo, para así tomar de su mano e irnos de ahí.
Solo espero que esto resuelva las cosas, si no, estaremos metiendo al lobo disfrazado de oveja al corral.
A veces hay que saltar, pero David no tiene que saltar solo.