1 mes después
FÁTIMA
Los primeros síntomas de embarazo aparecieron unas semanas después de nuestro viaje a Nueva York. Fueron más evidente que la primera vez y con mucha más potencia, al grado que fue difícil ignorarlos. Recuerdo que de un salto me desperté y corrí al baño para volver el estómago, y que después, las nauseas con la pasta de dientes no me dejaban tener un aseo como yo deseaba.
Definitivamente, tenía todas las señales, solo faltaba la confirmación, así que cuando vi la prueba de embarazo con esas dos rayas que me dieron vida supe que no estaba equivocada, lo habíamos logrado, estaba esperando un bebé.
⎯ ¿Estás segura? ⎯ me pregunta David, mientras no puede creer lo que está pasando.
⎯ Muy segura ⎯ respondo, para luego entregarle cuatro pruebas más con el mismo resultado.
Él abre los ojos, asombrado, y luego, sin que yo pueda evitarlo, comienza a llorar dejándose llevar por el momento que estamos viviendo.
⎯ No puedo creerlo ⎯ me murmura, para después abrazarme y apretarme fuerte contra su cuerpo ⎯ seremos padres, ¡padres! ⎯ expresa, para más tarde llorar más.
Debo admitir que no sabía cómo sería la reacción de mi esposo ante la noticia, ya que meses atrás aún dudaba un poco de cómo lo haría, sobre todo por el proceso. Al parecer, David me vuelve a sorprender con su actitud, una muy positiva y llena de amor, lo que me da la esperanza de que todo resultará tal y como esperamos, en algo muy lindo y bueno.
⎯ Debemos ir de inmediato al doctor ⎯ me dice, mientras se limpia las lágrimas.
⎯ No puedo creerlo, ¡resultó! ⎯ festejo a su lado, y le doy un beso sobre los labios que a los dos nos sabe a sal.
Por un instante nos vemos a los ojos, y él me sonríe.⎯ Te amo Fátima Lafuente, y quiero que ese bebé llegue sabiendo que lo esperamos con todo nuestro amor.
⎯ Ya lo sabe ⎯ admito, posando mi mano sobre mi vientre ⎯ ya lo sabe.
***
Esta vez no dudamos en ir al doctor lo más rápido posible. La vez pasada quisimos esperarnos un momento, pero, no hoy, era urgente saber que el fruto de nuestro tratamiento iba viendo en popa. No dudamos en hacer la cita al siguiente día.
Entonces, con los nervios a tope y con la cabeza preparada para todo, llegamos al consultorio con menos expectativas de las que nos formamos la vez pasada. Teníamos miedo, y mucho, pero era algo que sabíamos, teníamos que afrontar.
Esta era la cuarta vez que David y yo veníamos a este consultorio, escuchábamos nuestros nombres y nos poníamos de pie. Sin embargo, esta es la vez que más miedo nos había dado escuchar una noticia.
⎯ Entonces, ¿embarazada ya? ⎯ nos pregunta el doctor, con una sonrisa.
⎯ Sí, bueno, cuatro pruebas de embarazo y los síntomas lo dicen todo ⎯ admito, mientras aprieto la mano de mi marido con fuerza.
El doctor sonríe.⎯ Bien, entonces, suba a la camilla y comprobémoslo.
Me pongo de pie de inmediato, dejo mi bolsa al lado y me subo a la incómoda cama que tiene para ver los ultrasonidos. David se va a mi lado y toma mi mano como siempre lo ha hecho.
⎯ No importa lo que pase ⎯ me murmura.
⎯ Lo sé ⎯ respondo, mientras cierro los ojos.
Mi piel siente el gel frío sobre mi vientre, y cuando siento la presión, solo ruego que haya algo ahí.
⎯ Mira ⎯ me murmura David, quién se ha quedado con los ojos abiertos para ver justo el momento.
Así, abro los ojos y al ver una pequeña Luz parpadeante no hago más que llorar de emoción. Está ahí, se logró, no hay marcha atrás, por ahora.
⎯ Veremos si se escucha el corazón ⎯ nos dice, y momentos después escucho el latido rápido de un pequeño corazón que nos indica que está latiendo fuerte, y que se hace presente en nuestras vidas. ⎯ Ahí está ⎯ nos indica.
⎯ Pero, late muy rápido, ¿es normal? ⎯ pregunto, asustada.
⎯ Si, muy normal, así tiene que latir ⎯ me asegura.
Me quedo por un momento en silencio, escuchando ese latido que con fuerza me indica que ha llegado, y que no piensa irse.
⎯ ¿Es muy pronto para saber el sexo? ⎯ bromea David, y yo me río entre lágrimas.
⎯ Lo es, muy pronto ⎯ reacciona el doctor. ⎯ Pero al menos sabemos que está ahí, bien posicionado y con ganas de quedarse aquí.
David me sonríe, y me da un beso sobre la frente. Vamos a ser padres, tal vez no como él hubiese querido, pero, padres. La ilusión nos envuelve de nuevo y esa sensación perdida se dispersa, por ahora no hay nada que nos ponga tristes o mal, es un momento para festejar.
⎯ Solo no le diremos nada a mi madre o a mis hermanas, ¿sí? ⎯ le murmuro y él niega con la cabeza.
⎯ Será nuestro secreto, no te preocupes ⎯ comenta David, para luego sonreír.
⎯ Bien, pues por ahora no veo ningún problema Fátima, pero es momento de comenzar a cuidarte, sobre todo los primeros meses que son cruciales. Los dejaré solos para que se arregle y mientras tanto yo abriré un expediente. ⎯ Nos informa, para después apagar todo y salir hacia su oficina.
David me ayuda a sentarme y a bajarme la blusa que me he puesto hoy. Nos miramos de frente y sonreímos, yo me echo a sus brazos y lo abrazo sin poder contener mi felicidad.
⎯ Soy la persona más feliz del mundo ⎯ confieso.
Él me da un beso en la mejilla y luego sonríe al verme a los ojos ⎯ somos las personas más felices del mundo. No puedo creer que pronto seremos padres de nuevo ⎯ pone la mano sobre mi vientre ⎯ este bebé es el resultado de todo el amor que nos tenemos y verás que traerá una felicidad infinita para las dos.
⎯ Lo sé ⎯ murmuro, posando mi mano sobre la de él y sonriendo.
⎯ Venga, vamos, que tenemos que ir a comprarte todas esas vitaminas ⎯ me anuncia, para en eso, agacharse a la altura de mi rostro y ayudarme a colocarme los zapatos.
⎯ ¿Qué tienes ahí? ⎯ le pregunto, mientras veo una ligera herida en su oreja.
⎯ ¿Qué? ⎯ inquiere.
Le tomo el lóbulo y lo veo más de cerca ⎯ tienes algo ahí, como una espinilla o un piquete de araña ⎯ trato de averiguar, pero, aún no lo veo claro.
⎯ Debe ser eso, últimamente los mosquitos me persiguen ⎯ bromea, y toma de mi mano para ayudarme a bajar ⎯ no te preocupes, hoy es un momento feliz ⎯ me asegura, para darme un beso sobre los labios ⎯, no más estrés para ti, hoy es un momento feliz ⎯ me asegura, y yo simplemente asiento con la cabeza.
Bebé en camino!