FÁTIMA 

Siento mi cuerpo caliente debajo de las sábanas de franela que han puesto para estos días de nieve y frío en Nueva York. Mi cuerpo se siente descansado, pero, aun así, no me quiero levantar. Por suerte, David ya se levanta solo y hemos traído a Mandy para que lo cuide, así que puedo quedarme en cama más tiempo y disfrutar de la suavidad del colchón. 

Abro los ojos y por la ventana, que ya se encuentra abierta, puedo ver la nieve caer. Sonrío, ya que hace mucho que no veía esta postal, mucho menos en un lugar como Ibiza. Me quedo un momento disfrutando de la imagen cuando escucho que la puerta de la habitación se abre. De inmediato, el olor a café llega a mí, así que me levanto y veo que es David entrando con una bandeja en las manos. 

⎯ ¿Pero qué es esto? ⎯ pregunto, con una sonrisa que le contagio. 

⎯ Desayuno a la cama ⎯ habla. 

Lo veo, envuelto en esa bata fina de franela de color azul y con el cabello ya peinado. David está un poco más delgado por su tratamiento contra el cáncer, pero aún conserva ese cuerpo que lo hace atractivo a sus casi treinta años. Él llega, pone la bandeja sobre mis piernas y me da un beso en la frente. 

⎯ ¿Tú lo cocinaste? ⎯ pregunto. 

⎯ Así es, se me quemaron un poco las tostadas, pero supongo que lo demás es comestible ⎯ me comenta. 

Veo que la bandeja tiene dos platos, así que supongo que es el desayuno para los dos. 

⎯ ¿Te parece si comemos en la mesa? ⎯ le sugiero. 

⎯ Bueno, una sorpresa es una sorpresa ⎯ comenta. 

David me quita la bandeja y la lleva hacia la mesa que tenemos en la habitación, esa que está al lado de la ventana y donde podemos ver toda la ciudad. Yo me pongo de pie y tomo mi albornoz, que siempre va en combinación con mi bata, arreglo mi cabello, y camino hacia donde está él, ya sentado. 

Tomo posesión de mi silla, y luego de mi taza de café ⎯ Espero te guste ⎯ me comenta, mientras me observa. 

El sorbo que pasa por mi garganta me despierta de inmediato y lo disfruto como nunca. Ya había tomado café antes, pero, este que hizo David, es en realidad delicioso. 

⎯ Para tu conocimiento, David me ayudó a hacer los huevos estrellados, al parecer le divierte quebrarlos. 

⎯ Sí, Esme le enseñó y ahora quiere hacerlo en todo momento ⎯ respondo entre risas. 

Ambos comenzamos a comer todos los platillos que ha traído, que siento que son para un batallón, pero con gusto pruebo cada uno disfrutando de su sabor. 

⎯ ¿Te gusta? 

⎯ No sabía que cocinabas ⎯ le comento. 

⎯ Lo hice por mucho tiempo, lo dejé por ciertas circunstancias. 

⎯ Ya veo ⎯ respondo. 

⎯ Debo admitir que estaba aterrado en volver a la cocina, pero, quería que descubrieras una de mis tantas cualidades, así como ahora yo sé una tuya ⎯ me comenta.⎯ He decidido traer del viejo David, solo lo bueno. 

⎯ Me agrada ⎯ respondo, probando el panqueque con crema batida y azúcar glass. 

La nieve sigue cayendo y al parecer, este día será de quedarse en casa o sacar los abrigos más gruesos para poder salir a pasear. Así cuando levanto uno de los platos que tengo en frente, noto que debajo hay un sobre de color beige con orilla de dorada. 

David al ver que lo descubrí sonríe y lo toma.⎯ Hay dos más escondidos. 

⎯ ¿En la bandeja? 

Él asiente con la cabeza y yo comienzo a buscarlos levantando el resto de los platos. Al poco tiempo los descubro y él los toma y lo los revuelve con sus manos. 

⎯ ¿Qué es esto? 

David quita la bandeja y pone los tres sobres sobre la mesa. Luego toma mis manos y las besa.⎯ Te prometí que te conquistaría, ¿no es así? 

⎯ Amor… 

⎯ Y estoy dispuesto a hacerlo, así que en estos sobres hay tres citas maravillosas con diferentes temáticas que te demostrarán, aún más, lo mucho que te amo. 

Sonrío y después me sonrojo.⎯ Ya me lo demuestras diario… 

⎯ Pero quiero hacerlo más. Venga, sígueme el juego, ¿quieres? ⎯ me pide. Asiento con la cabeza.⎯ Bien, ahora escoge uno. 

⎯ ¿El que sea? 

⎯ El que desees. La única condición es que tendrás que hacerme caso y dejarte llevar, sin cuestionamientos. 

⎯ Vale… 

Así, comienzo a ver los sobres y después de analizar la mirada de David, escojo el que está en medio.⎯ ¿Segura? 

⎯ David… ⎯ reclamo con ternura. 

Él toma los otros dos sobres y los aleja de ahí, luego abre el que he escogido y lo lee. 

⎯ ¿Qué no me dirás? ⎯ pregunto. 

⎯ No, el factor sorpresa estará presente. 

⎯ Aunque sea una pequeña pista, ¿sí? ⎯ le pido. 

David sonríe.⎯ Vale, una pista pequeña. 

Así, él se pone de pie y sale de la habitación. Me quedo sentada, esperando, expectante, con la tentación de abrir el sobre más no lo hago. David regresa con una caja enorme y la pone sobre la cama. 

⎯ Esta es tu pista. 

Me pongo de pie, voy hacia la cama y con cuidado abro la caja que está frente a mí. Momentos después un precioso vestido negro de terciopelo aparece envuelto entre telas finas. 

⎯ Es hermoso ⎯ murmuro, sacándolo por completo. 

⎯ Qué bueno, porque lo necesitarás. También vendrá una estilista profesional para arreglarte. 

⎯ ¿Qué?, ¿cuándo? ⎯ pregunto. 

⎯ Para tu buena suerte, hoy por la tarde…⎯ David me toma de la cintura y me acerca a él ⎯ porque esta noche es para ti y para mí, y disfrutaremos de la sorpresa, ¿está bien? 

⎯ Me parece perfecto ⎯ contesto, y veo cómo sus ojos brillan. Después de meses puedo ver a un David lleno de vida, incluso puedo permitirme decir que la enfermedad ha cedido. 

Él acaricia mi mejilla.⎯ Te amo mi bella, valiente y fuerte mujer. 

⎯ Te amo más ⎯ le contesto. 

⎯ Entonces, ¿lista para tus tres citas? 

⎯ Nací lista ⎯ respondo, con una emoción dentro de mí que es inexplicable. 

No puedo esperar a saber qué me tiene listo, y este David romántico que está resurgiendo de la oscuridad, espero me enamore más de lo que ya estoy. Esta noche, es la noche. 

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