David
(Tiempo después)
Al parecer, a los Canarias nos toca tomar decisiones de todo el tipo y todo el tiempo. A mí me ha tocado hacerlo en años pasados, y a Fátima este año. Tomar decisiones no es fácil, se requiere un temple, seguridad y lidiar con las consecuencias de los resultados. Es algo a lo que llamo Coste de oportunidad, un término económico que ha regido mi vida como una ley, desde el primer momento que escuché de él.
Lafuente odiaba que yo utilizara el Coste de oportunidad en mi vida, pero a mí siempre me ha funcionado. Sin embargo, las consecuencias con las que he cargado unas han sido ligeras y otras pesadas. De la que más me arrepiento, es de la de Alegra. Aún sigo pensando que debí llegar.
No obstante, si yo pensé que era bueno tomando decisiones en mi vida, Fátima me ganó por completo. Ella, a pesar de su corta edad, tiene el temple para decidir lo que se le venga en gana, hasta el futuro de una familia; como lo hizo con la suya.
La primera decisión se tomó a principios de año, cuando ella tomó la decisión de desconectar a su madre del coma después de unas semanas así. Aún recuerdo todo lo que evaluó. Se informó bien, pensó en el aspecto económico pero, principalmente, en el físico. Me preguntó que haría, luego habló con Amira y Nadir, ya que Saharí jamás estuvo del todo disponible. Y así, con toda la información recaudada, como una buena economista: la desconectó.
Su madre murió a los pocos minutos, y, mientras Amira y Sarahí rompían en llanto, ella se encargó de todo: el velorio, los rosarios, la cremación y el testamento. Los dos, al ser albaceas de la fortuna de los Lafuente tuvimos que ver el testamento, donde tristemente, su madre, no le dejaba nada a Sarahí, solo una nota que receba:
En vida fingí muy bien que no era tu culpa que hayas matado a tu padre. Pero en la muerte te lo reprocho. Tú lo mataste y por eso no recibirás nada de mi herencia, no te la mereces. Muere sola, amargada y pobre… Eso te mereces por matar al amor de mi vida.
En pocas palabras, Sarahí no tenía herencia por parte de su madre que, irónicamente, eran más riquezas que las que su padre les había dejado. Según lo que me contó Fátima. Su padre era un pobre diablo que se enamoró de su mamá, pero, no tenía dinero para poder estar a su altura. Así que, su abuelo, al ver que estaban muy enamorados, le dio la oportunidad en la empresa de trabajar para hacerse de un oficio.
Lafuente comenzó como recadero, después a vendedor y finalmente a asistente de su suegro. Ambos aprovecharon que eran cercanos para apoyarse. Su abuelo, al no tener hijos varones, lo entrenó para que se quedara con la empresa y Lafuente, aprendió con gusto. Cuando él murió, el abuelo de Fátima le dejó todo a su padre, y así, fue como se hizo de un nombre y se casó con su mamá.
Al escuchar esa anécdota, sonreí. Comprendí el porqué Lafuente me había dado una oportunidad a mí cuando fui a pedirle trabajo hace tiempo. Por qué me pidió que me casara con Fátima, y muchas otras cosas más. Lafuente, también fingía ser alguien para poder sobrevivir dentro de este mundo. Mentía sobre ser de una familia acaudalada, y otras cosas que tienes que decir en los negocios para hacerte de un nombre; así como yo finjo muchas cosas para llevar una vida menos atormentada.
También, entendí el hecho de que mi suegra no le hubiese dejado nada a Sarahí, y yo, hubiese tomado la decisión de dejarla así pero, Fátima no. Ella, tomó parte de lo que le correspondía a y se la dio, fingiendo que era lo que su madre le había dejado como última voluntad. Pero, se la dio con una sola condición: que Sarahí se alejara de la familia por cinco años. Este periodo de tiempo fue acordado entre ella y Amira que, al igual que mi esposa, estaba cansada de la actitud pesada de su hermana mayor.
Le dijeron que no le importaba como se lo gastara o lo que haría con esa cantidad de dinero, solo que se fuera e hiciera lo que se le diera la gana. Y como si Sarahí no sintiera ni un mínimo remordimiento por sus hermanas o amor, tomó el dinero y se fue. Sabemos que se encuentra en una villa en Italia disfrutando del mar.
Así, Fátima y Amira son las únicas Lafuente que se han quedado unidas, y desde que Sarahí tienen la mejor de las relaciones, al grado de que nuestras familias se han acercado más, fortaleciendo la empresa y haciéndola más grande. Ahora David, mi hijo, tiene un primo con el que puede apoyarse, aunque creo que será un poco difícil porque Nadir vive en América y nosotros acá.
Aun así, parece que al fin, la calma llegó a la vida de los Canarias Lafuente y esperamos que dure mucho tiempo. Aunque, aún hay una situación que debemos resolver antes de cantar victoria y de hacer planes para el futuro: saber cuál es el estatus de mi enfermedad.
No he querido decirlo, pero, muero de miedo de que me digan que el cáncer no cedió y que ahora se ha ido a otras partes de mi cuerpo y que debo continuar con el tratamiento, pero, ahora, de una manera más intensa. Me da mucho miedo pensar que ya no podré volver a tener a Fátima entre mis brazos y hacerle el amor – llevamos más de seis meses sin tocarnos. Me da miedo, dejar a David, mi hijo. Que también sufra la pérdida del único padre que ha conocido y que, conocerá.
Sin embargo, he tratado de ser fuerte y positivo, y pensar que todo irá bien hoy que me den los resultados de mis últimos estudios. El año pasado fue uno bastante pesado y lleno de mucho dolor e incertidumbre, donde tanto Fátima como yo sufrimos. No deseo que este año, que acaba de comenzar, vuelva a ser igual, creo que mi familia necesita un respiro y un cúmulo de buenas noticias que nos levante el ánimo.
Así que, ahora me encuentro en el consultorio de mi médico. Esperando nerviosamente, con el corazón latiendo acelerado y las manos sudorosas. Ni siquiera la suave música de jazz, puede ayudarme con la ansiedad y la incertidumbre que siento en estos momentos.
Miro el reloj de a pared, y juro que siento que no se mueven las manecillas. Desearía que avanzaran estas más rápido, pero sé que no se puede; todo esto es un tormento. No puedo dejar de pensar ¿qué sucederá si el cáncer no ha desaparecido?, ¿qué significará para el futuro de mi familia?, ¿tendré la voluntad de salir adelante con esta enfermedad hasta que acabe con mi vida?
⏤ ¿Señor Canarias? ⏤ escucho mi nombre.
Estoy tan adentrado en mis pensamientos, que no me fije que la puerta del consultorio se abrió. Levanto el rostro para ver a la asistente. Tenía la mirada fija en los folletos para distraerme un poco, y no noté cuando ella se puso de pie.
⏤ Pase, el doctor lo recibirá en este instante.
Así, con el corazón latiendo aún más rápido, me pongo de pie para caminar hacia ese pequeño lugar donde me darán una buena o una mala noticia. Siempre he sido un hombre muy valiente, pero, esta vez, creo que no lo soy. Mis piernas tiemblan tanto que me es imposible caminar.
⏤ ¡David! ⏤ me saluda el doctor, con mucho ánimo ⏤. Bienvenido.
⏤ Gracias ⏤ respondo, tratando de estar tranquilo.
Me siento en la silla, con las manos apretadas para contener todo: el temblor, el miedo, la incertidumbre. Clavo mi mirada en el médico que ya está leyendo mi archivo y se dispone a decirme las palabras que pueden o no arruinar mi día o posiblemente, mi vida y la de mi familia.
⏤ David, hemos recibido los resultados de tu análisis ⏤ comienza. Él se toma una pausa y luego procede ⏤. Y estoy contento de informarte que el tratamiento ha dado resultados. El cáncer ha desaparecido.
Sin poder evitarlo, me quiebro ante él. Siento cómo las lágrimas caen sobre mis mejillas y, después, comienzo a llorar como un niño pequeño. En este momento he desahogado todo lo que siento dentro de mí. Todos esos meses de angustia, de lucha, de incertidumbre, de debilidad, de malestares y de miedo, se ha ido. De nuevo vuelvo a recibir una oportunidad. A veces me pregunto, ¿hasta cuándo las recibiré?
⏤ ¿Seguro? ⏤ le pregunto entre lágrimas al doctor.
⏤ Muy seguro. Por ahora, te haré revisiones para tenerlo controlado. Recuerda que, puede regresar.
⏤ Lo sé, lo sé…
⏤ Pero por ahora, todo está bien.
Sonrío ⏤. Esta es la mejor noticia que me han dicho en todo este tiempo.
⏤ Me alegra que haya sido yo ⏤ contesta el doctor ⏤. ¿Ya sabes lo que harás ahora que has obtenido esta oportunidad? ⏤ me pregunta.
Asiento con la cabeza y con seguridad le digo ⏤. Le haré el amor a mi mujer, la extraño.
Sé que tal vez al doctor no le incumbe lo que le acabo de decir, pero, es la verdad. No he dejado de pensar en lo mucho que extraño a Fátima y como nos hemos separado desde que ella perdió al bebé y yo me enfermé.
⏤ Pues… no se diga más ⏤ contesta el doctor, y estira la mano ⏤. Nos vemos pronto, David. Y esperamos que cuando regreses todo siga estando bien.
⏤ Gracias, muchas gracias ⏤ le contesto, para después ponerme de pie, darle un fuerte apretón de manos y salir de ahí.
Salgo del consultorio con una mirada transformada en comparación a cuando entré. Puede que suene extravagante, pero el mundo exterior se muestra bajo una nueva luz. Siento una renovación en mi interior, una felicidad que brota y la esperanza se apodera de mí, como si finalmente Dios hubiese escuchado mis plegarias y todo lo que nos espera a partir de ahora fuese prometedor. Con delicadeza, seco mis lágrimas con el pañuelo antes de subir a la camioneta. Cuando el chofer cierra la puerta, emito un suspiro profundo, como si quisiera liberar los nervios que aún se aferran a mi ser.
⏤ Gracias, gracias, gracias ⏤ murmuro, completamente agradecido.
⏤ ¿Todo bien, señor? ⏤ me pregunta mi chofer.
⏤ Todo excelente.
⏤ ¿Lo llevo a la empresa?
⏤ No, llévame a la casa ⏤ le contesto. Porque lo único que deseo en este momento es ver a mi mujer. Tomarla entre mis brazos y hacerle el amor. Es momento de festejar.
***
⏤¡Fátima!, ¡Fátima! ⏤ entró a mi casa, gritando de emoción ⏤.¡Amor!
⏤ La señora aún no llega ⏤ escucho la voz de Esme.
⏤ ¿Dónde está?
⏤ Salió a una fiesta, ¿recuerda? ⏤ me pregunta.
No, en realidad no lo recuerdo. Esta semana, sobre todo, este día, he estado tan metido en mis asuntos y lleno de miedo que olvidé todo lo que rodea el mundo exterior.
⏤ Y, ¿mi hijo?
⏤ Está en sus clases de equitación ⏤ me señala.
⏤¿Equitación?, ¿David toma equitación? ⏤ contesto, y me sorprendo de verdad no saber ese dato sobre mi hijo.
⏤ Sí señor. También va a clases de polo, de inglés y francés y últimamente hace jardinería con la señora Fátima.
⏤ Gracias, Esme ⏤ le agradezco. En verdad no era necesario evidenciar que no tengo ni idea de lo que hace mi hijo ⏤. La esperaré en mi oficina.
Con la misma alegría con la que entré, camino hacia mi oficina. Al llegar, tomo un vaso y me sirvo un poco de whisky para festejar. Me siento feliz, renovado, con unas ganas de comerme el mundo que superan a las que sentía cuando tenía diecinueve años.
Mientras bebo a sorbos, me acerco a la ventana para ver el hermoso mar, ese que me ha acompañado a lo largo de mi vida, y que ha sido la causa de mi felicidad y mi desdicha. Con la mirada fija en las tranquilas olas, hablo en voz baja para que solo ella me escuche.
⏤ Y yo que pensé que pronto te vería de nuevo, al parecer no será así ⏤ murmuro. Por un instante, siento que estoy traicionando a Fátima al hablar con ella, pero, últimamente, no salía Alegra de mi mente ⏤. ¿Duele morir Alegra? ⏤ pregunto ⏤, ¿te dio miedo morir?
El ruido de la puerta de la entrada, corta por completo el momento melancólico que estaba teniendo en privado. Después, la voz de Fátima comienza a escucharse por toda la casa, dándole la alegría de siempre.
⏤ ¡David!, ¡David! ⏤ grita mi nombre.
⏤ ¡Aquí estoy! ⏤ respondo. Dejo el vaso de whisky y voy hacia la puerta.
⏤ ¡No tienes idea de lo que acaba de pasar! ⏤ me comunica, en un tono de incredibilidad ⏤ ¿Recuerdas que fuimos invitados a la fiesta de compromiso de Bego y Tristán?. Bueno, entre tantas cosas lo olvidé por completo y hoy, me recordaron, así que fui en representación de la familia y no vas a creer lo que… ⏤ En eso Fátima entra a la oficina y yo la jalo de la cintura, haciendo que ella guarde silencio ⏤.¿Qué pasa? ⏤ inquiere.
⏤ El cáncer se fue ⏤ pronuncio la frase y veo cómo sus ojos se llenan de lágrimas.
⏤ ¿De verdad? ⏤ pregunta, sumamente emocionada.
⏤ De verdad. El tratamiento funcionó. Tendrás a David Canarias por más tiempo ⏤ hablo.
Fátima se ríe con alegría y sintiendo un torrente de emociones, se lanza hacia mis brazos ⏤. ¡Te dije que funcionaría!, ¡te dije! ⏤ exclama emocionada.
Sus labios se encuentran con los míos, en un beso apasionado y ardiente, una fusión de amor, alivio y gratitud. En ese instante, siento cómo el mundo se desvanece a mi alrededor, mientras vuelvo a sentir esa conexión profunda, que hace meses había desaparecido debido a todo lo que estaba sucediendo.
Mis brazos, de inmediato, la envuelven, aferrándola con fuerza como si nunca quisiera soltarla. La cargo con una facilidad que pensé ya no tendría y la llevo hacia el escritorio para sentarla sobre él. Ella se ríe sobre mis labios.
⏤ ¿Qué haces? ⏤ me pregunta.
⏤ Hacerle el amor a mi esposa ⏤ respondo.
Con mis manos comienzo a acariciar sus piernas, y, momentos después, quito las medias de seda dejando su piel desnuda. Escucho cómo Fátima comienza a jadear al sentir mis dedos acariciándola. Sé que ella extrañaba esto, tanto como yo. Sus labios se aferran a los míos y, en cuanto entro ella, dime sobre mi oído.
⏤ Te extrañaba ⏤ me murmura, en un momento de ternura.
⏤ Yo más ⏤ contesto.
Es verdad, la extrañaba y mucho. Vivía con el miedo de que ya no volvería a tenerla entre mis brazos. Que ya no podría amarla como se merece y hacerle el amor tan apasionadamente como ahora. Fátima desde el momento que llegó a mi vida, solo ha recibido malas noticias y ha enfrentado obstáculos que no debía haber enfrentado. Llegó a una familia destruida, infestada por la tristeza y el olor a muerte, y, aun así, ha logrado mantener la felicidad y hacernos felices a nosotros. Así que, Fátima se merece el cielo, se merece un hombre que la amé, que le haga el amor y le dé todo, absolutamente todo. Ese hombre, seré yo.
⏤ Te amo ⏤ murmuro, mientras le hago el amor desesperadamente sobre el escritorio.
Un éxtasis abrumador se apodera de cada centímetro de mi ser, mientras sus manos se deslizan sobre mi piel con una delicadeza embriagadora y una pasión irresistible. Cada beso de Fátima sobre mi pecho es un torbellino de sensaciones que despierta los sentidos más profundos de mi ser, provocando un fuego interno que arde intensamente. Sus gemidos de placer resuenan en mis oídos, recordándome el poder de nuestro deseo compartido y la conexión íntima que compartimos.
Cada inhalación cercana a su piel morena y brillante es un regalo precioso que agradezco en lo más profundo de mi corazón. La suavidad de su piel bajo mis dedos es un testimonio de la belleza y la perfección del momento presente. En este instante, no hay palabras suficientes para describir la gratitud y la felicidad que siento al tenerla tan cerca de mí.
Nos entregamos por completo, perdidos en el momento presente, conscientes de que este encuentro es un tesoro fugaz y precioso. Ahora sabemos, que cada segundo compartido es una bendición que no debemos dar por sentada y que nuestro amor, puede ser para siempre pero, la vida no.
Ambos terminamos en un desahogo. Siento cómo sus manos se aferran a mi cuerpo y el suyo se relaja. Después una risa ligera sale de su boca para, más tarde, abrazarme con fuerza y hundir su cabeza en mi cuello.
⏤ ¿De qué ríes? ⏤ pregunto con ternura.
⏤ De que dejamos la puerta abierta. Espero no hayamos dado un espectáculo a Esme ⏤ su preciosa mirada se entrelaza con la mía y yo sonrío.
⏤ La vida es muy corta para cerrar puertas, Fátima Lafuente ⏤ le murmuro.
Ella se acerca nuevamente para besarme, pero esta vez su suave y lento beso revela una mezcla de ternura y exploración, como si estuviera saboreando cada centímetro de mis labios como si fuera la primera vez. En ese momento, la levanto con cuidado entre mis brazos, sintiendo la calidez de su cuerpo contra el mío, y la llevo al acogedor sofá de la habitación. Nos acomodamos juntos, y compartiendo un momento íntimo, le ayudo a vestirse de nuevo.
⏤ ¿Qué decías de Tristán?, ¿le diste las disculpas de mi parte al no poder ir? ⏤ inquiero.
Fátima niega con la cabeza ⏤. No pude.
⏤ ¿Cómo?
⏤ No pude porque Tristán se fue ⏤ dice con firmeza.
Al escuchar esa frase, sentí un golpe de melancolía y tristeza en mi pecho. ⏤ ¿Cómo que se fue? ⏤ pregunto, incapaz de ocultar mi sorpresa. Mis ojos buscaron los suyos, esperando una explicación.
⏤ Tristán sí llegó a la fiesta, pero, no se quedó. Al parecer, se enamoró de la mexicana y se dejó todo para irse con ella.
⏤ ¡Qué! ⏤ pregunto sorprendido.
⏤ Sí, renunció a su herencia, a su vida aquí. El rumor dice que vendió todo y regresó a México para comenzar una vida nueva allá, con ella.
Sonrío. La acción que hizo Tristán me hizo recordar lo que yo hice con Alegra hace tiempo ⏤. Lo logró ⏤ murmuro.
⏤¿Qué logró? ⏤ pregunta Fátima con curiosidad.
Sin poder evitarlo, vuelvo a llorar de emoción, pero, esta vez, por mi amigo que después de tanto tiempo cumplió lo que se prometió: ser un poco más feliz antes de que su vida terminara siendo una pesadilla.
⏤ Logró cambiar su vida, encontrar el amor ⏤ hablo con cariño ⏤. Me hubiese gustado despedirme de él, es la segunda vez que no lo hago.
Fátima acaricia mis mejillas ⏤. Regresará, ya verás. Y si no, estoy segura de que podrás despedirte de él, el momento se dará.
Asiento con la cabeza. Sigo llorando y no sé por qué, tal vez estoy muy sentimental al saber que ya no estoy enfermo, que no voy a morir y que Tristán, al fin, tomó la decisión que cambió su vida. La chica de Las Vegas, había sido su coste de oportunidad y él, sin miedo a arriesgarse, la tomó sin dudarlo.
⏤ Lo voy a extrañar ⏤ le confieso a mi mujer ⏤. Solo espero que sea feliz ⏤ acaricio su mejilla ⏤, como yo lo soy contigo.
Fátima se recarga sobre mi pecho y lo la envuelvo entre mis brazos. Siento su corazón latiendo junto al mío y la calma me invade. Ahora sí, y sé que lo he dicho muchas veces, presiento que todo saldrá bien, y que nuestra vida dejará de ser resultado de una maldición que el mundo nos ha echado. Ahora sí, Fátima y yo seremos felices, tengo la corazonada de que así será.
Con esa linda energía merecen disfrutar de la vida.
Calma Don David que el camino da revancha a las buenas amistades.
Costo de oportunidad y cómo elegir mejor en la vida.