No tengo ni idea de lo que está sucediendo aquí, pero ya estoy en el techo del hospital con un abrigo rojo cubriendo mi cuerpo y mi hermana Sila a mi lado. No pudimos sacar el telescopio, pero según los conocimientos de mi hermana mayor, la lluvia de estrellas se podrá ver sin uso de uno. 

⎯ Estoy seguro de que casi llega, le mandé un mensaje bastante urgente ⎯ me dice Sila, divertida. ⎯ ¿Tienes el café? 

⎯ Sí, de la cafetería del lobby y estos pastelillos ⎯ y le muestro un paquete que Lila me dio en la entrada. 

⎯  Entonces, todo perfecto para tu cita ⎯  habla Sila. 

⎯  No es una cita ⎯  le aclaro ⎯  es solo pasar el rato. 

⎯  Sí, como digas… ⎯  habla, para luego sonreír. 

No entiendo qué les pasa a mis hermanas y sus “citas”, supongo que ellas tienen otra perspectiva de lo que pasa en mi vida. Aun así, les agradezco por ayudarme. 

La puerta del techo se abre y en seguida veo a Karl, que trae el móvil en las manos y un rostro de que subió corriendo. 

⎯  ¿Qué pasa? ⎯ pregunta, y al verme cambia su rostro. ⎯¿Alegra?, ¿eres tú la que tiene taquicardia, sudoración y temblores? 

⎯  ¿Qué? ⎯  pregunto, y volteo a ver a Sila. 

⎯  Tenía que hacerlo subir… ⎯  se excusa con una sonrisa, luego ve a Karl ⎯  Lo siento. En fin, tienes tu hora de descanso. 

⎯ ¿Cómo? ⎯  pregunta Karl. 

⎯  Tómela Doctor Johansson, yo le llamo si se acerca una emergencia, ¿si? ⎯  contesta mi hermana, y luego camina hacia la entrada ⎯  los dejo solos en esto que se desarrolla aquí ⎯  dice, para después abrir la puerta e irse de ahí. 

Me quedo de pie, en medio de ese tipo balcón que hay en el techo, y la mirada azul de Karl brilla aún más con la luna que hay frente a nosotros. 

⎯  Esta es una bonita sorpresa… 

⎯  No es sorpresa, solo quería cumplir con lo que te prometí ⎯  contesto rápido, y él sonríe. 

Karl se acerca donde estoy.⎯ Sí que eres cumplida. 

⎯  Trato ⎯  contesto, y cuando me sonríe quiero aventarme por el balcón, así que tomo el café y se lo doy. ⎯  Te traje café de la cafetería del lobby, sé que te gusta negro. 

⎯  Gracias ⎯  responde, para luego tomarlo. 

Yo tomo el mío, que tiene leche, y le doy un sorbo para sentir el calor ⎯ también te traje paquecitos. 

⎯ Hmmm, me encanta ⎯  me contesta. 

Karl voltea a ver el lugar y se percata que hay algunos cojines y velas. 

⎯  Mis hermanas… se creen decoradoras de interiores ⎯  bromeo nerviosa. 

⎯  Pues, si sería un buen negocio. Algo nuevo para la familia, que con lo artísticos que son sería un éxito ⎯  responde simpático, para luego ir hacia allá y sentarse sobre la banca. Yo lo sigo y me siento a su lado. 

⎯  La lluvia de estrellas es a las 2 am, así que estamos a tiempo ⎯  hablo, y él sonríe. 

El silencio vuelve a nosotros, pero, no es incómodo, solo es para que ambos tomemos un respiro, y podamos continuar con “esto”. 

⎯ Gracias por esto ⎯  me confiesa ⎯  he tenido un día bastante pesado. 

⎯  ¿Tu igual?, al parecer no es nuestro día. 

⎯  No, al parecer no ⎯  admite. 

⎯  ¿La mía se llama María, la tuya? ⎯  comento y él se ríe. 

⎯  Jerry, es el otro cardiólogo, al parecer tiene problemas del corazón. 

⎯  Y, ¿qué no lo vio venir?, es cardiólogo ⎯  bromeo y Karl lanza una carcajada tan genuina que me hace sonreír. 

⎯  Buena respuesta, pero, hablo de cosas personales. Creo que se está divorciando y eso le afecta mucho. 

Me río bajito, al parecer un cardiólogo puede curar todo menos eso. 

⎯  ¿Te puedo hacer una serie de preguntas? 

⎯  ¿Serie? ⎯  pregunta Karl, interesado. 

⎯  Sí, digo, o prefieres que hablemos de Jerry. 

Él niega con la cabeza. ⎯ ¿Qué me vas a preguntar hoy, Alegra Canarias? 

Ya un poco más cómoda y menos nerviosa, me acomodo viéndolo de frente.⎯ Bueno, son más de índole personal. 

⎯  Vale… 

⎯  La primera, ¿tienes hermanos? 

Karl asiente ⎯ Sí, tengo tres más, soy el más chico. 

⎯  ¡Guau! 

⎯  Son dos hermanos y una hermana ⎯  resume. 

⎯  Bien… y, ¿eres el único doctor? 

Niega con la cabeza ⎯ No, mi hermano mayor es Oncólogo, el que sigue es Cirujano plástico y mi hermana es Psicóloga. 

⎯  Y, ¿por qué cardiólogo?, ¿te sentiste obligado? ⎯  continúo con el interrogatorio. 

Karl niega.⎯ Siempre me gustó el corazón. Desde pequeño me fascinó. 

⎯  ¿Por qué? 

⎯  Bueno, Alegra Canarias, el corazón es el órgano que objetiva y subjetivamente nos rige, toda vida empieza y acaba en un latido ⎯  explica, mientras su mirada se clava en la mía ⎯  el corazón nos indica nuestro estado de ánimo, que estamos vivos, o estresados. Late fuerte cuando nos emocionamos, y siempre está presente en todo. Mantiene el cuerpo en funcionamiento, haciendo que la sangre corra, el corazón lo es todo. Un latido puede hacer la diferencia entre estar vivo y saber que te has ido. Cuando una madre escucha el latido del corazón de su bebé, es un símbolo de que está sano y que está bien… el corazón nos indica cuando estamos enamorados, enojados o tristes… 

Sonrío, jamás me habían dado una explicación así, tan apasionada sobre un solo órgano. 

⎯ El corazón es tan importante que muchas personas mueren de corazón roto, objetiva y subjetivamente. Por ejemplo, tú tomas fotos con el corazón, ¿no? 

⎯  Lo hago. 

⎯  Pues… ahí está, por eso me gustó el corazón. Me gusta cuidar corazones ⎯   finaliza para luego acariciar mi rostro, ⎯   aunque a veces tenga que cuidar labios y manos contracturadas. 

Me río.⎯  ¿Puedo hacerte otra pregunta? 

⎯   Dime. 

⎯  ¿Dónde aprendiste español? 

⎯   ¡Ah! ⎯   expresa ⎯   en realidad sé hablar varios idiomas, mi lengua materna es holandés, pero, viví en tantos lugares que tuve que aprender francés, español, inglés y por supuesto japonés. Sin embargo, el español es mi favorito. 

⎯   ¿Por qué? 

⎯   Bueno, por Antonio Banderas…

Escupo el café sin más, el trago que acababa de tomar queda directamente en el suelo.⎯   ¿Qué? ⎯   y sigo tosiendo. 

⎯  No te rías, es verdad… ⎯   me indica ⎯   ¿Cómo es eso?

Karl sonríe.⎯   Bueno, cuando llegué aquí, a la edad de 8 años, tenía un tutor en casa que nos ayudaba con e idioma, después de la escuela. Él era fan de Antonio Banderas, decía que era el mejor actor y los viernes tenía un video cine para extranjeros y nos invitaba. Mis hermanos mayores no iban, pero yo si, y ponía sus películas, como “El zorro”, pero su favorita era “Desperado”, ya sabes el traje de mariachi, cabello largo, la guitarra. 

⎯   Mi abuelo Tristán la veía, le gustaba bastante ⎯   comento entre risas. 

⎯   Bueno, la escena del inicio, con esa canción… me impactó. Me la aprendí de memoria. 

⎯  ¡QUÉ!, ¿la sabes cantar? ⎯   pregunto divertida. 

⎯  Lo hago. Traté de tocar guitarra, pero no soy bueno con los instrumentos. Aun así, me gusta pensar que Antonio Banderas me inspiró a aprender más rápido español. 

⎯   ¡Dios!, tienes que cantarla… 

⎯  No, no lo haré, esto es demasiado privado, tal vez deberé pedirte que no difundas. 

⎯  ¡Anda! ⎯   le ruego, y él se ríe, negando con la cabeza. 

⎯  Soy un médico de prestigio, ya tengo fichaje por exhibicionismo, no quiero fichaje por hacer el ridículo ⎯  responde entre risas. 

⎯  No puedes contarme algo así y luego pretender que lo olvide. 

⎯   No lo olvides, solo, no cantaré… ⎯   murmura, y puedo ver el color rojo en sus mejillas.

¿A caso hice a Karl Johansson sonrojar?, pienso. 

⎯ Bueno, la canto si admites una cosa ⎯   me pide. 

⎯   Dime… 

Karl se acerca aún más a mí, posicionando su cuerpo hacia delante y haciendo que su boca quede a la altura de mi oído, y en su suave voz murmura.⎯   Que admitas que no soy como pensabas que era. ⎯  Sonrío levemente, y al sentir sus labios sobre mi frente me sonrojo. 

⎯  ¿Es todo?, ¡qué fácil! ⎯   respondo. 

⎯   Entonces, admítelo. Admite que no soy como pensabas y que te diviertes conmigo… 

Me mojo los labios levemente y luego alzo la mirada para verlo a los ojos ⎯   lo admito, no eres quién yo esperaba…

⎯  ¿Y? ⎯   insiste. 

⎯   Y que, me divierto contigo, Karl Johansson. Que me siento cómoda a tu lado y admito que…

⎯   ¿Qué? ⎯   habla, mientras siento como sus labios bajan por mi nariz y la besan. 

⎯   Que no eres aburrido… sino más bien. 

⎯   ¿Un pervertido? ⎯   me pregunta. 

Y yo niego con la cabeza.

¿Qué demonios estás haciendo Alegra?, me viene a la mente, mientras mi cuerpo se derrite entre sus brazos. ¡Gobiérnate! 

⎯  Más bien un buen hombre, un… bueno, ya sabes ⎯   finalizo. 

Karl sonríe sobre mis labios para luego besarme ligeramente. 

De pronto, de reojo, veo cómo cae la primera estrella y volteo a ver el cielo.⎯   ¡Mira!, ya empezó ⎯   y veo mi reloj de pulsera ⎯  ¡justo a tiempo! 

Karl igualmente voltea a ver al cielo y sonríe ante el espectáculo. Para ser honesta es la primera vez que lo veo en vivo y no lo puedo creer. 

⎯  ¡Lástima que olvidé mi cámara! ⎯   me quejo. 

⎯   Hay algunas cosas que es mejor verlas en vivo y no detrás de un lente, se disfrutan más ⎯   comenta, para voltear a verme.⎯   ¿Sabes?, dicen que si pides un deseo este se hará realidad. Así que aquí tienes miles de deseos para ti sola, ¿por qué no pides uno? 

⎯  Bueno… yo no creo en eso. 

⎯   Venga, uno y a los tontos que creemos nos regalas los otros… ¿Qué te cuesta? ⎯   insiste ⎯, cierra los ojos y pídelo. 

⎯  Está bien.

Así cierro los ojos y me concentro. Puedo sentir la mirada de Karl sobre mí, pero, no me molesta. Trato de pensar en uno diferente al que estoy ya pensando, pero, me es imposible, así que supongo que es lo único que deseo. 

Abro los ojos y veo esa sonrisa que me desquicia y me pone nerviosa. 

⎯  Pedí… 

⎯   Yo sé qué pediste ⎯   me interrumpe, para luego acercarse a mi oído y cantar ⎯  jineteando en mi caballo, por la sierra yo me voy, las estrellas y la luna, ellas me dicen donde voy. Ay, ay, ay, ay. Ay, ay, mi amor, ay, mi morena de mi corazón. 

⎯  Ese no fue mi deseo ⎯   le contesto entre sonrisas. 

⎯   Bueno, mi deseo era hacer el ridículo, al menos uno se cumplió ⎯   contesta, para luego pegar sus labios a los míos y besarlos con esa ternura y a la vez pasión que siempre lo hace. 

Me rindo ante él y me dejo llevar por todo lo que sucede a mi alrededor. Envuelta por esta atmósfera que jamás había sentido, abro los labios solo para pronunciar una cosa que jamás pensé que diría. 

⎯  Karl, gracias por cuidar mi corazón ⎯   confieso.

Él abre los ojos y sonríe, supongo que él entendió el mensaje…

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