Siento el cuerpo de Karl presionando el mío, empapado en sudor y sus labios gimiendo en mi oído, mientras ambos estamos por alcanzar ese placer que tanto anhelamos.
Mis manos se tratan de sujetar de la pared, pero me es imposible, mi cuerpo está a punto de colapsar y sé que el de Karl también.
⎯ Alegra ⎯ pronuncia mi nombre, y sé que es momento de terminar.
⎯ Espera, espera, llego contigo ⎯ le ruego, mientras siento ese éxtasis acumularse en mis caderas.
Así, con dos movimientos profundos de Karl, me dejo llevar por completo y golpe con las palmas de mis manos la pared para después gemir a la par que mi compañero.
⎯ ¡Qué delicia! ⎯ expreso, mientras mi cuerpo tiembla en los brazos de Karl y ambos bajamos el ritmo hasta ya no movernos.
Él recarga su rostro sobre mi espalda mientras sus manos se sujetan de mis pechos y los aprietan levemente.
⎯ ¡Johansson! ⎯ escuchamos al vecino del piso de al lado, y ambos nos reímos bajito.
⎯ Creo que ese hombre nos odia ⎯ murmuro, controlando mi respiración.
⎯ No, no nos odia, nos envidia ⎯ corrige, para después traerme hacia él y besar mi cuello aun acariciando mis pechos.
Después de un momento así, ambos nos recostamos sobre la cama y respiramos tranquilos.
⎯ Nada mal para el tercer round del día, ¿no? ⎯ me presume.
Me río bajito.⎯ Tonto ⎯ pronuncio, para luego hundir un momento mi rostro en la suave almohada.
No sé, como siempre, ni qué hora es, solo sé que cuando terminó la lluvia de estrellas me vine directo a su piso y lo demás es historia.
⎯ Creo que necesitas dormir ⎯ le comento.
⎯ ¿Crees? ⎯ me pregunta, para luego acariciar mi cabello que está hecho un remolino gracias a las múltiples caricias que nos hemos dado.
⎯ Llegamos a las 6 am y no has dormido, ¿qué hora es?
⎯ La una.
⎯¡QUÉ! ⎯ expreso, bastante sorprendida, y volteo a ver mi móvil ⎯ ¡Ay no!
⎯ ¿Qué?
⎯ Es la fiesta de cumpleaños de los pequeños Chos, y soy la encargada de las fotos ⎯ le contesto.
Trato de ponerme de pie, pero Karl me toma del cuerpo y me junta de nuevo a él.
⎯ Venga, Karl ⎯ le pido entre risas.
⎯ Te dejaré ir, pero, ¿no prefieres darte una ducha antes?, no creo que te guste llegar así.
⎯ No, porque ya sé cómo son tus duchas…
⎯ ¡Uy!, ¿Esa es una queja?
⎯ No, pero hoy no me conviene, además, no traigo ropa limpia, así que prefiero correr a casa a cambiarme.
⎯ ¡Ah, pues eso se soluciona! ⎯ me contesta, para luego dejar de abrazarme y ponerse de pie.
Veo cómo desnudo va hacia su armario y al abrirlo saca una bolsa de color café y me la muestra.
⎯ ¿Qué es eso?
⎯ Algo que vi para ti la otra vez… ⎯ me comenta, para luego dármela.
La tomo entre mis manos y al sacar lo que viene a dentro sonrío.
⎯ Claro que no…
⎯ Claro que si ⎯ contesta.
⎯ Solo lo mencioné en mi Instagram ⎯ le digo, para sacar el hermoso conjunto de edición especial que había visto en el local de Pierre Lambordi ese diseñador que me gusta tanto.
⎯ Creo que el vestido es de tu talla, mis manos la saben muy bien. Y el abrigo, bueno… fue más fácil.
⎯ ¡Ay, Karl! ⎯ expreso sin saber qué decir. No estoy muy acostumbrada a que me den regalos, fuera de mis familiares. ⎯ No sé qué decirte.
⎯ Dime, ¿tomamos una ducha? ⎯ insiste, para luego besar mi frente.
⎯ Pero solo una ducha, ¿vale?, en realidad necesito llegar a la fiesta de los Chocitos si no me matan.
⎯ Lo prometo, solo una ducha… ⎯ me responde.
Como siempre, Karl se pone de pie de inmediato y me carga entre sus brazos.
⎯ Así no empieza una ducha normal ⎯ le digo, viéndolo a los ojos.
⎯ En el mundo de Karl sí ⎯ me asegura, para luego entrar los dos al baño.
***
Era obvio que en el mundo de Karl una ducha es algo muy diferente al mundo de Alegra, pero, sorpresivamente, llegué a tiempo, ya que él me llevó a la puerta del zoológico donde trabaja Sabina y en donde será la fiesta de los Chocitos.
A pesar de que Karl me dejó rápido y luego arrancó porque tenía que hacer algunas cosas personales, algunos notaron que llegué con él, algo que quería evitar, pero que no pude; así que me tengo que preparar para las preguntas.
⎯ Le hubieses dicho que viniera, mija, hay espacio para todos ⎯ comenta mi madre, mientras me pasa la cámara que ella trajo de la casa.
⎯ La invitación la tenía que hacer Sabina, no yo.
⎯ Le hubiese dicho que se quedara ⎯ escucho a mi prima atrás, mientras trae a uno de los Chocitos cargando ⎯ ¡Ándale!, mándale mensaje, no es más, ¡hombre! ⎯ le grita a Cho que sigue inflando globos ⎯ ¡mándale un mensaje a Karl y dile que le caiga!
⎯ No… ⎯ murmuro, y siento cómo el color rojo se me sube por las mejillas ⎯, así está bien.
⎯ No pasa nada, ándale, es uno más, ¿qué no? ⎯ insiste, para luego ir hacia Cho y pedírselo de nuevo.
Suspiro.⎯ ¡Dios!, ustedes no aprenden ⎯ me quejo.
⎯¡Ey!, ¿cómo te fue en tu cita? ⎯ escucho la voz de Sila.
Al voltear veo que viene junto con Lila, ambas con una sonrisa.
⎯ No fue…
⎯ Bueno, “ese acontecimiento que pasó ayer” ⎯ dice Lila.
Mi madre me ve a los ojos y sé que insiste en lo que mis hermanas me preguntaron.
⎯ Pues me fue bien… tomamos café y eso…
⎯¡Ah! ⎯ expresa Lila ⎯, Y ¿el café se acabó hasta las 1:30 de la tarde? ⎯ contesta.
Mi madre me sonríe ⎯ ¿Estás saliendo con Karl?
⎯ No ⎯ niego de inmediato ⎯ no salimos, solo somos amigos…
⎯ Ja, ja, ja ⎯ escucho una risa detrás de mí y solo puede ser otro de los Canarias Ruiz de Con que les encanta meterse en mis asuntos. ⎯ ¡Ay, hermana!, tan tonta en el amor, tan inteligente en la fotografía.
⎯ Ustedes en verdad son muy raros, piensan que todo tiene que ser a fuerza, amor o enamoramiento, creo que han leído mucho a tío Manu.
⎯ Nadie está diciendo nada ⎯ argumenta mi madre, mientras toma una foto a la nada para poder ver la luz ⎯ simplemente nos preguntamos cómo un café terminó a esta hora.
⎯ Bueno, si quieren saber si estoy teniendo sexo con Karl, si, lo estoy teniendo, ¿a gusto?
⎯ Eso ya lo sabíamos… ⎯ expresa Moríns.
⎯ ¡Dios!, esta no es una junta familiar, así que se acabó el tema ⎯ les pido.
Todos se ríen ⎯ ¡Ay, Alegra!, solo estamos tratando de ayudarte, Karl es un buen hombre, excelente prospecto, está guapo, muy guapo, y le cae bien a la familia ⎯ contesta mi madre.
⎯ Encaja con todos los requisitos… ⎯ expone Moríns ⎯, hasta a tu padre le agrada.
⎯ ¡Ya! ⎯ les pido ⎯, no es su asunto, no se metan, gracias por sus palabras, bye…
⎯ ¡Dios, eres necia como un Ruiz de Con, cerrada como un Canarias! ⎯ contesta Lila, para luego darse la vuelta y alejarse de ahí.
Mi madre me da la cámara y me ve a los ojos, ⎯ no vuelvo a preguntarte, pero si te diré una cosa, el tren del amor pasa solo una vez, trata de subirte antes de que alguien más lo haga.
⎯ No estoy enamorada de Karl ⎯ contesto firme.
⎯ Te creo ⎯ responde, para luego irse de ahí.
Me quedo de pie, tratando de lidiar con lo que acaba de pasar, sin embargo, esto aún no termina, ya que la voz de mi hermano, después de succionar helio de un globo, me interrumpe.
⎯ Yo no ⎯ dice en voz aguda.
⎯ David…
En verdad no tengo humor para una de las “lecciones de David”.
⎯ Yo no te creo nada, nadita ⎯ sigue hablando y no sé si reírme o pegarle un zape.
⎯ No necesito que lo hagas ⎯ respondo, y le tomo una foto.
⎯ ¿Sabes por qué no te creo? ⎯ me pregunta.
⎯ ¿Por qué?
David aspira un poco más de helio y luego me dice ⎯ porque desde que estás con Karl no sales con nadie más.
⎯ Y, eso, ¿qué tiene que ver?, me gusta cómo tenemos sexo, no dejaré algo bueno si me gusta.
⎯ Ja, ja, ja ⎯ se ríe, y con el helio esto está escalando a que me carcajee a morir. ⎯ Karl y tú ya no tiene sexo, Alegrita, tiene algo que se llama I-N-T-I-M-I-D-A-D.
⎯ ¿Intimidad?
⎯ Sí, ambos están creando un lenguaje nuevo, rutinas e incluso, a la hora que te hace el amor, sabe lo que te gusta y lo que no.
⎯ No me hace el amor.
⎯ ¿Segura? ⎯ me dice, ya sin usar helio.⎯ Cuando estás con él sabe qué hacer para complacerte…
⎯ David.
⎯ Dime, ¿te toca y sientes que no hay mejores manos en el mundo que las de él?, ¿te mira a los ojos y sabes que te ve el alma?, ¿te besa y sientes que te derrites?, si la respuesta es sí, Karl no te folla, te hace el amor y a ti te gusta. Intimidad, se llama y no tiene nada de malo tenerla, es más… muchos morirían por saber qué se siente tener eso.
⎯ Hablas como si fueras un experto en relaciones ⎯ me burlo.
⎯ No, pero soy hombre y sé de eso. Un hombre que te folla no te compra tu conjunto favorito de Pierre Lambordi, ni te abre la puerta de su piso a las tres de la mañana, ni se preocupa por ti. Tienes intimidad y deberías apreciarla, no con muchas personas la sientes.
⎯ ¿Tú la has sentido? ⎯ pregunto, ya un poco más seria.
⎯ Solo una vez… y cuando se va es una patada en los huevos. Tener que reconectar y confiar de nuevo, no es fácil. Así que no seas tonta y has lo correcto, antes de que sea demasiado tarde ⎯ finaliza.
Me quedo observándolo, tratando de entender cada palabra para reflexionarlo.
Yo no sé qué es intimidad y para ser honesta no sé si lo estoy buscando. Solo sé que David tiene razón en una cosa, tengo que hacer lo correcto, hoy o dentro de un mes, pero hacerlo.