*Días después* 

Karl no se había ido y al parecer aún tenía planes de estar aquí. La verdad me da alegría, ya que jamás había tenido un amigo tan cercano como él, o al menos alguien con me pudiera comunicar de esta manera. 

Aun así, si él decide irse o no, es algo que yo no puedo decidir y supongo que ambos deberemos seguir nuestros caminos. Mientras tanto, me da gusto que siga aquí, y que podamos divertirnos. 

Debo confesar, que mi remedio de pizzas y chelas, sirvió bastante bien, porque Karl estaba perfecto al siguiente día, y pudimos regresar a nuestras actividades normales, ustedes saben a lo que me refiero, por lo que puedo decir que todo regresó como debía de ser. 

Después de eso, los días pasaron bastante rápido y cuando menos lo esperamos llegamos al día de la exposición de mi mamá, una que era sumamente importante para todos porque era otro sueño cumplido. 

Así, que ahora nos encontramos, toda la familia, viendo las hermosas fotografías que mi madre ha tomado en sus múltiples viajes. 

No puedo creer el talento de esta mujer, y toda la experiencia, el método, la técnica, y que también haya sido capaz de criar a cuatro hijos y mantener un hogar. Ella es mi definición de supermujer. 

⎯¿Ves cuántas ofertas tiene esta foto? ⎯ escucho emocionada a mi hermana Lila, al ver una hermosa foto de unos cafetales en Colombia. ⎯ Parece subasta. 

⎯ Es hermosa ⎯ murmuro, al ver la composición. 

⎯ Y las demás fotos están teniendo, creo que la misma cantidad, creo que mamá se hará famosa. 

⎯ Ya es famosa. Ahora no solo con los retratos, sino con los paisajes, ¿en qué más podrá incursionar? 

⎯ Tal vez en la moda ⎯ bromeo, y ambas nos reímos. 

Lila termina de reír y luego alza la ceja ⎯ creo que vinieron a visitarte ⎯ comenta, y con los ojos me hace saber que alguien está atrás. Cuando volteo, veo entrar a Karl, con un pantalón de vestir negro, un suéter de cuello alto azul marino y como siempre, perfectamente arreglado. 

⎯ Vino a la exposición, no a verme a mi ⎯ le aclaro. 

⎯ ¡Aja! ⎯ expresa. 

Karl se acerca a nosotros y con esa sonrisa que me desquicia, nos dice ⎯ De lejos son iguales, cuando uno se acerca se nota la diferencia ⎯ comenta. 

⎯ Hola Karl, ¿cómo va la gripe?

⎯ Bien, recibí el tratamiento indicado… ⎯ contesta pícaro. 

⎯ No quiero saber ⎯ responde mi hermana, y veo cómo le sube el color rojo por las mejillas. ⎯ Me voy, los dejo solos, tengo primos que ver ⎯ comenta, para luego irse. 

Karl y yo nos quedamos solos, y ahora soy yo la que sonrío.⎯ ¿Cómo te sientes? 

⎯ Lo mismo me preguntaste hace dos días y te dije que bien, nada ha cambiado desde la última vez que nos vimos. No espera, nos vimos hoy por la mañana en la regadera, en las famosas duchas de Karl. 

⎯ Shhhh ⎯ hago apenada, mientras siento que todos nos escuchan. 

⎯ Eso no me dijiste en el baño… 

⎯ Mejor ve las fotos, ¿quieres? 

Tomo de una de las múltiples charolas, una copa de vino y le doy un sorbo, Karl hace lo mismo y se ríe. 

⎯ Alegra Canarias, siempre me sorprendes. 

Caminamos por la galería hasta llegar a unas que le llaman la atención. 

⎯ Esa es una preciosa playa. 

⎯ Es Vallarta ⎯ contesto, con una sonrisa. ⎯ Estoy segura de que esa foto la tomó mi madre desde el techo de mis abuelos ⎯ recuerdo, y al ver la foto miles de memorias vienen a mí.⎯ Mi mamá es fanática de los amaneceres y atardeceres de que tiene memoria. Mi papá nos comentó que solía pedirle el balcón de su cuarto cuando eran jóvenes para tomar la foto perfecta. Recuerdo que cuando vivíamos en Vallarta solíamos ir a acampar a una playa preciosa y lejos de los turistas. Instalábamos una casa de campaña, mi mamá encendía una fogata y mi papá cocinaba en un pequeño asador, mi padre cocina delicioso. 

⎯ Suena algo memorable. 

⎯ Lo es ⎯ le aseguro, para luego suspirar.⎯ Mi madre nos despertaba muy temprano al siguiente día y nos llevaba de excursión para encontrar el lugar perfecto para ver el amanecer. Nos tomaba millones de fotos después de quedarnos viendo en silencio cómo el sol salía, como si naciera del fondo del mar. Era hermoso. 

Karl sonríe.⎯ Es increíble lo que una foto puede hacer. 

⎯ Sí, por eso me encanta la fotografía. Mi madre siempre dice que es la forma más bonita de trascender. Imagínate, mis sobrinos y los Chocitos no conoces a mis abuelos, sin embargo, gracias a las fotos de mi madre saben quiénes fueron. Y tú, con ver esta foto puedes viajar a un lugar al que nunca has ido. 

⎯ Aquí si he ido ⎯ comenta, para mostrar otra foto al lado. 

⎯ Es San Gabriel ⎯ le comento. 

⎯ Esta foto se debe tomar desde uno de los tantos cerros, así que estoy seguro de que tu madre es excursionista. 

⎯ Puedo asegurar que sí. Yo no soy tan apegada a San Gabriel, todos hemos ido, pero, yo tengo unos años que ni me acerco. 

⎯ Es bello.

En eso vemos a una mujer pegando un sticker en la pared, indicando que desea esa fotografía. 

⎯ Solo tu mamá puede hacer que un pequeño pueblo en medio de la nada se haga tan famoso.

Sonrío. 

Karl suspira.⎯ Tal vez pueda subir a ese cerro y ver si el paisaje ha cambiado, ya que iré. 

⎯ ¿Cómo? 

Karl asiente ⎯ Así es, no solo me invitaron a la exposición, si no vine a despedirme. Mañana me voy por la noche. 

⎯ ¿En serio? ⎯ pregunto algo decepcionada. 

⎯ Así es. Te dije que me despediría si me iba, ¿no es así?. Te desharás de mí por dos semanas ⎯ bromea.

⎯ ¿Dos? ⎯ pregunto. 

⎯ Sí, dos, tengo asuntos pendientes allá, y debo ir. En fin, quería desearte suerte en la entrega de tus proyectos, y espero que el veredicto final sea a tu favor. 

⎯ Gracias, Karl ⎯ le agradezco, y no sé por qué tengo tantas ganas de abrazarle, pero no lo hago. 

⎯ Me hubiese gustado pasar la noche contigo hoy, pero, tengo que prepararme para el viaje, así que… 

Encojo los hombros.⎯ Está bien, digo, solo son dos semanas. 

⎯ Solo dos. Después regresaré y volveré a aburrir tu vida. 

Me río bajito.⎯ No aburres mi vida, al contrario… 

⎯ ¿Te la pervierto? ⎯ me bromea. 

Y ambos nos reímos.

Karl me ve a los ojos y todo a mi alrededor desaparece. Él acaricia mi mejilla y sin que pueda evitarlo me da un beso sobre la frente. 

⎯ ¿No te desaparezcas, quieres? ⎯ me pide.

⎯ No lo haré ⎯ le aseguro. 

Bésame, bésame, bésame, pienso. 

Él me sonríe, luego se da la vuelta y pone un sticker cerca de la foto de Puerto Vallarta.⎯ Tal vez algún día pueda ver ese paisaje, también ⎯ murmura. 

Para luego darse la vuelta y salir del salón y más adelante de la galería. 

⎯ Dos semanas sin Karl, ¡qué aburrido! ⎯ murmuro, mientras siento unas ganas de seguirle. 

¿Debería hacerlo?

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