Los besos de Karl me mantienen despierta a pesar de que llegamos a las seis de la mañana. Mi cuerpo arde solo de sentir sus manos recorriendo mi cuerpo por arriba de mis ropas, y es una lástima que no podamos hacer nada al respecto. Por debajo de las sábanas puedo sentir su hombría lista para follarme, y aunque trato de persuadirlo, su voluntad es más pesada que su deseo.
⎯ Ahí no va la mano, señorita ⎯ me murmura, mientras la toma y la aleja de su pantalón.
⎯ Recuerdo que en Madrid te encantaba, incluso, jugaba mucho tiempo con el pequeño Karl ⎯ bromeo.
Él se separa de mí y se ríe bajito.⎯ No se llama así… Excepto que así le hayas puesto.
⎯ ¿Cómo se llama entonces? ⎯ pregunto coqueta, tratando de tocarlo de nuevo.
⎯ No tiene nombre, pero ese no es.
⎯ ¿No te gusta? ⎯ pregunto.
⎯ Es que hay una mentira ahí, no es tan pequeño ⎯ me dice, para luego reírse.
Abro su pantalón un poco y lo reviso ⎯ Hmmm ⎯ hago.
⎯ ¿Qué?
⎯ Nada, solo estaba revisando el tamaño, pero, necesito verlo más de cerca.
⎯ Alegra… ⎯ murmura, cuando ve que me escondo debajo de las cobijas.
⎯ Solo es un chequeo, Doctor Johansson, no le dolerá, lo prometo.
Así, logro abrir el pantalón y tomarlo con mis manos. Siento la respiración, de Karl acelerándose mientras beso su ingle.
⎯ Alegra… ⎯ murmura, y por más que sus manos tratan de alejarse de mi cuerpo, una de ellas se acomoda sobre mi cabello y lo jala levemente. Supongo que Karl está listo para lo que sigue.
⎯ ¿Listo para que lo vea de cerca? ⎯ hablo, y comienzo a besarlo.
⎯ Dios ⎯ murmura, mientras empieza a caer.
⎯ No metas a Dios en esto… Que es puro pecado ⎯ bromeo.
Entonces comienzo a acariciarlo, para luego meterlo a mi boca con cuidado y escuchar ese gemido que tanto me gusta. Sus manos se van a mi cabello de inmediato y comienzo a excitarme con él.
⎯ Eres… una traviesa ⎯ trata de decirme algo más, pero no puede por el placer.
No le hago caso, solo continúo con lo que estoy haciendo hasta que tocan a la puerta y siento un movimiento que nos compromete.
⎯ ¡Ouch! ⎯ grito.
⎯ ¿Qué pasa?
⎯ ¿Doctor Johansson? ⎯ escuchamos en la entrada.
⎯ No te muevas ⎯ le pido.
⎯ ¿Qué pasó? ⎯ pregunta, algo nervioso.
⎯ Mi cabello, se atoró en tu bragueta.
⎯ ¡Qué!
⎯ ¿Doctor Johansson?, es importante que me responda.
Escuchamos cómo mueve la perilla de la puerta. ⎯ No… ⎯ escucho la voz de Karl. ⎯ ¡Ouch! ⎯ hago, y de pronto Karl se queda quieto y me cubre con el resto de la cobija.⎯ ¡Karl! ⎯ me quejo.
⎯ Dígame, Doctor Ramírez.
⎯ El electro que ordenó antes de irse, ya tenemos los resultados.
⎯ Bien, muy bien ⎯ responde Karl, nervioso. Mientras me mantiene debajo de las cobijas.
⎯ ¿Quiere que se lo traiga? ⎯ insiste Ramírez.
⎯ ¡NO! ⎯ grito dentro de las cobijas.
⎯ ¡NO!, digo, no, no… Iré en unos minutos ⎯ Karl trata de tapar mi grito.
⎯ ¿Seguro?
⎯ Sí, solo… váyase, y cierre la puerta con seguro.
⎯ ¿Le pasa algo?, ¿se siente mal? ⎯ sigue preguntando, y juro que estoy a punto de gritarle para que se vaya.
⎯ No, solo váyase… en unos minutos le alcanzo.
Momentos después, escucho cómo la puerta se cierra, y Karl me destapa para ver lo que pasa.
⎯ ¿No pusiste seguro a la puerta? ⎯ me reclama.
⎯ Estoy un poco ocupada aquí como para responderte ⎯ le reclamo, mientras mi cabello se encuentra enredado por completo. Mi boca aún se encuentra en su miembro.
⎯ Casi nos atrapan…
⎯ ¿Crees que podamos discutir cuando tu miembro no esté así? ⎯ hablo como puedo ⎯, ¿puedes al menos tranquilizarte?
⎯ Bueno, es que, sintiendo tu aliento, y debo admitir…
⎯ ¡Solo ayúdame! ⎯ le pido, y él se levanta como pueda y veo cómo toma algo de una bolsa.⎯ ¿Qué harás? ⎯ trato de pronunciar.
⎯ Lo cortaremos
⎯¡Qué! ⎯ grito.
⎯ Alegra, no hagas eso por favor….
⎯¿Hacer qué?, ¡no vas a cortar mi cabello!, ¿entiendes?, ¡no!
⎯ Ale… ¡Ouch!, ¿a poco me mordiste?
⎯ Solo es una probada de lo que te haré, si cortas mi cabello, debe de haber otra solución.
⎯ Bueno, pues… es que no veo otra.
⎯ Y, ¿por qué no mejor te lo cortas?
⎯ No es una solución viable…
⎯ Cortar mi cabello tampoco ⎯ insisto.
Karl suspira ⎯ Alegra… no veo otra manera…
⎯ Yo sí, porque no empiezas a desenredarlo, ¿eh?
⎯ Porque tengo que ir a ver algo urgente… ¡Ouch! ⎯ expresa.
⎯ Sorry, eso no lo hice a propósito, solo que ya no te muevas tanto, mi mandíbula se está cansando. ⎯ Siento las manos de Karl, y como comienza a desenredar mi cabello ⎯¡Ouch! ⎯ expreso ⎯ con cuidado.
⎯ Tengo cuidado, pero esto está muy enredado, lo cortaré.
⎯ No te atrevas.
⎯ Lo haré.
⎯ No… ⎯ le pido, cuando de pronto siento las tijeras cerca de mi cabello y como se va liberando la presión. Poco a poco me levanto y veo en la bragueta el resto de mi cabello. ⎯ ¡Ay no!
⎯ No es tan severo, solo es uno que otro mechón.
⎯ ¿Uno que otro mechón? ⎯ pregunto, y me pongo de pie para ir al baño, y al verme en el espejo noto que tengo un agujero y se me ve el cuero cabelludo.
⎯ ¡Karl! ⎯ le reclamo ⎯ ¡se ve horrible!
⎯ Lo siento… es que…
Entonces volteo a ver sus pantalones y me doy cuenta de todo el cabello que se ha quedado atascado y sin poder evitarlo comienzo a reír, supongo que es lo único que se debe hacer.
⎯ ¿De qué te ríes? ⎯ pregunta, sin entender nada, con un rostro de estúpido que nunca le había visto.
⎯ Supongo que Karlito tiene un peluquín ⎯ me burlo.
Él se ve los pantalones y suspira ⎯ Este es solo uno de los dos pantalones que traje, el otro está sucio ⎯ se queja.
No puedo parar de reír. En otra ocasión juro que me enojaría, porque mi cabello es sagrado, pero hoy, no quiero enojarme, solo quiero reírme y disfrutar el momento.
⎯ Supongo que las consecuencias de nuestros actos son evidentes ⎯ le digo, mientras siento el hoyo en mi cabello.
⎯ Te dije que no…
⎯ No vi que te quejaras.
Él se sonroja, supongo que este no será un día normal para él. Karl se acerca a mí, me toma de la cintura y me acerca hacia él.
⎯ Desde que te conozco, solo me meto en problemas, ¿sabes?, el parque, ahora esto, ¿qué más pasaré contigo? ⎯ me pregunta.
Sonrío.⎯ Desde que te conozco, me luxé los dedos, me caí de una bicicleta, y ahora, soy calva, supongo que vamos igual…
⎯ No sabía que eran competencias ⎯ me murmura, para luego besarme ⎯ ¿hay algo que puedo hacer para recompensarte? ⎯ me pregunta.
⎯ Ahora que lo dices, sí.
⎯ Menos lo que estás pensando… ⎯ me sentencia.
⎯ ¡Aburrido! ⎯ respondo, para luego ver sus ojos azules.
⎯ Y, ¿qué puedo hacer por Alegra Canarias? ⎯ me pide.
Entonces, acaricio su rostro y beso sus labios.⎯ Quiero que vayas conmigo a la fiesta de Amada, la chica que cumple quince años mañana.
⎯ Iré… fui invitado.
⎯ Pero como mi pareja… ⎯ le pido, y él sonríe.
⎯ Pensé que me pedirías una peluca ⎯ bromea.
⎯ Cállate…⎯ le digo en broma ⎯ ¿quieres venir o no?, porque juro que puedo pedírselo al prácticamente de pediatría, tengo experiencia con ellos.
⎯ Estás loca si piensas que te diré que no… ⎯ contesta.
⎯ Entonces, ¿es un sí?
⎯ Es un sí… ⎯ me dice, y besa mis labios. La puerta vuelve a interrumpirnos y ambos saltamos exaltados. ⎯ ¿Sí? ⎯ pregunta Karl.
⎯ Doctor, en verdad lo necesitamos.
⎯ Voy… ⎯ expresa, para luego mirarme.
⎯ Espero que la bata cubra el desastre.
⎯ Espero que un gorro cubra el tuyo ⎯ me responde, y amo y odio que siempre tenga una respuesta para mí.
Karl se da la vuelta, toma su bata y se sonríe ⎯ Karlito me gusta, lo dejaremos así.
Sonrío.⎯ Eres un pervertido ⎯ respondo y él se ríe bajito.
⎯ Y tú una traviesa. La próxima vez ponle seguro a la puerta ⎯ habla, para luego salir de ahí dejándome sin más que decir. Volteo hacia el espejo y veo mi cabello, vuelvo a reírme.