Cayó la noche en nuestra cabaña, esta que por unos días se ha convertido en nuestro hospedaje frente al mar. Mañana, iremos a otro punto, al parecer con las insinuaciones que me ha dicho Karl es algo más elegante o al menos con un todo incluido. Después, volveremos a Madrid, justo antes de las fiestas decembrinas para pasarlas con nuestras familias o, al menos, por mi parte sí. 

Ahora que me doy cuenta, no sé mucho de la vida de Karl, no sé si pasa solo esas fiestas, cuándo es su cumpleaños o si en algún punto deja de estar solo. Supongo que por fin me ha entrado la curiosidad por saber de él. 

Así, con una olla de pesto de albaca que mi mamá me enseñó a hacer hace años atrás, una ensalada verde preparada por Karl y dos vasos llenos de sangría, ya que el alcohol no se nos antoja por lo que pasó ayer. Karl y yo nos encontramos comiendo en esa mesa pequeña, con la puerta abierta para que el aire corra hacia dentro y escuchando la radio local como música de fondo. La canción de “Mis sentimientos” de los Ángeles Azules, es nuestro acompañamiento y mientras comemos, yo muevo el cuerpo como si estuviese bailando. Karl se ríe mientras me ve. 

⎯ ¿Qué no te dan ganas de bailar? ⎯ le pregunto, mientras como otro bocado de pasta. 

⎯ Claro que sí, pero mi educación no me permite estar bailando en la mesa. Mi madre ya me hubiese regañado ⎯ habla muy propio.⎯ Incluso he hecho cosas contigo que mi educación no me lo permite. 

⎯ ¿Cómo qué? 

⎯ Bueno, como ir a la cárcel, tomar shots de tequila con desconocidos en un bar y manejar ebrio a las tres de la mañana. 

Me río.⎯ Tampoco me lo permite mi educación, pero, ¿qué le vamos a hacer? ⎯ respondo.⎯ ¿Qué se siente estar en un internado? 

⎯ Pues no sé. Nunca fui a una escuela normal, así que te diré que se siente normal. 

⎯ ¿Cómo aguantas encerrado todos los días? ⎯ insisto. 

⎯ Bueno, teníamos varias actividades que nos mantenían ocupados. Caballerizas, esgrima, gimnasia, club de lectura ⎯ hago mis ojos en blanco y él se ríe ⎯ supongo que eso para ti es aburrido. 

⎯ Aburrídisimo ⎯ agrego. 

⎯ Pues, en el momento era entretenido. Tengo habilidades diferentes a los demás, puedo montar a caballo, una buena compresión de lectura. 

⎯ Y, ¿eso de qué te sirve ahora? ⎯ comento ⎯ yo hubiese propuesto otras actividades. 

Él deja su plato al lado y colocando los codos sobre la mesa me ve a los ojos.⎯ Venga, te escucho. 

⎯ Primera actividad, bailar. 

⎯ Claro. Teníamos baile pero… 

⎯ Yo hablo de baile para salir a divertirte, ¿reguetón?, ¿cumbia?, ¿son? ⎯ le digo. 

⎯ Pues, sé bailar danzón, ¿te sirve? 

⎯ Solo si quieres bailar con mi abuela. 

⎯ ¿Tu abuela Fátima?, ¿ella sabe bailar danzón? ⎯ pregunta, algo sorprendido. 

⎯ No, mi abuela Ximena y mi abuelo Tristán iban a clases en Puerto Vallarta, pero mi abuela Fátima también sabe bailar. Lo hacía muy bien con mi abuelo David. Tiene años que no baila, desde que mi abuelo se fue dijo que ya no tenía sentido y bueno, el bastón tampoco le sirve de mucho. 

Karl sonríe.⎯ ¿Por qué tu abuela Fátima no se volvió a casar?, creo que aún tenía esa posibilidad ⎯ me comenta. 

Niego con la cabeza, terminando el último sorbo de sangría.⎯ Porque en esta familia no se cree en segundos amores, solo en uno, uno que es para siempre ⎯ recito ⎯, cuando mi abuelo se fue, mi abuela perdió a su único amor, y ya no quiso a nadie más. Y eso que no faltó uno que otro que quisiese conquistarla. 

⎯ Lo dices como si fuera algo malo, ¿qué no crees en eso?⎯ inquiere. 

Encojo los hombros ⎯ no es que no crea, simplemente que aún se me hace imposible que haya solo una persona para compartir tu vida. Siempre me pregunto, ¿qué pasa si se aburre de ti?, ¿cuándo llega la monotonía?, ¿eso quiere decir que ya no tienes oportunidad de volverte a enamorar? En fin, lo bueno es que eso no muere conmigo, sino que sigue vivo en mi hermana Lila y David. Ellos si creen en encontrar un amor único, como lo hizo Sila, como lo hizo Sabina… ¿Sabías que ella y Cho llevan como quince años juntos? 

Karl sonríe, luego se pone de pie y me estira la mano. ⎯ Ven. 

⎯ ¿Qué? ⎯ pregunto. 

⎯ Vamos a bailar… 

⎯ ¿A dónde?

⎯ Aquí, en esta cabaña, la siguiente canción que salga en la radio, no importa de qué género sea. 

Me pongo de pie, tomo su mano y esperemos a que la canción termine. ⎯ Espero sea algo movido, o me sentiré en tu internado ⎯ Karl se ríe bajito. Para mi mala suerte la canción no es movida, pero, es una que me agrada. ⎯ Bueno, Enrique Iglesias no está tan mal. 

Karl sonríe. La melodía nos une y comenzamos a movernos, poco a poco la letra de “El Perdedor” nos envuelve y no sé si yo lo veo así, pero creo que empieza a tener un efecto en los dos, tal vez tiene algo de fondo. 

⎯ ¿Tú crees en eso? 

⎯ ¿De qué? ⎯ me pregunta. 

⎯ Lo de tener un amor para toda la vida. 

Karl niega con la cabeza.⎯ Creo en el amor y ya. No importa si lo encuentras en una o diez personas. Creo en el sentimiento que te genera, en lo que te hace sentir, en lo que te enseña. 

⎯ ¿En serio?, y, ¿qué pasa cuando se acaba? 

⎯ Pues, se terminó ⎯ responde ⎯, hay amores que van y vienen, otros que son pasajeros, otros que son para siempre. Ya ves, tu abuela, cuánto tiempo lleva tu abuelo de fallecido y ella lo sigue amando. El sentimiento es más fuerte que el cuerpo físico de la persona. Tal vez ya no volvió a encontrar ese sentimiento en otra persona y prefirió quedarse así. 

⎯  ¿Me estás diciendo que no lucharías por mantener ese amor? 

⎯ No, si la otra persona tampoco quiere luchar, el amor no se obliga Alegra, se siente o no. Hay amores que duran años porque el sentimiento de ambos no cambia, solo va evolucionando y haciéndose más y más grande… y mientras ambos lo sientan igual de profundo, de inevitable… pues te quedas. 

Sonrío.⎯ Hablas como todo un experto. 

⎯ No, te hablo de lo que sé… y ya ⎯ Karl me ve a los ojos.⎯ El amor es arriesgado, es una moneda al aire. Pero, si conoces a la persona indicada, cuando sientas que te corresponde, no la dejes ir… Porque créeme, ver al amor que te correspondió en los brazos de alguien más, es duro. 

⎯ Nunca me ha pasado eso… 

⎯ Pues qué afortunada. Imagínate a tu abuela Fátima, ella ama un recuerdo, pero cuando tuvo a tu abuelo presente lo amó con todo su ser. Tú estás muy joven para amar un recuerdo… no dejes que eso te pase. Quién como tú que es amada por otros y aún no te han roto el corazón. 

La canción termina, sin embargo, nosotros aún nos quedamos de pie, viéndonos a los ojos. Las palabras de Karl me han llegado en una forma que nunca pensé, de pronto me han hecho susceptible, y me han entrado unas ganas de llorar infinitas y no sé por qué. 

⎯ ¿Todo bien? ⎯ me pregunta. 

⎯ Sí, todo bien… solo que creo que el calor me ha hecho daño ⎯ miento, pero en realidad quiero irme de ahí antes de soltarme a llorar como tonta. ⎯ Iré unos minutos afuera a sentir el aire fresco, ¿te importa?

⎯ No, recogeré las cosas y empezaré a organizar todo, mañana debemos irnos temprano. 

⎯ Sí, claro… ⎯ contesto, para después dejar la cabaña y alejarme de ahí lo más rápido posible. 

Mientras voy caminando siento las lágrimas corriendo por mis mejillas y no sé si fue el acordarme de mis abuelos, de mi abuela Fátima o de otra cosa. Solo sé que esta Alegra no soy yo, o la que era antes, ya no está y de pronto, no sé qué hacer.

One Response

  1. Ups… creo que Karl no perdonaría uno de los comportamientos de Alegra…
    O que Karl creería que ella no siebte lo mismo por él y no lucharía por mantener una relación…
    Ay Alegra, debes comportarte porque no querrás perder lo que nunca haz querido tener

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