Jamás me gustó ir a casa de Carol Parker, debido a que me sentía incómodo dentro de su ambiente, uno lleno de opulencia, hipocresía y lleno de comentarios de crítica que no van conmigo. Sin embargo, esta vez, estoy increíblemente emocionado por ir y la razón tiene nombre: Cecilia. 

Hoy por la mañana me sentí terrible al no poder darle el regalo y que Carol se lo quedara, así que decidí pedirle Izel que me hiciera un conjunto de aretes, pulsera y collar, únicos, para poder regalárselos en otra ocasión que estemos solos; uno inspirado en ella. 

Es evidente que estoy disfrutando esta nueva etapa que he comenzado con Cecilia. No solo se me nota en mi nueva actitud, si no en la manera en la que he decidido comenzar a vestirme a la moda pero sin perder mi estilo clásico. También he decidido cambiar mi paleta de colores, no vestirme con unos tan obscuros y aumentar unos más vivos. 

Sé que esto cambios se notan, porque Su no para de observarme mientras estoy frente al espejo arreglando los últimos detalles de mi vestimenta. Mía, también se encuentra en la habitación, jugando con sus muñecas. 

⎯Parece muy contento de ir con aquella rubia ⎯me comenta Su, en ese tono que siempre usa cuando se trata de Carol Parker. 

He estado tentado en decirle que no se trata de Carol, pero, la verdad, es que Su no es más que mi niñera y ella no debería de meterse en mi vida amorosa, así que dejo que descargue su ira con Carol, porque no me importa. 

⎯¿Te gusta cómo me veo, Mía? ⎯pregunto. 

Mi hija asiente y sonríe. 

⎯¡Sí! 

⎯Papá ahora estará vistiendo nuevos trajes, tal vez mañana podamos ir al centro comercial y comprarle ropa nueva a Mía. 

⎯¡Sí! y a muñeca ⎯expresa emocionada, para luego mostrarme una muñeca. 

⎯¿A caso es un nueva muñeca? ⎯inquiero, al ver que no la había visto. 

⎯La trajo de la escuela.

⎯¿Otra? ⎯pregunto, mientras me acerco para verla. 

Esta muñeca se parece muchísimo a ella, tiene el cabello pelirrojo y también grandes ojos azules. Supongo que por eso la tomó. 

⎯¿La trajiste de la escuela? ⎯le pregunto. 

⎯Sí. Galo. 

⎯¿Galo? ⎯pregunto. 

Mía asiente. Volteo a ver a Su y ella encoge los hombros. 

⎯Supongo que las escuelas de ricos tienen dinero de sobra. 

Sin decir más, tomo mi móvil y escribo en mi agenda “investigar regalo de muñecas – escuela Mía”, para luego guardarlo. 

⎯No se estrese, Mía es una niña con muchas amigas, seguro y le regalaron la muñeca ellas ⎯comenta Su⎯. Por lo que debería estresarse es por esa Carol. No tiene idea lo gorda que me cae. 

⎯Gracias por tu opinión Su. Ahora, debo irme. No quiero llegar tarde al evento. 

Tomo a Mía entre mis brazos y le doy un beso sobre la frente y las mejillas. 

⎯Te amo, pórtate bien y nos vemos mañana. 

⎯Hmmm, mañana ⎯ contesta Su, en voz baja. 

Volteo a verla y le sonrío. 

⎯Confía en mi, Su. Te lo pido. Cuida a mi hija. 

⎯Siempre cuidaré a su hija ⎯responde, en ese tono tan duro que tiene. 

Sin decir más, tomo mi saco y salgo de la habitación dejando una estela de mi loción. Bajo las escaleras a paso veloz, y voy directo hacia el armario de abrigos para tomar el mío. Me lo pongo en dos movimientos, acomodo mi cuello y sonrío frente al espejo. 

⎯No te ves tan mal para ser una anciano ⎯bromeo, para luego sonrojarme⎯. Vamos lento, que no llevo prisa, Ceci. 

Tomo las llaves del auto, mi cartera y sin mirar atrás, salgo de ahí directo a la fiesta. 

Con el anochecer cubriendo los edificios de Madrid, me dirijo por las bulliciosas calles hacia la casa de Carol Parker-Hayes. El rugido del motor me acompañaba en mis pensamientos, y en medio del tráfico, me pregunto qué exquisitez culinaria habrá preparado Ceci para hoy. Quiero pensar que será algo fino, lleno de color y sabor. Solo de imaginar sus hermosas manos emplatando cada uno de los platillos me pone nervioso; Ceci tiene manos suaves y hermosas. 

Mientras las luces de la ciudad parpadeaban a mi alrededor, me esfuerzo por imaginar cómo haré para ver a Ceci en casa de Carol, ¿a caso habrá un espacio donde podamos estar solo los dos? La idea de alejarme por un momento de la celebración y sumergirme en la tranquilidad de sus brazos, se me hace tentadora. 

Me gustaría llevarla a un rincón apartado, lejos de todo, donde podamos reírnos y besarnos sin que nadie nos vea. Compartir miradas, planear las próximas citas, o solo quedarnos en silencio. Me gusta solo estar en su presencia. 

El camino se me pasa rápido. Cuando menos lo espero me encuentro entrando en el camino que me lleva a la entrada de Carol Parker. Al llegar, me encuentro con un valet parking que, en seguida, me pide que me dentenga y le dé las llaves de mi auto. Yo lo hago sin dudar. Me arreglo el saco, la corbata y con nervios entro a esta casa a la que pocas veces he venido. Mi vista se dirige automáticamente en dirección a la cocina, esperándo que Ceci haga su aparición. Sin embargo, es Carol quién aparece frente a mí. 

⎯¿Te gustan cómo se me ve? ⎯me pregunta, mostrandome los aretes que le regalé por la mañana. 

Para ser honesto, Carol no se ve para nada mal, al contrario, se ve sumamente atractiva usando ese vestido hecho a la medida que se adapta a las curvas de su cuerpo. El color negro hace que los aretes resalten y gracias al peinado alto, que estos luzcan. 

⎯Te ves, muy bien ⎯contesto. 

⎯¿Solo bien? ⎯dice, acercándose a mí. Su perfume dulce invade mis sentidos y me marea por un segundo⎯. Antes solías decirme que me veía hermosa. ⎯Y ella comienza a pasar su dedo por mi camisa, a la altura de mi pecho. 

⎯Bueno, pensé que era un equivalente. 

⎯No, Miguel Caballero. Quiero que me digas que me veo hermosa, bella, atractiva. Quiero que te vuelvas loco por mí. Que me beses como lo hicimos hace unos días atrás. 

Diciendo esto, Carol Parque se acerca más a mí, y empujándome con su mano, me obliga a juntar mis labios con los suyos. 

La tensión en el beso es palpable, un momento incómodo que, a pesar de la destreza de Carol, no logra compararse con la espontaneidad y la dulzura de los besos de Ceci esa misma mañana. Mi mente, aunque físicamente presente en el intercambio de aquel beso forzado, se desliza hacia el recuerdo de la calidez de los labios de Ceci y la conexión más genuina que compartímos.

Mientras intento disimular mi incomodidad, la experiencia con Carol, más que despertar deseo, aviva la certeza de que mis sentimientos ya tienen dueña, y cualquier intento de forzar otra conexión solo resultaría en una pálida imitación de lo que lo que podría ser una relación. 

Caro se separa de mí. 

⎯Besas delicioso, Miguel Caballero. 

⎯Bueno… ⎯trato de hablar. Sin embargo, me quedo mudo al ver a Ceci de pie con una bandeja en sus manos, llena de lo que parecen aperitivos⎯. Ceci ⎯pronuncio. 

Carol se voltea y abrazándome le habla. 

⎯¡Qué bueno que ya llegaste, Cecilia!, pensé que nunca saldrías de la cocina. 

⎯Lo siento, es que tuve mucho trabajo ⎯contesta, sin quitarme la mirada. 

⎯¿Son los aperitivos de salmón? ⎯pregunta Carol. 

Cecilia asiente con la cabeza, mientras se acerca a nosotros y ofrece la bandeja. Carol, toma un aperitivo y con delicadeza me lo pone cerca de la boca.

⎯Prueba. Sé que te van a encantar. 

Sin dudarlo. Abro la boca y dejo que Carol me dé de comer. Comienzo a disfrutar el aperitivo, sintiendo los sabores y las texturas. Sin dejar de mirar a Ceci, le respondo. 

⎯Esto está delicioso. 

⎯Gracias, señor Caballero ⎯contesta. 

⎯Ceci es buena chef, por eso es que la contraté. No tienes idea de las delicias que puede llegar a preparar. Tal vez, para el cumpleaños de tu amigo, pueda darte unos consejos. 

⎯¿Cumpleaños? ⎯inquiero, ya que no recuerdo de lo que habla. 

Carol se ríe. Su risa es fina, como si quisiera modularla. Hasta en eso parece hipocresía. 

⎯La de tu amigo, tontito. La que me dijiste en la mañana. 

La fiesta de Salvador, pienso. 

⎯¡Cierto!, claro… será un placer que Ceci haga estos aperitivos en mi fiesta y muchas cosas más ⎯comento, y ella sonríe. 

⎯Haré lo que usted desee, señor Caballero ⎯me responde directo. 

Por unos segundos nuestras miradas se quedan fijas, sin poder disimular la conexión que tenemos. Sin embargo, una vez más Carol nos interrumpe, arruinado el momento. 

⎯Ven, te voy a presentar a uno de mis mejores amigos, quién ha viajado desde Nueva York para conocerte. 

⎯¿Conocerme? ⎯inquiero, sin entender el por qué. 

Carol no me escucha, simplemente me jala alejándome de Ceci y llevándome a otra habitación. Ahí, junto a la chimenea, y, como si fuese la escena de una película. Se encuentra un hombre alto de espaldas a nosotros, vistiendo un traje y fumando un puro. 

⎯¡Camilo! ⎯expresa Carolina⎯. Te presento a mi novio, Migue Caballero. 

Espera, ¿dijo su novio?, pienso, pero es muy tarde para reaccionar. 

Camilo, se ha dado la vuelta y, con una amplia sonrisa que muestra su dentadura extremadamente blanca. Da una bocanada a su puro y después de echar el humo, habla: 

⎯¡Al fin!, Miguel Caballero. Carol me ha hablado mucho de ti. Eres más guapo en persona que como te describe mi amiga. 

⎯Pues, gracias… ⎯contesto, sin tener idea de lo que está pasando.

Una de las cosas que odio de estar aquí, es que Carol siempre me hace sentir como un idiota, cuando en realidad no lo soy.  

⎯Me alegra que podamos hablar antes de que lleguen los demás invitados… ¿Vino? ⎯me pregunta, mostrándome una botella. 

⎯No, gracias ⎯hablo. 

⎯Miguel es un poco tímido ⎯defiende Carol, así que se le debe insistir muchas veces para que acepte. 

⎯¿Eso es cierto? ⎯me pregunta Camilo. 

⎯Bueno. No suelo ser muy expresivo ⎯comento. 

⎯Ahora entiendo, entonces, por qué Carol está tan enamorada de ti… le gusta el misterio, lo imposible… 

⎯Así es… ⎯habla Carol, acariciando mi pecho. 

Suspiro en silencio. 

⎯Es muy importante para mí que conozcas a Camilo. Él es mi mejor amigo desde siempre, y moría porque te diera el visto bueno y aprobara nuestra relación. Sobre todo porque sé que esto va muy enserio. Solo falta que me presentes oficialmente con tu hija y queda todo listo.

La veo a los ojos extrañado. 

⎯¿Presentarte a mi hija? 

⎯Sí, debes hacerlo. Si esto va enserio debes saber si se llevarán bien ⎯interrumpe Camilo⎯ ¿O qué?, ¿no lo harás? 

⎯La presentación de Mía tiene que darse, no obligarse ⎯respondo, en tono firme⎯. No es nada fácil. 

⎯Lo sé. Pero Carolina no es cualquier persona, es tu novia. 

⎯Sobre eso… ⎯empiezo a hablar, sin embargo el timbre interrumpe mi frase. 

⎯¡Llegaron los demás! ⎯ expresa Carol. Ella me sujeta del brazo con fuerza y me jala hacia la entrada⎯. Ven, quiero que conozcas a todos. Vamos, Camilo. 

Camilo camina hacia nosotros y antes de pasar adelante, me sonríe. La sensación más rara invade mi cuerpo, y se instala en mi estómago. Por alguna razón, siento que Camilo no está ahí por causailidad. 

⎯Ven, vamos ⎯me insiste Carol, llevándome una vez más al vestíbulo para, así, darle la bienvenida a sus invitados. 

Saludo a todos los invitados. A algunos los conozco y otros son totalmente desconocidos. Cuando menos me doy cuenta, la fiesta ha comenzado, y la casa que se encontraba en silencio al principio, ahora está llena de bullicio. 

Mi mente solo se encuentra pensando en Ceci. La busco por todos lados con la mirada, tratando de averiguar dónde se encuentra. Sin embargo, solo veo como los meseros salen de a cocina, cargando en finas bandejas los platillos que ella ha preparado para esta noche. 

Después de un rato, Carol se aleja y comienza a platicar con Camilo y otros invitados. Yo me quedo solo en uno de los tantos balcones que hay en la casa, disfrutando en aire fresco y lejos de ese olor dulce del perfume de Carolina.

Tomo algunos sorbos del agua mineral con limón que me he pedido, mientras veo la maravillosa vista de la ciudad. No sé cuánto tiempo llevo ahí, y si Carolina me seguirá ignorando el resto de la noche. Sin embargo, cuando comienzo a aburrirme, una voz hace que todos mis sentidos se alerten y mi corazón lata agitado. 

⎯Espero que esta vez si hayas probado mi comida. La hice pensando en ti. 

En ese instante, veo a Cecilia aún vestida con su filipina, recargada en el marco de la puerta y con una sonrisa en sus labios. Yo sonrío. 

⎯Todo, comí de todo y estuvo exquicisto ⎯le comento   

⎯Me alegro, lo hice pensando en ti ⎯contesta. 

Ella camina hacia mí. Se acerca y un impulso de tomarla de la cintura y besarla me recorre el cuerpo, pero sé que no es el momento de hacerlo. 

⎯Ceci. Los aretes eran para ti. 

⎯Lo sé. Pero es mejor así. Si Carol me ve con unos aretes así de caros, podría levantar sospechas. No te preocupes, estuvo bien que se lo regalaras. 

⎯Y, el beso… yo. 

Cecilia se muerde los labios. 

⎯Nada que otro beso no pueda borrar ⎯responde. 

Siento como se acerca peligrosamente hacia mí. Ella pone sus manos sobre mi pecho, y nuestras miradas se cruzan. Comienzo a sentirme en las nubes. De pronto, el mundo desaparece y lo único que quiero es alejarme de todo e irme de aquí. 

⎯Tengo unas ganas terribles de besarte. 

Ceci se sonroja. 

⎯Yo igual. Pero no debemos… no aquí. 

⎯¿No hay otro lugar? ⎯le pregunto. 

Cecilia, voltea hacia ambos lados y luego me murmura. 

⎯¿Me está proponiendo algo, señor Caballero? ⎯Se ríe bajito⎯ ¿Qué te parece si nos vamos a un lugar especial?, uno donde nadie nos podrá encontrar por un rato. 

⎯¿Nisiquiera Carol? ⎯pregunto. 

⎯Mucho menos Carol. 

Sonrío. Acaricio su mejilla levemente sintiendo su sedosa piel. 

⎯Llévame… 

⎯¿Seguro?, Carol podría notarlo. 

⎯Solo llévame… yo después me arreglo con Carol. 

Ella toma mi mano y voltea a ver hacia la puerta. 

⎯Nos vemos en la entrada, en cinco minutos ⎯me dice, para luego alejarse de mí. 

Antes de irse me da una mirada coqueta, y después desaparece entre la gente. Una vez más me sonrojo, una vez más me siento vivo… haré que esta noche termine mejor que como comenzó, aunque eso signifique, escaparme de Carolina. 

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Anamar

Estimado lector. Es muy importante para mí que dejes tu comentario en la historia. Así sabré si les está gustando y la frecuencia de actualización. Además de que sería una bonita forma de retribución a esta página gratuita. Saludos.

25 Responses

  1. Hay como me cae mal esa Carol 😡😡y ese Camilo no me da buena espina 🤔🤔
    Solo espero que al final se logre escapar con Ceci y pasen una muy buena noche 🥰🥰

  2. Que es lo que se trae Carol, que mujer mas fastidiosa, esa fiesta no me trae buena espina. Ojala pueda escaparse y no traerle problemas a ceci.

  3. Linda. Historia bella, me impresiona la indecisión de Miguel, claramente le falta carácter tiene claro que no le interesa Carol pero no termina cualquier contacto. Mia como toda beba es divina. Pero me enamore de Su. Que siga siendo la voz de la conciencia de Miguel 😜😜

  4. Me parece que Miguel necesita despabilarse porque Carol lo está metiendo en un laberinto sin salida.
    Gracias Ana, me encanta esta historia 🙂

  5. Está historia me ha dejado intrigada, saber que es lo que en realidad quiere esa tal Carol y todo ese rollo que se trae con hacerlo pasar por su novio oficial…

    Ya quiero que empiece ha actualizarse 🤞🏻🤞🏻🤞🏻

  6. 📢 Migueeeeel….. huye!!!!
    Gracias Escritora Ana Martínez, muy bonita historia que promete ser exitosa
    📚♥️🙏

  7. Me encanta la picardía de Ceci me imagino la escena que hacen en sus caras. Ana espero que actualice los capítulos pronto.

  8. Ana!! Tengo muchas ganas de continuar leyendo esta historia…llevas tiempo sin hacerlo..y entiendo todo el trabajo que tienes así que dejo un voto para esta historia también. Saludos!!!

  9. De fiesta en fiesta Carol manipula a Miguel a su antojo y el se deja! Así va a perder a Ceci si no pone un alto pronto!

  10. Pienso que Carol es una mujer astuta que tiene un objetivo bastante definido sobre Migel, no es tonta, además sabe como manipular y controlar la indecisión de Miguel, puede que,además haya algo escondido detrás de su actitud, ojalá sea más decidido y ponga las cosas en su lugar, gracias es una gran historia

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