⎯ ¿Alegra?, ¿Alegra? ⎯ escucho la voz de mi hermano.
⎯ Creo que está despertando ⎯ dice Lila.
¿Despertar?, y, ¿ahora qué pasó?, pienso, y al abrir los ojos veo a mi hermano y mis dos hermanas viéndome directamente.
⎯ ¿Qué demonios? ⎯ pregunto.
De pronto, la imagen de mi padre aparece en el panorama y me sonríe. ⎯ ¿Cómo te sientes? ⎯ Trato enderezarme, pero me mareo, así que vuelvo a cerrar los ojos. ⎯ Tranquila, cariño, que tu cuerpo se está recuperando.
⎯ ¿Qué fue lo que pasó? ⎯ pregunto, ya que al parecer soy la única que no sabe el porqué está aquí.
⎯ Te desmayaste ⎯ habla Lila.
⎯ ¿Qué? ⎯ pregunto.
⎯ Sí, volviste el estómago y cuando regrese a verte literal te desmayaste entre mis brazos ⎯ contesta mi hermano ⎯, así que te traje al hospital de inmediato.
⎯ Estás deshidratada, así que te dejaremos el suero ⎯ contesta mi papá, mientras escribe algo en una hoja ⎯ tengo que hacerte preguntas de rutina, ¿a caso estás embarazada?
⎯ ¡No! ⎯ respondo de inmediato ⎯ Pa, ya sabes que tomo la píldora anticonceptiva desde los dieciséis por órdenes del ginecólogo.
⎯ Solo quería descartar eso ⎯ contesta.
⎯ Y, ¿por eso me sacaste sangre? ⎯ le pregunto, mientras veo mi brazo.
⎯ Eso era para asegurarme… Y si, no estás embarazada ⎯ comenta.
⎯ Te desmayaste porque se te bajó la presión. Te dejaremos una hora aquí y luego te vas a la casa directo, ¿entiendes? ⎯ me dice Sila, mientras revisa mis ojos.
⎯ ¿No deberían estar ustedes dos con los niños pequeños? ⎯ inquiero, un poco harta de que me estén revisando.
Sila no dice nada, solo me da un beso sobre la frente de una forma tan maternal que me enternece. Mi padre deja mi archivo y me ve a los ojos.⎯ Tenemos que hablar.
⎯ Pa.
⎯ Déjenos solos ⎯ le pide con ternura a mis hermanos. Los tres salen por la puerta, pero mi hermano detiene a David ⎯ mis llaves, jovencito.
David las saca de su bolsa y se las entrega.⎯ Para ser un pediatra destacado en todo España y heredero de una fortuna multimillonaria, deberías traer un Porche y no un Toyota.
⎯ En el Porche no caben mis nietos… ⎯ se justifica, y se guarda las llaves en la bata.
Veo cómo mis hermanos salen y mi padre cierra la puerta para quedarnos a solas.
Yo suspiro, no deseo en este momento otro sermón Canarias, incluso, todo lo que quiero es ir a mi casa y llorar en mi habitación.
⎯ Pa, de verdad, yo…
⎯ ¿Qué te pasa? ⎯ me pregunta con ternura.
⎯ No me pasa nada.
⎯ No, sí te pasa algo ⎯ habla, para luego acercar una silla y sentarse a mi lado como si me estuviese cuidando.
Cierro los ojos, y la escena de Karl saliendo con Calypso de la joyería vuelve a mi mente, y sin poder evitarlo las lágrimas corren por mis mejillas.⎯ Solo déjame sola, Pa.
Pero mi padre no me hace caso y lo que hace es comenzar a acariciar mi cabello como cuando era pequeña.⎯ Mejor tú dime por qué me pusiste este nombre si trae mala suerte ⎯ respondo.
⎯ ¿Cómo dices? ⎯ pregunta, sorprendido.
Me enderezo como puedo y me siento en la cama ⎯ Sí, ¿por qué me pusiste este nombre si trae tan mala suerte?, escuché que lo dijiste y no lo comprendo, ¿qué no me quieres?
⎯ Te amo más que a mi propia vida, Alegra ⎯ responde de inmediato ⎯, y si yo te puse ese nombre fue por eso, porque te amo ⎯ mi padre se acomoda y después de un suspiro me dice.⎯ No sé qué fue lo que escuchaste, pero, supongo que debes saber el resto de la historia. Tu abuela, Alegra, ella decía que su nombre traía mala suerte por todo lo que sufrió desde pequeña hasta el último día de su vida. Sin embargo, leyendo sus diarios, me percaté que ella jamás tuvo culpa de nada y que fue su familia y su entorno quién la hizo sentir así. Nunca pensé que te sintieras así.
⎯ No pa, es que… ⎯ trato de explicarme y él sonríe.
⎯ Eres tan Canarias, hija mía, me recuerdas mucho a cuando yo era joven. Sin poder explicarte, sin sacar eso que llevas dentro por miedo de ser herida, pero no debería ser así ⎯ hace una pausa.⎯ Te puse ese nombre porque te amo, y porque ahora sé que trae todas las bendiciones y la buena suerte que tu abuela deseaba. Tú, eres la segunda oportunidad que le damos a ese nombre tan bonito, así que no es mala suerte, al contrario, eres una chica bendecida por portarlo. Porque cada vez que lo decimos, nos recuerda a una mujer fuerte, decidida, de buen corazón y talentosa. No debería ser lo contrario
Las palabras que me dice mi padre me hacen llorar y no sé si lo hago por lo que me dijo o por lo que estoy pasando. Él me abraza, lo hace fuerte y me besa sobre la frente.
⎯ ¿Entonces por qué soy así?
⎯ ¿Así cómo?
⎯ Tan… Yo.
⎯ No lo comprendo ⎯ admite.
⎯ Así, de no poder expresar, de rebelde, de… ⎯ trato de expresarme, pero siento que me ahogo.
⎯ Cada uno de mis hijos tiene una personalidad única, y eso es lo que los hace especiales. La tuya es rebelde, aventada, decidida. El único problema es que te cuesta decir lo que sientes por miedo a que te hieran y eso es un gran obstáculo. Me pasó igual.
⎯ Y, ¿cómo lo venciste? ⎯ pregunto de inmediato.
⎯ Dejándome llevar. Encontré a alguien en quien confiar, a alguien que me hacía sentir cómodo con ser yo mismo ⎯ y sonríe ⎯ alguien con quien yo sabía podía sentirme seguro, como si fuese mi hogar. Un día dije: ¿Por qué no?, esa mexicana bonita me trae loco, ¿qué puede pasar?
Hogar, eso sentía con Karl y ahora, se ha quemado y se ha mudado con Calypso Jones. Yo me sentía así con él, confiada, segura, cómoda, y lo arruiné, simplemente lo arruiné. Vuelvo a llorar, como si necesitara sacar todo en esta habitación antes de enfrentarme al mundo.
⎯ Una vez di a tu madre por perdida. Caí en una enorme depresión, de trabajo y autocompasión. Fue tu tía Ainhoa quién me empujó a luchar por ella y lo hice, ¿sabes por qué?, porque el solo hecho de verla casada con alguien más o en brazos de otro hombre me volvía loco y pensé: tengo que luchar por ella, debo ser yo ese hombre.
⎯ Y al final lo fuiste.
⎯ Y al final lo fui ⎯ responde, para sonreírme. ⎯ Mira Alegra, no sé qué esté pasando contigo, pero sospecho que tiene que ver con cosas del corazón y solo te puedo dar un consejo.
⎯ Y, ¿cuál es?
⎯ No hay peor lucha que la que no se hace. Si crees que esa persona es la indicada, y ves una ligera posibilidad de obtener otra oportunidad con ella, tómala, porque si no lo haces te arrepentirás el resto de tu vida y eso, no lo quieres vivir.
⎯ Y, ¿si creo que esa oportunidad ya se fue? ⎯ pregunto.
Mi padre sonríe.⎯ Entonces esa persona no era para ti, así de fácil. Aunque, estoy seguro de que aún tiene una oportunidad.
⎯ ¿Por qué tan seguro? ⎯ inquiero ⎯ ¿sabes algo?
⎯ No sé nada… Pero tengo la corazonada de que esa oportunidad aún no llega… ⎯ me consuela.
Mi padre me abraza.⎯ Gracias, Pa.
⎯ De nada, ahora descansa. En una hora puedes salir y te irás con tus hermanos a casa, ¿vale?
⎯ Vale ⎯ murmuro.
Mi padre se pone de pie para salir de la habitación. De nuevo me quedo sola, y aunque las palabras de mi padre me consolaron, me siento fatal. Lo que vi me movió por dentro en maneras que jamás había sentido, y solo de pensar que fui yo la que llevó a Karl a ese punto, me hace sentir peor.
¿Estará Karl tan enamorado como para casarse con ella?, ¿soy tan fácil de olvidar?, ¿aún tendré esa oportunidad que me dice mi padre?, supongo que tendré que averiguarlo y aunque me duela afrontar las consecuencias, no importa si me duele.