La fiesta de Sabina terminó mal pero, sobre todo, terminó con la amistad que tenía con Sam, una que durante muchos años había sido importante para ella y que la había acompañado desde el momento que llegó a Madrid.
Sin embargo, Sam no había parado ahí y, lo único que hizo fue presumir por todos lados que el guapo Adrián Cho le había besado en la fiesta y que había sido maravilloso, haciendo que Sabina confirmara una y otra vez lo que había visto, aunque trataba de no hacerse a la idea.
Era evidente que, para una chica de diecisiete años, que se sentía lo suficientemente madura para poder ganar una competencia y poder ser independiente, pero que era lo suficientemente novata en las relaciones amorosas para poder creer que Cho le había traicionado. Así que la situación con él empeoró antes de mejorar.
Sabina, se encargó de ignorar a su aún novio, hasta el grado de pedirle que no fuera por ella para ir a entrenar, ni mucho menos a la escuela. En el trabajo le fue aún peor, ya que, a pesar de que trabajaban en el mismo turno, Sabina ignoraba al chico al grado de que ni siquiera quería cruzar palabra con él.
Así Cho, pasó la última semana siendo un fantasma para su novia y sabía que si no hablaban esto se complicaría más, por lo que, se armó de valor, tomó cartas en el asunto y decidió que era momento de hacerlo; él ya le había dado su tiempo.
Entonces, Cho aprovechó que la cafetería estaba por cerrar y recibir a los últimos clientes, para poder cruzarse con su novia y al menos, entablar una conversación.
⎯Sabina ⎯ dijo Cho mientras ella entraba de nuevo a la cafetería cargando la charola vacía ⎯¿es verdad que no vas a hablarme? ⎯ preguntó.
Él la tomó del brazo levemente haciendo que la joven se detuviera sin embargo, sus miradas aún no se cruzaban. Sabina permaneció en silencio, como si Cho en ese momento no estuviera con ella.
⎯Sabina…contéstame, o, simplemente me ignorarás por el resto del día, no espera… de la semana.
⎯Cho, tengo que trabajar ⎯ respondió ella, sin ni siquiera contestar su pregunta.
⎯Sabina, somos novios, tenemos que hablar ⎯ insistió ⎯o, ¿ya no somos?
Sabina subió su rostro ⎯ Cho, te dije que no quería dramas, y es lo primero que haces.
⎯¿Disculpa? ⎯ preguntó él. ⎯¿Drama de qué tipo?
Sabina soló su brazo y luego dejó la bandeja en una de las mesas ⎯ Tú sabías que le gustas a Sam y aún así no evitaste estar a solas con ella… y te besó, lo vi ⎯ indicó ella, para luego tomar la bandeja y tratar de irse de ahí.
Sin embargo, Cho la volvió a tomar del brazo haciendo que se quedara, luego volvió a poner la bandeja sobre la mesa ⎯ Yo no quería besarla, ella me besó.
⎯Cho, te vi, lo vi todo… hasta le permitiste que sacara una de mis medallas y se las pusiera.
⎯Yo no le permití nada Sabina, yo no quise besarla, todo es una situación que se dio…
⎯Pero, ¿si o no sabías que le gustabas? ⎯ le dijo ella, viéndolo a los ojos.
Cho no podía mentir, sabía que Sam sentía atracción por él y también sabía que mentirle le resultaría peor ⎯ Sí, si sabía.
⎯Ves… drama, drama, y drama que solo me va a distraer, así que te pido que te alejes de mí y que solo te mantengas trabajando ¿estamos?…. ⎯ sentenció Sabina, para luego alejarse de él.
⎯¿Espera?, ¿estás rompiendo conmigo por un malentendido?, ¿ni siquiera vas a dejar que me defienda Sabina? ⎯ inquirió Cho.
Sabina logró tomar su bandeja y luego volvió a verlo ⎯¿qué me vas a decir?, ¿que lo que vi es mentira?
⎯No, que lo que viste solo es parte de la situación. Yo te defendí, quería irme de ahí… pero, si no me crees, si no confías en mí… ¿qué puedo hacer?
⎯Exacto… ¿qué puedes hacer? ⎯ preguntó ella ⎯ solo, sigue Cho, sigue.
Cho, vio como Sabina se daba la vuelta y se alejaba desapareciendo de su vista. ¿Cómo era posible que esto se hubiese terminado tan rápido?, ¿cómo es que ella no comprendía que esto era un malentendido que se tenía que aclarar?
Cho volvió a entrar a la cafetería y momentos después vio a Sabina poniéndose la chaqueta, soltando su cabello y poniéndose el gorro. ⎯ Sirena ⎯ insistió Cho, pero ella simplemente le ignoró.
⎯Adiós Jaz, nos vemos el viernes ⎯ habló, cuando Eduardo salió de la cocina.
⎯Espero que te sientas mejor ⎯ contestó, y luego ambos la vieron salir.
Adrián dejo la bandeja sobre la barra, para luego sentarse en uno de los bancos y poner las manos sobre la cabeza. Dio un suspiro, uno que denotaba que no podía concebir la pelea que acababan de tener y que un simple hecho haya terminado con lo que pensó sería a mejor relación de su vida.
⎯¡Qué mierda! ⎯ murmuró.
Jaz, se quedó limpiando los vasos y acomodándolos sobre las repisas tratando de no opinar sobre el tema, sin embargo, al ver a Cho así, no pudo evitarlo.
⎯Cho.
⎯Ya sé, ya sé ⎯dijo él, mientras lo volteaba a ver…
⎯No te he dicho nada.
⎯Sé que me dirá que me lo merezco y que está de parte de Sabina pero, no fue así. Lo que ella vio y lo que pasó fueron muy diferentes.
⎯Posiblemente ⎯ contestó Jaz ⎯ pero también tengo que decirte… en alguien debe caber la prudencia si quieres recuperarla.
Adrián sonrío levemente y luego levantó la ceja ⎯¿caber la prudencia?
⎯Así es. Sabina es una persona muy desconfiada y tú eres su primera relación. ⎯ Habló Jaz.
⎯¿Y? ⎯ insistió Cho.
⎯Y, ¿cuántas novias has tenido antes de Sabina?
⎯Dos.
⎯Así que ya sabes cómo es esto. Tienes dieciocho años, y experiencia. Ve y habla con ella…
⎯¿Y lo que hice afuera? ⎯ preguntó él, un poco molesto ⎯¿qué fue eso?, ¿cree que no lo intenté?
Jaz suspiró ⎯ sé que lo intentaste Cho pero…
El silencio volvió a la cafetería y Adrián agradeció que ellos estaban solos sin nadie a quien atender. Su mirada se perdió en la nada, ya que se quedó pensando en lo que Jaz le había comentado.
⎯¿No entiendo qué es lo que me tratas de decir?
⎯Trato de decirte que Sabina te quiere pero es muy necia, terca y desconfiada pero lo peor de todo, no admite que se equivocó.
Cho al escuchar esa frase, sonrió de inmediato ⎯¿Ella sabe que se equivocó?
⎯Quita esa sonrisa, hombre. No te lo dije para que vayas y se lo digas en el rostro, te lo digo para que sepas que sabe que se está equivocando contigo a pesar de lo que vio. Simplemente, ella no sabe mucho de cómo regresar y pedir perdón. Lastimosamente eso es algo muy de los Jaz ⎯ admite.
⎯Entonces, ¿toda esa actitud que ha tomado por días es solo fingida?
⎯No, no lo es. En verdad se siente herida y sobre todo un poco decepcionada porque su amiga la traicionó, además de que debes admitir que le mentiste. Jamás le dijiste a Sabina que sabías que Sam sentía atracción por ti, ¿cierto?
⎯No entiendo… si Sabina no le cuenta nada, ¿cómo es que sabe tanto? ⎯ preguntó el joven más animado.
⎯Pilar. Ella, lleva muy buena relación con María Julia y luego la invitan a comer a su casa. Ahí escucha todo y me lo dice, pero, te pido no le cuentes nada…
⎯Si, si, soy una tumba⎯ admitió Cho, para luego ponerse de pie⎯iré a hablar con Sabina.
⎯No, hazlo mañana, hoy es muy pronto además, mi información tiene un precio, así que empieza a acomodar las cajas de la despensa, vamos.
Cho sonrió. La verdad es que si no fuera por Jaz, posiblemente todo esto se iría a la mierda y él no quería que sucediera eso. Quería a Sabina y sí, en alguien tenía que caber la prudencia y sería en él, pero, Sabina tenía que admitir que se había comportado muy inmadura con respecto a lo que había pasado.
Sin embargo, Adrián sabía que él era su primer novio y que si iban a aprender cosas juntos, esto también debía ser enseñado. Tenía que ir con Sabina y hablar con ella, costara lo que costara.