Después de unas raras introducciones, Sabina y Cho pasaron al comedor donde la cena ya estaba por completo servida y donde los padres de él les esperaban. Cho, educadamente, le apartó la silla para que se sentara y luego lo hizo a su lado con un poco de nervios. La madre de Cho, se sentó justo en frente de su marido y tomaron un poco de vino. 

⎯Hice una comida especial para ti⎯ habló Hana, y Sabina sonrío⎯ espero que te guste.

⎯Muchas gracias⎯ respondió, Sabina, mientras veía los distintos platillos frente a ella. 

Cho, con toda la amabilidad del mundo, comenzó a servirle de todo un poco, mientras las miradas de sus padres no le dejaban en paz. Sabina, a pesar de sentir el cariño de su novio, comenzó a sentirse rara muy rara, pero, no le prestó atención. Todo era muy diferente a las bienvenidas en su casa. Cuando Cho se presentó, había una enorme fiesta que terminó con el canto desafinado de sus tíos, anécdotas de esas que los hacían reír y con Cho lleno de tanta comida, había de todo… aquí, solo tensión. 

⎯Sabina, ¿cuántos años tienes?⎯ empezó el cuestionamiento por parte de la madre de Cho. 

⎯Diecisiete, los cumplí en noviembre⎯ aclaró. 

⎯Y, ¿qué es lo que estudias?⎯ habló el padre, haciendo que Sabina no pudiese ni siquiera probar un bocado.

⎯Bueno, por ahora el bachillerato, sin embargo, en dos meses hago los exámenes para entrar a la carrera de Zootecnista, quiero ser veterinaria⎯ dijo. 

⎯Interesante, ¿hay veterinarios en tu familia?⎯ inquirió la madre⎯ porque, aquí todos somos abogados, menos Adrián, que se le ha metido la idea de ser odontólogo. 

⎯Bueno, ser dentista está bien… siempre se necesita uno⎯ defendió Sabina a su novio. 

⎯Pero hay más divorcios que caries⎯ aclaró el padre, viendo a Cho con esa semblante seco. 

Soy yo o los padres de Cho son un verdadero dolor de muelas, pensó Sabina, tratando de comer un poco de sopa. 

⎯¿Entonces?, ¿qué profesiones hay en tu familia? ⎯ insistió la madre. 

Sabina, tomó un poco de té y viéndola a los ojos le dijo⎯ pues mi padre es doctor en finanzas⎯ empezó por el rango más alto,⎯ mi madre es maestra en dirección de empresas, mi tío Manu…el ⎯ complementó ⎯ es maestro en letras hispánicas, mi tía Ainhoa era a prima ballerina del Ballet de España. 

⎯¿En serio?, jamás supimos de ella y eso que Hyo y yo amamos el ballet⎯ aclaró Hana. 

Sabina volteó a ver a Cho, que lo único que quería hacer era tomar a Sabina de la mano y llevarla a cenar al fast food del centro comercial, donde sabía estarían más cómodos. Sin embargo, Sabina le respondió. 

⎯Entonces solo ha ido a compañías malas, porque mi tía es la mejor. 

Cho, ante la respuesta de su novia, estuvo a punto de escupir el sorbo de té que tenía en la boca; pudo controlarlo. Sin embargo, ahí, supo que Sabina estaría bien y que también no sería santo de la devoción de sus padres. 

⎯Finalmente, mi tía Luz es fotógrafa, se especializa en retratos, mi tío David es pediatra y mi abuela es diseñadora de vestidos de novia, mi abuelo, creo que solo es millonario⎯ habló, para luego comer un poco de la comida. 

El silencio se hizo en el lugar. Todo estaba tan tenso que se podía cortar con el filo de un cuchillo. Finalmente, Cho interrumpió. 

⎯Sabina es nadadora, como les había dicho, y es una de las mejores. 

Hyo volteó a verla y asintió ⎯¿supongo que el conglomerado es tu patrocinador? 

⎯Sí, pero yo no lo pedí, mi abuelo postizo, David Canarias Donato, insistió ⎯ presumió Sabina, algo que jamás hacía pero que, ahora, era una de sus armas más poderosas para salir viva de la situación. 

⎯Vaya, entonces… tienes todo para ganar. 

⎯Papá⎯ interrumpió Cho, ante el comentario que había hecho ⎯ Sabina entrena duro… 

⎯Sí, por eso… tiene todo⎯ aclaró el padre, haciendo sentir a Sabina incómoda. 

Creo que la idea de volver el estómago es buena, tal vez Cho me pueda sacar de aquí, pensó Sabina, ya que todo estaba muy raro y no podía dejar de pensar que los padres de él no estaban nada contentos, ¿esto ocasionaría un problema entre los dos?. 

⎯La otra vez estaba viendo a tu madre en la televisión, es muy joven, para tener una hija de tu edad⎯ sacó la conversación Hana. 

¿Qué les pasa a mis padres con Sabina?, pensó Cho, para sus adentros, ya que podía sentir la hostilidad en sus voces. 

⎯Bueno, pues mi madre me tuvo muy joven, justo a los diecisiete años ⎯ habló. 

Los padres de Cho se vieron ⎯ y, ¿tu abuelo concibió esto?⎯ continuó con el interrogatorio Hana, aunque ya tenía cansada a Sabina que apenas y había podido comer un bocado. 

⎯Pues, no lo sé, yo estaba pequeña. Sé que la apoyaron y ellos me criaron en mis primeros años. Luego mi papá Robert se casó con mi madre y nos fuimos a vivir a Edimburgo, es todo. 

⎯Bueno, con dinero, todo es fácil⎯ contestó ella. 

¿Disculpe?

⎯¿Podemos hablar de otra cosa?⎯ interrumpió Cho,⎯ creo que ya es mucho sobre la vida personal de Sabina. 

⎯No, está bien. Entre más me pregunten, menos tienen que investigar⎯ respondió entre pequeñas risas Sabina. 

Cho, en verdad, no sabía como terminar esto, como defender a su novia sin faltarle al respeto a sus padres y como salir de aquí si que todo terminara en guerra. Sabina, después de poder terminar el primer plato, dejó los cubiertos sobre éste y suspiró. 

⎯Creo que me tengo que retirar⎯ habló, tomando incluso a Cho por sorpresa. 

⎯¿Cómo?⎯ inquirió el padre de Cho,⎯ apenas vamos en los primeros platillos y llevas pocas horas aquí. 

⎯Mañana tengo que ir a entrenar a las tres de la mañana y, el chofer ya está abajo esperándome⎯ habló. 

En qué momento Sabina le había enviado mensaje al chofer, Cho no lo sabía, solo sentía que los cuestionamientos habían hecho sentir a su novia muy incómoda. Sabina se puso de pie, tomó su plato y lo llevó al fregadero. Su novio aprovechó para seguirla. 

⎯¿Estás bien?, ⎯ le preguntó preocupado. 

⎯Lo estoy, solo no quiero causarte problemas con tus padres. Prefiero que me tachen a mi de grosera que a ti. 

⎯Pero, no eres grosera, ellos lo son⎯ dijo Cho, y con decirle en alto eso a su novia, supo que esto estaba a punto de terminar muy mal. 

⎯Lo sé, pero, mi abuela me ha dicho que siempre hay que saber como retirarse con educación. Comí la comida de tu madre y respondí los cuestionamientos, he hecho mi parte⎯ le respondió muy madura. 

Cho tomó a Sabina de la mano y caminó con ella hacia el comedor⎯ Madre, padre, me iré con Sabina a despedirla y después daré una vuelta en casa de Camilo. 

⎯Bien, un gusto en conocerte Sabina, aunque sea por un breve tiempo ⎯ expresó Hana en un tono de frustración. 

¿Qué es lo que está insinuando? 

⎯El placer es mío, y, espero les gusten los chocolates, los hace un maestro chocolatero muy famoso en México, las cajas son de diseños únicos, la envoltura en sí es un obra de arte pero, lo que importa, es lo que está en el interior ⎯ contestó⎯ buenas noches. 

⎯Buenas noches⎯ dijeron ambos al mismo tiempo, para luego tomar sus cosas y salir de ahí. 

Esa noche Cho, se dio cuenta de dos cosas: la primera, que amaba a Sabina y la segunda, que si Sabina no terminaba su relación después de esto, él sería el hombre más afortunado del mundo al tener una mujer con ella, aunque no le agradara a sus padres. 

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