Cho había enviado el mensaje y olvidado el móvil en su bolsa maleta de entrenamiento, por lo que no estaba atento cuando Sabina comenzó a llamarle para hablar con él.
⎯¿Crees que esté en casa? ⎯ preguntó su tía Ainhoa, mientras las tres se encontraban abajó, sobre la acera en frente del edificio.
Sabina, le dijo a su madre que para poder decir una palabra tan grande necesitaba decirlo en vivo y en directo así que, ambas, mandaron mensajes a sus respectivos esposos para que se encargaran de la cena y salieron junto con ella hacia el piso de los padres de Cho.
⎯Tal vez le prohibieron hablar conmigo⎯ dijo Sabina, ya que era algo probable.
⎯No creo… tal vez está dormido⎯ comentó Julie.
⎯¿Te sabes el número de su piso? ⎯ preguntó Ainhoa y ella dijo que sí.
Sabina buscó el número del piso y se lo enseñó a su tía Ainhoa que, enseguida, lo marcó en su móvil.
⎯¿Qué haces?⎯ preguntó Sabina.
⎯Llamando.
⎯Pero, ¿y sus padres?
⎯Sus padres no saben quién soy yo… ¿diga?⎯ pronunció Ainhoa⎯ buenas noches, disculpe si le llamo a esta hora. Mi nombre es Noelia San Martín, y quisiera saber si puedo hablar con su hijo Adrián Cho.⎯ su tía esperó un momento.⎯Estamos tratando de localizarlo desde hace horas porque estamos dispuestos a patrocinarlo para los juegos olímpicos, pero quisiéramos hablar con él. Sí, claro, yo espero…⎯ finalizó y luego volteó a ver a Sabina y le hizo la señal de bien con la mano.
Luego, le dio el móvil a Sabina y ella lo tomó completamente nerviosa y con las manos temblando, no sabía por qué; de pronto escuchó su voz⎯¿diga?
⎯¿Hombre?⎯ le habló Sabina.
⎯¿Sirena?, ¿qué haces llamándome al piso?, ¿todo bien?⎯ preguntó preocupado, en voz baja.
⎯¿Crees que puedas salir?⎯ inquirió.
⎯¿Salir?
⎯Estoy abajo, en la acera.
Cho se alejó del teléfono y fue hacia la ventana de su habitación para abrir las cortinas y ver a Sabina, a Julie y a Ainhoa afuera.
⎯¿Cho?, ¿Cho?, ¿Cho?⎯ empezó a preguntar ella.
⎯Bajo en seguida… ⎯ respondió él al regresar al teléfono.
Sabina terminó la llamada y le dio el móvil a su tía Ainhoa⎯ ahí viene.
⎯¡Qué emoción!⎯ expresó Ainhoa y luego la abrazó.
Las tres esperaron en silencio, viendo hacia la puerta del edificio hasta que, momentos después, Cho apareció por la puerta con una sonrisa. Sabina se mordió los labios de inmediato y volteó a ver a su mamá.
⎯Venga cuñada, esperemos en el auto⎯ le dijo Julie a Ainhoa y ambas se alejaron para subirse al auto.
Cho se acercó hasta Sabina, con esa sonrisa tan bonita que siempre lleva y ella se dijo inmediatamente en los hoyuelos que se hacían en sus mejillas⎯¡qué gran sorpresa!⎯ confesó él en voz bajita.
⎯Te estuve marcando a tu móvil y no contestabas⎯ dijo Sabina.
⎯¿Mi móvil?, ¡cierto!, lo dejé en mi maleta de deporte, lo siento Sirena, no era mi intención preocuparte y hacerte venir hasta acá.
⎯Bueno, no vine hasta acá por eso… digo, si me preocupas pero no estaba preocupada, aunque, ¿tengo algo de qué preocuparme? ⎯ habló sin tomar aire.
Adrián acarició su mejilla, haciéndola sonrojar ⎯ ¿qué pasa?, ¿por qué tan nerviosa?⎯Sabina volteó a ver hacia el auto y odió que la camioneta de su madre tuviese los vidrios polarizados ya que no podía ver lo que sucedía adentro.⎯¿Sirena?⎯ insistió Cho viendo hacia la camioneta.
Ella lo tomó de la mano y lo alejó de ahí, para refugiarse detrás de una árbol que prácticamente los cubría por completo y también los alejaba de las ventanas de su piso.
⎯¿Qué pasa?, me estás preocupando⎯ habló Cho.
Sabina lo miró a los ojos y suspiro⎯ recibí tu mensaje de hoy… dónde me dijiste “Te Amo Sabina”.
Cho hizo esa media sonrisa que le encantaba a Sabina, y ligeramente se mordió los labios⎯ Sirena…
⎯No, espera⎯ le interrumpió y le puso la mano sobre la boca.⎯ Pensé que te habías enojado por no contestarte enseguida, ahora veo que no. Sin embargo, tu mensaje me hizo reflexionar mucho y… pues, quería contestarte el mensaje pero, de otra forma.
⎯¿De otra forma? ⎯ preguntó Cho.
⎯Quiero decirte que, no importa si nuestra relación dura tres meses más o diez años. No importa si yo soy tu tercera novia o tu mi primer novio de muchos…
⎯¿De muchos?⎯ interrumpió Cho, mientras se reía bajito.
⎯Hombre, déjame hablar⎯ le pidió Sabina de nuevo.⎯ Lo que te decía, no importa cuánto tiempo estemos juntos, lo importante es todo lo que viviremos y las aventuras que tendremos y yo no quisiera pasar todo esto sin decirte que yo también te amo, te amo Adrián Cho.
Después de todo lo que había pasado después de su clasificación y en la cena con sus padres, escuchar lo que le decía a Sabina hizo que todo eso quedara en el pasado y que el rato amargo desapareciera por completo. Cho sonrío ampliamente para, después, acariciar su mejilla con cariño.
⎯Tú siempre haces que mi día, mis horas y mi vida sean tan bonita. Todo lo que haces es bonito y por eso te amo⎯ habló él mientras se perdía en la mirada tierna de su novia.⎯ Yo nunca le había dicho a nadie que la amaba pero, contigo, todo es tan natural que no lo pensé mucho. Me alegra que me ames de vuelta.
Sabina se puso de puntillas y enredó sus brazos en el bien formado cuello de Cho⎯ yo tampoco se lo había dicho a nadie antes, eres mi primero.
⎯Y espero ser el último y él único⎯ contestó él.
Ella se mordió los labios y, después se acercó a él para darle un beso sobre los labios. Fue un suave, ligero, de esos que solía darle antes cuando aún era tímida.
Cho, colocó sus manos por debajo de sus muslos y en un movimiento la cargó entre sus brazo haciendo que Sabina enredara sus piernas sobre sus caderas ⎯que rico, ¿me das otro?⎯ le preguntó, y esta vez Sabina se ató a sus labios en un beso un poco más apasionado.
Adrián la recargó sobre la pared del edificio y se dejó llevar. Sus labios de inmediato hicieron conexión, las lenguas comenzaron a jugar y a hacer el beso cada vez más intenso, y las respiraciones se coordinaron permitiéndoles besarse por unos largos e infinitos minutos.
Moviendo los labios y saboreando el sabor del otro, se fueron alejando hasta que quedaron frente a frente y después sonrieron⎯ no tienes idea lo mucho que te amo Sabina Carter… y lo deseoso que estoy por vivir todo contigo.
⎯¿Me lo prometes? ⎯ le contestó ella⎯me prometes que viviremos todo juntos todo.
⎯Te lo prometo. Viviremos tanto que te cansarás de mi⎯ bromeó y luego la beso de nuevo.
Sabina se aferró a su cuerpo y se dejó llevar por todo lo que sentía en el momento. Estaba enamorada, muy enamorada, y esa sensación era la mejor que había sentido en su vida, ni siquiera ganar una medalla se le comparaba.
Cho se alejó de nuevo de ella, depositando pequeños besos sobre su labios. Después la bajó con cuidado hasta que Sabina puso los pies sobre el suelo aunque ella se sentía sobre las nubes. Ella acarició su hoyuelo sobre la mejilla de su guapo novio y después sonrío.
⎯Me tengo que ir pero, ¿nos vemos mañana?⎯ inquirió, ⎯ los mellizos aún quieren festejarte por lo que pasó hoy.
⎯Claro, mañana nos vemos, mujer…
Sabina besó sus labios castamente⎯ te amo, te amo, te amo… ⎯ dijo provocando una sonrisa en Cho.
⎯Yo te amo más, mi mujer⎯ le respondió, para después despegar su cuerpo de el de ella y dejarla ir.
Sabina volteó un instante para ver a Cho y él le guiño un ojo⎯ dile a Noelia San Martín que me gustan sus libros.
⎯Se lo diré⎯ respondió Sabina entre sonrisas, para después salir corriendo a la camioneta donde le esperaban su tía y su madre.
Al entrar, se sentó delante de ellas y al ver sus rostros de felicidad sonrío.⎯se lo dije.
⎯¡Sí!⎯ gritaron ambas emocionadas como si fueran niñas pequeñas y después la abrazaron para festejar.
⎯Esto se merece una pizza de doble queso⎯ dijo Ainhoa, haciendo que ambas la vieran⎯¿qué?, ese beso que te dio me dió hambre⎯ confesó, para después volver a abrazar a su sobrina.
Su sirena había crecido…