Así Sabina y Cho viajaron con el resto de la selección hacia los Juegos Olímpicos, decididos a ganar la preciada medalla que por años había soñado tener. Robert fue representado a su hijo en el público, pero, en el caso de Cho, nadie fue. Ni siquiera lo había ido a despedir antes de abordar el avión. 

En fin, Cho, no lo necesitaba. La familia de Sabina hacía lo que sus padres no y eso le encantaba. Había aprendido a vivir su vida solo para él y nada más que para él y ahora que estaba a punto de entrar a la ceremonia de inauguración llevando los colores de España en el uniforme. 

Cho no se preguntaba si sus padres estaban viendo el evento o si pasarían frente la televisión viendo las competencias, pero Sabina si se lo preguntaba, y en el momento en que vio las cámaras en el estadio, se alegró. Estaba ahí, ¡por fin estaba ahí!, y estaba decidida a ganar su medalla. 

Lo que Sabina no sabía es que su participación en las olimpiadas significaba algo más para su familia, no solo para ella. Tal vez, ninguno de sus parientes iban a competir o a ganar una presea, sino a limar las asperezas que habían surgido hace tiempo atrás y que era momento de que se terminaran. 

Jaz, por petición de Cho, fue invitado a la casa de los Carter Ruíz de Con para que pudiese ver con todos las competencias y apoyarlo, ya que sabía que él fungiría como uno de sus principales apoyos. Robert y María Julia aceptaron, querían a Cho y deseaban verlo feliz, pero el resto, no estaba muy de acuerdo, sobre todo el principal patriarca de la familia. 

⏤¡No! ⏤ dijo Tristán contundente ⏤, no voy a aceptar que venga. 

⏤¿Por qué no? ⏤ inquirió Ximena, mientras se acercaba a él. 

⏤Papá, Jaz literal está afuera con sus hijos… no vayas a ser grosero. Sabina está a punto de salir y queremos verla juntos. El resto ya está de acuerdo ⏤ argumentó Julie, mientras veía a Manuel y a Luz que simplemente asintieron. 

⏤No podemos vivir todo el tiempo con rencor. Además, viene con los niños y seguirán viniendo a ver a su hermana, no puedes regresarlos ⏤ dijo Luz, que como hermana mayor siempre trataba de ser la moderadora ⏤¿no es cierto, David? ⏤ le preguntó a su marido. 

⏤A mi Jaz me da igual ⏤ respondió, para recibir un zape de su esposa en la nuca que hizo que la bebida se le cayera de sus labios ⏤¡Qué!, en realidad me da igual, ese hombre tiene todo derecho a cambiar y a tener miles de oportunidades. Estoy seguro de que a Ainhoa también le da igual. 

Todos voltearon a ver a Ainhoa, y ella simplemente tomo un sorbo de la cerveza con Clamato que Luz le había preparado. No contestó, pero era evidente que la guerra de Jaz no era una que incumbiera a los Canarias. 

⏤No, para mí no… no estuvo cuando su hija lo necesitaba, ¿por qué estar en sus triunfos? ⏤ sentenció Tristán. 

Todos se quedaron en silencio mientras todas las miradas iban hacia él. Ainhoa vio las cámaras y notó que Jaz iba a tocar de nuevo y eso le daba ansiedad, así que corrió a la puerta de la casa y abrió sin preguntarle a nadie. 

⏤¡Nadie me escucha en esta casa! ⏤ se quejó Tristán. 

⏤No es que no te escuchen, es que eres necio, Tristán ⏤ le reclamó Ximena a su marido. ⏤ Eres rencoroso, ¿qué no ves que ya nadie guarda rencor al respecto? ⏤ le preguntó. 

Jaz entró justo en el momento en el que Ximena terminaba su pregunta, y todos guardaron silencio mientras los comentaristas hablaban en la televisión sobre los primeros países que pasaban. 

⏤¿Buenas tardes? ⏤ preguntó, y luego sus hijos Pilar y Eduardo salieron corriendo hacia donde estaban el resto de los niños para sentarse. 

Tristán se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a todos en silencio. María Julia le sonrió y sin decir más, se fue siguiendo a su padre, junto con Ximena que sabía tenía que resolver esto antes de que todo terminara mal. 

En cuánto María Julia entró, Tristán trató de prender la televisión de la cocina y ella se la apagó de inmediato. ⏤¿Es en serio?, ¿verás todo aquí alejado mientras toda la familia está afuera? 

⏤Sí. 

⏤¡Papá, no seas necio! ⏤ le reclamó María Julia. 

⏤No soy necio, tengo dignidad y mantengo mi palabra, ese hombre no estuvo ni cuando nació tu hija, ni cuándo creció y ahora, ¿quiere estar aquí?, ¿de qué privilegios goza? No me digas, que porque comparten sangre. 

⏤¿Puedo hablar? ⏤ se escuchó la voz de Jaz, y todos voltearon a verlo ya que estaba en la entrada de la cocina. 

Tanto María Julia como Ximena accedieron, Tristán prácticamente se volteó para seguir viendo televisión. Tal vez María Julia en ese momento se podía quejar de que su papá por estar envejeciendo de había vuelto necio, pero no, siempre habías sido así, ahora lo era más. 

⏤Señor…sé que está enojado conmigo y no lo culpo, usted tiene razón. Abandoné a Sabina desde pequeña, por años no me importó y prácticamente me olvidé de ella sabiendo qué otra persona lo cuidaba. Sé que también traicioné y abandoné a su hija María Julia y que huí cuando mas me necesitaba pero, al final de cuentas ella y yo somos dos adultos ahora, y hemos decidido que por el bien de Sabina llevaríamos la fiesta en paz. 

⏤¡Qué fácil! ⏤ se quejó Tristán. 

⏤Y sí, tal vez no estaba en el momento en que María Julia me necesitaba pero, estuve en los momentos en que Sabina me necesitó, y le prometí a ella, no a usted, ni a Robert, ni Julie, a ella que estaría cuando ella me lo pidiera y necesitara… y aquí estoy. No tengo necesidad de ver a Sabina con ustedes, porque sé que no les agrado pero, ella me dijo que trajera a sus hermanos, viniera aquí a compartir el momento con todos y apoyarlos a ella y a Cho. 

Tristán se quedó en silencio y después, apagó la televisión y volteo a verlo. Después se puso de pie y se acercó a él. ⏤¿La vas a volver a abandonar?, ¿eh? 

⏤No papá ⏤ respondió Julie por Jaz ⏤, él fue mi principal apoyo cuando Robert estuvo enfermo y cuando tuve a mis mellizos y los sabes. Ha cambiado y yo le creo… y Sabina le cree, así que es momento de darle el beneficio de la duda. Al final, las decisiones son de Sabina, y yo como madre confío en ellas. Si ella quiere tener a Jaz cerca de ella, no hay nada que pueda hacer… ya será problema de Jaz si desperdicia esta oportunidad. 

Tristán volteó a ver a Ximena y ella sonrío. Él supo que era momento de perdonar o al menos, llevarla en paz por su nieta que estaba a punto de hacer su debut y cumplir su sueño. Así que asintió, y sin más le dio una palmada sobre la espalda, tan fuerte, que casi le deja sin aire. 

⏤Si mi hija y mi nieta, incluso mi yerno, te dan la bienvenida en esta casa, lo acepto. Pero solo te advierto, si le rompes el corazón a Sabina, ella se encargará peor que yo de hacerte añicos y yo la voy a apoyar, ¿comprendes? 

⏤Sí señor, lo comprendo. 

⏤¡Ya va a salir Sabina! ⏤ se escuchó la voz de Manuel, quien entraba a la cocina enviada por Ainhoa, que no deseaba ser parte del momento incómodo. 

⏤¡Mamá!, ¡Bina ya sale! ⏤ gritó Jo, y María sonrío y sin decir más salió de ahí para ir a ver a su hija. 

Jaz se quedó de pie mientras Tristán salía sin mirarlo, fue Ximena quien le tomó la mano y lo miró a los ojos. ⏤ Si no pudiste ser proveedor, sé mejor acompañante… eres mejor persona hoy que hace años atrás… no decisiones a Sabi, porque la decepción pesa mucho y ahí la puedes perder para siempre y no habrá otra vida para que puedas tener una oportunidad. 

⏤Se lo prometo… ⏤ murmuró Jaz. 

⏤¡Jaz!, ¡ya viene! ⏤ gritó María Julia, y tanto él como Ximena salieron de la cocina para dirigirse a la sala de televisión. 

Ahí salía Sabina, esa mujer casi adulta saludando al público y a las cámaras para poder conectar con su familia que la veía emocionada e ilusionada del otro lado de la televisión. Para cualquier padre, este era un momento de máximo orgullo y para Jaz, lo era, pero no podía disfrutarlo como él quisiese. 

Su verdadero padre se encontraba entre el público del estadio, llorando de orgullo porque su sirena había llegado hasta ese momento. Jaz se guardó su orgullo muy en el fondo porque sabía que este triunfo no le pertenecía. Sin embargo, sonrió y aplaudió con todos, porque quisiera la familia o no, Sabina llevaba su sangre y gracias al cielo había sacado la mejor parte de él…

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