El sonido de la ventana despertó a Cho de inmediato y lo alertó. El chico se talló los ojos, vio la hora que era en su reloj de pulsera y luego volteó para ver quién lo había despertado; era Eduardo Jaz. Adrián bajó la ventana y sintió el aire fresco de la mañana, ese que hacía antes del calor infernal que correría por la tarde.
⏤ Tu turno empieza por la tarde, ¿es un poco temprano para llegar, no? ⏤ le preguntó.
Cho se estiró un poco, y le vino de golpe el dolor que tenía en la mejilla. ⏤ Decidí que hoy llegaría temprano para ayudarte ⏤ respondió.
⏤ Si claro, sabes que te estimo, pero te ves como mierda ⏤ bromeó Jaz. ⏤ Vamos, te invito a desayunar.
Adrián se peinó como pudo, guardó la camisa blanca que se había quitado, ya que con ella se había limpiado la sangre y se puso una camiseta que había dejado de pura causalidad en su auto. Con cuidado, se bajó de él, y entró junto con Jaz a la cafetería que se encontraba completamente obscura, puesto que las ventanas no estaban abiertas.
Entonces, como estaba acostumbrado, Cho empezó a abrirlas y a bajar las sillas que aún reposaban arriba de las mesas. ⏤ No te traje para que trabajes, te dije que te invitaría a desayunar ⏤ le reclamó Jaz, y con un ademán de la mano le invitó que se sentara en la barra.
Cho, apenado, fue hacia allá, pero no se sentó, empezó a tomar los cubiertos, las tazas y puso los lugares sobre la barra para comenzar a desayunar.
⏤ ¿Me vas a decir o empiezo los cuestionamientos? ⏤ le dijo Jaz, mientras ponía el café. Cho suspiró, en realidad no estaba muy acostumbrado a decir sus problemas, sino a resolverlos.⏤ Adrián, ¿dormiste en tu auto? ⏤ comenzó Jaz. El chico asintió con la cabeza. ⏤ ¿Ese golpe te lo dio tu padre? ⏤ continuó.
Cho, hubiese preferido decirle que se peleó con algún chico en la calle, pero era evidente que ese golpe había sido más de castigo que de defensa. ⏤ Sí, me golpeó ayer y me corrió de la casa.
Jaz levantó la ceja de inmediato, sorprendido por lo que escuchaba. Sí, sabía que los padres de Cho eran una mierda, sin embargo, jamás pensó que lo correrían.
⏤ Ahora entiendo lo del auto y la facha que traes.
⏤ No tenía dónde ir.
⏤ Y, ¿Sabina?, ¿por qué no fuiste a su casa?, seguro los Carter tienen una habitación para ti.
⏤ No quiero molestar con mis problemas a Sabina. Tengo veintiún años y puedo valerme solo ⏤ contestó con orgullo.
⏤ Vale, vale… Y, ¿tus cosas? ⏤ insistió Jaz.
Cho se puso de pie y lo primero que hizo fue sacar de su bolsillo las llaves de su auto y el móvil. Después levantó las manos al lado de su cuerpo en señal de que era todo lo que tenía.
⏤ Te hubiese traído al menos un cargador para el móvil ⏤ respondió Jaz, y le puso un plato con pan, queso y un huevo estrellado.
⏤ No pude tomar nada, por fortuna las llaves del auto estaban a la vista si no, ni eso. Me corrieron de la casa con lo que tenía, dejé todo… ⏤ habla con melancolía ⏤ solo porque no quise aceptar el compromiso que deseaban.
⏤ ¿Compromiso?
⏤ Con una chica de apellido Bae, su plan era que me fuera a Corea y estudiara allá, me comprometiera y casara. Pero yo no lo amo, amo a su hija, a Sabina.
⏤ Y eso te costó…
⏤ Todo ⏤ contestó Cho, con melancolía.⏤ No me lo tome a mal, yo es que me arrepienta, amo a Sabina y si lo hice es por ella, pero…
⏤ No te hubiera gustado que terminara así, ¿cierto? ⏤ le preguntó.
⏤ No.
⏤ Te comprendo más de lo que crees. Al menos tú sabes como ganarte la vida. Eso fue algo que siempre admiré de Tristán con respecto a sus hijos. Julie y yo crecimos teniendo todo, no obstante él siempre le dio herramientas para defenderse en caso de perderlo todo. Yo, en cambio, me dieron todo en bandeja de plata y cuando me dejaron sin nada, no supe qué hacer.
⏤ Bueno, al menos tienes esta cafetería ⏤ le dijo el chico, bastante animado.
Jaz sonrió.⏤ La tengo porque mi mujer me apoyó y creyó en mí. Si no, creo que estaría en la perdición total y posiblemente no hablando contigo… ¡Ah!, sin una pierna.
Cho suspiró, solo eso le faltaba, no tener un miembro de su cuerpo y quedarse varado de por vida. Cho terminó de tomar el café y agradeció, al menos, tener para comer un buen desayuno.
⏤ Y, ¿cuál es tu plan? ⏤ inquirió Jaz.
⏤ Número uno, no decirle a Sabina.
⏤ ¡Error! ⏤ expresa Jaz ⏤, dile, eso te alejará de los problemas. No te trates de hacer el machito ‘yo puedo con todo’, dile por qué sabes que la Sirena heredó el carácter de su madre y es no te gustará ⏤ Cho se rió.
⏤ Bueno, se lo diré a Sabina y además de trabajar aquí, buscaré otro trabajo que me dé para sobrevivir.
⏤¡Ah vale!, ¿y la escuela?, ¿la gimnasia? ⏤ siguió cuestionando Jaz.
⏤ Pues… supongo que tendrá que esperar.
⏤ Y, ¿dónde vivirás? ⏤ concluyó.
Cho de pronto se quedó sin respuestas, al parecer, el plan que él tenía no era para nada factible. Era un hombre de veintiún años, sin prácticamente nada.
⏤ ¿No me digas que en el auto?
⏤ Bueno, es cómodo ⏤ se justificó.
⏤ Cho…
⏤ No tengo donde… ¿Vale? ⏤ le contestó a Jaz en una sola frase. ⏤ Esta es la única ropa que tengo, mi auto es la única casa que tengo y posiblemente un poco del dinero de mis patrocinadores que posiblemente sea poco. Pero, creo que estoy fuerte para trabajar en lo que sea.
⏤ Hmmm ⏤ hizo Jaz, para luego tomar unas llaves.⏤ Ven, acompáñame.
Los dos salieron de la cafetería y unos pasos después, Jaz se paró enfrente de una pequeña puerta color café e insertó una de las llaves. Al abrirse, una obscura escalera se divisó con la poca luz de la mañana. Con trabajos, Jaz empezó a subirla, seguido por Adrián que no entendía nada. Al llegar hasta arriba, otra puerta se interpuso en su camino y Jaz la abrió con otra de las llaves.
⏤¿Qué es esto? ⏤ preguntó Cho, interesado.
La puerta mostró un pequeño piso, sucio y con algunas cajas que parecían de suministros. Jaz abrió las cortinas y la luz entró un poco más para mostrar el resto del lugar.
⏤ No tiene cocina, pero tiene un baño completo, me comprometo a arreglar la calefacción, si tú te comprometes a limpiar todo y conseguir un colchón al menos para que duermas ⏤ explicó.
⏤ ¿Cómo? ⏤ preguntó Cho, algo confundido.
⏤ Este pequeño piso era mío ⏤ dice, en un tono de melancolía ⏤ mi esposa me lo prestó cuando salí del hospital porque no tenía dónde meter la cabeza. Viví aquí durante mucho tiempo, hasta que logré ponerme en pie y un trabajo estable que me ayudó a salir de aquí. Ahora, te lo ofrezco a ti.
Cho sonrío, y en seguida abrazó a Jaz con un cariño que jamás había sentido por su padre.⏤ Gracias ⏤ murmuró.
⏤ No te puedo dar trabajo de tiempo completo en la cafetería, pero, te puedo dar un lugar donde vivir hasta que te pongas en pie.
⏤ ¡Gracias!, ¡gracias! ⏤ respondió Cho, y sintió como las lágrimas caían de sus mejillas. ⏤ Le prometo que no le fallaré.
⏤ A mí no, a Sabina, a ella no le falles.
⏤ Le prometo que no ⏤ habló el chico, aliviado.
Jaz y él se quedaron así por un momento, mientras Cho lloraba amargamente. No sabía si lloraba de felicidad porque tenía un techo para dormir, si lloraba por recibir todo el cariño que Jaz, sin ser su padre, le había dado en tan poco tiempo o del miedo de saber que empezaría desde cero, arriba de la cafetería donde trabaja en un piso que a partir de ahora, llamaría hogar.