Anamar
"La siguiente historia se presenta sin editar, tal como aparece en la plataforma original. Por lo tanto, es posible que contenga errores ortográficos y de redacción. Sin embargo, al ser publicada en formato físico, será sometida a una exhaustiva edición, pudiendo incluso experimentar modificaciones en los capítulos. Se recomienda tener en cuenta este aspecto al leer la obra."
Tristán
“Como dados en manos del azar, me encontraba en el sitio preciso para jugar mis cartas y tejer mi destino. Sin embargo, era ajeno a ello, como sucede con la llegada de este, que se presenta sin avisar, imponiendo su voluntad, como una melodía impredecible, en una melodía inesperada”.
Las Vegas, la ciudad del pecado. El lugar indicado para hacer una tontería y si puedo ser honesto, en el único lugar en el que no debería estar. Sin embargo, la irresistible llamada de la diversión me atrapó, cuando mi amigo, Iñaki, decidió que este sería el sitio para festejar su despedida de soltero y yo, simplemente no pude negarme; jamás me he negado a una fiesta.
Después de reservar las mejores habitaciones en uno de los hoteles más prestigiosos y famosos de Las Vegas, de planificar decenas de actividades para cada uno de los días que pasaríamos ahí y de sacar un fajo de billetes para lo que se pudiese ofrecer, tomamos un avión privado y viajamos de Ibiza, otra ciudad de diversión, a Nevada.
Desde que llegamos, las luces parpadeantes nos invitaron a dejarnos llevar, sabiendo que aquí nadie nos conocía, y que todo lo que hiciéramos formaría parte de una experiencia. ¿A caso el eslogan de la ciudad no es: lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas? Yo lo seguiría al pie de la letra, o al menos eso pretendía.
Frente al espejo me observo detenidamente, mientras me aplico con elegancia unas gotas de colonia que se esparcen por el aire antes de posarse en mi piel. Mi reflejo revela a un hombre gallardo y de porte, alto de estatura, de melena castaña rizada que enmarca mi rostro y una barba cuidadosamente arreglada que resalta mi mandíbula arreglada. Cada rasgo parece esculpido con precisión, contribuyendo a la imagen que quiero mostrar: guapo, fino y seguro.
Mi cuerpo, atlético y marcado, sin llegar a la exageración muscular, denota dedicación y cuidado personal. La camisa se ajusta a los contornos de mi figura, resaltando mis hombros anchos y mi estatura imponente. No soy solo Tristán Ruiz de Con, el hijo problemático, en este momento; soy la representación de un español inmerso en el encanto de Las Vegas, listo para disfrutar de una noche que promete escapar de las etiquetas y las preocupaciones familiares.
Mientras me sumerjo en el aroma de la colonia, puedo sentir la anticipación vibrando en el aire. Hoy, no solo me aventuro en la ciudad del pecado, sino que me transformo en un protagonista más de este escenario efervescente, dejando atrás el peso de las expectativas y abrazando la libertad de ser simplemente yo, un hombre español con un magnetismo que se despierta en Las Vegas.
⏤Te ves increíble, Tristán ⏤hablo conmigo mismo, mientras me arreglo en cuello de la camisa.
Me guiño un ojo, una tradición que hago cada vez que estoy a punto de salir de fiesta, según yo me trae suerte. Después, alcanzo con la mano el vaso lleno de güisqui, el tercero hasta ahora, y lleno de antipación le doy un sorbo.
Me veo y me siento bien. Por alguna razón, tengo el presentimiento de que esta será una gran noche, una que no podré olvidar nunca.
⏤¿Estás listo, Tristán? ⏤Escucho la voz de uno de mis amigos.
⏤Más que listo ⏤contesto, para luego dar otro sorbo a mi bebida, dejando el vaso vacío por completo. La mirada de mi amigo me comunica que no le ha gustado la última acción que he hecho, pero, en realidad, no me importa, o eso quiero pensar.
Así, tomo mi cartera, cuento las tarjetas y el dinero que traigo en ella y la guardo en el fino saco que me compré exclusivamente para esta ocasión. Doy un último vistazo a mi conjunto, arreglo algunos detalles y, después, sonrío.
⏤¿Nos vamos? ⏤le pregunto a David Canarias, uno de mis mejores amigos en todo el mundo.
Él suspira. Después, me invita con la mano a que salga de la habitación y él me sigue. David, siempre irradia un atractivo innegable, y esa es una de las razones por las que se ha casado dos veces. Su presencia es un testimonio visual del buen gusto y estilo impecable.
Su rostro, esculpido con proporciones armoniosas, exhibe una barba perfectamente recortada que añade un toque de sofisticación. Sus ojos, de mirada penetrante y segura, revelan una confianza que se proyecta en cada interacción. La sonrisa de David, magnética y llena de carisma, ilumina su rostro, sugiriendo un encanto natural que no pasa desapercibido.
Él siempre está vestido a la moda, con prendas que resaltan su figura atlética y acentúan su elegancia natural. Parece que cuando camina, las aceras y las calles son una pasarela, donde muestra la ropa que cuidadosamente ha sido seleccionada para la ocasión.
Este hombre guapo y seguro de sí mismo emana un aura de empresario exitoso, capaz de abordar cualquier desafío con elegancia y resolución. Su presencia no solo atrae la atención, sino que también otorga una impresión constante, como un hombre que ha dominado el arte de destacar en cualquier situación, y esa es una de las razones por las que me gusta caminar a su lado. Me hace sentir, en cierta medida, importante o al menos, que formo parte de algo que aún no he podido lograr.
⏤¿Te controlarás esta noche, cierto? ⏤me pregunta.
⏤No sabía que mi padre había venido conmigo ⏤contesto, en tono de burla.
Él me toma del brazo, impidiendo que salga de la habitación sin antes darme la lección del día.
⏤Tristán, es en serio.
⏤Lo sé, pero, si ya me conoces… ⏤respondo, como si fuese obvio todo lo que podría suceder.
David ya no me dice nada, simplemente me deja abrir la puerta y que yo continúe con mi camino. Sin embargo, no doy ni siquiera dos pasos, cuando Iñaki, sale de su a habitación y me regala una sonrisa de complicidad.
⏤¿Listo, hermano? ⏤pregunta, para luego darle un sorbo a una botella abierta de champán.
⏤Sabes que nací listo. ⏤Le aseguro, y, al parecer, mi repuesta no es del agrado de David.
⏤Quiero que observes y aprendas lo que es una despedida de soltero, ¿eh?, porque pronto te tocará a ti. Tu misión es que me superes en todos los sentidos. ⏤Me comisiona. Confieso que me desagrada bastante la idea, porque me siento ahora comprometido.
Al parecer, el tener una novia por más de diez años les hace pensar a todos que llegaré al altar cuando, en realidad, no tengo ningún interés de hacerlo; hay muchas circunstancias que me dicen que no lo haga, la primera: no siento que ella sea la indicada.
⏤¿Por qué todos dan por hecho de que pronto me casaré con Bego? ⏤pregunto, tratado de quitarme la responsabilidad de encima.
⎯Porque es el destino, amigo ⎯responde Iñaki, con naturalidad⎯, ella lo sabe y lo desea. Hace tiempo le comentaba a tu madre, sobre el vestido de novia y dónde lo compraría para la gran ocasión; así que ya no hay marcha atrás.
Me río, la verdad preferiría cortarme la mano antes de casarme con Begonia, pero, Iñaki tiene razón, el destino no falla y cuando se te ha impuesto desde pequeño, sabes que se necesita un milagro para que cambie. Así que no me queda más que reír en defensa de un destino cruel.
Para ser sincero, no me gusta hablar de ello, así que de inmediato trato de cambiar la conversación.
⎯¿Qué les parece si mejor disfrutamos la noche y nos olvidamos del tema?, que no venimos desde España para acongojarnos. ⎯ Y diciendo esto, abrazo a mi amigo David que, como siempre, se ha reservado sus opiniones.
Iñaki vuelve a brindar conmigo y así, felices, caminamos por el pasillo para tomar el elevador y bajar hacia el recibidor del hotel donde nos espera una limusina que nos llevará a donde se nos pegue la gana.
El festejado se adelanta, porque en la limusina ya están el resto de los invitados. Yo me quedo un poco rezagado con David. Al parecer, él tampoco tiene muchas ganas de festejar y, lo entiendo, no la ha pasado bien últimamente, pero al menos no tendrá pronto que entregar su vida a una relación sin amor.
⎯ ¿Estás bien? ⎯ me pregunta, al ver que mi rostro ha cambiado.
⎯ Claro que lo estoy ⎯ respondo animado, mientras le doy unas palmadas sobre la espalda ⎯, siempre estoy bien.
Aunque eso no sea cierto, pienso.
⎯ ¡Venga, Tristán! ⎯ grita Iñaki desde la puerta de la limusina ⎯, disfrutemos de este día, porque después será ¡la morte! ⎯ grita en francés para, posteriormente, subir.
La muerte, comparado con lo que pasaré, no se me hace mala idea, pienso mientras tomo otro sorbo de mi bebida. Después, subo al auto y ese güisqui se convierte en tequila, después a champaña y finalmente a no acordarme de nada, ni siquiera de cómo me llamo.
4 Responses
Tristan estas listo para cometer la mejor locura de tu vida en Las Vegas 🤭🤭
Hay Tristán, esta noche marcará un destino diferente 🥰 no te imaginas todo lo maravilloso que viene
Que emoción, la comienzo a leer nuevamente, no la pude terminar de leer en la otra plataforma 😔 Martha
Volver a leer este capítulo y pensar mal de David, estos amigos que marcaron un legado